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—¿Puedes llevar esto a la mesa seis por favor?—le dijo el peli negro a uno de los pocos meseros del lugar.

—¿Qué harás saliendo del trabajo?—interrumpió YeSol apareciendo de pronto a su lado.

—Iré a casa—respondió con voz queda, con la mirada puesta en la caja registradora.

—Buenos días, un americano para llevar, por favor—interrumpió una señora llegando a la barra.

—Estaba pensando en...¿Qué tal si vamos a divertirnos?—volvió a hablar la castaña mientras preparaba la orden recibida.

—No creo que sea posible—respondió Yoongi—Son 4500,00₩ por favor.

— Suga, sólo un día de campo, será divertido—insistió dándole el café a su cliente, quien presenciaba aquella charla.

—Gracias—contestó la señora extendiendo el dinero—Deberías salir con ella, el día es muy hermoso.

—¡Gracias!—exclamó YeSol chocando cinco con ella—Lo ves Min, vamos.

—Este lugar es perfecto—comentó sentándose sobre el césped con la canasta en una mano.

—Hay mucha gente en este lugar—se quejó el otro.

—Min, es un parque, claro que debe haber gente, muchas familias vienen aquí—respondió mirando al pálido de pie —Pero no te quedes ahí parado, siéntate y disfruta de la brisa.

—Pasó tanto tiempo desde la última vez que vine a un lugar así.

—¿Lo has sentido Min?—preguntó de la nada esa chica comenzando a sacar todo aquello que habían llevado para comer.

—¿Qué cosa?—pregunto el peli negro acomodándose en el pasto.

—No lo sé, ¿Plenitud?—se cuestionó.

—YeoSol, casi nunca entiendo lo que tratas de decirme, tu fuiste quien preguntó.

—Yo tampoco lo entiendo—exclamó sonriente—No sé que es—continuó con los ojos cerrados, dejando que los rayos del sol chocaran con su rostro—No sé explicarte, porque sólo... lo estoy sintiendo, y es una sensación excitante.

—No tengo ni idea de que estás hablando—mencionó con el ceño fruncido, cerrando los ojos para evitar cualquier plática con esa extraña chica.

Min Yoongi jamás llegaba a comprender lo que la contraria decía.

—Suga, no debes hacerte preguntas, porque no vas a encontrar respuestas, no las hay, la vida no tiene sentido.

—¿Entonces? ¿Qué debo hacer...Oh, sabía YeoSol?—exclamó con sarcasmo.

—En la vida, sólo se viene a ser feliz.

—Si, claro—respondió irónico.

—Claro que para conocer la felicidad, debes experimentar la tristeza—soltó tan normal.

Pero tales palabras dejaron inaudito al peli negro, quien abrió los ojos de golpe y sólo se limitó a guardar silencio, a admirar a quien tenía enfrente, a escucharla.

—¿No crees que es momento de abrir esas cortinas y dejar que la luz te toque? Qué entre en ti, y aparezcas nuevamente.

Y por fin, después de tanta espera, para el chico de cabello oscuro, sonreír no hizo pesado su corazón, ya había pasado todo.Porque al fin y al cabo.
Todo fin, también es un principio

El cielo comenzaba a ocultarse. La noche se asomaba y pequeñas luces se hacían presentes en aquel oscuro cielo.

Subir. Bajar. Subir. Y nuevamente bajar.

Los enamorados suben a la rueda de la fortuna, aquella que va de la tierra al cielo o quizá del cielo a la tierra. Porque en realidad, es un diámetro que empieza en un punto de la circunferencia, pasa por el centro y termina en el otro lado.
Cuando desciende, pequeñas hormigas diligentes se vuelven inquietas en tu estómago, sientes como si las estrellas se alejasen, pero al mismo tiempo te sientes tan cercanas a ellas, que incluso hacen resplandecer e iluminar tu mirada.
El viaje quizá finalice, pero aquella sensación sea vuelve eterna.

—Subamos—exclamó Sol.

—¿A eso?—cuestionó el contrario—No, no, si quieres puedes subir tu, yo esperaré aquí abajo.

—Vamos Min, no me digas que...—frunció su ceño y ladeó la cabeza burlona—¿Le tienes miedo a las alturas?

—¡¿Qué!? No—respondió desviando la mirada—Es sólo que..

—Yo voy a protegerte—susurró la castaña sonriendo genuino—Vamos, será divertido.

Sin dejar que el joven de tes pálida se defendiera o excusara, una mano se posó sobre la suya haciéndole guardar silencio.
Y sin darse cuenta, se dejó guiar por ella.

—Min—habló por fin una vez estaban arriba de ella— Alguna vez te has preguntado...¿Qué buscamos cuando alzamos la mirada hacia las estrellas?

—No, no me ha pasado por la cabeza esa pregunta.

Y es que Min no había observado la estrellas desde hace mucho.

—No estoy segura—chasqueo—Stephen Hawking dijo "Recuerda siempre mirar a las estrellas y no a tus pies. Trata de darle sentido a lo que ven, y pregúntate qué es lo que hace que el Universo exista"...pero, ¿Eso limita al ser humano?

—YeoSol, yo siempre miro al cielo y aquí estoy... No todos los que vemos la luna llegamos a conclusiones extraordinarias—respondió con voz queda—Algunos solo las miran cuando tocan fondo y ya no saben qué hacer con su vida, lo cual me parece estupido porque... Allá no hay nadie, no hay respuestas. Es una inmensa noche glacial de 25.000 millones de kilómetros cuadrados donde hay océanos de nitrógeno líquido, vientos diez veces, más devastadores que los tifones de Sumatra—hablaba haciendo ademanes exagerados, al igual que su voz—Y tempestades apocalípticas que pueden durar hasta 30.000 años, pero no hay una sola flor y...

—De acuerdo..de acuerdo, entendí—interrumpió riendo—Es la primera vez que tenemos una conversación de verdad, y ya me siento como una tonta.

—Yo, lo siento. No quise ser tan...

—No—le interrumpió mostrando sus hoyuelos—No debes disculparte por nada, entiendo las razones que son lógicas para ti, pero sabes...—se acercó mirando con atención los ojos del peli negro—Aunque la luna y las estrellas estén allá arriba, distantes e inalcanzables, sentimos una profunda conexión con ellas. ¿Por qué no miras al cielo Min? Mirar al cielo nos ayuda a cambiar la perspectiva de las cosas, y, de alguna manera, ser más felices. ¿No te gustaría ser como antes?—mencionó en un susurro—Anhelar volver, y puedes.

Noche cerrada, campo abierto, cielo despejado y... lluvia de estrellas.
¿Cómo no poderse sentir conmovido?

Entonces, YeoSol desvía la mirada un segundo. Como si temiera el hecho de que Yoongi se enterara de que sentia algo por el.

Para Yoongi, YeoSol era ajena. Como una ráfaga.
Pero cuando miraba sus ojos. Era como enfrentarse así mismo.

Entonces perdió...y en ese momento, guió su mirada hacia las estrellas.

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