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Jimin sonrió al ver al alfa traer unas golosinas para ver las estrellas del mar, ambos habían quedado de dormir en la playa hasta el amanecer. Yoongi se sentó al lado de Jimin y lo atrajo a él para darle un corto beso, el omega le siguió el beso y luego se ocultó en el cuello de su alfa, el pálido sonrió y le dio un beso en la mejilla.

—¿De qué hablaste con mi madre? —le pregunto.

—De la boda. —respondió. —y sobre mi marca.

—¿Le dijiste? —hablo.

—Sí. —le dijo.

—¿Por qué? —preguntó.

—Ella ya lo sospechaba. —respondió. —además, es su madre, no puedo mentirle.

—Jimin. —lo alejo un poco. —¿Qué me ocultas?

Jimin lo vio a los ojos y luego miro a las estrellas mientras lentamente le iba contando lo del acuerdo que tenía con su madre, el pollito amaba mucho al alfa y sabía que tarde o temprano podía enterarse y prefería decírselo él a qué alguien más lo hiciera. Yoongi escuchó todo atentamente y luego se levantó para dejar solo al omega, Jimin bajó el rostro y acarició el anillo mientras abrazaba sus piernas. Yoongi entró a la habitación mientras daba vueltas y pensaba en todo lo que el omega le había dicho, él tenía un acuerdo con su madre, por eso estaba con él, esté, se dirigió a la puerta que daba al mar y observó al omega el cual había prendido la fogata. Él caminó hacia el omega por órdenes de su animal interior, él cuál le decía que confiará firmemente en el pollito, Jimin al sentir la presencia del alfa no lo quiso ver.

—Entenderé si ya no se quiere casar conmigo. —miro como su malvavisco se quemaba. —te mentí.

—¿Me amas de verdad? —le preguntó.

—Mis sentimientos son reales. —respondió. —si no te lo dije fue porque tu madre dice que tú eres muy impulsivo y violento.

—Entonces no hay motivo para cancelar la boda. —se sentó al lado del omega.

—No lo hagas por obligación. —negó Jimin. —no sería lo correcto.

—¿Sigues dudando de mis sentimientos pollito? —le preguntó.

Jimin lo vio y bajó el rostro, Yoongi lo atrajo a él para abrazarlo y darle un beso en la frente, no podía enojarse con su madre y mucho menos con su omega, después de todo su madre tenía razón, él era muy impulsivo debido a la sangre de cascabel que poseía y se dejaba llevar por la ira y el enojo.

—¿Me perdona alfa? —susurro Jimin.

—Lo haré si me prometes que no me ocultaras nada. —levantó su meñique.

—Lo prometo alfa. —sonrió Jimin.

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