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Jimin miraba qué ropa se debía de poner para la cena que tendría con el padre de Yoongi, su alfa tomaba una refrescante ducha mientras que él elegía que ponerse, al salir Jimin se sonrojó al ver el pecho descubierto de su alfa.

—¿Ya sabes cómo ir? —le preguntó el alfa.

—Aún no. —suspiró. —esto es más difícil de lo que pensé.

—No te sientas frustrado bebé. —le dio un beso en la frente.

—No haga eso. —lo vio a los ojos.

—¿Hacer qué? —pregunto curioso.

—Estar semidesnudo frente a mí. —se sonrojó. —me da vergüenza.

—¿Te pongo nervioso? —lo tomó de la cintura.

Jimin se sonrojó un poco más dejando salir su aroma un poco más fuerte, el alfa cerró los ojos y olió el lugar dirigiendo su nariz al cuello del omega, este estaba desprendiendo su aroma, lo que daba a entender que estaba entrando en celo. El alfa miró a los ojos a su omega, no haría nada que su omega no quisiera, Jimin sentía como sus piernas temblaban y algo deslizarse por sus piernas, estaba muy avergonzado, estaba lubricando mucho, pero su alfa no hacía nada.

—Yoon...gi. —tartamudeo.

—Jimin. —tragó saliva. —¿Quieres un supresor? —le preguntó.

—Yo. —llevó sus manos al pecho de su alfa. —pasemos el celo juntos.

Yoongi lo apegó a su cuerpo y se besaron uniendo sus lenguas en el beso, Yoongi comenzó a soltar la bata que tenía Jimin para comenzar a besarle su pecho dejando marcas y acariciando su piel, Jimin cerró los ojos al sentir la lengua del alfa en su cuello, un suave sonido llego a sus oídos haciendo que abriera los ojos, podía escuchar a la serpiente de Yoongi sonar su cascabel. Era una señal de cortejo, cada acto que Yoongi hacía era una señal de cortejo de la serpiente, la serpiente cascabel estaba invitándole a aparearse con ese suave cántico.

—Te amo mi lindo pollito. —mientras lo acostaba en la cama.

—Yo también te amo alfa. —susurró Jimin.

Yoongi se acomodó en las piernas de Jimin y las comenzó a acariciar de manera lenta con sus dedos y comenzó a besarle su pecho hasta llegar a su vientre donde le dio un suave beso y siguió su camino hacia el pene de su omega donde se lo llevó a la boca, Jimin llevó su mano a su boca para callar esos gemidos que su boca quería soltar, se sentía avergonzado de lo que estaba sucediendo. El alfa sonrió al ver como su omega estaba tan sensible, además el aroma a orquídea roja que desprendía lo estaba drogando a tal punto de que estaba más que listo para iniciar con la ceremonia de apareamiento de las serpientes.

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