🌹Uno

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Julio 2021

Le habían dicho que no entrara. Le habían dicho que sería un carga y no de ayuda, pero el culo engreído tenía que entrar. Y la cabeza de SeokJin palpitaba por la preocupación que le cortaba el oxígeno al cerebro.

— ¡Le dijimos a Kim. T que se quedará en su maldito lugar! —gritaba el jefe de la estación de bomberos de Dongjak.

SeokJin cerraba los ojos y apretaba sus dientes—. Siempre hace lo mismo cuando tus hombres no dan a basto. Pudiste detenerlo a tiempo, carajo —exclamaba el castaño, esperando fielmente en su lugar.

El jefe Choi resoplaba—. Un día de estos se va a quedar tieso en medio del incendio. Tu compañero es un dolor en mis bolas, Kim. Y te voy a hacer cargo por eso.

SeokJin suspiraba—. Saldrá en menos de cinco minutos, y no tendrian que haberle dado una mascarilla de oxígeno y sí, sé que es un maldito dolor de bolas desde hace veintiun años —le respondía al jefe.

No era del todo cierto, TaeHyung era una bendición para él, pero en ocasiones como esta, quería estrangularlo.

—Te doy un ultimátum. Habla con él y que haga el curso de bombero o lo voy a suspender ¡Está a tu cargo! O al próximo que sacarás en camillas será a TaeHyung ¡Ahí está! —le gritaba el jefe.

SeokJin corría de inmediato dónde su compañero y mejor amigo, TaeHyung cargaba una niña con él.

—Pendejo irresponsable. Dámela y respira —ordenaba SeokJin, tomando a la niña en sus brazos y llevándola a la camilla haciendo todos los procedimientos correspondientes.

Más heridos habían llegado luego de eso, casi que no habían dado a basto, pero el equipo Kim al cuadrado ya estaba de nuevo camino a la estación.

—Estoy cansado de que el jefe Choi me regañe porque te crees un jodido héroe —soltaba SeokJin mientras conducía.

TaeHyung lo miraba con ceño fruncido—. Todos saben que no avanzo más de cinco metros y no lo hago siempre.

—Si te gusta la adrenalina, haz el maldito curso de bombero —decía con seriedad mirando al camino.

TaeHyung abría sus ojos—. ¡No quiero! Me gusta ser paramédico contigo.

SeokJin paraba en un semáforo—. ¿Y entonces por qué carajos te avientas hacia el peligro? —cuestionaba mirándolo fijamente con ojos preocupados.

TaeHyung suspiraba—. Escuché a una niña. Sabes que tengo debilidad cuando se trata de niños. Y más con las niñas, me recuerdan a mi princesa Chae —decía con un puchero.

SeokJin negaba y suspiraba—. Ya van seis veces, la próxima que lo hagas quedarás suspendido. Choi quiere mi cadáver porque eres un culo inquieto que no me obedece.

El semáforo daba en verde y volvía arrancar.

—Lo siento, Jinnie —susurraba tirándose en dirección a su amigo y apoyando su mentón en uno de sus anchos hombros—. No te enojes conmigo.

SeokJin lo miraba de reojo—. No hagas estupideces, si vuelves a hacer algo así y la próxima no la cuentas, mejor imagina como reaccionaría ChaeYoungssie porque el padrino Tata estará en el maldito hospital.

TaeHyung se alejaba y le hacía una mueca en desacuerdo—. No digas eso —susurraba—. No me van a perder —mencionana más bajo.

SeokJin suspiraba ante sus palabras y no decía nada. TaeHyung tampoco lo hacía, la conversación había terminado para ambos. Pero era la primera vez en esas seis veces donde (TaeHyung había querido jugar al héroe) SeokJin realmente estaba retandolo al respecto. Él sólo hecho de pensar en su pequeña pasando un mal momento por su complejo de héroe le retorcía el estómago.

Hacía un año atrás a causa de los masivos casos de COVID en Corea del Sur, el número de 21 mil víctimas, tenía entre ellas a la joven esposa de SeokJin, Kang Seulgi.

