Capítulo 48

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Ya habían pasado varios días desde que llegaron al Nuevo Mundo. Cuando llegaron estaban cerca de una de las tres islas a las que se puede llegar con un Log Pose especial. Sin embargo, según había explicado Law, la isla a la que iban no se podía localizar de esa forma. También le había comentado que durante ese tiempo habían estado haciendo todo lo posible por localizarla y que no habría ningún problema para llegar. Zoe confiaba en sus palabras, Bepo era un gran navegante.

Habían improvisado una cama dentro de la sala de controles. La condición que Bepo puso para dormir era que alguien vigilara y le despertara si pasaba algo. Law se ofreció a hacerlo, así que hacían turnos para dormir.

Una de las noches, Zoe se acercó allí para ver si todo iba bien. Esos días ninguno de los dos se había dejado ver mucho y estaba preocupada por ellos. La puerta estaba entreabierta, así que decidió asomarse sigilosamente. Bepo estaba durmiendo y Law estaba a su lado. Le acariciaba la cabeza mientras sonreía levemente. Era una escena adorable, aunque Zoe sentía un poco de envidia. El capitán empezó a caminar en dirección a la puerta. La chica se apartó de golpe y se apoyó en la pared.

—Zoe-ya, no está bien espiar —dijo Law desde la puerta, sonriendo de lado.

—Solo quería comprobar si todo iba bien —se excusó ella. Le había pillado mirando. ¡Qué vergüenza!

—¿No te compraste un pijama nuevo cuando fuimos de compras? —preguntó Law, mirándola fijamente. Se la imaginaba paseando con ese pijama tan ajustado cerca del resto y eso le ponía de malhumor.

—Se me olvidó... —contestó ella, encogiéndose de hombros.

—Cuando estemos en Punk Hazard no saldrás de la habitación con ese pijama —dijo el capitán. Sonaba como una orden.

—Sí, ya sé que queda mal... Yo tampoco quiero que desconocidos me vean con un pijama viejo —dijo ella. Law se acercó todavía más a ella y apoyó una mano en la pared, muy cerca de la cabeza de la chica. ¿Mal? ¿Había dicho que le quedaba mal? ¿Acaso no se había mirado al espejo?—. Esto... ¿Pasa algo?

Law se quedó unos segundos en silencio. Si pasaba algo. Pasaban muchas cosas, pero no sabía cómo expresarlas.

—No. Bueno, quería decir que estoy contento contigo. Has estado entrenando duro y has contagiado tu entusiasmo a los demás —respondió, finalmente.

—¿Cómo sabes que he estado entrenando duro? —preguntó Zoe. Estos días casi no habían coincidido.

—Que no hablemos tanto no significa que no me fije en ti —contestó Law, frunciendo el ceño. Vio como la chica se sonrojaba levemente. Suspiró. No podía creerse que esas palabras hubieran salido de su boca. Desde que la conoció había estado diciendo varias tonterías que nunca se hubiera imaginado. Se apartó de ella—. Bueno, ve a dormir. Es tarde.

—¿Me das un beso? —preguntó Zoe de repente.

—Te estás acostumbrando y... Yo no suelo ser cariñoso —contestó Law, mientras se acercaba hacia ella.

—Bueno, si no quieres no tienes por qué hacerlo —dijo ella, dando un paso hacia atrás.

—Tsk... Cállate —gruñó él, mientras la cogía del brazo y la estiraba hacia delante.

Le dio un beso en la frente y volvió a meterse en la sala de controles. Zoe se quedó parada. Se le escapó una sonrisa mientras se tocaba la frente. Últimamente había estado pensando en todo el tiempo que ha pasado sola. Tenía ganas de un poco de atención. ¿Acaso era eso malo?

Un par de días después ya estaban en la superficie. Todo iba según lo planeado. Todos los piratas de Heart se habían puesto ropa de abrigo. Hacía bastante frío en el submarino. Punk Hazard estaba dividido en dos zonas. Una era un infierno de calor y la otra parte estaba congelada. Eso les había explicado el capitán. Ellos debían desembarcar en la zona de hielo, ya que ahí estaba la base de Caesar Clown.

Zoe estaba metiendo algo de ropa en una pequeña maleta. No sabían exactamente cuanto tiempo deberían estar allí. Dependía de muchas cosas. Lo que Law tenía claro era que les dejarían quedarse. Era muy confiado.

Unas horas después ya estaban todos en cubierta. Estaban a punto de parar el submarino cerca de la isla. Entre lágrimas y lamentos todos se despidieron de Law y de Zoe. Bepo no se despegaba de su capitán, pero finalmente tuvo que dejarlo ir. Cuando tocaron tierra y comenzaron a caminar, Zoe se giró para seguir despidiéndose con la mano, mientras Law miraba hacia delante.

Después de un buen rato caminando en silencio, por fin vieron a lo lejos el centro de investigación. Era bastante grande. Cuando llegaron alguien les estaba esperando. Debían ser subordinados de ese maldito científico. Esos hombres los llevaron a una especie de sala y ahí... Ahí estaba Caesar Clown. Zoe nunca lo había visto en persona. Solo había escuchado su nombre mientras experimentaban con ella. Ahora debía concentrarse. Todo tenía que salir según lo planeado. Se sentaron en un sofá en frente de él. Law le explicó el motivo de la visita.

—¿Qué? ¿Queréis quedaros aquí? —preguntó Caesar, extrañado.

—Nos ha costado bastante trabajo llegar hasta aquí. Ya que es un antiguo centro de investigación de gobierno... Me gustaría investigar y recaudar información —contestó Law, serio.

—¿Y qué hace aquí ella? —preguntó el científico, mirando a la chica.

—Es la segunda de abordo. Me ayudará a investigar. Además... Es mi novia y si la traía podíamos pasar un tiempo a solas —contestó Law. Caesar movió la cabeza en señal de afirmación. Tenía sentido, no había mucha intimidad conviviendo con una tripulación—.Si podemos ir libremente por la isla y por el centro... Estaría bien. Y si necesitas nuestra ayuda en algo puedes decírnoslo.

—¿Por qué debería fiarme de vosotros? Sobre todo teniendo en cuenta que mis subordinados experimentaron con esa chica. ¿Creíais que no lo sabía? ¿Cómo puedo estar seguro de que no quiere matarme?

—No te guardo ningún rencor. Es más te estoy muy agradecida —dijo Zoe, sonriendo. Caesar la miró extrañado—. Gracias a esos experimentos soy más fuerte y he llegado a ser una de los supernovas. Además... He podido sobrevivir hasta encontrarle él.

—Shurururo —se rio Caesar—. ¡Qué bonita pareja!

—Es una lástima... —se escuchó decir a una chica con el pelo verde, que estaba sentada cerca de ellos, en frente de una mesa. Zoe se giró hacia ella y le miró frunciendo el ceño.

—Y otra cosa más. No quiero que nadie sepa que estamos aquí —añadió Law.

—Mmm... No me acaba de convencer todo esto. ¿Monet? ¿Qué me puedes contar de él? —preguntó Caesar, dirigiéndose la chica.

—Trafalgar Law, el cirujano de la muerte. Es del North Blue y ha tomado la fruta Ope Ope. Es... Doctor. —Se giró hacia ellos y se bajó las gafas para mirarle fijamente—. En esta isla muchos prisioneros han sido afectados por el gas. ¿Podrías curarles?

—Bien. Si les curas os dejaré quedaros. Además es necesario que sepáis que estoy llevando acabo unos experimentos. No quiero ninguna interferencia —comentó, serio—. Mis ayudantes os llevaran a vuestra habitación.

Law y Zoe se levantaron para seguir a dos tipos que llevaban un extraño uniforme amarillo. Caminaron por unos pasillos hasta llegar a una puerta. La habitación estaba bastante bien, aunque no era muy grande. Tenía una cama de matrimonio, con una mesilla a cada lado, y un armario. Además había un baño, aunque no tenía bañera, solo ducha. ¡Qué lástima! A Zoe le hubiera gustado darse un baño calentito.

—Al final del pasillo están el comedor y la cocina. Los ayudantes y subordinados tenemos preferencia para cocinar y comer. La habitación de Caesar está en el otro pasillo. La entrada a la fábrica y a la sala donde están llevándose a cabo los experimentos está prohibida —explicó uno de los ayudantes—. Por lo demás, podéis moveros libremente.

—Entendido. Ahora dejarnos solos, queremos instalarnos —dijo Law, mientras entraba a la habitación, seguido por Zoe.

Sacaron la ropa de la maleta y la metieron en el armario. Tampoco habían traído mucha cosa. Un pantalón de recambio, un par de sudaderas y varias camisetas. Zoe se tumbó de un salto en la cama. Law se sentó en uno de los bordes.

—Lo hemos conseguido —comentó Zoe, rodando hasta acercarse a él.

—Sí, te dije que todo iría bien. Ahora hemos de seguir con el plan —dijo Law—. Yo me dedicaré a recaudar información sobre el SAD, estoy seguro de que tiene que haber algo en la sala dónde redactan los informes. Hay libros de medicina, así que se me ocurrirá alguna excusa. Tú debes vigilar y aprender todas las rutinas de los guardas y los subordinados.

—¡Eso está hecho! —exclamó Zoe, levantando el pulgar.

—Bien. Yo ahora tengo que ir a ver a los afectados por el gas. Puedes dar una vuelta mientras para conocer la zona —propuso Law—, pero no salgas del edificio.

—De acuerdo —dijo la chica.

Se quedó un rato tumbada antes de dar una vuelta. La verdad es que había sido una larga caminata desde el submarino hasta allí. Lo único que había en frente de su habitación era una pequeña sala en la que había algunos libros. Dio una vuelta hasta localizar la puerta de la fábrica. Había un guardia en la puerta. Zoe miró un reloj que había en la pared. Eran las ocho. Se fue a la cocina, pero estaba vacía. Se acercó a cotillear para ver que alimentos había. Decidió hacer unas bolas de arroz. Pronto sería la hora de cenar.

Cuando salió hacia el comedor eran más o menos las nueve y los subordinados entraban en el comedor. Puede que a esa hora cenaran todos juntos. Lo comprobaría durante varios días. Salió de allí sin mirar a nadie y se fue directa a la habitación para dejar la comida. Decidió ponerse el pijama y esperar allí. Después de un rato se aburrió y salió al pasillo a dar una vuelta, no sin antes ponerse el abrigo largo encima. Escuchó hablar a alguien que se acercaba.

—¡Qué suerte tiene tu novia! Yo me siento tan sola en la habitación... La cama es demasiado grande para una persona —comentaba esa tal Monet, mientras giraban la esquina del pasillo. Zoe se acercó corriendo para abrazarse a Law.

—Zoe-ya. ¿Te he hecho esperar mucho? —preguntó él. Devolviéndole el abrazo.

—No. He preparado algo para cenar mientras estabas fuera —contestó Zoe, sin dejar de abrazarle y mirando fijamente a la peliverde.

Esta le miró con cara de asco y se puso a caminar hacia su habitación. Cuando Law entró se fue directo a por las bolas de arroz. Estaba hambriento. Zoe se sentó a su lado en la cama y cogió una bola del cuenco. Se fijó en ella. Parecía enfadada. Tenía el ceño fruncido. Cuando acabaron de cenar decidió preguntarle, ya que no había dicho ni una sola palabra y era raro en ella.

—¿Pasa algo? —preguntó Law.

—Esa chica está intentando ligar contigo —contestó ella, cruzándose de brazos.

—¿Qué? —preguntó Law extrañado—. Eso no es verdad.

—¡Claro que sí! —exclamó ella enfadada—. Tan listo que eres para unas cosas... Y para otras ni te enteras.

—Ni me he fijado en ella. No la escuchó cuando habla —dijo Law, frunciendo el ceño. Zoe arqueó una ceja.

—¿Qué no te has fijado? ¡Venga ya! Si es guapísima y tiene muy buen cuerpo... —dijo Zoe, apartando la mirada. Cada vez estaba más acomplejada. Nunca se había preocupado por eso y no entendía por qué ahora sí.

—Te he dicho que no —dijo él, serio—. Bueno, no pienses más tonterías y centrémonos en el plan.

—Bien —dijo Zoe, levantándose para quitarse el abrigo y quedarse solo con el pijama.

—No te habrás quedado así delante de nadie, ¿no? —preguntó Law, mirándola fijamente.

—Law, deja de pensar en tonterías —contestó, imitando sus palabras. Se metió en su lado de la cama y apagó la luz de su mesita–. Buenas noches.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro