15.- Ejercicio de supervivencia (parte 1)

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 Ver a Viktor junto a Yakov no era nada nuevo. Ya fuera porque ambos discutían asuntos relacionados con sus clases, alguna misión, o porque el mayor regañara al más joven, en lo absoluto representaban una imagen extraña.

Fue por eso que, cuando algunos estudiantes los vieron dirigirse al área reservada para las casas de los profesores, no le dieron gran importancia. Quizás, de prestar más atención y escuchado su conversación, se hubieran enterado de un par de cosas muy interesantes.

—¿Cuánto hace que regresó Yuri?

—Hoy en la madrugada. No sé qué le enfadó más a Lilia, que Yuri la despertara tan temprano, o que incumpliera las órdenes que le dimos y se arriesgara tanto.

—Entonces, asumo que no está herido.

—Una de nuestras magas sanadoras y Celestino lo revisaron. Salvo por una herida en la mano y un exceso de fatiga, se encuentra perfectamente. Aún así, decidimos que sería mejor darle un par de días de reposo.

—¿Y Yuri aceptó?—cuestionó sorprendido Viktor.

—¿Tú que crees? Celestino tuvo que hechizarlo para que se quedara en cama a descansar.

Viktor rió sin poder evitarlo. Definitivamente, eso era algo muy propio de Yuri. Si bien su semblante se tornó más serio al mencionar otro asunto relacionado a la misión del joven.

—¿Y la reliquia?

Yakov frunció el ceño y guardó silencio. Para ese punto, ambos se detuvieron frente a una elegante casona en donde se solían hospedar distinguidos invitados y otras personalidades cuando visitaban Hystoria.

—Tendrás que preguntárselo a él. Está en la primera habitación del segundo piso. También, Lilia y yo hemos decidido que hasta que aprenda a comportarse y obedecer, no podrá hacer misiones por su cuenta.

Viktor suspiró, intuyendo que aquello seguramente tendría a Yuuri de muy mal humor, si bien comprendía el razonamiento de los mayores. Mentiría si dijera que no se preocupó luego de la forma en que terminó su última conversación, pese a que en el fondo sabía que el jovencito poseía la fuerza, la astucia y la habilidad para sobreponerse a cualquier problema o dificultad, no dejaba de ser un adolescente impetuoso y obstinado al que le encantaba correr riesgos y que pocas veces tomaba en cuenta recomendaciones ajenas.

Impaciente, Viktor subió las escaleras prácticamente corriendo, apurado por dirigirse a la habitación que Yakov le señaló y, sin molestarse en llamar a la puerta, la abrió sin más.

El cuarto era pequeño aunque acogedor, más sencillo a comparación de los otros en la casona, pero igualmente limpio, bien amueblado y con algunas decoraciones. En teoría, Yuri tendría que permanecer en su dormitorio o en la enfermería, aunque dadas las circunstancias especiales en torno a su misión, tanto Lilia como Yakov consideraron que algo de privacidad sería mejor. De manera inusual, Yuri no protestó por eso. Viktor supuso que se debía a que el chico deseaba ahorrarse preguntas indiscretas y miradas curiosas. De por sí ya había muchos rumores en torno al joven de ojos verdes.

Finalmente, Viktor divisó a un chico rubio tumbado en la cama. Tenía los ojos cerrados, y el ceño ligeramente fruncido, como si a pesar de estar dormido se sintiera intranquilo. Viktor se acercó con cautela, extendió una mano hacia él... y le arrancó las cobijas de un tirón.

—No engañas a nadie, Yuri. Se que estas despierto.

El jovencito se incorporó de un salto y lo increpó.

—¿Quieres dejarme en paz? Ya tuve bastante con Yakov y Lilia, no necesito que vengas a molestarme tu también.

—¿Y quién tuvo la culpa? Si hubieras obedecido las indicaciones originales y cumplido con la misión, ahora no estarías así—lo reprendió Viktor, señalando la mano derecha del rubio, envuelta en una venda. Refunfuñando, Yuri trató de ocultarla tras su espalda—. ¿Qué fue lo que pasó?

—¡Esa maldita cosa fue lo que pasó!—ladró el joven, lanzándole una mirada llena de odio a un pequeño objeto sobre la única mesa de la habitación, un anillo.

Viktor se acercó para examinar la joya, y cuando se percató de su estado, abrió exageradamente los ojos y la boca, y en un tono excesivamente dramático exclamó:

—¡Ay, no! ¡Rompiste la reliquia!

