Capítulo 10

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

El mes de octubre había pasado tranquilo. Habíais tenido varios exámenes parciales de los primeros temas. Habías sacado tres dieces y dos nueves. Estabas muy orgullosa y todos los profesores te habían felicitado. Chopper también había sacado muy buenas notas, pero no se podía decir lo mismo que el resto de los compañeros. Los viernes, Law seguía comiendo con Chopper y contigo. Al parecer se había convertido en una costumbre. Además, había ido a ver varias veces a Onigiri. Cada vez teníais más confianza. Aún no te había contado nada de su pasado, pero no querías presionarle. Además, tampoco tenía que contarte nada, erais una alumna y un profesor unidos por un perro en común.

—Así que mañana os vais de excursión... —comentó Nami, mientras pelaba una de sus mandarinas que llevaba para almorzar—. Dormirás en el mismo hotel que Law... ¡Qué suerte! ¿Llevarás un pijama sexy?

—¿Qué? ¡No! No tengo pijamas así. Además ya hace un poco más de frío —dijiste, algo nerviosa. Nami y Robin se rieron de ti.

—Ya verás a tus compañeras. Les dará igual morirse de hipotermia —comentó Nami, guiñándote un ojo.

—Me espero cualquier cosa de ellas —dijiste, poniendo los ojos en blanco.

Habían pasado las tres clases de después del descanso y os tocaba taller con Law. Llegasteis a la sala de prácticas y, al parecer, tenía algo que deciros antes de empezar la clase. Todos escuchasteis atentamente.

—Ya que el hotel al que íbamos estará cerrado y tenemos que ir a un hostal... Los directores han decidido compensaros con dos días y una noche en la isla Kyuka —les anunció, tan serio como siempre.

Todos aplaudieron emocionados. Excepto Chopper y tú, ya que os daba igual ir a un hotel que aun hostal. No entendíais la recompensa. Al acabar la clase, mientras todos recogían e iban saliendo, te acercaste a la mesa de Law.

—Profesor Law... Yo no quiero ir a la isla Kyuka —dijiste.

—Tranquila, los profesores estaremos aquí y prepararemos actividades para los que se queden —te explicó él.

—Ah, bien, porque yo tampoco quiero ir —dijo Chopper, acercándose también a la mesa.

—Está bien. Avisaré al resto de profesores para que lo tengan en cuenta —comentó Law, mientras acababa de recoger sus libros—. Ahora id a casa y preparad todo lo necesario para la excursión. No os olvidéis nada.

—¡Sí! Hasta mañana, profesor —os despedisteis los dos a la vez.

(Narra Law...)

Ese día me quedé en la universidad a comer. Ya que el viernes vendríamos tarde de la excursión, quería corregir las prácticas que habían hecho hoy los alumnos. Me acerqué a la cafetería, por si no había mucha gente. Casi todas las mesas estaban vacías, así que me senté en una de ellas. Unos cinco minutos después alguien se sentó a mi lado.

—Hola, Law. ¿Te importa si me siento contigo? —preguntó una voz femenina. Era Nico Robin, una de las profesoras de arqueología. Era amiga de (TN), Chopper y otros alumnos.

—No. Puedes sentarte —contesté. No me apetecía mucho hablar, pero Robin era una de las compañeras que no me caía mal.

—Te he visto hablar mucho con (TN) y Chopper —me comentó, sonriendo—. ¿No te gustaría salir con nosotros alguna vez?

—Bueno, ya sabes que trabajo los fines de semana... Pero algún día que tenga libre me lo pensaré —contesté. Si eran amigos de (TN) y Chopper debían ser buena gente. Pero una cosa era hablar con ellos dos y otra salir con tanta gente. No me apetecía mucho.

—Bien, ya sabes que estás invitado a venir cuando quieras. No creo que al resto le importe —añadió ella.

Sobre las cinco, por fin acabé de corregir todas las prácticas. (TN) y Chopper habían vuelto a sacar un diez. Lo demás eran notas bastante justas o suspensos. ¿Es que no atendían a las explicaciones? Salí del despachó y fui hasta el coche. Pensé en mandarle un mensaje a (TN) para ver si podía pasar a visitar otra vez a Onigiri. Bueno, y a ella. ¿Por qué negarlo? Disfrutaba estando a solas con ella. Acabé mandándole el mensaje y me dijo que si podía pasarme.

(Narrador externo...)

¡Law iba a ir a tu casa! ¿Por qué te emocionabas tanto? Había estado yendo ya varios días. Onigiri te miraba moviendo el rabo. Parecía contento. Unos minutos después escuchaste el timbre. Fuiste corriendo hacia la puerta, mientras el perrito te seguía por detrás. Suspiraste.

—Buenas tardes —saludaste, mientras abrías la puerta. Viste que Law te miró de arriba abajo. ¡Oh! Solo llevabas una camiseta ancha y larga que te tapaba justo por debajo del culo. Por suerte, Onigiri llamó su atención al lanzarse sobre sus piernas- ¡Pasa al salón! Ahora salgo.

