Capítulo 8

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Dylan Paul.

—AAAAHHH PAPÁ, MIRA LO QUE JULIETA ACABA DE HACER — baje rápido a la sala, esa niña estaba regando la leche en la mesa, le tira la caja a su hermano, ambos comienzan a discutir, ¡por que carajos el cambio!.

—¿Qué está pasando aquí, hermano? —si ellas ya están aquí.

—No sé,  ¡haz algo!.

—¡Son tus hijos! —suspiré pesadamente

—YA BASTA JULIETA, BÁJATE DE ALLÍ Y LIMPIA TODO ESE REGUERO, Y TU EMANUEL, AYUDA A TU HERMANA.

—¡Qué! ¿Yo por qué? Ella fue la que hizo eso sólita, nadie le ayudó, además ¡Es tu culpa! —me asombre ante sus palabras

—Me tengo que ir hermana, tengo reunión, trataré de llegar temprano, no sé maten —mire a mis hijos —, la señorita O'kelli no estará estos días aquí. Así que compórtense.

Estoy sufriendo, estos niños son unos... Pero si íbamos bien, ¿que paso?

......

Camila O'kelli

El sol estaba reluciente, en un buen punto exacto, mi amiga y yo hemos salido a dar un paseo por la ciudad, no hemos tenido tiempo de conocer París

Corrimos de las manos por los parques. Comimos helado y después nos encontrábamos en el mall, Sussy me suplicó hacer algunas compras, ya que no estábamos bien de ropa, además de que ella necesita mejorar su vestir por el lugar donde trabaja.

—Pareces enamorada, Sussy —ella comienza a toser su bebita, su leve sonrojo la delata, ella niega.

—¿Por qué lo dices, doctora corazón? —le sonreí con picardía —¡No es así! ¿De dónde sacas tanta…?

Reí divertida, la mire con cariño —Me gusta verte así, pero ten mucho cuidado.

—Lo dices por todo lo que me has dicho, no sabía que los hombres con poder abusan de las mujeres con trabajos normales. Pero veo que si, en tu caso, si se están pasando, creo que estar de este lado de los que menos tienen es muy entendible, ojalá la sociedad cambiara, aunque no dudo.

—¿En el mio? También en el tuyo. —suspiré —Pueda que cambie, pero no en mi mundo.

—No creo que él sea así. —suspiré y la miré seria.

—Solo espero que no juegue contigo. No quiero lidiar con chillonas —ella me saca la lengua y reímos. Almorzamos plácidamente, hasta que en ese restaurante ingresan ciertas personas que no esperaba ver, al menos no allí.

—Sussy, vámonos a otro lado, ya acabamos aquí, qué tal si compramos accesorios ¿Que dices? — le brillan los ojos, para después mirar un poco raro.

—¿Por qué de repente te pones nerviosa, Cami?

Chasquee la lengua — ¡De dónde sacas esas cosas, vamos! —la tomé de la mano y comencé a salir de ese lugar bastante apurada, pero no conté con que chocaría contra alguien.

—¡Se le está volviendo una rutina tropezar conmigo! —mi respiración se agita. Justamente él, y por eso quería huir, seguía mirando hacia el piso, levante mi cara con una mirada fría, ya me está rayando esta situación.

—Disculpe señor Paul, no pensé que estaría en un lugar como este, además, es mi día libre, puedo recorrer la ciudad a donde quiera, así que, lo siento por pasar por donde usted pisa.

Mire de reojo a Sussy, quien tenía una enorme "o" en su boca, al igual que sus primos, solo que estos rompieron en carcajadas.

—Vea señorita O'kelli... —le interrumpo.

—No le quito más tiempo, tenemos que irnos, vamos Suss. — . Él me tomó de la mano, me asombré ¡También aquí! —Se le está haciendo de mucha costumbre tomarme con fuerza de la mano, sea más caballeroso, que ya no estoy soportando su trato. —se lo dije de la mejor manera más amable y educada posible.

Mire para todos lado, carraspeo  mi garganta,   él me suelta, tome a Sussy de la mano con fuerza y salimos de aquel restaurante

—Y tu, ya le estás aprendiendo, mira como me tienes — ella se soba su mano, reí divertida y nerviosa

—¿Crees que fui grosera? —ella niega y me sonríe.

—Estás siendo correcta desde ya. Si algo no te gusta hay que decirlo, por que o sino, la gente no lo sabrá y continúaran haciendo lo que quieran contigo. Haces bien pequeña.

Ambas sonreímos, continuamos con nuestras compras —Descansaré todo lo que pueda mañana. Ya no volveré a casa hasta el Domingo en la mañana

—Si, ya tu horario será ese normalmente, espero que disfrutes de cada momento y si él sigue molestando, pues se astuta. Jugá con él también.

—¡¡Cómo crees!!.

—Ay Camila, eres hermosa, juega con tu belleza, haz le entender que él no manda y que sin ti, no podría con los niños.

—No busco eso, solo busco darle cariño a los niños no más. No me interesa ese señor.

—Quién  sabe, es un hombre, maduro eso sí, pero sigue siendo un hombre, así sea menos, a ellos se les mueve muchas cosas por dentro y se les para otra. —ella ríe, le doy un suave golpe.

—¡Sussy! —suspiré —La edad no tiene nada que ver, siempre lo he dicho, le falto fue... —agache mi mirada —Nada, todos somos diferentes.

—Ay mi Cami —me abraza.

—¿Vamos al acuario? — ella asienta, tomamos un taxi directo al acuario de la ciudad, creo que traeré a los niños aquí un día de estos.

......

Dylan Paul.

—Oye, oye, el plato no tiene la culpa de tus problemas amorosos con tu niñera — los fulmino con la mirada —Ya, que pasa Dylan, exageras, la chica está pidiendo a gritos respeto que no le estas dando.

—Pues quien la manda a ser tan insolente, no se que le ve mi madre, mis hijos y ustedes.

—Las tetas

—El culo

—Sus ojos

—Su cintura

—Su cabello

—Su sexo —role mis ojos. Cuando les da por fastidiar la vida, se van hasta el fondo.

—Ya basta los dos, no más explicaciones — continúe comiendo —, sino fuera por que mis hijos se comportan bien  entre semana, no la tendría más en casa.

—¡Qué desperdicio! —dijeron al mismo tiempo —¡Amargado! —se dieron la mano por hablar dos veces al mismo tiempo.

—No se quien me mandó almorzar con ustedes, ahora pagan — salí del restaurante, se me quito el apetito.

—Oye...

......

Maldito sabado, por que tienes que pasar tan rápido, me bajo del auto e ingresó a la casa, pestañeo varias veces, estaba en silencio, será que ellos…

Ingrese a la casa y mis hijos con dos pistolas de agua me reciben, ese era el silencio de ellos, bote el agua que tenía en mi boca, quedé totalmente mojado,  empuño mis manos, continúe caminando hasta llegar a mi cuarto, no vale la pena alegar ahora con ellos, estoy lleno de ira reprimida y no quiero arrepentirme después de la manera en cómo les hable a los dos.

En estos caso ¿Qué hubiera hecho ella?

Negué varias veces, que me importa como ella maneje la situación, ¡no es su madre!, solo su niñera.

Tomé un refrescante baño, me puse una sudadera sin camisa y me metí a la cama, tomé mi libro y continúe leyendo.

"La vida de un padre soltero" me toca leer cosas así, por que la verdad, no preguntaré cómo debo lidiar con esta situación a otras personas, es mi deber aprender, son mis hijos, mi responsabilidad

—Aunque no la tome del todo.

Mis ojos comenzaron a pesar, así que cerré el libro y apagué todo, que mis hermanas se encarguen de dormirlos, tengo demasiada migraña.

.....

Mi preciado domingo, ya se que jamás podré descansar, ni un día: trabajo, casa, primos, hijos, madre, padre.. Niñera.

Bufé. >¿Es que no puedo con esto solo?< Con eso y más, nada me detendrá.

Salí de la recamara y baje a ver que estaban haciendo, suspire, estaban desayunando en completo silencio, me asustan estos niños.

—¡Vamos a nadar un rato!

—¡No podemos! —dijeron al mismo tiempo, abrí mis ojos —Tareas papá, tenemos que realizarlas o sino Camila se pondrá triste —abrí mis ojos sorprendido ante la respuesta de Emanuel

—Está.. Bien. —mis hermanas sonríe de medio lado y niegan

—Vamos a broncearnos un rato. Hace mucho que no hablamos, hermanito — mis dos hermanas me miran un poco extraño. Algo me quieren decir, asentí en afirmación. Tomé un sixpack de cervezas y lo lleve a la piscina, pedí que realizarán una barbacoa de almuerzo. Y que les avisaran a los niños de venir a almorzar aquí.

En cualquier momento vendrán aquí a bañar con su padre.

Me acosté en las sillas con mis hermanas y comenzamos a hablar de muchas cosas que vivieron en el viaje. Hasta que Karlel se entristece y mira hacia abajo

—Algo pasó en el viaje ¿Verdad? —ella asiente.

—Hermano, estoy embarazada — me asombre, no le conozco hombre a Karlel, bueno después de que su querido esposo la engañó todo acabó para ambos y ella... Bueno ella comenzó a vivir su vida y todos lo aceptamos.

Él jamás la quiso embarazar.

—¿Y el padre? — comienza  a llorar. Arqueé una ceja, eso es normal en una mujer embarazada, problemas hormonales y esas cosas.

—El problema es que, ¡no se quien es! — tape mi cara y después la mire como si ella tuviera tres cabezas encima.

—Karlel. —me incorpore en la silla y mire a Kristel, quien miraba el cielo con lágrimas.

—Fue mi culpa, ella no quería salir aquella noche y yo le insistí. Tomamos demás, nos perdimos de vista y...

—Si. Supongo el resto de la historia y ahora ¿Qué le dirás a nuestros padres?

—La verdad y asumiré mi responsabilidad

—Sabes que papá ya te pondrá a trabajar. No tiene vuelta de página. —ella asiente — Un hijo no es cualquier cosa —ambas ríen.

—Si lo dices por los tuyos. ¡También es tu culpa! —la verdad, me uní a sus risas, comienzo a disfrutar la compañía de mis hermanas.

......

Todo iba muy bien, ¿qué pasó?. Pensé que nuestra tarde familiar iría bien pero..

El almuerzo estuvo estupendo, nadamos todos juntos, mis hermanas y mis hijos; jugamos con la pelota, carreras, y demás. Pero lo que no entiendo es, ¿por qué se salió todo de control?. Mis hijos estaban bañados en harina, corriendo por toda la casa.

Karlel debe estar en su recamara y Krustel en su laptop con sus audífonos puestos. Ella me mira y encoge sus hombros restando importancia

Si. Ya me di cuenta, mis hermanas no me ayudarán en nada.

Comencé a perseguir a mis hijos para detenerlos, pero ellos piensan que también les estoy  siguiendo  el juego, ahora yo también estoy bañado en harina.

Menos mal no llevo mucha ropa encima. Una sola pantaloneta de color verde y listo, pensé que podría dormir un buen rato.

Corro para tomar de la mano a Julieta, pero esta se escapa de mi agarre haciéndome perder el equilibrio y caigo al suelo de de espaldas, suspiré con fastidio, las risas se escucharon por toda la casa, ya no seguiré detrás de ellos, si se quieren golear que lo hagan, si se quieren ensuciar ellos que sigan haciéndolo, si van a ensuciar la casa. La tendrá que limpiar los empleados.

Mire el techo por un buen rato, hasta que sentí a Emanuel encima mío, estaba sentado en mi abdomen. Sonríe de medio lado.

—Me debes algo... —habla con mucha burla, y tomó una bolsa grande de harina y me la hecho toda encima mío desde mi cara hasta los pies.

Escucho a los lejos dos risas que se muy bien de quienes son. Y estoy a punto de matarlas.

Me iba a levantar sin importar que estuviera tan sucio hasta que sentí que la puerta se había abierto.

—Buenas tar... — aquella voz por primera vez la amé en mi vida. Se que ella pondrá todo en absoluto orden —¡Emanuel, Julieta! Vengan ahora mismo —les dio una orden. Me incorpore en el suelo sentándome sobre este. Comencé a limpiar la harina de mi cara y pecho.

—Gracias por...

—¡Nada de gracias!, usted está muy grande para hacer este tipo de cosas. Solo es un fin de semana y ya van acabar con la casa —regañona, no me deja ni hablar. No tengo la culpa de que ellos… Aaagg -—Emanuel y Julieta. ¿Por que están haciendo estas cosas?, ¿que les dije a los dos?

—Lo sentimos, Camila — ella bufa, vemos que se levanta del suelo. Mis hijos estaban arrodillados con las miradas en el suelo, desde lejos veo que ella regresa saliendo de la cocina con....

—Aquí tienen, balde, guantes, limpiones, trapero y escoba. Quiero la casa como estaba, y eso lo incluye a usted.

—¡Está loca o que! — ella frunce su ceño

—¿Qué son esas palabras señor Paul, sus hijos lo están escuchando —suspira con fastidio — Usted es el adulto, debe poner orden en la casa y en los niños.

—Pero...

—Vamos niños, a limpiar —ambos se levantan y asientan, comienzan a recoger todo, mientras ella vuelve a la cocina. —Les prepararé algo muy rico.

—¡Queremos postre!

—También les haré uno. Pero quiero reluciente esta sala. —alcahueta no más. Primero nos regaña y después vela... Quien entiende a las mujeres

Suspiré con tranquilidad, la paz a regresado, los niños comienzan a arreglar todo el desastre, mientras tanto yo, me terminó de sacudir y comienzo a subir las escaleras.

—¡Camila!, mi papá no quiere hacer nada —los pelos de mi cuerpo se erizan, como si le tuviera miedo, mi frente se pone morada.

—¡No habrá  poste para él! —ella sale de la cocina. Me mira con amenaza

—¡No quiero! —y la ignore. Les doy la espalda.

—¿Seguroooo? — su mirada traviesa me trata de engañar, pero tengo curiosidad — Es de chocolate, ¿seguro que no quieres? — bufé. Sabe cómo seducir sin necesidad de quitarse la ropa

—¡Eso engorda!

—Está bien —ella vuelve a la cocina, continúe subiendo las escaleras. Quien necesita de su asqueroso postre, yo solo quiero descansar.

......

La cena estaba deliciosa, ella se fajo con las hamburguesas, mis hermanas hablaban con ella plácidamente, la conocieron y boom. Son mejores amigas.

¿Que tiene esta chica?

—Bueno, ya les traigo un rico y delicioso postre de chocolate —ella se levanta de la mesa y me mira con picardía, me molesta esa mirada, mire para otro lado, mis hijos estaban ansiosos, ni se diga de mis hermanas.

Ella vuelve a la mesa con una bandeja y  cinco platos en esta, todos con el postre servido.

—He preparado  brownies con helado de chocolate y vainilla — le coloca a todos menos a mi, esa cosa hacía que mi boca se aguará.

—Y que, ¿yo estoy pintado en la pared? —ella se sienta y me sigue mirando juguetona, mete la primera cucharada a la boca y lo degusta en mi cara.

—¡Cuando no hacemos caso, siempre habrá una consecuencia!, la tuya es perderte el postre. Ya te puedes ir a la cama, señor Paul

—Además dijiste que eso engordaba, papá. —se burla Julieta.

—Y que no querías — le sigue el juego Kristel, le doy un golpe a la mesa y me levantó de esta de mala gana.

—¡Al cabo que no quería!

—Pareces un niño. —se burla Fanren

—Inmaduro. —finalizó  Emanuel, a mis hermanas, incluyendo a O'kelli les sacó el dedo del medio, las tres reían mientras mis hijos seguían en su mundo dulce.

Esa cosa huele muy bien, creo que hoy me acostare con las ganas de probar ese postre.

...................
Continuará

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