Una hermosa mujer de tan sólo veintisiete años en ese entonces, convertida en madre por segunda vez hacía solo un año de unos hermosos gemelos de nombre Kim ChaeMin y Kim ChaeSin, quienes eran los hermanos menores de la adorable princesa de la casa Kim ChaeYoung. SeokJin tenía una familia joven llena de amor con niños espectaculares con los cuales aún seguía creciendo en conjunto. Pero la vida había sido cruel, llevándose a su compañera.

Había conocido a Seulgi en el barrio, a la edad de quince años, pero habían sido amigos a la edad de dieciséis, cuando TaeHyung se había hecho amigo de la chica porque SeokJin era demasiado tímido, y de todas las mujeres que querían con el castaño, TaeHyung no aprobaba a ninguna, pero Seulgi era diferente, miraba a SeokJin a la distancia y moría de amor a puros suspiros como el castaño por ella.

A TaeHyung le parecía adorable, la única chica decente para su amigo, la única que había querido conocer a TaeHyung por TaeHyung y no por SeokJin, a diferencia del resto. Y por eso TaeHyung pensaba que eran perfectos el uno para el otro. Bueno, podría haber alguien más también igual de perfecto, pero SeokJin nunca podría.

Así que TaeHyung había sido Cupido en esa relación y los tres eran inseparables, a SeokJin no le molestaba que TaeHyung estuviera con ellos cuando habían formalizado a los diecisiete, a Seulgi tampoco porque eran buenos amigos con el azabache. TaeHyung en ocasiones se sentía un mal tercio, pero le gustaba pasar tiempo con ambos, hasta que se ponían demasiado íntimos y necesitaba mirar en otra dirección.

Pero él amaba a Seulgi y SeokJin era feliz con ella, así que los amaba juntos.

A la edad de veinte años, Seulgi y SeokJin se habían casado, TaeHyung había sido el padrino, en primera fila viendo todo y presenciando la felicidad del futuro y joven matrimonio. TaeHyung los adoraba juntos. Sin importar que en ocasiones su corazón doliera, cuando veía como SeokJin sonreía a Seulgi, no imaginaba a nadie mejor que ella para su amigo. Siempre había sido un sol de mujer y a la edad de veintidós años se habían enterado que serían más de dos. Nueve meses después, para los veintitrés de Seulgi y los veintidos a punto de acabarse de SeokJin, la pequeñas ChaeYoung había nacido y traído nada más que felicidad y luz al matrimonio y TaeHyung se había enamorado a primera vista de la niña. Siendo elegido como el padrino de esta y él más que feliz al respecto.

Luego de eso, tres años después los gemelos habían llegado y TaeHyung había sido elegido una vez más como el padrino. La pareja estaba segura que para un solteron empedernido como lo era TaeHyung, ser padrino de las tres criaturas eran un enorme cable a tierra. Y lo había sido, TaeHyung estaba más que encantado con la idea, excepto que esa idea de ser el segundo al mando si algo le pasaba a SeokJin o a Seulgi se había vuelto demasiado real para el año 2020 y su amiga había enfermado para no recuperarse jamás.

TaeHyung recordaba el dolor de SeokJin, su amigo había cambiado demasiado y podía entender el por qué, pero había sido fuerte por sus hijos. Incluso sentía que se privaba de sentir realmente el dolor por la perdida de su amada y eso a TaeHyung no le gustaba, pero SeokJin era testarudo, la cabeza de la familia, siempre listo para ponérsela al hombro, al igual que el resto, y pasar por encima de sus propios sentimientos, dejándose para lo último.

Eso lo había vuelto en alguien muy tenso luego de largos meses de recuperación que jamás sanaría dicha herida, solo tendría que convivir con ese dolor y sobrellevarlo día a día.

Ese viernes en el que se finalizaba un buen turno, todos estaban en el bar de la segunda avenida a la estación tomando un buen trago para luego ir a casa o continuar la noche. SeokJin y TaeHyung estaban en su mesa bebiendo con calma.

— ¿Entonces harás el curso de bombero? —preguntaba uno de los mismos de la estación que siempre coqueteaba con TaeHyung cada que podía.

Jang Joonghyuk, a SeokJin le resultaba irritante.

—No, hombre. Hoy fue la última vez que hago algo similar. El jefe Choi tendrá mi cabeza si lo vuelvo a hacer —respondía TaeHyung con una sonrisa.

El bombero babeaba. Aish, SeokJin nunca se acostumbraría a eso. Siempre iba a tener la necesidad de saltar sobre el imbécil que estuviera cosificando a su amigo y desnudandolo con los ojos.

—Creo que deberias intentarlo —soltaba el tipo apoyado sobre su mesa y sonriendo como imbécil.

¿Se suponía que era sensual?

—Ya dijo que no ¿No escuchas cuando TaeHyung te habla o qué? Sé que es un desgraciado atractivo, pero también podrías prestar atención a lo que sale de su boca en vez de sólo imaginarla alrededor de tu polla —soltaba SeokJin de repente con cerveza en mano.

TaeHyung lo miraba alzando sus cejas—. ¿Estás ebrio? —susurraba cerca del rostro de SeokJin. El castaño rodaba sus ojos en respuesta y TaeHyung sonreía—. Sólo me aseguraba.

Una garganta carraspeaba y TaeHyung veía que su enamorado seguía allí solo un poco sonrojado, el azabache no era estúpido, había coqueteado con el bombero un buen tiempo ya para asegurarse que pateaba para su equipo, pero cada vez que veía a un hombre cerca de SeokJin la atracción se disipaba inevitablemente.

Nunca parecían ser más atractivos y deslumbrantes que el maldito tipejo hermoso a su lado.

—No me interesa ser bombero, realmente no —exclamaba con sinceridad y encogiendose de hombros.

El tal JoongHyuk sonreía—. ¿Y que tal mi cita de viernes?

SeokJin aspiraba por aire, bebía su botella de cerveza y la apoyaba con fuerza en la mesa—. Me voy. Mi madre mencionó que los niños están dormidos —decía sin mirar al bombero Jang—. Te veré el lunes. ¡Buen fin de semana! —gritaba para todos, luego miraba al bombero—. Adiós, Jang. Cuida de TaeHyung esta noche —decía como si nada y luego besaba la sien del azabache.

TaeHyung abría su boca y nada salía de ella, SeokJin le guiñana un ojo y se iba. TaeHyung sabía que detestaba al bombero, pero sabía que estaba intentando que al menos uno de los dos viviera luego de la perdida de Seulgi, TaeHyung había dejado sus andanzas de lado, estando firme como rulo de estatua para su amigo y ahijados y eso le encantaba tanto como molestaba a SeokJin.

—Bien, entonces tengo la aprobación de tu hermano mayor —mencionaba JoongHyuk sentándose al lado de TaeHyung.

Mierda, si había algo que TaeHyung odiaba era que los llamarán hermanos. Sí, se habían criado prácticamente juntos, pero no eran hermanos. Él no veía a SeokJin como tal.

— Me da curiosidad saber tu historia con SeokJin. A veces se ve sumamente protector —mencionaba curioso.

TaeHyung sonreía—. Lo es, siempre lo fue. No lo tomes personal al fin de cuentas se acaba de ir y acepto mi cita contigo por mí —decía con una mueca de desagrado que no era visible para su acompañante.

—Si lo hizo, dicen que es un gran tipo, no lo conozco mucho desde que llegué, pero supe.lo de su esposa, una lástima —mencionaba haciendo que TaeHyung se volteara y lo mirara fijo.

—Seulgi era de mis mejores amigas, la perdimos el año pasado, sería genial que no tocarás el tema. A SeokJin lo conozco desde que tengo siete y con mi padre nos mudamos a la casa continua dónde él vivía con su madre.  Nos hicimos buenos amigos desde entonces. Su madre es como una madre para mí. Somos inseparables desde entonces —se encogía de hombros como si fuera lo más normal.

Sí, Minji era como su madre, peoe SeokJin no era como su hermano, muy complejo para que terceros lograrán entender.

— ¿Incluso en la universidad? —preguntaba curioso.

TaeHyung asentía—. Incluso allí.

— ¿Y siempre fue tan protector? —preguntaba curioso.