—Está bien —murmuró. ¿Te estaba mirando las piernas? ¡Ah! Daba igual. Tenías que ponerte un pantalón cuanto antes. Maldición. Seguro que te habías sonrojado.

Cuando saliste de tu habitación, después de ponerte los pantalones largos de pijama, viste que Law estaba sentado en el sofá. Tenía a Onigiri en su regazo y estaba jugando con él. Se te escapó una sonrisa al verlos.

—Oye, ya que es la hora de merendar... ¿Te apetece que hagamos unas mitsumame? —preguntó, mientras alzaba la vista para mirarte. No podías decir que no a la comida.

—¡Sí! Creo que tengo de todo. —explicaste, encogiéndote de hombros. No te quedaba mucho agar-agar, pero si el suficiente. Gelatina y fruta. Delicioso.

—Está bien —dijo, mientras se levantaba, dejando a Onigiri en el suelo.

Te acercaste hasta la cocina y empezaste a buscar los ingredientes. Cuando te giraste para dejar la caja de gelatina en la encimera viste que Law estaba a punto de quitarse la sudadera. Cuando lo hizo, la camiseta de manga corta que llevaba debajo también se le subió, dejando ver sus marcados abdominales y parte de su tatuaje. Notaste que todo tu cuerpo empezaba arder.

—¿Pasa algo? —preguntó, sacándote de tu trance. Le miraste y viste que sonreía de lado. Tardaste unos segundos en reaccionar.

—No, nada —murmuraste, mientras te acercabas para dejar la caja a su lado, pero se te cayó cerca de sus pies. Te agachaste, demasiado cerca de él—. Estoy un poco torpe.

—Tranquila —dijo él, mientras cogía la harina de tus manos. Sentiste un escalofrío cuando sus dedos rozaron los tuyos.

—¡Voy un momento al baño! Ahora vengo —dijiste. Te diste cuenta de que tu voz había sonado bastante nerviosa. ¿Pero qué te pasaba? Necesitabas mojarte la cara. Notabas que estabas ardiendo. Nunca te habías sentido así.

(Narra Law...)

¿Por qué se había puesto tan nerviosa de repente? No lo entendía, pero realmente me había excitado verla así. Cuando se ha agachado tan cerca de mí y cuando ha temblado al rozar su mano... Mierda. Sí. Estaba claro. Sentía atracción por ella. ¿Qué debía hacer? Nunca me había sentido así por una chica. Bueno, me había acostado con chicas muy guapas, pero... Fue todo muy frío y por obligación. "Si perteneces a la familia Donquixote debes ser un hombre... También tenemos a chicas para ti. Las mejores chicas". Las palabras de Doflamingo resonaban en mi cabeza. (TN) no solo era guapa, sino que estaba muy a gusto con ella.

Me puse a hojear el calendario que había en la nevera para distraerme. Debía de dejar de pensar en eso por ahora. Tenía que reflexionar sobre el tema. Hacía tiempo que no tenía una buena relación con alguien y no iba a estropearlo empotrándola contra la pared. Tampoco sabía si yo le gustaba. No había señales. ¿Qué? ¿Su cumpleaños era el 25 de diciembre? ¿Todavía no tenía 18 años? Ahora mismo me sentía un auténtico pervertido.

—Vale. Ya podemos continuar —dijo, mientras abría de golpe la puerta de su habitación. Agachó la cabeza y se recogió el pelo en una coleta alta. ¿Por qué era tan preciosa? Por favor, tenía que dejar de mirarla tan fijamente.

—(TN)-ya... Me ha surgido un problema y debo irme —dije. Me di cuenta de que se ponía un poco triste, pero necesitaba irme de allí. Necesitaba estar solo y pensar.

—Ah, tranquilo. Espero que no sea grave. Ya si eso otro día que vengas... Merendamos —dijo ella, sonriendo levemente. ¿Podía dejar de ser tan perfecta?

—Sí, claro. Queda pendiente hacer la merienda —dije. No tenía intención de dejar de hablar con ella ni de dejar de visitarla. Ni a ella y ni a Onigiri. Solo quería relajarme. Ahora mismo, cuando le miraba, solo me venía un pensamiento a la cabeza. Me acompañó hasta la puerta.

—Bueno, nos vemos mañana. Voy a prepararme las cosas —dijo, despidiéndose.

—Sí. No te olvides nada. Hasta mañana —me despedí yo, antes de empezar a andar.

Increíble. Estaba empezando a sentir algo por una cría y no una cría cualquiera, sino una de mis alumnas. Menos mal que estábamos en la universidad, si no me habría entregado a la policía yo mismo. Esperaría a que cumpliera los 18 y si seguía sintiendo esta atracción o lo que fuera, hablaría con ella del tema. Mientras solo debía controlarme. Hace un rato me había pillado por sorpresa, pero ahora que ya había reflexionado... No sería tan difícil controlarse, ¿no?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro