Capítulo 20

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Cuando Zoe se despertó se quería morir. Notaba como si le fuera a estallar la cabeza y se estaba muriendo de sed. Se incorporó poco a poco y se quedó sentada en la cama. Sus recuerdos de anoche estaban borrosos. No se acordaba de nada desde que acabó la cena y empezaron a beber.

Cuando llegó a la cocina se dio cuenta de que sus nakamas estaban igual que ella, aunque algunos lo llevaban mejor que otros. Cogió un vaso y se sentó en una de las sillas que había libres. Ikkaku le pasó la botella de agua. Cuando el capitán entró por la puerta todos se giraron hacia él.

—No voy a daros ninguna pastilla para el dolor de cabeza. Si tenéis fuerzas para beber tanto, también para aguantar la resaca —comentó serio Law, mientras se acercaba también a por un vaso de agua.

—Seguro que él se ha tomado una —le susurró Penguin a Clione.

—A lo mejor es que vosotros bebéis demasiado —dijo Law, fulminándoles con la mirada.

—Bueno, capitán, usted tampoco se quedó corto anoche... —comentó Shachi. Law le miró fijamente. ¿Se acordarían del pequeño incidente? Todo un misterio—. Aunque es cierto que deberíamos beber menos, luego no nos acordamos de nada.

—Bueno, Zoe-ya, a ti si te daré una pastilla porque es tu primera resaca. Pero a partir de ahora ya sabes lo que hay —dijo el capitán, acabándose el agua de un trago- Ven conmigo.

Los dos salieron de la cocina entre quejidos del resto de la tripulación. Zoe siguió a Law hasta la habitación. La chica se sentó en la cama mientras el capitán buscaba la pastilla.

—¿Qué tal la experiencia? —preguntó Law, serio, mientras le daba la pastilla.

—No se... Bueno, se que me lo pasé bien, pero no me acuerdo de nada —contestó Zoe, antes de meterse la pastilla en la boca. Law suspiró aliviado. No se acordaba.

—La próxima vez tienes que beber menos...Te lo pasarás igual bien pero tendrás menos resaca —comentó el capitán, mientras cogía el vaso de la chica y se acercaba al escritorio para dejarlo. Ordenó unos papeles que tenía por ahí encima y cuando se giró vio que  se había tumbado en la cama—. ¡No! Espera Zoe-ya, vuelve a tu habitación.

—Mmm... —murmuró la chica, mientras Law le sacudía suavemente para despertarla. Ella le apartó de un manotazo y se acomodó todavía más.

Law suspiró y puso los ojos en blanco. Se acercó a su armario y sacó una manta para tapar a la chica. Iba a empezar a leer el nuevo libro, así que tampoco le molestaba que estuviera allí. Llevaba casi una hora leyendo cuando alguien llamó a la puerta. Se acercó a abrir.

—La comida está lista, capitán —comentó Shachi. Enseguida se dio cuenta de que la chica estaba en la cama—. Perdone la pregunta pero... ¿Están juntos? Entre lo de anoche y esto...

—¡No! ¿No habíais dicho que no os acorabais de nada de anoche? Fue un malentendido. Y ahora se ha quedado dormida y me sabe mal despertarla. Eso es todo —contestó Law, intentando mantener la calma.

—Menos mal... Entonces los demás aún tenemos oportunidades con ella —comentó Shachi aliviado.

—¡Largo de aquí! Ahora bajaré —exclamó Law, enfadado.

Cerró la puerta y se sentó en la silla. ¿Cómo que "los demás"? ¿Es que a todos les gustaba Zoe? No sabía exactamente por qué, pero eso no le hacia ninguna gracia. Ahora les dejaría claro que estaba prohibido tener algún tipo de relación entre nakamas.

Cuando acabó de comer, Law cogió unos onigiris y se los llevó a la habitación, para cuando Zoe despertara. Para su sorpresa la chica ya había despertado. Estaba sentada en la cama observando embobada el fondo marino que se veía desde la ventana. Se acercó a ella y le puso delante el plato con la comida.

—¡Oh! Gracias —dijo la chica, cogiendo el plato. Law se sentó en su silla—. Oye tu ventana es más grande, no vale...Me encanta mirar.

—Bueno, soy el capitán —dijo él, sonriendo de lado.

—Soy el capitán —se burló Zoe, imitándole haciendo el tonto.

—Venga, come. No has comido nada desde que te has levantado —le ordenó Law, frunciendo el ceño.

La chica le hizo caso y cogió uno de los onigiris. Siguió mirando fijamente  el fondo marino. Law intentaba concentrarse para leer el libro, pero de vez en cuando no podía evitar dirigir su mirada hacia la chica. La verdad es que estaba adorable en pijama y despeinada. Zoe de vez en cuando también desviaba su mirada hacia el capitán. Era tan mono cuando estaba concentrado leyendo...

De repente, en una de las veces, sus miradas se cruzaron. Los dos giraron la cara rápidamente. Zoe, nerviosa, se metió un onigiri entero en la boca, mientras rezaba por no haberse puesto muy roja. Law se sonrojó levemente y frunció el ceño, centrando la vista en su libro. De pronto a Zoe le vino una imagen de la noche anterior a la mente, de cómo Law la empujaba contra la puerta y le acariciaba. Las mejillas de la chica estaban ardiendo.

—L-law... —tartamudeó la chica. El capitán la miró, esperando a que le dijera algo—. ¿Anoche estuve aquí?

—...  —Law no sabía que decir. Mierda. Se había acordado. No podía mentirle—. Sí. Te equivocaste de habitación.

—Y... ¿Me acariciaste? —siguió preguntando la chica. Law mantenía la calma por fuera, pero por dentro se estaba empezando a poner nervioso.

—Sí... Había bebido y... No sé, no debería haberlo hecho. Lo siento si te ha molestado. No volverá a pasar —contestó el chico, disculpándose.

—No me molestó. Es más, me gustó. Hace mucho que no me acarician y estaba a gusto. Además contigo me siento tranquila, porque sé que no tienes otras intenciones —dijo la chica. Law ya le dejó claro una vez que no le gustaba. Al capitán no le dio tiempo de decir nada más porque alguien llamó a la puerta. Era Shachi otra vez.

—Venía a ver si Zoe se había despertado. Vamos a empezar un campeonato de cartas —comentó desde la puerta.

—¡Genial! —Zoe se levantó de un salto. Se giró hacia Law—. ¿Te vienes?

El capitán negó con la cabeza. Zoe se encogió de hombros y salió cerrando la puerta. Se llevó las dos manos a la cabeza y se apoyó en el escritorio. Estaba confundido. Le gustaba tener todo lo que pasaba a su alrededor bajo control, y esto se le estaba empezando a ir de las manos... ¿Qué no tenía otras intenciones? Bueno, eso era lo que le había hecho entender a Zoe, pero estaba claro que no era para nada cierto.

A la mañana siguiente todos menos Law y Bepo estaban en la cocina desayunando café y unas galletas de mantequilla que Shachi había preparado a primera hora de la mañana. Law aún no había salido de su habitación y Bepo estaba controlando el submarino, ya que en unas horas llegarían a Arabasta. Zoe se sentía un poco rara desde que se había levantado. ¿Sería todavía la resaca? Era extraño... Cuando se acabó el desayuno decidió comentárselo a Law, por si acaso. Se acercó a su habitación y llamó a la puerta. Se esperó a que el capitán abriera.

—¿Pasa algo? —preguntó Law, nada más abrir la puerta.

—Me encuentro mal...  —contestó Zoe. El capitán le puso la mano en la frente para ver si tenía fiebre—. Bueno no es que me duela nada. Es que siento algo raro.

—Ven. Túmbate y te reviso —le dijo, señalando la cama.

Podía ser cualquier cosa, después de todas las sustancias que le habían ido inyectando durante los meses que estuvo en aquel laboratorio, así que Law quería asegurarse de que estaba bien. Zoe le hizo caso y se tumbó en la cama. El capitán utilizó su habilidad para escanear a la chica. Estuvo varios minutos en silencio hasta que terminó.

—¿Está todo bien? —preguntó Zoe, incorporándose y sentándose en la cama.

—Sí. Es decir, no te pasa nada malo. Hay una especie de bacteria que ya vi la otra vez que te revisé. Está revolviendo tus células pero no es dañino en absoluto. Tienes cosas muy raras por ahí dentro pero no quiero tocar nada que no sea malo. Creo que tu fuerza te va a venir muy bien para las peleas y no creo que quieras perderla —le explicó Law.

—No, mi fuerza está bien. ¿Entonces está todo como siempre? —preguntó la chica para asegurarse.

—Bueno, esa bacteria estaba en reposo y ahora está moviéndose. No se cómo explicarlo para que lo entiendas. Pero no te preocupes. Avísame en caso de encontrarte mal. De todas formas podemos ir revisándolo si te preocupa —contestó el capitán. Ya le costó quitar algunas de las sustancias dañinas y estas ya estaban completamente integradas a su organismo, así que tampoco sabía seguro si podría llegar a separarlas.

—Mmm... Vale. Muchas gracias, doctor —se despidió la chica, sacándole la lengua mientras se levantaba para salir de la habitación.

—De nada, Zoe-ya —contestó Law, mientras volvía a sentarse para seguir con su lectura.

Ya era por la tarde. Estaban en la superficie a punto de llegar a Arabasta. Estaban todos reunidos en cubierta, excepto el capitán. Todos sabían que cuando llegara repetiría el plan. Ya lo había repetido mil veces, pero le gustaba asegurarse de que todo estuviera claro. Cinco minutos después apareció por la puerta y se acercó a ellos.

—Bien. Espero que esté todo claro. Bepo se quedará vigilando el submarino. Hace demasiado calor y no podría soportarlo. Nuestra visita va a ser lo más pacífica posible. El país tiene problemas y no sé por qué pienso que el Shichikukai Cocodrilo tiene algo que ver... Así que haremos una visita turística e investigaremos un poco —recordó Law a sus nakamas. Todos asintieron. Law quería estar al tanto de todo lo que pasaba en el Grand Line, sobre todo si estaba relacionado con shichibukais.

—Y visitaremos el casino —comentaron Shachi y Penguin chocándose la mano.

—Vale. Lo siguiente. Tengo preparada la ropa que nos pondremos pasar desapercibidos. Está en vuestras respectivas habitaciones. Ponéosla y volved a cubierta —ordenó el capitán.

Cuando Zoe abrió la puerta vio un conjunto precioso. Era una falda azul oscuro por el centro y azul claro por los lados. Había un top también de color azul y de tirantes a conjunto. Además había un chaleco de tirantes, de tela muy fina de color blanco. Para los pies había unas sandalias azules y para completar había unos brazaletes y un collar dorado. Se lo puso y subió a la cubierta. Estaban todos menos Ikkaku. Todos menos Law y Bepo miraban a la chica con corazones. A Shachi y Penguin les caía sangre por la nariz.

—Una diosa... —susurraron Shachi y Penguin. Law los miraba muy cabreado. Ya se les podía pasar la tontería, no los quería tener todo el viaje así. Aunque no podía negar que Zoe estaba espectacularmente guapa con ese traje.

Ikkaku salió a la cubierta con un conjunto igual que el de Zoe pero en tonos verdes. En ese momento Penguin y Shachi acabaron de caer desangrados en el suelo.

—¡Vosotros dos! Ya basta de tonterías —se quejó Law, levantando a sus dos nakamas de una patada—. Y venga. Vamos bajando. Bepo ya ha anclado el submarino. Cuida bien del barco, confío en ti.

—¡Sí, capitán! Me sabe mal no acompañaros... Lo siento... Tened cuidado —se despidió Bepo, mientras sus nakamas se despedían con la mano antes de bajar del submarino.

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