Cuarto mes

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Ya habían pasado cuatro meses desde que se enteraron que iban a ser padres, aunque no lo admitiera, Bruce había engordado. Ya que gracias a sus antojos, comía mucho y no hacía ejercicio, así que su dieta no era muy balanceada. Sus músculos abdominales iban desapareciendo poco a poco, debido a que su vientre iba creciendo, y también por la comida.

Y cómo dijo el doctor, las náuseas bajaron pero ahora los antojos reinaban, y ni que se mencione los cambios de humor. Y al ser aún más fuertes que el de una mujer no ayudaba mucho.

Se podía encontrar a Bruce comiendo a toda hora; donas, pastel, mayonesa, chocolate, bebidas, de todo. Y muchas veces combinaciones muy raras, y algunas veces un poco asquerosas para los demás, pero para Bruce, todo un manjar.

Clark lo consentía a más no poder, le daria y haría todo lo que el quisiera, no importaba si era fuera del país o del continente, el se lo traería sin dudar. Cada vez sus antojos eran más y más extravagantes, haciendo que Clark tuviese que dejar algunas veces su trabajo para ir a otro continente para la merienda de su esposo.

-Quiero pelmeni- dijo Bruce en su oficina. Tomó su celular y marcó el número de su esposo.

-¿Amor? ¿Que sucede?- preguntó una reconocida voz a través de la línea.

-Se me antoja pelmeni- hablo rogante.

-¿Pelmeni? ¿Que es eso? ¿Y donde lo consigo?

-Son unos enrollados con huevo y no se que otra cosa, pero quiero eso- hablo firme -Oh, y es comida rusa.

-¿Tengo que ir hasta Rusia?- preguntó cansado -Pero amor...¿no sabrás donde lo venden en el país?

-¿No quieres traérmelo? O ¿es que no tienes tiempo para mi?- interrogo -Entiendo. Sabes que, no tienes porque traerme nada, yo veré cómo le hago sin ti, así que vete a la mier...

-¡No quise decir eso!- interrumpió -Ahora mismo iré a Rusia y conseguiré pelmeni para ti ¿si, amor?

-Si insistes. Gracias, cariño- agradeció y colgó -Comeré pelmeni, juju~

Clark dejo su teléfono y se recostó en su escritorio. "¿Que será pelmeni?" Se preguntó a si mismo, "¿donde habrá?". Se levantó de su asiento y fue hacia donde su jefe para el permiso de salir de su trabajo. Al tener su permiso, milagrosamente, fue a su antiguo departamento. Aún lo conservaban. Y de ahí salió volando en dirección a Rusia.

-Pelmeni, pelmeni, pelmeni- repetía cantadito -Pelmeni para mi amor.

Voló como un rayo. Al llegar a la fronteras del país, fue más alto. Busco y busco, y le fue aún más difícil al no saber el idioma, pero al lo encontró. Al tener ya el platillo, se fue de la misma forma en que llegó.
Al estar cerca de la empresa Wayne, bajo la velocidad. Por la búsqueda del platillo había tardado más de lo planeado y probablemente Bruce estaría de mal humor. Se preparó física y psicológicamente y se acercó al gran ventanal que poseía la oficina de Wayne. Toco tres veces. Y ahí apareció Bruce con una sonrisa al ver lo que traía su esposo en manos.

-Aquí está, amor- aviso al momento que la ventana fue abierta.

-Gracias, cielo- tomó la comida -¿Tienes que volver a trabajar?

-Si. Solo pedí algunas horas de descanso, así que me tengo que ir- explicó -Pero más importante, ¿cómo está nuestro bichito?

-¿Bichito?- preguntó ante el apodo.

-Cuando lo dices suena raro...- dijo pensativo -¡Que tal galletita!

-Ya que...¿y porque el apodo?

-Pues he oído a muchos padres ponerles apodos a sus bebés al no saber el sexo, y pues llamarlo solo bebé es un poco aburrido.

-Ah. Pues nuestra "galletita" está bien- le siguió el juego, pues sabía que este no duraría más de un día -Y ahora por tu culpa, se me
antojan galletas.

-Me alegra saberlo- dijo con una sonrisa, aún levitando en el aire -Me tengo que ir. Los amo- se despidió con un beso y se fue.

-¿Y mis galletas...? Y.... se fue- murmuró viendo cómo su esposo se escapaba de esta -Por su culpa quiero una galleta.

Después del trabajo, Bruce, al no tener nada pendiente regreso a su hogar. Al llegar fue recibido por su mayordomo y por su marido. Siempre comiendo a montones en la cena.
Al llegar la noche, la pareja se fue a dormir un poco temprano como de costumbre. Bruce tenía que descansar bien ya que trabajaba todos los días y el estrés no era bueno para el.

Ya eran pasadas las 12:00 de la noche. Bruce se levantó al sentir su estómago vacío, con sumo cuidado salió de la cama y bajo hacia la cocina en busca de comida. Para su desgracia, no había nada de lo que se le antojaba. No quería despertar a su esposo, sabía que estaba cansado, en especial por lo de hoy. Así que el mismo buscaría su comida.
Se puso su abrigo y tomó las llaves del auto, no era muy razonable andar caminando a esas horas de la noche por esa ciudad. En especial porque estaba embarazado.