Este no era el tema favorito de conversación de TaeHyung. Ya sabía cómo era la cosa y sabía por qué la gente se sorprendía. Él lo tenía normalizado, pero era incómodo que terceros hablarán sobre la sobreprotección de SeokJin con él.

—Oye ¿por qué mejor no me dices si vas a arriba o abajo para cortar con esto de una vez? —soltaba con una sonrisa seductora.

El bombero Jang sonreía ladino—. Versátil ¿Tu casa o la mía?

— ¿Comieron bien? —preguntaba SeokJin a su madre, MinJi vivía a sólo dos casas de ellos y siempre estaba disponible para el cuidado de sus nietos.

Ahora más que nunca.

—Sí, todos han comido bien. Le cambié los pañales a los gemelos y su pancita está mejor. Comieron muchísimo más esta vez.

SeokJin sonreía y la abrazaba—. Gracias, eomma. Ve rápido antes de que sea más tarde, por favor —pedía con calma.

Su madre dejaba que le acompañará hasta la puerta y lo miraba atentamente—. ¿Has dormido bien? ¿Cómo has comido? Te ves muy cansado y más delgado.

SeokJin sonreía—. Estoy bien. Sólo fue un día movido en el trabajo —exclamaba besando su cabeza y dejando que esta le abrazara.

Sus ojos ardían, su garganta estaba pesada—. Cuídate ¿Si? Mis nietos necesitan un papá fuerte —decía con dulzura la mujer.

SeokJin era su viva imagen, con la diferencia que ella era más pequeña con una nariz más delicada y ojos más pequeños. Llevaba el cabello negro bien corto y cuidado y era dueña de una sonrisa amable que había heredado a su hijo, el resto de SeokJin había sido heredado por su padre, quien seguía vivo, pero tenían la relación justa y necesaria desde casi toda su niñez.

—Me estoy cuidando. No te preocupes, descansa y gracias por cuidarlos hoy —susurraba besando la cabeza de su madre.

Cuando volvía adentro, comenzaba su rutina en automático. Acomodaba un poco el desastre que los gemelos y ChaeYoung hacían durante el día, dejaba la casa pasable, se daba una ducha y se llevaba un té caliente de hierbas para tomar en la cama mientras dejaba algún canal hacer solo un poco de ruido de fondo.

Pero luego de que todo estaba silencioso y él estaba demasiado relajado, el dolor comenzaba a crecer de a poco en su pecho, obstruyendo su respiración normal y dificultandose hasta que simplemente se dejaba ir en lágrimas sólo un momento. Tan sólo un poco necesitaba llorarla de nuevo.

Cuando creía que nadie lo escuchaba ni lo veía se permitía ser sólo un hombre y no el súper papá, hijo, amigo o paramédico que muchos creían que era. Sino, sólo SeokJin, un SeokJin que se había quedado solo sin su compañera. Un SeokJin que extrañaba a su Seulgi y un SeokJin que había sido escuchado por la pequeña ChaeYoung quien en ocasiones se levantaba para ir a la cama con su papá, pero lo encontraba llorando y así había sido más de una vez y a tan corta edad, había aprendido a marcarle a su padrino, porque la niña sólo le había contado al padrino "Tata" que a-ppa en ocasiones lloraba como un niño pequeño.

Así que volvía en busca del teléfono que le daban en ocasiones para jugar porque habían optado que un poco de tecnología sería bueno para que ChaeYoung pudiera distraerse un poco más, así que sabía dónde estaba el aparato cargándose y sabía cómo contactar  a su papá cuando estaba fuera, a la abuela MinJi y al padrino Tata, que era justo el número que marcaba en ese momento.

Y el teléfono de TaeHyung sonaba en una casa ajena mientras estaba siendo besado y manoseado por el bombero Jang quien no perdía tiempo y parecía pulpo.

—Espera... Aguarda un momento —TaeHyung sabía que Chae estaba llamándolo, su pequeña tenía un sonido especial en su teléfono.

—Llevamos coqueteando semanas, ya esperé suficiente —decía besando su cuello y buscando meter su mano en el pantalón de TaeHyung.

— ¡Que te esperes! —decía dándole un empujón—. Carajo. Mi ahijada está llamando —decía dándole una morada fulminante al tipo mientras tomaba su teléfono.

