Capítulo 27

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Ya estaban acabando de cenar. Al día siguiente, por la tarde, según las predicciones de Bepo, llegarían a la nueva isla. Parecía que Ikkaku había hablado con Uni, porque este estaba igual de nervioso que la chica. Zoe estaba preocupada, no sabía si logaría convencer a Law, pero tenía que intentarlo.

El capitán fue el primero en retirarse de la cocina. Zoe esperó unos minutos antes de ir a hablar con él. Cuando se levantó hizo un gesto a Ikakku y a Uni de que todo iba a salir bien. Fue corriendo a la habitación y abrió la puerta de golpe. Law estaba poniéndose el pijama y en ese momento estaba solo en calzoncillos. Zoe ya lo había visto sin camiseta, en toalla... Pero era igualmente difícil no quedarse boquiabierta.

—Voy a tener que poner un maldito cartel fuera —se quejó Law, frunciendo el ceño, mientras se acercaba y cerraba la puerta en la cara de Zoe. La chica esperó unos minutos. Para dejar que se pusiera el pijama y para recuperarse de semejante visión. Llamó dos veces—. ¡Adelante!

—Perdón... —se disculpó Zoe, sonriendo. Law le hizo un gesto de que no pasaba nada—. Quería hablar contigo.

—Hoy duermes con Shachi? —preguntó Law, serio y sin mirarla, desde la silla de su escritorio.

—Mmm... No —contestó Zoe, extrañada. No entendía esa pregunta, pero pronto se acordó de lo que pasó esta mañana, cuando salió de la habitación del capitán—. Ahh, eso era una broma Law. Se me olvidaba que a veces te cuesta entenderlas.

—Bien. Lo mejor será que hoy duermas aquí también —dijo girándose hacia ella.

—Vale. Pero escúchame. —Zoe se sentó en el borde de la cama. Law le miraba atentamente—. Bueno, tu dijiste que estaban prohibidas las relaciones entre nakamas...

—Efectivamente —dijo él, tajante. Zoe puso los ojos en blanco. Estados habituales de Law: inexpresivo o enfadado.

—Entiendo que eso es para que no acaben habiendo posibles malas relaciones o para no estropear la relación que deben tener los miembros de una tripulación pero... —Zoe hizo una pausa para pensar bien como expresarse. Law no entendía por dónde iba a salir ahora esta chica—. Ikkaku y Uni se quieren. Y han estado intentando evitarlo pero no pueden concentrase bien en los entrenamientos y si esto va afectar igualmente nuestro ambiente y perjudicarnos en las batallas... Además, se conocen desde antes de ser nakamas. Pienso que deberías dejar que estén juntos.

—No es buena idea —dijo Law, después de pensar durante unos segundos. Zoe frunció el ceño—. ¿Y si luego sale mal? ¿Qué pasara entre ellos? ¿Podrán estar aquí juntos? ¿Alguno querrá irse?

—Lo están pasando mal ahora... Por lo menos hay que intentarlo, aunque salga mal. ¿Sabes lo que es tener al lado a la persona que quieres mientras te mueres de ganas por besarla y abrazarla y no poder hacerlo? —preguntó Zoe enfada. Realmente se sentía mal por sus amigos. «Puede que me haga una ligera idea...», pensó Law para sí mismo, mientras miraba fijamente a la chica—. Ya se que a ti no te ha pasado. Yo tampoco lo he pensado nunca. La gente como nosotros tiene otras preocupaciones en sus vidas, pero para ellos esto es importante.

—Está bien —dijo Law finalmente, dándose por vencido. ¿Quién era él para hacer sentir mal a dos de sus nakamas? Aunque en ningún momento había puesto esa norma para fastidiar a nadie. Pensaba que hacía bien—, pero si algo sale mal al final no quiero ni un solo problema.

—¡Gracias! ¡Gracias, Law! —exclamó Zoe emocionada, levantándose para abrazarle—. De verdad que van a estar muy contentos.

—Vale —dijo Law, tenso, mientras se levantaba y empujaba suavemente a Zoe para apartarla—. Ahora túmbate y duerme.

—Sí, sí, sí —repetía Zoe, mientras se tumbaba en la cama y se tapaba con la manta.

En menos de cinco minutos la chica ya se había dormido. Law se quedó leyendo hasta que le empezó a entrar sueño, así que se acostó al otro lado de la cama. Estaba a punto de dormirse cuando vio que Zoe comenzaba a agitarse y a jadear. Law la intentó despertar con cuidado. Cuando Zoe abrió los ojos Law se dio cuenta de que los tenía llorosos. Se acercó a ella, pasó un brazo por debajo de la espalda de la chica y la atrajo todavía más hacia a él.

La cabeza de Zoe quedó apoyada en el pecho de su capitán y pasó un brazo por encima de él para estar más cómoda. La chica no tardó en volver a dormirse. A Law le costó un poco más, porque no podía dejar de mirarla mientras le acariciaba suavemente el pelo. ¿Realmente solo quería ayudarla? ¿O es que quería tenerla cerca? Nunca le había pasado esto, pero estaba tan a gusto en ese momento...

Law abrió los ojos poco a poco. Todavía no había sonado la alarma, se giró hacia la mesita para ver el reloj pero se encontró con los ojos de Zoe, que ya estaba despierta. Le miraba con una sonrisa de oreja a oreja. Law frunció el ceño. No solía levantarse de muy buen humor.

—Buenos días, capitán —dijo Zoe sin dejar de sonreír. Law soltó una especie de gruñido antes de girarse hacia el otro lado. La chica puso los ojos en blanco. Definitivamente, estas dos noches solo lo había sido más cariñoso para que pudiera dormir bien—. Bueno me voy... En el desayuno les damos la noticia a Uni e Ikkaku. Si no estás tú no sé si me creerán.

Law soltó otro gruñido como diciendo que vale. La chica se fue corriendo y cerró la puerta. Law suspiró muy fuerte. Por fin se había quedado solo. Anoche estaba tan a gusto y ahora le molestaba tanto la compañía. Por eso era mejor estar solo. Si ni él mismo se entendía, ¿cómo iba a estar con alguien? Además, todas las personas que alguna vez había querido habían acabado muertas. Definitivamente, lo mejor era estar solo.

Cuando Law fue a la cocina estaban todos menos las dos chicas. Shachi estaba acabando de preparar el café y había hecho unas magdalenas el día anterior que tenían buena pinta y olían bastante bien. Después de unos minutos, las dos chicas llegaron. Todos aplaudieron, ya que Shachi les había prohibido coger las magdalenas hasta que estuviera toda la tripulación.

Zoe estaba muy sonriente. Ikakku estaba muy sonrojada. Todos se quedaron mirando extrañados. Zoe le dio un codazo a Ikkaku como animándola a hacer algo. Finalmente, Ikkaku se animó. Fue corriendo hasta Uni y le dio un beso en los labios. Todos se quedaron sorprendidos.

—Law... Ha quitado la norma que prohibía las relaciones entre nakamas —comentó Ikakku, mientras se separaba un poco de Uni.

El chico se lanzó contento a abrazarla. Todo el mundo, menos Law, que solo sonreía de lado, aplaudía emocionado. Zoe daba saltos de alegría, le encantaba ver feliz a sus amigos.

—Entonces... ¿Los demás tenemos oportunidades con Zoe? —preguntó Shachi medio en broma y emocionado a la vez, los demás se giraron a mirarla. Ella estaba pendiente de las magdalenas y no había escuchado la pregunta. El capitán chasqueó la lengua e intentó pasar de esa estúpida pregunta.

—Voy a ir subiendo el submarino a la superficie, llegaremos a la isla de Jaya justo después de comer —anunció Bepo, una vez se hubo calmado el ambiente.

Zoe estaba en su habitación leyendo un libro. Suspiró. Estaba aburrida. Se sentía llena de energía después de haber dormido tan bien esos días. Se acercó a la sala de entrenamiento. Se suponía que ahora estaba vacía. Abrió la puerta, asomó la cabeza y, efectivamente estaba vacía. Se puso a hacer unos cuantos abdominales, flexiones y otros ejercicios.

Ya era el tercer libro que Law se leía esa semana. Lo cerró y lo colocó en la estantería, en su sitio correspondiente. Necesitaba moverse un poco. Se levantó para ir a la sala de entrenamientos. A esa hora debía estar vacía, pero cuando llegó vio la puerta entre abierta y a Shachi, Penguin y Clione asomados disimuladamente. Law se acercó para ver que estaban mirando. Cuando se asomó vio que Zoe estaba haciendo sentadillas y esos cerdos pervertidos estaban mirando como subía y bajaba el culo. El capitán se quedó hipnotizado por unos segundos, pero enseguida reaccionó.

—¡Largo de aquí! Pervertidos... —dijo Law, cabreado, mientras los echaba de la puerta de una patada.

—Usted también ha mirado capitán —se excusaron, mientras se alejaban rápidamente.

—Idiotas... —susurró, mientras entraba al gimnasio y cerraba de un portazo.

—¡Law! —gritó Zoe, cayendo al suelo y poniéndose la mano en el pecho—. Me has asustado...

—Tsk... —murmuró mientras tiraba la toalla y se acercaba al saco de boxeo.

—Bueno... Yo me voy ya —dijo Zoe, mientras cogía su toalla para secarse un poco el sudor.

—Puedes quedarte, si quieres —dijo Law, de manera cortante y sin mirarla.

—Mmm... No. Te dejo con tu mal humor —contestó la chica poniendo los ojos en blanco.

—Pues lárgate —soltó Law, frunciendo el ceño.

Zoe se fue corriendo de allí. La verdad es que le había sentado mal que Law le hablara así y no quería que le viera la cara. Tampoco debía sorprenderse. Realmente él era así con todo el mundo.

Cuando Zoe miró el reloj ya era la hora de comer. Cerró el libro que estaba leyendo y se dirigió hacia la puerta. Cuando abrió se encontró cara a cara con Law, que estaba justo al otro lado de la puerta. Le miraba fijamente y tenía el ceño fruncido, como casi siempre.

—¿Pasa algo? —preguntó Zoe, después de haber esperado unos segundos para ver si el capitán se decidía a hablar.

—Quería disculparme —contestó, sin mirarla. Zoe arqueó una ceja. Debía costarle mucho disculparse si siempre lo hacía poniendo esa cara.

—¿Por? —preguntó la chica.

—Por si te ha sentado mal que haya sido tan borde —contestó, frunciendo todavía más el ceño. ¿No estaba claro? ¿Para qué tenía que hablar más de la cuenta?

—Bueno, eres así. Tendré que acostumbrarme. Entiendo que hayas sido un poco más amable mis primeros meses aquí y lo agradezco. Pero no hace falta que te esfuerces. No me molesta que seas como eres —explicó la chica.

—Todo lo que he dicho o hecho no me ha supuesto ningún esfuerzo. Si he sido más amable contigo es porque me ha salido serlo, no sé por qué. Pero si es cierto que yo soy como has visto antes. Me gustaría ser más simpático y amable para que todos estuvierais más a gusto pero no me sale —dijo Law. Zoe se sorprendió de que diera una explicación tan larga, aunque su cara seguía siendo inexpresiva.

—Bueno, no es raro que seas así... Después de todo lo que te pasó —dijo Zoe, intentando aliviarle. Si es que se sentía mal.

—Tú también lo has pasado mal y eres todo lo contrario a mí —dijo él, esta vez mirándole a los ojos. Zoe suspiró y se acercó un poco más a él.

—Law... Cada uno reacciona como puede. Aunque seas malhumorado, borde, antipático... Tú has creado esta familia. Te preocupas por nosotros y nos ayudas cuando lo necesitamos. Está todo bien —le dijo la chica, sin dejar de mirarle a los ojos. De pronto se quedó callada y apartó la vista—. ¿A qué huele? ¡Oh! Shachi ha hecho carne. ¡Vamos!

Zoe salió disparada hacia la cocina. Law se quedó allí en el pasillo, apoyado contra la pared. Se quedó pensando durante unos minutos. ¿Cómo no iba a sentirse a gusto al lado de Zoe? Era la persona que más le entendía. Le hacía sentir tan bien, ahora y en el pasado...Pero él era un experto en apartar a la gente de su lado.

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