Fue hacia uno de sus coches más silenciosos y lo encendió. Salió por uno de los pasadizos de la mansión para no ser descubierto y fue hacia el centro de la ciudad en busca de comida para satisfacer sus antojos. Busco algún lugar de 24 hrs, no importaba si era comida rápida o algún comedor, tenía hambre.

Clark se removió en la cama, busco el cuerpo de su esposo con su brazo, sintiendo solo el vacío en ese lado. Frunció el ceño y abrió un ojo sin ganas, al no ver nada ahí se sentó en la
cama, frotó sus ojos con ambas manos y bostezó.

-¿Bruce?- preguntó buscándolo en la habitación -¿Estará en la cocina?- se preguntó. Bajo a buscarlo y tampoco lo encontró -¿Donde estas?

Bruce iba manejando su auto, en busca en algún restaurante. Paro su auto frenéticamente al divisar un restaure ante bien iluminado, con el nombre en grande; "Denny's".

-¡Si!- celebró Bruce -Vamos a Denny's, cariño- le hablo a su hijo.

Miro a ambos lado y cruzo la calle. Estacionó el auto y entró al establecimiento. Habían pocas personas por ser altas horas de la noche, así que lo atenderían rápido. Al sentarse llego un mesero a atenderlo, pidió algunas cosas para comer ahí y se puso a leer un libro que había traído con el despreocupadamente.

-¡¿Amor?!- preguntó de nuevo el kriptoniano. Ya lo había buscado por toda la mansión y el patio. Por la batí-cueva y a las afuera de esta. Revisó sus trajes y los utensilios, todo estaba ahí. Fue a pasos rápidos hacia la habitación de Alfred, toco con desesperacion la puerta -¡Alfred! ¿Estás despierto?- preguntaba sin parar de tocar.

Segundos después la puerta fue abierta lentamente, dejando ver a un mayor de edad con bata y un poco despeinado.-Ahora si- dijo con voz ronca -¿Que sucede, señor?

-¿Sabes donde está Bruce?- preguntó preocupado -Ya son más de las 12 y no lo encuentro en la casa.

-¿No está en la cocina?- preguntó extrañado -De seguro despertó con hambre.

-Ya lo busqué por todos lados y no lo encuentro. No se donde está, Alfred- hablo preocupado, caminando en círculos.

-¿Intento buscarlo con su visión?- preguntó de la misma forma.

-Aún no- paro de dar vueltas -Eso haré.

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-Aquí está su comida- entregó el hombre los platos con cuidado -Que lo disfrute- le guiño el ojo y se fue.

-Al fin- dijo saboreando la comida, sin darse cuenta de la reciente insinuación del mesero hacia el.

Comenzó a comer con gusto, sin prisa. En el restaurante llegaban pocas personas, la mayoría con pijama y batas, así que como andaba vestido era completamente normal.








-¡No lo encuentro!- gritó alterado el kriptoniano -Voy a llamarlo- saco su móvil y marcó el numero de su esposo.

Clark pudo oír el celular de Bruce a lo lejos, esperanzado, uso su velocidad para llegar a el, pensando que ahí se encontraría a Bruce. Pero vaya decepción, el despacho estaba totalmente solo, lo único que hacía ruido era la vibración del teléfono de Bruce sobre el escritorio.

-Nooo- se quejo -¡¡No puede ser!!- estampó un golpe a la pared,dejando un agujero en ella.

Mientras tanto...

-¿Bruce?- una voz detrás de él se escuchó, dio la vuelta aún con la boca llena para saber de quien se trataba.

-¿Arshur? (Arthur)- preguntó con la boca llena.

-¿Donde quedaron tus modales, amigo?- bromeó el atlanteano -¿Que haces aquí?

-Comida.

-Aah, antojos ¿eh?- adivino.

-Si. ¿Y tu qué haces aquí? En Gótica.

-Estaba en la Atalaya y cuando quise transportarme vine a dar en tu ciudad. Y aproveche a comer- se sentó frente a Bruce -¿Invitas?

-Como quieras- acepto.

Volvieron a llamar al mesero para que atendiera a Arthur y pudiera pedir su comida. Por lo menos Bruce tendría compania, no la mejor de todas pero algo es algo.
Y así paso el tiempo, comiendo y charlando. Riendo algunas veces de las estupideces de Arthur, era una buena madrugada.

-¡¡YA PASARON DOS HORAS, ALFRED!!- gritó alterado el héroe. Pues estaban tratando de localizar al murciélago, pero nada.

-Tiene que calmarse, señor- trataba de tranquilizarlo. Había estado así desde que Bruce no estaba en la casa. Era comprensible, pues eran más de las 2 de la mañana y su esposo embarazado no estaba en la casa y no
tenían ni la menor idea de donde podría estar.

Bruce está tan distraído que no se dio cuenta que tenía tanto tiempo ahí. Al querer saber que hora era busco su celular en sus bolsillos, sin encontrarlo.

-Hey Arthur- lo llamó.

-¿Que?

-¿Que hora es?

-Déjame ver...- saco su celular -Son las 4 de la mañana.

-Ah, las cuatro...¡¿las cuatro?!- recapacitó.

-Si.

-Mierda... Ojalá Clark no se haya despertado- murmuró sacando su billetera.

-¿No le dijiste que saliste?

-No.

-Y yo soy el imbécil- rió.

-Cállate- se enojó -Toma- le paso unos cuantos dólares para pagar la comida -Me tengo que ir.

-Me diste más de la cuenta- lo detuvo Arthur.

-No importa. Quédatelo, tú lo necesitas- le dio una sonrisa burlona y se fue -Pero primero al baño- regreso para dirigirse a los sanitarios.

-Buena esa...- dijo cuando quedó solo revisando el dinero.

Bruce se apresuró a conducir hacia su hogar, rogaba por que su esposo estuviera dormido y no haya notado su ausencia. Al estar cerca de la mansión pudo ver luces encendidas dentro, sabía que se habían despertado.

-Maldición...- murmuró Bruce apretando el volante -La que me espera...

-¿Ahora hablas solo?- hablo Arthur desde el asiento trasero.

-¿Que diablos haces ahí atrás?- ni se inmutó.

-Y yo que me esforcé para que te asustaras- renegó Arthur pasándose al asiento del copiloto.

-Mejor cállate si no quieres que te saque.

Decidió entrar por el portón principal, de que servía irse por otro lado ahora, si ya se dieron cuenta que no estaba en la casa descansando.

-Señor- llamó Pennyworth.

Clark, que estaba en el sillón con los codos, haciendo presión en las piernas y su cabeza siendo sostenida por sus manos, no subió la vista -¿Que pasa?- preguntó con un hilo de voz.

-Viene un auto- aviso.

-¿QUE?- exclamó. Se puso de pie inmediatamente y fue a ver. Pudo ver cómo se estacionaba y de él salía a quien tanto estaban esperando -¡BRUCE!- llamó alegre. Corrió hacia la puerta para recibir a su esposo. Al salir corrió rápidamente y le dio un fuerte abrazo -¡Mi amor!

-¡C-Clark!- lo llamó sorprendido -¿Q-Que haces despierto?

-Eso no importa. ¿Donde estabas? ¿Estás bien? ¿Donde fuiste? ¿Por que te fuiste?- preguntaba preocupado, revisando el cuerpo de su amado para verificar si no tenía nada.

-Estoy bien. Solo sali a comer- respondió cortante.

-Me hubieras dicho para ir contigo o mejor traerte la comida. Pero por favor, no vuelvas a hacerme esto, no sabes el susto que me has dado- lo abrazo de nuevo -¿Porque tardaste tanto? ¿Estabas con alguien...?

-Conmigo- completo Arthur, acercándose a la pareja.

-¿Eh?- lo miro confundido -¿Arthur? ¿Que haces aquí?

-Un error con la teletransportación- explicó con simpleza.

-¿Y porque estas con Bruce a estas horas?- volvió a preguntar -No me digas que...- quedó pensativo un momento -¡TU, MALDITO!

-¡WOW!- lo paro de inmediato -Alto vaquero. ¿Que ideas locas te estas haciendo en tu cabeza?

-Cálmate, cariño- interrumpió Bruce -Lo encontré deambulando.

-En primera, no estaba deambulando. Y en segunda, ¡yo te encontré a ti!- lo contradijo.

-Siento que al fin respiro- el menor abrazo al millonario de nuevo. Ignorando al "invitado".

-Te preocupaste demás. Puedo cuidarme solo.

-Lo se. Pero estás esperando a nuestro hijo, podría ser peligroso si alguien te lastimara- se excusó.

-¿Desde cuando eres tan maduro? - preguntó divertido, acercando sus rostros con lujuria.

-¿Te gusta que sea así?- preguntó de la misma manera.

-Me enciende- respondió, mordiéndose el labio inferior.

-Ahem- interrumpieron -Debemos entrar, señores- se les acercó el mayordomo -Esta haciendo mucho frío, y no le hace bien al amo Bruce estar afuera así.

-Tienes razón, hay que entrar- apoyó Clark tomando de la cadera a su esposo.

-¿Y me van a dar donde dormir o que?- preguntó Arthur al ver que se habían olvidado de él.

-Cierto... sigues aquí- dijo Bruce al acordarse de su amigo -Sería un problema si te dejamos aquí afuera, mejor entra- hablo Bruce con desdén.

-Gracias por tu hospitalidad, Bruce- dijo el rey del océano sarcástico, siguiendo a la pareja dentro de la mansión.










Continuará...

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Buenas, buenas.

Gracias a @jikarem por el apodo, pues me dio varias ideas y solo quería probar.

Por cierto, te quiero ;)

Voten y comenten porfa.

Pelmeni


Espero que les haya gustado y sha con esta...

Bye~

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