— ¿Padrino Tae?

— ¿Qué pasa princesa? —respondía llevando su cabello hacia atrás.

—Creo que a-ppa está llorando en su habitación —susurraba de forma clara.

TaeHyung apretaba sus dientes—. Voy para allá ¿Sí? Tú golpea antes de entrar con él ¿De acuerdo?

—De acuerdo ¿Traes chocolate para que deje de llorar? —preguntaba con inocencia.

TaeHyung sonreía—. Por supuesto, princesa.

Cuando TaeHyung cortaba el llamado tomaba su chaqueta.

— ¿A dónde vas? —preguntaba Jang con una erección de los mil demonios en su pantalón.

—Lo siento hombre, surgió algo importante. Próximo viernes si quieres está bien y si no, también está bien —decía sin siquiera mirar atrás al salir del apartamento ajeno.

SeokJin había limpiado rápidamente sus lagrimas cuando su princesa había golpeado a su puerta, ahora el mundo era un poco más brillante mientras peinaba el cabello de la niña que dormía a su lado en la cama, y poco se sorprendía cuando en su puerta sonaba un golpe y la figura del hombre más apuesto que había visto se materializaba frente a él como si nada con una sonrisa rectangular hermosa más un pack de seis y chocolates.

— ¿Se durmió? —preguntaba con un puchero.

SeokJin sonreía—. Lo hizo ¿Te llamó?

TaeHyung asentía y se acercaba a la cama—. Le traje chocolate y cerveza para nosotros —añadia levantando sus cejas.

SeokJin reía—. Lo siento, Voo. Debió haber arruinado tu cita, puedes volver si quieres.

—Nah, olvídalo. Si quiere este cuerpo tendrá que esperar y si no, él se lo pierde —decía encogiendose de hombros y metiéndose en la cama—. ¿Alcohol? —SeokJin hacía una mueca—. ¿Dulce?

—Pero son de Chae —añadía con un suspiro.

— ¿Por quién me tomas? Traje gomitas para ti —decía sacando una bolsa del bolsillo de su pantalón y sonriendo a SeokJin.

—Ah, por eso te amo, Voo —decía SeokJin con una sonrisa hermosa y una voz grave sutilmente baja para no despertar a la niña.

TaeHyung absorbía de esa imagen fraternal, pero disfrutaba más de lo que debía de esa voz grave y esas palabras.

—También te amo, imbécil. Que sea la última vez que me entregues a los lobos, no quería dejarte solo esta noche —mencionaba bebiendo su propia lata de cerveza.

SeokJin suspiraba—. Tienes una vida. No dejes de vivir porque todavía tengo noches en las que no puedo aceptar la realidad. Eso no es justo para ti.

—Soy tu mejor amigo, deberías saber que me importa una mierda lo que creas mejor para mí, estoy aquí para ustedes. No me dejes de lado —añadía con seriedad.

SeokJin sostenía su mirada y sus ojos ardían, pero luego asentía hasta que uno de los gemelos sollozaba en su habitación.

—Ah, era muy bueno para ser cierto que durmieran derecho toda la noche —decía SeokJin.

TaeHyung dejaba su cerveza—. Quédate aquí, sé cómo lograr que se duerman rápido —decía poniéndose de pie.

—No vayas a dopar a mi hijo, por favor —se mofaba SeokJin.

TaeHyung sonreía y minutos más tarde estaba durmiendo nuevamente al pequeño Sin y acomodandolo en su cuna, no se sorprendía cuando salía de la habitación de los gemelos y SeokJin estaba allí de pie en la puerta. Llevaba su pijamas negra y su cabello se veía apenas húmedo, ya más seco que otra cosa. Él siempre se veía bien.

—No debiste levantarte, maniático del control. Te dije que lo tenía resuelto —mencionaba. SeokJin se le quedaba viendo en silencio hasta que daba unos pasos y extendía sus brazos para atraer a TaeHyung y apretarlo entre estos por un abrazo consolador y fortalecedor.

TaeHyung había aprendido con los años a qué su cuerpo no reaccionara a la cercanía de SeokJin, pero de todas formas siempre era una prueba de fuego cuando sus cuerpos se fundían en este tipo de abrazo que unía las partes de SeokJin y le daban la fuerza que necesitaba.

Era una adicción para TaeHyung ser aquello que SeokJin necesitaba para sentirse completo.

—No vuelvas a entrar a un incendio nunca más, por favor —decía entre dientes justo en su oído—. Por favor, Voo.

TaeHyung aspiraba con fuerza y asentía—. De acuerdo, lo siento. No quería preocuparte.

—Siempre me voy a preocupar por ti. No hagas idioteces —pedía SeokJin.

TaeHyung reía secamente y luego aspiraba el olor de la crema para afeitar que SeokJin tenía y el de esa loción peculiar de él que dejaba un aroma a menta suave y fresco que a TaeHyung le encantaba. Su cuerpo temblaba ante el calor ajeno y en como esos brazos lo apretaban con fuerza.

TaeHyung necesitaba pensar en cualquier cosa para que su cuerpo siguiera en calma. Este era un momento de amigos, como otros momentos infinitos que habían compartido. Este era un momento fraternal dónde estaban compartiendo un abrazo de puro consuelo y la cabeza de TaeHyung tenía que centrarse y evitar que su cuerpo se volviera loco. Sólo otro abrazo más.

Se sentía una mierda cuando su cuerpo y corazón seguían conectados a este hombre aún después de la perdida de Seulgi, aunque para ser honestos, debido a las últimas palabras de esta, parecía ser que TaeHyung estaba aún más arraigado a esos sentimientos que tenía por su amigo desde que supo que lo sentía era más que simple amistad.

Nunca habían sido fáciles estos sentimientos unilaterales, pero algo dentro de él siempre se rehusaba a dejarlos ir. Ahora entre los brazos de su mejor amigo, TaeHyung se estremecía cuando SeokJin olía su cabello como tenía costumbre de hacer.

Como si fuera la cosa más normal entre amigos, no lo era. Pero ellos era la excepción.

—Dios. Hueles a ese imbécil —soltana cortando el abrazo. TaeHyung hubiera deseado que durará un poquito más—. Date una ducha y te daré un pijamas.

—Delicado... —exclamaba oliendose a si mismo mientras SeokJin iba en busca de la muda limpia—. No huelo a Jang —se olfateaba una vez más porque en sus  fosas nasales aun estaba el aroma fresco de SeokJin, pero repentinamente—. Aish, sí. Si huelo a él.

—Te lo dije —decía SeokJin volviendo con él, dándole una muda de ropa de cama limpia—. Ve, tomaré una cerveza, pero lo haremos en el living, no quiero despertar a ChaeYoungssie.

Cuando SeokJin le sonreía con un deje de tristeza que aún no abandonaba su rostro, TaeHyung suspiraba, tomaba su nuca lonatraia sin precio aviso (sin que SeokJin se resistiera, lo cual era una sensación vertiginosa) y besaba su mejilla, SeokJin nunca se quejaba de sus besos sonoros y en ocasiones húmedos.

—Quita ese puchero, vuelvo en cinco —susurraba cerca de su rostro.

A veces era un bendición y un castigo que a SeokJin no le incomodara su cercanía. No estaba seguro que hubiera sido de él si SeokJin no fuera tan permisivo con su cariño. Quizás hubiera evitado que su amor no correspondido volará tan alto, no estaba seguro, como fuera disfrutaba como un drogadicto privado de su vicio esos pequeños acercamientos y momentos.

Se sentía tan complacido como culpable, buscaba un nuevo amante donde depositar sus frustraciones y luego repetía y volvía a empezar desde hacía ya varios años.

Pero aquí era su lugar. Al lado de SeokJin, aunque no fuera de la forma que su corazón anhelaba de igual manera, su lugar estaba al lado de ese hombre y sus niños, sin importar qué.


Uffff no será si será angst, pero habrán momentos sad🥹 aún no entra en la rueda, es un regalito... Un bocadillo de entrada a esta nueva historia 🙈

¿Qué opinan? Espero leer sus reacciones.

¡Buen inicio de semana!

Con amor niñita Nanykoo 💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro