Noveno mes

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Al fin el noveno y último mes de embarazo. James les había advertido que tan solo estaban a dos semanas del nacimiento de los bebés.

Pero había surgido algo. Una importante misión para los integrantes de la liga de la justicia. Claro que Clark se había negado rotundamente a ir por el pronto nacimiento de sus hijos, pero fue convencido por su esposo; argumentado que tenía tiempo, además que estaría con Alfred.

Los héroes habían procurado apresurarse en esta ocasión, ya que además que el padre de los bebés iría, ellos también querían estar cuando los gemelos nacieran.

Han pasado dos semanas y faltaban cinco días  para el kriptoniano regresara. Bruce estaba más relajado, no se preocupaba por lo que podía pasar el día de parto. Alfred siempre le hacía algunas recetas para calmar su apetito y para que llevara una dieta balanceada.

—Señor— lo llamó Pennyworth.

—Dime— respondió, viendo su computadora.

—Temo que tendré que salir para solucionar una situación en una de sus inversiones— explicó —Me iré solo un par de horas, regresare a más tardar las 5:00 p.m. ¿Estará bien?— preguntó.

—Si, esta bien, lo dejo en tus manos, Alfred.

—No— suspiro —No me refiero a eso. Le preguntó si usted estará bien estando tantas horas solo.

El multimillonario resopló —Claro que estaré bien. Los bebés no nacerán hasta en dos semanas.

—Está bien. Cualquier cosa, no dude en llamarme inmediatamente— dio las últimas indicaciones —Me retiro, y tome mucha precaución. Hay comida hecha en el refrigerador y las golosinas, por sus antojos, están en la parte de abajo de la alacena. No se sobre-esfuerce, tiene suerte que el doctor no lo haya internado.

—Si, si— asintió tranquilo —Que te vaya bien.

—Volveré pronto— salió de la habitación para preparase e irse a su deber.

No pasó ni media hora, cuando Bruce ya tenía hambre. Dejo su trabajo de un lado y bajo a buscar que comer. Cuando ahí, sintió como su bebés se movieron un poco fuerte.

—Woow— se detuvo —Calmados, ya se que tienen hambre— acarició su vientre.

—¡Amor!— escuchó por la ventana.

—¿¡Clark?!— exclamó —¿Que rayos haces aquí? Te he dicho miles de veces que te concentres en la misión— pues, Clark a pesar de haberse ido a cumplir su deber, regresaba con su esposo cada que podía.

—Es que no quiero dejarte solo— hizo un leve puchero —Falta poco para el nacimiento de nuestros hijos.

—Ya lo se. ¿No deberías irte ya? Se supone que hoy irían al espacio.

—Es por eso que vine— lloriqueo —Me voy al espacio un corto tiempo y quería verte— entro y lo abrazo.

—Si, si— acarició su cabellera —Ahora ve.

Clark le dio un beso cariñoso a su esposo, se despidió de sus hijos y alzó vuelo, perdiéndose en el cielo.

Después de la inesperada visita de su esposo, sacó un par de dulces y postres. Se sentó en la en el comedor principal y se dispuso a comer. Mientras lo hacia, leía una novela, y el televisor estaba encendido pasando los noticieros, aunque no le estaba prestando atención.

¡Miren! ¡ES SUPERMAN!— escuchó un alboroto por la tele. Intrigado por haber escuchado el nombre heroico de su esposo, puso atención.

¡Así es! Estamos en el lugar de los hechos, donde se vieron por los cielos repetidamente a muchos de nuestros héroes, incluyendo a nada más ni nada menos que Superman. Transmitiendo en vivo desde Australia.

¿No que iban al espacio?— se preguntó Bruce comiendo.

¡WOW! Están ascendiendo. Tal parece que planean salir de la tierra. ¡Graba esto!— decía emocionada la reportera.

—Ah~— exclamó Bruce al acertar.

Llego la tarde. Bruce estaba jugando "Candy Crush" en su teléfono. Era una tarde tranquila. Alfred había llamado hace rato para avisar que llegaría más tarde de lo usual. También había hablado con su suegra, ya que está venía la mayoría de las veces, pero surgió algo que no pudo ir.

Al cansarse, subió a la habitación de sus bebés. Las paredes estaban pintadas de color azul claro, pegatinas de estrellas luminosas en las paredes y un gran closet blanco -una habitación-, que era el armario de los niños. También habían varios estantes siendo ocupados por diversos juguetes de calidad y edición. Un gran ventanal, con cortinas blancas y daba luz necesaria a la habitación. También había un gran estante, donde guardaban las pañaleras y arriba donde podían cambiar a sus hijos. Una gran cuna, de madera fina, adornada con lujosos detalles. Ahí dentro algunas almohadas y peluches de los héroes. Y ni hablar de el tamaño de la habitación. Junto con otras cosas que adornaban el lugar.

Bruce quedó pensativo —Siento que falta algo... — dijo para sí mismo —Cuando ustedes sean más grandes, prometo que cada uno tendrá su propia cuna— le hablo a sus hijos.

Después de ver la habitación para los bebés, estuvo hambriento de nuevo. Iba tranquilamente por los pasillos de su mansión, sobándose la espalda levemente ya que le dolía un poco.

Resoplo de cansancio, pues a pesar de ser un hombre fuerte, le dolía la espalda a más no poder. Pero, sintió una fuerte punzada que lo hizo gruñir, paro en saco al sentir tal dolor. Acaricio donde fue el dolor y supuso que los bebés solo se estaban moviendo.

Siguió normal su camino, reviso su celular el cual tenía un mensaje de su esposo.

—Amor, ahora me iré al espacio. Iremos a un planeta un poco alejado, pero volveré lo más pronto que pueda para estar contigo. ¡Te amo!

El mensaje fue enviado hace más de 5 horas, el cual Bruce lo estaba revisando ya tarde. Otra punzada, está más fuerte que la otra. Lo hizo sisear de dolor y apretar la mandíbula. No sabía que está pasando.

—¿Que les pasa?— murmuró —Duele...

Al final, recupero la postura y siguió su camino. Estaba en su librería, cuando piso algo muy húmedo en el suelo.

—¿Que diablos?— se preguntó a si mismo. Se agachó con sumo cuidado y pudo sentir que era algo viscoso —¿Que es esto...? ¡AGH!— se quejó del dolor.

Retrocedió precipitosamente, chocando con los estantes repletos de libros, que por suerte no perdieron el equilibrio. Cómo pudo, llegó hasta el marco de la entrada de su biblioteca.

—¿Que pasa?— preguntó con voz agitada y cansada. Miro hacia abajo, ya que sentía húmedo en su entrepierna y escuchaba que algo goteaba, sumándole el dolor en su vientre.

—No...— murmuró al saber lo que era —Esto parece líquido amniótico, como si los bebés ya vienen— dijo bajo —Espera....¿Rompí fuente?— otra contracción aun más fuerte.

—¡Ah! Si, si rompí fuente— afirmó con dolor —Clark... — murmuró. Con mucho esfuerzo siguió caminando, tratando de buscar algún teléfono.

Otro dolor. —AGH... ¿Como las mujeres aguantan esto? Las admiro...— hablo bajo. Sintió otra contracción que lo hizo arrodillarse. —No puedo, no puedo...— dijo cansado. —Deciden querer nacer cuando su padre está solo, que bonitos— en ese momento, sintió otra contracción como respuesta.

—Clark... Clark...— lo llamaba, pues no había conseguido llegar a algún teléfono. No podía con el dolor —Clark— dijo más fuerte —¡CLARK, TUS HIJOS YA VIENEN!— grito con todas sus fuerzas.





El súper hombre sintió un gran escalofrío por todo su cuerpo. Acababan de terminar con el enemigo que les había llevado semanas atrapar. Ahora mismo, estaba en otro planeta, viendo cómo sus compañeros arrestaban al villano.

De pronto... "¡CLARK, TUS HIJOS YA VIENEN!"

Escuchó a su esposo gritar. De inmediato, su mente se nublo y lo hizo levitar de desesperación.

—¿Que pasa, amigo?— preguntó Hal al ver su cambio de ánimo.

—B-Bruce... mis hijos...— dijo con su mente perdida, viendo en dirección al planeta tierra.

—¿Que pasa?

—Ya vienen— dijo con un hilo de voz.

—¡¿QUE?!— exclamaron todos —¡VE YA!

—¡SI!— no perdió más tiempo, y salió a una velocidad increíble del planeta. No sin antes escuchar, "¡Iremos detrás de ti, Clark! ¡Suerte!" por parte de sus compañeros.

Llego a la velocidad de un rayo a Gótica, sin parar, volando directamente a la mansión Wayne. Iba con tanta prisa, que no se dio por abrir la puerta, si no que la había destrozado, entrando abruptamente a su hogar.

—¡BRUCE! ¡CARIÑO!— lo llamaba desesperadamente. Uso su súper oído; "Aquí.."
Escuchó la voz de su esposo. Rápidamente llegó hasta el, lo encontró tratándose de levantar, con una mueca de dolor y sosteniéndose el vientre con fuerza. —¡Mi amor!— lo socorrió de inmediato.

Levantó a su esposo con cuidado y lo cargó con delicadeza. —Al hospital.

—¡No! agh— lo detuvo —Al hospital no. ¿Donde están los demás?— dijo cansado.

—Espera— dijo preocupado, llamando a los demás integrantes de la liga con desespero.

¡Clark!— contestaron —¿Y Bruce?

Lo tengo en mis brazos. No se que hacer, tiene mucho dolor y no puedo llevarlo al hospital— dijo con desesperación al ver a su esposo retorcerse del dolor.

Cálmate— dijo Diana —Ya estamos en la Atalaya. Tráelo aquí ya.

Fue a la batí cueva y sin esperar más, se teletransportaron al satélite espacial. Al llegar, ya estaban siendo esperados por sus compañeros, que guiaron al súper hombre a la sala de enfermería de la Atalaya.

—Recuestalo aquí— indicó Hal. Clark, con mucho cuidado, recostó a su esposo en la camilla. Tenían todo para el procedimiento de parto, pues contaban con artefactos muy modernos. Pero faltaba algo...

—James...— susurró el murciélago.

—¿Amor?— se apresuró a preguntar qué decía.

—Trae a James... el es quien ha supervisado a nuestros hijos... tráelo...

—Pero, Bruce— interrumpió Queen —Sabrá tú identidad y la de Clark, también la de nosotros.

Al sentir otra contracción, se apresuró a decir —¡Me vale una mierda! ¡Estoy a punto de dar a luz, traigan a ese bastardo ahora mismo!

—Ahora mismo, mi amor— le dio un beso en su frente —Resiste— se despidió y salió del lugar, directo hacia el planeta tierra, en dirección al hospital donde Cromwell estaba de turno.










Continuará...

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¡¡Buenas genteeee!!

¡Se vienen las bendis y ocupo nombres!

Si tienen alguna idea de cómo ponerle a los gemelos no duden en comentarlo. ¡Toda opinión cuenta!


Los deje con el suspenso~ ¡me encanta cuando hago eso! Porque hasta yo me desespero xd

Ah si, no me he olvidado de HalxBarry, y espero que ustedes tampoco.



Bye~

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