Yuri se cruzó de brazos, visiblemente indignado.

—Es falsa. Sabes tan bien como yo que la verdadera nunca se hubiera roto tan fácil.

Yuri se sentó en la cama, todavía refunfuñando mientras Viktor examinaba los restos del anillo. En realidad, conocía la original solo por dibujos y anotaciones, aunque eso le bastó para percatarse de que era una copia bastante buena que sin embargo no dejaba de ser un simple anillo de metal cualquiera imbuido con magia.

—Vaya, hasta se tomaron la molestia de colocarle el grabado con las palabras correctas. Por lo general, suelen olvidarlo

—Como sea. Espero que le haya costado muy cara al tipo que la compró, ojalá se quede en la ruina el muy imbécil.

—Si puedes insultar así, quiere decir que estás bien—expresó Viktor con una media sonrisa—. Supongo que me preocupé por nada.

—¡Es lo que le dije a Lilia! Lo tenía todo bajo control...

—¿Y por eso ella y Yakov decidieron prohibirte hacer más trabajos solo?

En respuesta al cuestionamiento, el rubio gruñó y se recostó de nuevo, cuidando de darle la espalda. Viktor dio un paso hacia él.

—Sé lo mucho que esto te importa, pero trata de entender. Te estás arriesgando demasiado. ¿Y si te hubieran atrapado?

—Me las habría arreglado para escapar—respondió Yuri sin vacilar.

—¿Y si no?

—En ese caso, tú hubieras tenido un problema muy grande—replicó el rubio con una sonrisa burlona—. No te conviene que me pierda por ahí, ¿o sí?

Viktor cerró los puños con fuerza y apartó la mirada. No quería admitirlo, pero Yuri tenía razón. Perderlo era un lujo que de ninguna manera podía permitirse.

—A veces pienso que debí dejarte donde te encontré.

Yuri no se molestó en contestarle. Viktor suspiró con resignación. Honestamente, esperaba que después de lo mucho que había hecho por él, se mostraría más agradecido y dócil. Más al parecer, el mal carácter del rubio nunca cambiaría.

—Es una pena que tengas que quedarte aquí descansando. Te vas a perder la prueba de supervivencia.

—¿Esa cosa aburrida?—exclamó Yuri, al fin asignándose a hablar. Fue el turno de Viktor para sonreír.

—Por lo que oí, lo harán mucho más desafiante este año...—Viktor dejó la frase en el aire. De pronto, recordó a una cierta persona. Yuri se percató del inesperado silencio y lo miró con curiosidad mal disimulada. El profesor se encogió de hombros en actitud casual—. Nada, simplemente pensaba que hay alguien que me encantaría que conozcas.

—¿De qué rayos estás hablando?

—No es nada importante. Pensándolo bien, podría ser mejor que no participes en el entrenamiento. Si descansas y mantienes un bajo perfil, quizás podamos convencer a Lilia y Yakov que te levanten el castigo.

Y con eso, Viktor se retiró. Momentos atrás, había pensado en Yuuri. ¿Acaso tomaría parte del ejercicio de supervivencia? Intuía que sí. Y si tenía éxito y hacía un buen papel, resultaría en algo muy beneficioso para él. Aunque primero, tendría que superar numerosos retos.

***

Al día siguiente, Yuuri se levantó, se alistó y salió del dormitorio a toda prisa. Guardadas en el bolsillo de la chaqueta del uniforme llevaba dos cartas, la primera, para su familia; la segunda, para Yuuko. A grandes rasgos, ambas hablaban de lo mismo: sus días en Hystoria, sus clases, sus amigos y lo mucho que los extrañaba. En la carta de Yuuko, además, le contó sobre sus encuentros con Otabek, esperando que eso ayudara a mitigar la preocupación que ella seguramente sentiría cuando le preguntara sobre aquel invierno.

'Me preguntaba si podrías contarme sobre lo que pasó. No me ha ocurrido nada malo, descuida. Es solo que al parecer el príncipe con quien me enfrenté también está estudiando aquí y me encuentro un poco confundido por lo que sucedió en aquel entonces. ¿Recuerdas si alguien más cayó al lago?"

Con un poco de suerte, Yuuko no se angustiaría demasiado y podría referirle los detalles que él desconocía.

Yuuri fue el primero en llegar al correo de Hystoria. Por el número de cartas y envíos que entraban y salían todos los días, la escuela contaba con su propia central. Para garantizar que sus mensajes serían envíados lo más rápido posible, le dio a uno de los encargados una reluciente moneda de oro.

—¿Sería posible enviar mis cartas antes del mediodía?

—¡Oh, sí! ¡Por supuesto! Y si lo desea, nos encargaremos de llevarle las respuestas personalmente, para ahorrarle que tenga que venir a buscarlas aquí.

El de lentes asintió en silencio y, por si acaso, le dio otra moneda. Otros pensarían que se trataba de un gasto inútil, pero para Yuuri valía la pena. Además, tenía una manera segura para recuperar su dinero.

Aunque pesado y poco glamoroso, trabajar en los establos conllevaba ciertas ventajas. La primera, era la remuneración económica. Si bien las labores realizadas por los alumnos en Hystoria eran sin paga, muchos hijos de nobles y de familias adineradas preferían pagar para que otros ocuparan su lugar, por lo que esa era una manera fácil y segura para que aquellos de origen humilde ganaran ingresos extras. La segunda, y la que Yuuri aprovechaba en ese instante, era que daba tiempo para pensar. En general, los establos eran bastante silenciosos y privados, así que podía perderse en sus pensamientos con la seguridad de que ningún entrometido lo interrumpiría.

Toda su atención la había concentrado en el invierno olvidado, sin embargo tenía pendiente continuar su investigación sobre las cuatro estaciones y sus reliquias. Sin mencionar el asunto de su carta en blanco y a todo eso, podía agregar que deseaba conocer más sobre la historia de Otabek y su familia.

Agobiado, el joven apoyó la espalda contra la pared y cerró los ojos. No importaba desde qué ángulo lo abordara, solo eran incógnitas y dudas.

El sonido de un fuerte resoplido lo devolvió a la realidad. Un caballo lo observaba con curiosidad. Instintivamente, Yuuri le sonrió y se le acercó, extendiendo su mano con cautela para hacerle una caricia, gesto que el caballo aceptó de buen agrado. Era un animal hermoso, de color café y brillantes ojos negros. Yuuri rió, enternecido. Claramente, a aquel caballo le agradaba mucho la gente.

—Más que caballo, pareces un perro.

—Hasta donde sé, Makkachin siempre ha sido un equino.

Quien habló era una chica de cabellos negros cortos, Isabella. Era hija de uno de los trabajadores de los establos, por lo que a pesar de no haber seguido el proceso de reclutamiento de los alumnos, se le permitía asistir a algunas clases. En el caso de Yuuri, su trato con la chica se limitaba exclusivamente al trabajo ya que no compartían ninguna materia, por lo que no necesariamente la consideraba una amiga, si bien mantenía un trato cordial con ella. Y es que podían no ser muy cercanos, pero eso no impedía que Yuuri reconociera que Isabella era una joven trabajadora y dedicada, cualidades que admiraba.

—¿Terminaste de preparar los comederos?

—Ah... sí. Todos están listos. También les puse agua fresca.

Isabella asintió distraídamente y procedió a remover algo de heno de una pila con ayuda de una horquilla. Como detuvo sus mimos, Makkachin le dio a Yuuri un golpecito en la nuca con su hocico, para que volviera a prestarle atención. Esto no pasó desapercibido para Isabella.

—Vaya, sí que es raro.

—¿Qué cosa?— cuestionó Yuuri, dándole al caballo unos golpecitos cariñosos en el cuello.

—Makkachin es muy especial, no deja que cualquiera se le acerque.

—¿En serio?—se sorprendió Yuuri, aunque pronto descubrió una explicación.

"Apuesto a que Phichit también habló con los caballos. A fin de cuentas, son animales y puede comunicarse con..."

—¡Eew! ¿Huelen eso? ¡Apesta a estiércol!

Muy tarde Yuuri notó que otras dos chicas caminaban hacia ellos. Una tenía cabello negro recogido en una coleta baja, la otra llevaba el cabello rubio corto a la altura de los hombros. Ambas usaban el uniforme, lo que las caracterizaba como estudiantes oficiales de Hystoria. Y no solo eso, Yuuri las reconoció como parte del séquito de JJ. Anticipándose a que seguro lo molestarían, se encogió sobre sí mismo esperando pasar desapercibido, sin embargo las jovencitas lo pasaron de largo y encararon a Isabella, quien, ajena a sus expresiones desdeñosas, continuaba apilando el heno mientras tarareaba una canción.

— ¿Qué no escuchaste?—la increpó la chica rubia, claramente con la intención de molestarla.

—Si, te oí—expresó Isabella con calma, sin darse por enterada de que el comentario había sido una burla dirigida a ella y sin dejar de trabajar—. Pero es que es muy obvio. Es decir, estamos en un establo. Claro que va a oler a estiércol.

Yuuri trató de ahogar su risa tras un bufido mal disimulado que acabó por llamar la atención de las chicas engreídas.

—¿Qué haces tú aquí?

—Estoy trabajando aquí...—musitó Yuuri, incómodo.

Sin motivo aparente, Isabella soltó una estrepitosa carcajada, lo que le valió miradas cargadas de extrañeza tanto de las chicas como del mismo Yuuri.

—Oh, lo siento. Creí que estábamos jugando a decir obviedades.

—¿Te estás burlando de nosotras?—cuestionó bruscamente la joven de cabello largo—. Deberías conocer tu lugar, chica de establo.

Isabella arqueó una ceja, para nada intimidada.

—Lo hago. Mi padre es el encargado y yo también trabajo aquí, así que soy una chica de establo. Este es mi lugar.

Ofendida, la chica se dirigió hacia Isabella con actitud amenazante y alzó la mano, claramente con la intención de golpearla. Alarmado, Yuuri trato de intervenir, pero Makkachin se le adelantó. El caballo relinchó ruidosamente y se encabritó, golpeando con fuerza el suelo con sus patas delanteras mientras sacudía la cabeza. Pronto, el resto de caballos en el establo siguieron su ejemplo y se sumaron al escándalo.

Por primera vez desde que la discusión dio inicio, Isabella se mostró preocupada y corrió presurosa para tranquilizar a los ansiosos equinos, en tanto que Yuuri se esforzaba por calmar a Makkachin. Las seguidoras de JJ, asustadas al considerar que aquellos animales podían escapar hacerles daño, simplemente huyeron sin mirar atrás. Únicamente entonces, Makkachin y el resto de los caballos cesaron su algarabia. Yuuri aún se sentía algo nervioso. Como si pudiera intuirlo y quisiera hacerlo sentir mejor, Makkachin frotó su hocico contra su hombro.

—Yo estoy bien, a mi no me pasó nada—dijo Yuuri en tono suave—. ¿Estabas tratando de ayudarnos porque temías que esas chicas nos hicieran daño?

En respuesta, Makkachin sacudió su crin y resopló de una manera que casi sonó ofendida, como si le enfadara que Yuuri mencionada a esas chicas. El de lentes echó a reír. Entre tanto, Isabella volvió tras revisar al resto de los caballos del establo.

—Todos están tranquilos y en sus alojamientos, aunque algunos volcaron el agua y sus comederos. Vamos a tener que limpiar.

Yuuri asintió en silencio y frunció el ceño.

—Deberías contarle a alguien lo que pasó. Lo que esa chica estuvo a punto de hacer...—negó con la cabeza—. No tenía derecho a hablarte ni a tratarte así.

—No dijo nada que no fuera verdad, en serio, no me molesta. Además, ¿Qué ganaría con eso? Que las regañen quizás haga que dejen de molestar, pero no cambiará nada más. Ellas seguirán siendo alumnas de Hystoria, y yo una chica de establo.

Con eso, Isabella dio por terminada la plática. Yuuri no se esforzó por volver a tocar el tema, pensando que no quería presionarla. Si bien no dejó de pensar en ello, por lo que cuando Phichit fue a buscarlo para ir al comedor y le contó lo sucedido, su amigo también se indignó.

—¡Esas presumidas! Todos los amigos de JJ son de la misma calaña. ¡Oh! Una familia de ratones viven cerca del dormitorio de las chicas, podría pedirles que les hagan una visita. A nadie le gusta despertarse con heces de roedor en el pelo y la ropa roída.

Yuuri lo consideró seriamente por unos instantes y al final rechazó la propuesta.

—Mejor no. Ellas podrían pensar que es Isabella tratando de vengarse. No quisiera meterla en problemas.

—Supongo que tienes razón...—suspiró un muy decepcionado Phichit—. Aunque... ¿sabes? Me sorprendió algo de lo que me contaste. ¿De verdad Makkachin te permitió que lo tocaras, así como así?

—Si. Es un caballo muy dulce y noble. ¿Por qué lo preguntas?

—Makkachin es la montura personal de Viktor. Creo que lo ha tenido desde hace años. Viktor se hace cargo de él y Makkachin está tan acostumbrado a eso, que no le gusta que cualquiera se le acerque.

Yuuri arqueó las cejas, incapaz de disimular su confusión. Aquello carecía de lógica. ¿Por qué un caballo tan celoso como Makkachin lo aceptaría a él, un simple desconocido?

—Por otro lado, puedes tomarlo como una señal de que tu y Viktor están destinados a estar juntos.

—¡Phichit!—exclamó Yuuri, con el rostro y las orejas completamente rojas.

El aludido le sacó la lengua y salió corriendo. Avergonzado, Yuuri lo siguió, decidido a darle un buen golpe si lo alcanzaba.

En el comedor, Leo y Guang ya los estaban esperando. El lugar estaba repleto de gente, lo que no impidió que Yuuri divisara a Otabek y, recordando su conversación anterior, se animara a hablarle.

—¿Te gustaría comer con nosotros?

—Gracias, pero estoy ocupado. Hay algunos libros de las Cuatro estaciones que quiero revisar. Podemos hablar después si te interesa.

Yuuri asintió y le dedicó una sonrisa. Phichit, que había presenciado toda la escena, no perdió oportunidad para bromear a costa suya.

—¿Viktor y también Otabek? Deja algo para los demás, Yuuri.

Esta vez, el moreno no se salvó de recibir un fuerte codazo en las costillas. Yuuri fingió no escuchar los quejidos de su amigo y en cambio procedió a comer su sopa con total y absoluta calma. Guang y Leo observaron la interacción muy entretenidos y divertidos.

—Admito que me da gusto. Otabek está en mi clase de música. Es muy talentoso y agradable una vez que lo conoces... claro que lo considero solo un buen amigo—se apresuró a agregar Leo ante la mirada que Guang le dirigió—. Ojalá que otros se tomaran la molestia de conocerlo por algo más que su historia familiar.

De pronto, se hizo el silencio. Al comedor entraron un grupo de profesores entre los que se encontraban Yakov, Celestino, Viktor y Masumi, entre otros. Sin quererlo, su mirada se cruzó con la de Viktor por unos segundos y el profesor le guiñó un ojo. Yuuri recordó los comentarios de Phichit y un intenso rubor pintó sus mejillas. Eventualmente, los maestros llegaron al centro del comedor en medio de un coro de murmullos y cuchicheos y ahí, fue Yakov quien tomó la palabra.

—Como deben saber ya, se ha organizado un nuevo entrenamiento de supervivencia con el fin de ayudarlos a prepararse para cumplir con sus futuros destinos. Serán divididos por equipos y se les asignará una misión que tendrán que llevar a cabo mientras enfrentan una serie de retos que deberán superar trabajando juntos y usando sus talentos personales. Quienes hagan trampa, serán descalificados y severamente castigados. Aquellos que tengan un desempeño sobresaliente, serán premiados conforme a su éxito. ¿Profesor Nikiforov?

Viktor asintió y dio un paso al frente.

—Quienes se destaquen por encima del resto, ya sea porque cumplan con sus misiones, o porque superen sus desafíos con astucia e ingenio, obtendrán el reconocimiento de la directora Baranovskaya y el cuerpo de profesores, lo que les garantizaría convertirse en emisarios oficiales de Hystoria, con todos los derechos, responsabilidades y beneficios que el cargo implica.

Los murmullos fueron reemplazados por exclamaciones entusiastas. La habitación se llenó de una gran expectación. Confundido, Yuuri miró a Phichit.

—Eso quiere decir que podrás elegir tus propias misiones. Podrías participar en viajes diplomáticos o en trabajos importantes, tratar directamente con reyes y reinas, y de ser necesario, hasta podrías hacerlo por tu cuenta.

"Como Yuri Plisetsky" pensó el joven de gafas, rememorando al chico de quien tanto había oído hablar y que aún no conocía.

—El entrenamiento se llevará a cabo dentro de una semana. Utilicen este tiempo para prepararse—avisó Yakov—. Los equipos serán asignados el mismo día y se eligirán al azar... ¡A callar!—gritó el maestro, con lo que los alumnos inconformes por no poder elegir sus grupos cesaron sus protestas de inmediato—. Consideren que no siempre podrán trabajar con sus amigos. Parte de la prueba es ver cómo se desenvuelven dentro de un equipo. Y, antes de que pregunten, ¡se prohíbe hacer cambios!

Algunos jóvenes que tenían sus manos alzadas, las bajaron toda prisa. Yakov esperó unos minutos, para asegurarse de que nadie lo interrumpiría.

—Por ahora, eso sería todo. Si tienen alguna duda, mis colegas y yo la responderemos con gusto siempre y cuando no sea referente a la formación de los grupos.

Nadie se atrevió a acercarse a Yakov. En cambio, otros de los profesores se vieron rodeados por enjambres de chicos y chicas que esperaban o bien conseguir más detalles de la prueba, o bien convencerlos de permitirles elegir a los miembros de su equipo. El hombre rodó los ojos y se retiró. Que sus colegas lidiaran con aquellos chiquillos inconformes, él tenía mejores cosas que hacer.

—¿Qué les parece, chicos?—quiso saber Phichit—. En serio espero que alguno de ustedes gane. Sería una gran oportunidad.

—¿Uno de nosotros? Pero tu... ¿no vas a participar?

Ante la pregunta de Yuuri, el joven mago se encogió de hombros.

—Participaré, sólo que de otra manera. Esta vez dejaré que ustedes se luzcan.

—Pues yo estoy pensando seriamente en renunciar—confesó tímidamente Guang, agachando la mirada para no ver las expresiones perplejas de sus amigos.

—¿Estás seguro?—cuestionó Leo con cautela—. Es como dijo Phichit, es una gran oportunidad. Ser un emisario de Hystoria es una forma fácil y rápida de obtener reconocimiento y buenos contactos. Si tu destino es ser un héroe, te abriría muchas puertas. Se que muchos de los maestros empezaron como emisarios.

—Mi destino nunca me ha emocionado mucho. Si pudiera elegir, quisiera ser reconocido no por actos heroicos, sino por otros medios. Es decir, entiendo la importancia de los héroes, sé que muchos dependen de ellos y no puedo negar que suena atractivo. Supongo que sólo quisiera ser capaz de decidir qué hacer con mi vida por mi cuenta.

La inesperada confesión de Guang ensombreció momentáneamente el ánimo de los jóvenes. Por eso, ninguno notó cuando Viktor al fin pudo zafarse del reto de alumnos y se aproximó a su mesa.

—¿Yuuri?

Pese a que sólo nombró al de lentes, los cuatro alzaron la vista. El aludido hizo un movimiento de cabeza para indicarle a Viktor que lo había escuchado sin atreverse a abrir la boca. A su lado, Phichit se abrazó a sí mismo de manera protectora y se mordió los labios para no soltar un comentario inapropiado.

— ¿Te inscribiste para el entrenamiento?

—Ah... si. Voy a participar.

—Eso me alegra mucho. No exageraba con la importancia que tiene el cargo de emisario. Personalmente, creo que iría muy bien contigo. Aunque claro, primero tienes que ganar. Tengo grandes expectativas puestas en ti. Espero que me sorprendas durante la prueba.

Yuuri luchó para no sonrojarse y se despidió de Viktor agitando la mano. Phichit, que estuvo conteniendo la respiración hasta ese momento, abrió la boca y exhaló ruidosamente. Sin demostrar la menor consideración, Yuuri le dio un fuerte pellizco en el brazo.

—¡Si ahora no dije nada!

—Pero apuesto a que lo pensaste.

Junto a ellos, Leo y Guang echaron a reír.

***

Con el paso de los días, el entrenamiento de supervivencia fue de lo único que los alumnos conversaban.

Los campos de entrenamiento de esgrima, arquería, combate cuerpo a cuerpo y demás artes de combate se encontraron saturados. Los magos practicaban distintos hechizos y encantamientos en los jardines y La biblioteca se vio saturada. De pronto, todos querían estudiar sobre tácticas de supervivencia y hasta hubo peleas por los libros del tema. Chicos y chicas que se estudiaban artes, ciencias y otras disciplinas que poco o nada tenían que ver con el combate y aventuras, buscaban aprender cuanto les fuera posible de temas que nunca antes les habían interesado. Y quienes en un principio pasaron por alto el entrenamiento, ya fuera porque consideraban que no les aportaría nada en sus futuros destinos o porque habían participado en el anterior, se esforzaba en vano por convencer a los maestros que les permitieran apuntarse, sin éxito. Y es que, el premio era algo imposible de ignorar.

Yuuri y sus amigos no fueron la excepción y se prepararon minuciosamente. El joven de gafas se sentía especialmente presionado. Cada vez que recordaba las palabras de Viktor, sus nervios afloraban, pero también surgía en él de deseo de probarse a sí mismo de lo que era capaz. Y es que, si Viktor no creyera en él, no se hubiera tomado la molestia de hablarle, ¿o sí?

—Por lo general, empiezan asignándote una misión. Casi siempre es transportar una "reliquia" de un punto a otro, pero también puede ser localizar a un "rehén" y rescatarlo, servir como escolta, o encontrar y mantener a salvo un "tesoro"—le contó Phichit—. Se permiten usar armas o magia, aunque puede que también pongan algunas limitaciones para que sea más complicado, como que se prohíben usar espadas, lanzas o hechizos de fuego o agua por ejemplo.

—Por curiosidad, ¿Quién ganó el ejercicio anterior?—quiso saber Yuuri.

—Sara, Michelle y Emil fueron el equipo ganador. Guang y yo terminamos en octavo lugar de veinte. No nos fue tan mal.

Yuuri sintió una punzada de angustia. Era obvio que otros alumnos mucho más preparados que él participarían. Sin mencionar que no estaba seguro de qué era peor: ser colocado en equipo con alguien con quien no estuviera muy famliarizado, o con alguien tan hábil, que Yuuri terminara retrasándolo o haciéndolo fallar por su falta de experiencia.

El tan esperado día llegó. La prueba se llevaría a cabo al atardecer, en un área boscosa tras la Academia, en tanto que las listas con los equipos serían colocadas durante la mañana. Yuuri, Leo, Phichit y Guang se dirigían rumbo al muro de peticiones para verlas, cuando alguien los detuvo.

—¿Yuuri Katsuki?

Se trataba de uno de los encargados del correo. Yuuri se apresuró a decirle a sus amigos que se adelantaran. El encargado le entregó dos sencillos sobres y Yuuri lo recompensó con una moneda de oro.

El joven abrió primero la carta de su familia, aliviado y feliz por saber que todos se encontraban bien y que si bien lo extrañaban, les alegraba saber que su nueva vida como estudiante de Hystoria marchaba perfectamente. Acto seguido y con el corazón latiéndole con fuerza, prosiguió con la carta de Yuuko...

¡Ay, Yuuri! ¡Estoy tan emocionada por ti! Cuando leo tus cartas, puedo imaginarlo todo como si estuviera ahí. Si alguna vez necesitas ayuda con Teoría de la magia no dudes en escribirme, aunque dudo mucho que pueda serte útil, considerando la biblioteca tan amplia que tienen allá. ¡No puedo creer que seas amigo de Otabek Altin! Si no fuera mucha molestia... ¿Podrías pedirle que me enviara un autógrafo? Respecto a tu pregunta... lo recuerdo todo. Es el día que más asustada me he sentido en toda mi vida. Estabas junto al lago, empapado y desmayado y completamente helado. Apenas respirabas y sangrabas de una herida en la cabeza. No tengo idea de cómo hiciste para salir, pero de lo contrario... no quiero ni pensar en lo que hubiera pasado. Fui yo quien te encontró primero, y admito que fue por casualidad ya que en ese día no tenía planeado ir al lago. No estoy segura de por qué, intuición o sexto sentido, algo me impulsó a dirigirme ahí. Me alegro mucho de haberlo hecho. Aunque estoy segura de que no había otra persona y nadie más cayó al lago. Me hubiera entrado, ya que mi familia habría sido la encargada de tratarlo. ¿De verdad estás bien? ¿Ese príncipe engreído te está molestando? No recuerdo su nombre, pero si su personalidad y honestamente era insufrible. Por eso Minako lo rechazó. Estaba muy enojado cuando lo venciste. Ella le dio un buen sermón y le dijo que regresara cuando en serio quisiera aprender. Si te está dando problemas, podrías escribirle a Minako para contarle, apuesto a que iría a Hystoria personalmente para ponerlo en su lugar.

Yuuri releyó la carta un par de veces, como si aquello fuera a cambiar el relato de su amiga sin que fuera el caso. Una ola de incomodidad lo invadió y la cabeza comenzó a dolerle. ¿En serio fue así? Tenía que serlo, Yuuko no le mentiría y a diferencia de él, tenía sus recuerdos intactos. Pero es que en serio estaba tan seguro de que había alguien más...

Aturdido, se cubrió la boca con una mano y cerró los ojos. De pronto se sintió mareado. La posibilidad latente de no poder confiar en su propia memoria, le aterró de sobremanera. ¿Y si había olvidado algo más? ¿Y si...?

El sonido de la risa estruendosa de JJ lo devolvió a la realidad y de inmediato se apresuró a ocultarse en la entrada de un salón vacío, desde done pudo divisar que JJ no iba solo. Esto no era para nada extraño, ya que al príncipe por lo general lo acompañaba algún miembro de su séquito. Sin embargo, en esa ocasión quien caminaba junto a él era ni más ni menos que Isabella.

Yuuri asumió que él la estaba molestando, aunque no tardó en reconsiderarlo al ver la expresión radiante de la chica. Ella le sonreía abiertamente y se reía de sus bromas. JJ por su parte, se mostraba accesible y amable, muy diferente de la actitud arrogante y confiada habitual.

—¿Estás nervioso por el entrenamiento?

—¡Para nada!—exclamó entusiasta el príncipe—. La vez pasada, terminé en tercer lugar. Estoy seguro que ahora llegaré en primero y me nombraran emisario. O quizás, cuando vean mis habilidades me asciendan directamente  a maestro titular.

—Si eres tú, lo creo posible.

JJ enmudeció y, pese a que no estaba lo bastante cerca para verlo con claridad, Yuuri casi pudo jurar que el príncipe se había sonrojado. JJ soltó una risita forzada y torpe...y tropezó con sus propios pies. Una muy alarmada Isabella le ofreció su mano para levantarse.

—Debes pensar que soy ridículo.

—No. Simplemente no te rías y camines al mismo tiempo y estarás bien.

JJ parpadeó confundido por unos segundos, al cabo de los cuales le dedicó a Isabella una sonrisa sincera. Apenado por presenciar lo que él consideraba un momento íntimo, Yuuri aprovechó que la pareja le daba la espalda para abandonar su escondite y huir. ¿Quién hubiera creído que JJ tenía un lado tierno? Sobre todo considerando la forma tan cruel en que sus seguidoras trataron a Isabella. ¿Podría ser que el príncipe Leroy no fuera tan malo?

Yuuri al fin se reunió con sus amigos. Demoró un poco en localizarlos, dada la cantidad de personas reunidas. Se notaba quienes habían revisado las listas. Algunos, complacidos por las asignaciones, conversaban animados con sus compañeros de equipo, estableciendo planes y posibles cursos de acción. Otros en cambio, eran consolados por sus amigos ya que sus equipos no les agradaron mucho. Inclusive unos se quejaban abiertamente con Celestino y otros profesores allí presentes.

En su caso particular, a Yuuri le preocupó que Leo, Guang y Phichit se mostraran inusualmente serios y, luego de armarse de valor, se atrevió a hablarles.

—Lo siento, recibí cartas de mi familia y me retrasé. ¿De qué me perdí? 

—Pues... a Guang no le fue tan mal—le contó Phichit—. Estará Otabek Altin y Hua Lan Wu. ¿La recuerdas? Está en Cardología con nosotros. Es una maga de luz y es muy agradable. No tendrá problemas con ellos.

—¿Qué hay de ti, Leo?

—No conozco a ninguno de mis compañeros. De acuerdo con Phichit, uno estudia botánica, y el otro se especializa en pintura y escultura. Ya veremos cómo resulta eso.

—Y... ¿pudieron ver con quién participaré en la prueba?

Los otros tres guardaron silencio e intercambiaron miradas ansiosas. Phichit suspiró y se pasó una mano por el cabello, claramente inconforme.

—Será mejor si lo ves por ti mismo.

El mago se las arregló para conducir a Yuuri al frente, abriéndose paso entre los numerosos estudiantes que aún buscaban identificar sus equipos. Nervioso, Yuuri ojeó las listas hasta localizar su nombre y cuando lo hizo, el corazón le dio un vuelco.

Jean-Jaques Leroy - Yuuri Katsuki

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NOTAS FINALES

Seguimos con las actualizaciones!!! ¿Qué pasará ahora que Yuuri y JJ deben hacer equipo? ¿Qué piensan de la interacción entre Viktor y Yuri? ¿Y la carta de Yuuko?

Dejen sus teorías aquí --->

Por la fecha en la que estoy publicando esto, se acerca el 10 de Mayo, que en México es el día de la Madre. Aprovecho para desearles que tengan un muy buen día en compañía de sus familias y felicitar a quienes me leen que ya tienen hijos sean humanos, animales... o porque no, escritos. Ya sean historias originales o fics, también cuentan.

Si leyeron hasta aquí, muchas gracias!!!

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