Capítulo 49

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📌 NOTA: HAY CONTENIDO ADULTO EN ESTE CAPÍTULO, LEE BAJO TU PROPIA RESPONSABILIDAD.

Ya llevaban varios días en aquella isla. Zoe llevaba un registro de las rutinas y horarios de los subordinados. De momento todos los días habían seguido el mismo ritmo. La puerta de la fábrica nunca quedaba sin vigilar. El hecho de que estuviera cerrada con llave no era un problema, ya que Law podía utilizar su habilidad para pasar. El problema eran los vigilantes. Por el día solo había uno, pero por la noche había dos. Por el día cambiaban cada dos horas, pero por la noche no lo había comprobado. Quedaría muy descarado pasearse por el pasillo a esas horas.

Por su parte, a Law le estaba costando bastante encontrar más información acerca del SAD, a parte de la que ya conocía. Caesar tenía bien guardados todos los informes respecto a esa sustancia, pero por lo menos, compartir la sala con él le permitía ganarse algo de confianza. Puede que esa fuera la única forma de que ese científico soltara algo.

Zoe estaba en la habitación, pero se estaba aburriendo. Decidió ir a preparar algo de merendar para Law. Llevaba unas mallas largas negras, una camiseta de manga corta blanca que dejaba ver parte de su barriga y una sudadera gris atada a la cintura. Preparó una bola de arroz con la forma de la cara de un oso.

—Eh, preciosa. ¿Quieres sentarte a merendar con nosotros? —preguntó un hombre. Habían estado merendando todos los días a la misma hora. Sobre las seis. Zoe se giró para fulminarlos con la mirada—. Vale, vale... No hace falta que te pongas así.

Zoe puso los ojos en blanco y se dirigió a la sala principal, donde Law intentaba recaudar información. Cuando entró, Caesar también estaba allí, haciendo sus cosas. Los dos miraron hacia la puerta cuando la escucharon entrar.

—Law, te he preparado algo de merendar —dijo Zoe, sonriendo, mientras dejaba el plato en frente de él.

—Gracias, Zoe-ya... —dijo mirando el plato. Esa bola de arroz le recordaba a Bepo.

—Es raro como te refieres a ella. Muy formal para ser pareja... —comentó Caesar, desde su silla. Los dos se quedaron callados. No habían pensado en eso. Por suerte, Zoe supo reaccionar rápidamente.

—Es algo entre nosotros. Me excita mucho que me llame así... —dijo mientras se sentaba en sus piernas y se mordía el labio. Caesar y Law se sonrojaron levemente ante ese comentario.

—Para qué comento nada... —susurró Caesar, mientras abandonaba la sala.

—¿Cómo se te ocurre decir eso? —preguntó Law, mirando hacia otro lado.

—Bueno, ¿se ha callado o no? —contestó Zoe, riéndose.

—Pero... ¿Es verdad? ¿Te excita que te llame así? —preguntó, fijando su mirada en ella.

—¡Cállate!- exclamó Zoe, mientras le empujaba el gorro hacia abajo para taparle los ojos. No quería que la viera sonrojada—. Me voy a la habitación.

Se levantó de encima de Law y se fue andando rápido de allí. Maldito. Todo él le excitaba. Se tumbó en la cama y se llevó las manos a la cabeza. Se quedó medio dormida pensando en su capitán. Era lo peor que podría haber hecho, ya que soñó con él durante esos minutos que estuvo dormida.

Se despertó de golpe, exaltada. ¿Otra vez soñando esas cosas? Se daría una ducha. Sin levantarse de la cama se quitó las mallas. Pasó un dedo por encima de sus braguitas. Estaban mojadas. Suspiró. No se podía quitar esos pensamientos de la cabeza. Siguió pasando el dedo por encima de la tela. Ojalá le estuviera tocando él. ¡Tenía tantas ganas de sentir las manos de Law sobre ella! Tocándole por todas partes...

De repente, la puerta de la habitación se abrió de golpe. Law la vio y cerró rápidamente. Estaba ahí, de rodillas sobre la cama y se estaba... ¡Se estaba tocando! Los dos se quedaron paralizados durante unos segundos. A Zoe empezó a arderle la cara. Law notaba como su miembro empezaba a endurecerse. Lo último que se esperaba era encontrarse con una escena así. La chica se tumbó en la cama y se tapó la cara con un cojín. Escuchó como Law empezaba a andar hacia allí.

—¡No te acerques! —gritó ella, con la cara tapada. Quería morirse de vergüenza. Pero Law no le hizo caso. Se puso a cuatro patas encima de ella. Le apartó bruscamente el cojín de la cara.

—¿En quién pensabas? —preguntó Law, con voz ronca.

—¿En quién va a ser? —preguntó ella, mirándole enfadada. Él seguía mirándole sin decir nada. Esperaba la respuesta. Zoe apartó la mirada para contestar—. En ti...

Law notó que su erección iba a traspasar el pantalón en cualquier momento. No podía dejar de mirar fijamente a Zoe. Joder. Le había pillado tocándose pensando en él. Era su deber ayudarla, ¿no? Sería de muy mala educación dejar que siguiera ella sola estando él allí. No es que el fuera muy educado, pero podía hacer una excepción por esta vez.

—Estás empapada... —susurró él, mientras pasaba lentamente el dedo por encima de las bragas de la chica. Sus caras estaban separadas por unos escasos centímetros.

—¡Law! —exclamó la chica, avergonzada, mientras su cuerpo se estremecía.

Fue a apartarle, pero él le cogió de la muñeca. Se lanzó sobre los labios de la chica salvajemente y ella enseguida le siguió el beso. Puso su otra mano libre por detrás de la cintura de Zoe para poder apretarla contra él. Pronto ya no le hizo falta hacer fuerza porque ella misma movía las caderas para pegarse al cuerpo del chico. Tuvieron que separarse un momento para poder respirar. Los dos estaban completamente excitados. Law se apartó un momento para deshacerse rápidamente del pantalón y de la camiseta, quedándose solo en calzoncillos. Zoe lo miraba fijamente mientras respiraba de manera agitada. No podía existir un hombre tan perfecto.

—Quítate la camiseta o tendré que rompértela —le ordenó Law. Ahora mismo Zoe haría cualquier cosa que le pidiera. Se la quitó lentamente, quedándose en ropa interior.

—Y si... ¿Alguien viene? —preguntó Zoe, echando un vistazo a la puerta cerrada.

—Si alguien nos interrumpe le mataré —contestó él, serio, sin dejar de contemplar descaradamente el cuerpo de la chica. Que Law le mirara de esa forma le excitaba todavía más.

Se volvió a abalanzar sobre ella y continuaron besándose apasionadamente mientras Law acariciaba por todas partes el cuerpo de la chica. Sus lenguas se buscaban la una a la otra de forma desesperada. Poco después, él separó de los labios de la chica y comenzó a besar y lamer su cuello. Zoe no podía evitar soltar pequeños gemidos. Mientras iba bajando le desabrochó el sujetador e intentó quitárselo con cuidado, aunque le resultaba difícil ser cuidadoso. Se incorporó un momento para observar detenidamente a Zoe.

—Eres preciosa... —susurró mientras la miraba. Zoe se sonrojó. Se sentía un poco intimidada.

Volvió a acercarse a ella. Fue directo a uno de sus pezones y paso la lengua lentamente sobre él, mientras le miraba fijamente. Ella gimió con los ojos cerrados. A Law le encantaba verla así por él. Continuó lamiéndolo y succionándolo, mientras acariciaba y apretaba el otro con los dedos. Zoe sentía que iba a morir de placer. Pero... Necesitaba más. Parecía que su cuerpo se movía solo. Restregaba su sexo contra la erección de Law mientras él continuaba su trabajo.

Law dejó los pechos de la chica y siguió dejando besos y lamiendo mientras bajaba. Le hubiera arrancado la venda que tenía por debajo del ombligo, para poder besar toda su piel, pero no quería estropear el momento. Poco a poco seguía besándole, mientras iba bajándole las braguitas. Lo hacía todo muy lentamente, quería disfrutar todo el tiempo posible. Zoe se estaba volviendo loca. Quería sentirle ya dentro de ella.

Law se separó un momento para quitarle del todo las bragas  y volvió a acercarse. Fue dando pequeños besos y mordiscos por una de sus piernas  hasta llegar cerca de su sexo. Se quedó unos segundos dando besos alrededor mientras Zoe se retorcía. Pasó lentamente la lengua por su intimidad, de abajo arriba, lo cual provocó que Zoe soltará un fuerte gemido. Law sonrió de lado. Sus gemidos eran como música para sus oídos. Continuó lamiendo y succionando. Nunca lo había hecho antes, pero parecía que le estaba gustando. Después de unos minutos volvió a acercar su cara a la de la chica.

—Sabes muy bien... —susurró mientras la miraba. Zoe hacía rato que no podía articular palabra. No sabía si podría hablar aunque quisiera. Solo podía mirarle.

Sin dejar de mirarla empezó a introducir uno de sus dedos dentro de ella. Tenía ganas de empotrarla ya mismo, pero sabía que si lo hacía de golpe le dolería. Metió otro dedo y los movió por dentro. Primero lentamente y, después un poco más rápido. Zoe gimió y giró la cara mientras cerraba los ojos. Law, con la mano que tenía libre, le cogió de la barbilla.

—No dejes de mirarme —le ordenó él, con voz ronca. Zoe le hizo caso y abrió los ojos, pero no podía aguantarle tanto tiempo la mirada. ¿Por qué tenía tanta vergüenza? Después de unos minutos ya no aguantaba más. Necesitaba... Necesitaba algo más.

—Law... —susurró, mientras gemía. Law gruñó al escucharle decir su nombre entre gemidos y empezó a mover los dedos todavía más rápido.

—Dime que es lo que quieres, Zoe-ya... —susurró, pegando su frente contra la de ella. A la chica le costaba hablar. No sabía si podría decir una frase entera.

—Te... Te quiero dentro de mí... —dijo como pudo. Law estaba esperando impaciente esa petición. Se incorporó para quitarse los calzoncillos. Zoe se quedó boquiabierta. Era... Enorme. ¿Seguro que eso cabría dentro de ella?

—Lo haré despacio... —le tranquilizó Law, al ver la cara que puso. Se volvió a poner sobre ella. Rozó su sexo con la punta de su miembro. Notó como Zoe temblaba—. No quiero que dejes de mirarme mientras te hago mía.

Zoe asintió lentamente. Las palabras de Law le excitaban tanto como el contacto con él. Poco a poco fue introduciéndose dentro de ella, mientras se miraban fijamente. Law sentía la necesidad de hacerlo más rápido, pero tenía que esperar. Zoe sintió un ligero dolor al principio, pero bueno, había sentido más durante toda su vida. Eso no era nada que no pudiera soportar.  Poco a poco, mientras Law lo metía y sacaba lentamente, el dolor fue convirtiéndose en placer. Él disfrutaba viendo como las expresiones de Zoe iban cambiando.

—Voy... A meterlo entero, ahora que parece que te duele menos —le avisó él, sin dejar de mirarla. Salió de ella esta dejar solo la punta y de golpe se metió dentro de ella hasta el fondo. Los dos gimieron escandalosamente. Zoe sintió dolor, pero el placer era mucho más grande.

—Sigue haciéndolo —le suplicó ella, mientras le agarraba del pelo con las manos. Law sonrió de lado y comenzó con las embestidas—. ¡Más rápido!

Las peticiones de Zoe le excitaban demasiado. Comenzó a embestirla rápida y salvajemente mientras le miraba fijamente. Tenía una mano en la cadera de la chica y la otra en su cara, para no dejarle que la girara. Zoe no podía dejar de gemir. Nunca se había sentido tan bien. Law le pasó el pulgar por encima del labio y Zoe se lo lamió. Él gruñó y aumentó todavía más el ritmo. La chica sentía que iba a explotar de placer. Law volvió a besarla.

Sus lenguas se chocaban desesperadamente. Después de un rato ninguno de los dos sentía casi las piernas, pero no podían parar. Zoe inconscientemente se movía hacia arriba y hacia abajo, siguiendo el ritmo de Law. Dejó de besarla durante un momento, pero sin alejarse. Zoe aprovechó para pasar su lengua lentamente por los labios de Law, mientras le seguía mirando fijamente. Eso le volvió loco. Cogió uno de los pezones de la chica y comenzó a apretarlo.

—¡Ah, Law! —exclamó ella. Ya no podía más. Había llegado a su límite. Notaba como si su cuerpo fuera a explotar. 

Law notó como Zoe se corría. Él tampoco tardó en hacerlo. Salió con cuidado de ella y se tumbó a su lado. Los dos se quedaron en silencio mientras recuperaban la respiración.

—No hemos usado protección —comentó Law, que no había tenido tiempo para pensarlo.

—No puedo quedarme embarazada —dijo ella. Aquellos médicos se lo repitieron varias veces, riéndose de ella—. Y no lo hemos hecho con nadie más, aunque... Parece que tengas años de experiencia.

—¿Eso es que te ha gustado? —preguntó Law, girándose para mirarla.

—Me ha encantado —contestó ella sonriendo—. No creo que pase nada porque hagamos esto... No creo que interfiera con el plan.

—Vamos a hacerlo todos los días. Una vez como mínimo —dijo él, serio. Nunca se había sentido tan bien—. Vamos a darnos una ducha, aunque no has sangrado mucho.

—No sé si puedo moverme... —comentó ella, estirando las piernas.

Law se levantó de un salto de la cama. Se acercó hasta ella y la cogió en brazos para llevarla hasta el baño.

NOTA 📌

Ay, bueno, ya está. Mi primer lemon 🙈No sé qué os habrá parecido. Espero no haberos decepcionado, si no intentaré mejorar 💪🏻

Espero que os haya gustado el capítulo. Gracias por leer 😄

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