Capítulo 7

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Camila O'kelli

Por fin había acabado con mis deberes. Arregle las habitaciones de los niños y la mía, acomode mi ropa en su lugar. Ya había acabado con todos mis deberes, pero.... Me siento aburrida.

Decidí ir un rato a la azotea de la casa, ver un rato la naturaleza y tomar aire no está mal, pase por el cuarto piso. Recordé las palabras de la señora Sofia al decir que, 'mi hijo ya ni tiempo tiene de organizar'

—¿Cómo estará esa habitación?. — caminé hasta su puerta y la abrí, me asombré por el enorme desorden que maneja este hombre. Así de "ocupado" mantendrá.

¡Es un señor ya!, debería tener más cuidado con sus pertenencias, debe dar ejemplo a los niños.

Cada vez que los niños ingresan ha este lugar, ¿se encuentran con esto?… me doy un golpe en la frente.

—Manos a la obra —si se va a enojar, que lo haga conmigo, total, lo sabré manejar.

Aunque algunas veces hace cosas que me asustan, tanto su mirada, como la forma en que me toma cuando se enoja, a veces pienso que me va a golpear, pero no creo que llegue hasta tal punto.

Se metería en problemas, y no creo que el los desee.

Baje para traer varias bolsas, una canasta de ropa, escoba y limpiones. Me recogí el cabello y comencé a acomodar, desde lo más fino y frágil, hasta lo más rústico. Tomé la ropa sucia, algunas camisas blancas tenían lápiz labial, hice un gesto de asco,  es un hombre "maduro" y como  hombre "maduro" que es,  necesita que lo satis... Negué varias veces. Ni se lo que digo, no se nada de eso, pero se que este lápiz labial  es de una mujer.

Recuerda Camila, hace 8  meses murió su esposa, debe estar urgido.

Suspiré y continúe acomodando — Joven señor, ya estamos en casa —no me percate de que ya no estaría sola, me detuve, aquel señor me veía bastante asombrado, ambos nos miramos con duda, no sabía si saludar o salir corriendo. Tenía su vista en las bolsas del piso. —¡No me diga que el joven señor, no ha hecho sus deberes!.

Más que joven señor, parece un niño. Aunque ya es un señor —Buenos días señor, disculpe, no quise tomar atribuciones, la señora Paul...

—No te detengas por mí, nadie se escapa de meterse a la habitación del joven y usted si pudo, ya veo que la señora no se había equivocado, las señoritas Kristel y Karlel, están abajo.

—Tienen similar nombre, aunque suena diferente.

—Y se escriben diferente, ellas dos son mellizas —me sonríe

—¡Oh! Ya veo por qué los genes —él sonríe —Mucho gusto, soy Camila O'kelli

—Si ya lo sabía señorita Camila, si me lo permite — él toma la canasta de ropa sucia. Ve una de las camisas con lápiz labial y frunce su ceño — Omitiré estas camisas, el joven debe estar... En fin, mucho gusto, soy Fabruicio estoy a tus ordenes.

Sonreí, el señor sale de la habitación y yo terminé de arreglarla, dejé todo totalmente limpio, espero que ese señor por lo menos agradezca este gesto de paz.

.....

Los empleados me ayudan a botar lo recogido de la habitación del señor Paul, lavan su ropa y comienzan a preparar el almuerzo.

Las señoritas me estaban esperando en la sala, salí directo hacia allá, pero antes dejé dicho que materiales necesito para preparar una torta de chocolate, en esta casa son muy amantes del chocolate.

Ingrese a la sala y ambas chicas se me tiran encima. Me abrazan con fuerza y hablan a la vez, la verdad no entendí nada, solo sonreí con nerviosismo

—Bienvenidas a casa, mucho gusto soy...

—¡Claro que sabemos quien eres!. Hermosa Camila, mi madre se quedó corta al describirlos  en como eres tú  ¡Que linda! —hablamos por un rato plácidamente. Ellas estaban agitadas, les pedí que fueran a descansar, ademas,  pronto llegarían los niños. Así que me levanté y me dirigí a la cocina, prepare la torta y la terminé justo a tiempo, antes de ir por los niños, hoy sería el último día de la semana, ya fin de semana estaré en casa con mi mejor amiga.

¡Tengo tantas cosas por que contarle!

...

—¡Tías! —corren los niños a saludarlas, sonreí con cariño, ambos niños estaban emocionados, ahora los cuatro hablan a la vez, reí divertida

—Niños, las cosas a sus habitaciones, se cambian, lavan la cara y manos, para que vuelvan aquí.

—¡Si! —dijeron al mismo tiempo, las señoritas Paul estaban sorprendidas, ambos niños corrieron escaleras arriba hasta hacer lo pedido por mi.

—Camila, ¿cómo le haces? Esos niños mantienen peleando, dejan todo tirado y es todo lo que digan ellos, pero tú lo haces con una facilidad.

—Me gusta mi labor, además... —sonreí de medio lado — El mico sabe que palo trepar, espero que se porten bien este fin de semana.

Ambas ponen sus frentes moradas —Bueno, mi hermanito tendrá que quedarse con ellos.

Frunzo mi ceño, ¿por qué pensaran así? —No se preocupen, todo es cuestión de paciencia, son unos niños muy juiciosos.

—Sí pero.. —ambas me miran —Estoy embarazada y si hago una mala fuerza puedo perder el niño.

Pestañee varias veces ¿Cómo así? Ella está que...

—¿Embarazada? —sonríe ampliamente y la abrace —La entiendo, debes descansar

—Gracias Camila, disculpa si lo mal  interpretaste, pero Kristel estará encantada.

—Gracias ¿No? —las tres reímos.

Repartí la torta de chocolate; me quedé hasta las 9 pm y dejé descansando a los niños, las hermanas Paul estaban durmiendo y toda la casa se encontraba en silencio, al rato escucho que abren la puerta y saludan al señor de la casa, este sube como si nada, miro todo, ni saludo.

¡Qué hombre más maleducado!.

Él continuó su caminar, ni siquiera saludó a sus hijos, pero qué hombre más arrogante, cuando está de genio no conoce ni a sus padres.

Que pereza tratar con  personas así.

—¡Pero, que carajo…! — salí de mi habitación para irme, ya era tarde, hasta que sentí una fuerte mano en mi brazo, gemi del dolor —¿Dime que pasó? —lo mire con una ceja arriba —¡¿Quién estuvo en mi habitación?! —fruncí mi ceño

—Buenas noches, primero que nada, sino le enseñaron a saludar, aprenda ya es hora, y ahora  no responderé por grosero. —él me suelta de mala gana —¡Así está mejor!

—Buenas noches, niña — bufé, le di la espalda y comencé a caminar, él vuelve y me tomó del brazo, pero sin tanta fuerza  —te hice una pregunta, no seas maleducada, ¡te salude! — me suelto de su agarre

—¡Mira quien habla de maleducados! ¡La arreglé yo!, ¿algún problema?, no sé cómo usted vive así, está dejando el diablo en su habitación y no solo eso, por eso es que mantiene así de amar... — me tape la boca, él le da un golpe a la pared, pegué un brinco, me tomó de la mano y me subió a su piso.

La verdad, tengo mucho miedo.

.....

Dylan Paul

Furioso era poco, lo que le sigue a eso.

Esta chica no sólo quiere poner las cosas a su manera, sino que mete sus narices donde nadie la ha llamado, la metí a mi habitación  y pedí que lo dejara tal y como estaba, ambos nos miramos mal.

—¡Oiga! No sabía que usted todo un magnate, "un señor digno de su clase", fuera tan arrogante, desordenado, mal hablado, irrespetuoso con las mujeres.

—No soy nada de eso, uno: no tengo tiempo, dos: no soy para nada arrogante y tres:... Nadie te pido tu ayuda, solo eres la niñera de mis hijos ¡No más!, deja de estar corrigiéndo  todo, deja de tratarme como un niño, por eso me irritó más. Además, no te he dado tal derecho.

—Pareces un niño  —susurró con sus labios juntos.

¡Estoy fatigado!, cansado, lleno de ira y ella viene y me hace estallar más, en una mesa estaba mi comida servida, debe ser ella poniendo eso allí, olía  una especie de postre, me le quedé mirando, rebana un trozo y me lo mete a la boca.

Maldición, se me hizo agua la boca con este cheesecake de queso con frutos rojos y chocolate

—Calmece que nada gana peleando de esta manera, simplemente le ayude acomodar el desorden en el que está viviendo, y quien sabe cuántos días lo debe de tener así, ¡ya ni ropa tenías!. — ella se cruzó de brazo, yo seguía comiendo esta torta tan fabulosa. Asentí por inercia, ella ríe…

Abrí mis ojos, si era cierto, ya no tenía  ropa.  Además... Menos mal tenía una sola luz encendida, osea la del baño, será que ella vio…

—¿No respiras el aire limpio?, el señor Fabruicio le lavó la ropa no se preocupe. —ella sale al balcón, ingresa para cerrarlo. —, la noche está fría, arropese bien, nos vemos el lunes, hasta entonces señor —me levanté de la silla y la tome del brazo, ella se me quedó mirando.

—Gracias —la solté, ella sonríe, >Qué linda sonrisa, pensé > creo que esto es lo que me tiene así de mal humor, a mi no me puede llamar la atención una jovencita como ella, puede ser muy madura para su edad, pero sigue siendo una niña para mí.

Alex y Frank tienen la razón, es muy hermosa eso no  lo puedo negar. Además que cuando ella...

—Buenas noches señor Paul, ya me tengo que ir, disfrute su cena —¿cuánto tiempo me quede elevado?. Negué internamente, ya era tarde.  

—Deje que la lleve a su casa —ella asiente y sale, me cambié rápidamente y salí tras de ella, ya estaba en la sala esperándome, al verme se levantó de la silla y salimos de la mansión

Le ayudo a subir al auto, cerré la puerta y subí a mi lado, conduje con cuidado, todo el camino fue en completo silencio. Nadie dijo nada.

Al llegar ella se despide con una sonrisa e ingresa al edificio, que lugar para una chica como ella, sigo sin entender ¿Cómo hace para vivir en un entorno como este?.

Regrese a casa, el fin de semana ella no estará. Un clic despertó las neuronas de mi cabeza, me jalo de mis cabellos.

—¡EL FIN DE SEMANA NO ESTARÁ ESA MUJER EN CASA! —mi madre no está, ella aparte de O'kelli los controla, aunque más la niñera que mi madre... ¿Será que mis hermanas  habrán llegado de sus vacaciones?.

Estoy muerto.

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Continuará
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