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Joo Ji Mo era el nombre del doctor que sería el nuevo jefe de TaeHyung.

El Omega se encontraba ansioso llegando al 'Bucheon Soonchunhyang University Hospital'. Ni en un millón de años se hubiera imaginado que tendría la oportunidad de ser parte de dicho lugar. Si bien su padre había ayudado e inclusive el padre de SeokJin también había colaborado a mover un par de piezas, al fin y al cabo todo dependía del currículum que Kim TaeHyung se cargaba hasta ahora. Así que la entrada era pura y exclusivamente su crédito.

El lugar era inmenso, millones de personas yendo y viniendo. Jóvenes residentes que comenzaban a poner en práctica su habilidades hasta decidir dónde se terminarían quedando. Todo era una vibra positiva que hacía a TaeHyung sonreír en el proceso que caminaba y se abría paso por aquellos pasillos y pisos de cerámica reluciente que, era repasada una y otra y otra vez en lo que iba del transcurso del día.

Al meterse al ascensor se daba cuenta que estaba nervioso e inquieto, tanto al punto de sentir que subir solo tres pisos se volvía una eternidad. Y en esa—exagerada—eternidad, su cabeza volvía a él.  A Kim SeokJin, sus recuerdos era rebeldes y con vida propia, llevándolo a recordar sus manos, sus besos, su piel... Su aroma.

—No, no —se reprendía—. No es momento de pensar en Jin.

La puerta se abría y TaeHyung salía a paso lento del ascensor. Sus manos sudaban y las secaba con la tela de su pantalón de mezclilla. No estaba seguro si sudaban por los nervios de la entrevista o por haber recordado a SeokJin. Por estar finalmente con el, pero sentirse extrañamente lejos de su alfa, de su amigo. Se le hacía un nudo en el estómago pensando en eso, pero estaba seguro... Sin importar lo que SeokJin hiciera con él, lo aguantaría todo hasta que su alfa pudiera confiar en él y amarlo. Aunque estaba seguro que SeokJin lo hacía y rogaba que lo hiciera por encima de todo o podría morir de tristeza si Jin se decidía salir de su vida.

El Omega sentía que sus ojos picaban y no se había dado cuenta que ya estaba frente a la puerta cristal de la oficina de su nuevo jefe. Sacudía su cabeza para mantenerse centrado en el momento actual y golpeaba el cristal con sumo cuidado. Segundos más tardes, un hombre de unos cuarenta años que—al parecer dormía en algo así como una cama de anti envejecimiento—porque el tipo era extremadamente apuesto y claramente un alfa.

—Kim TaeHyung —mencionaba sonriente y amable, estirando su mano en forma de saludo—, llegas cinco minutos antes.

El Omega estrechaba su mano y abría z sus ojos inmensamente—. ¿Llegué antes? ¿Estaba ocupado?

El doctor reía y palmeaba su hombro—. Tranquilo, eso habla bien de ti. Adelante —ordenaba, dejando al Omega pasar.

TaeHyung había rogado en su interior que por favor el doctor Joo no hubiese notado como sudaban sus palmas o eso le delataria. Aunque sonaba estúpido, su aroma lo dejaba en evidencia.

—Tranquilo, Kim. Sólo he oído cosas buenas de ti —mencionaba, pidiéndole a TaeHyung que tomara asiento—, ponte cómodo ¿quieres beber agua?

—No, no. Estoy bien, muchas gracias —exclamaba, tomando asiento frente al inmenso escritorio de cristal.

Una oficina extravagante para un hombre que parecía ser todo sonrisa y amabilidad. El escritorio en cuestión estaba lleno de papeles apilados de forma prolija por una lado, un ordenador moderno y cuadros familiares. Muchos cuadros familiares, TaeHyung era curioso, pero a la cuarta foto ya no quería seguir mirando porque se sentía muy fisgón.

Alzando la vista veía a su jefe sonreírle otra vez y no podía evitar entrecerrar sus ojos y creer que le conocía.

—Lo siento, su rostro me es familiar y no sé porque —añadía con honestidad.

El jefe Joo asentia sonriente—. Nos vimos una vez cuando eras un niño de doce años.

TaeHyung fruncía sus cejas de forma notoria y algo chistosa para el doctor. Luego barría con sus ojos el escritorio una vez más y ahí lo veía. Una foto de su nuevo jefe junto a su ex compañero de clases menos favorito. Lee Ho-Seok. El doctor tomaba dicha foto donde se veía muchísimo más joven y Ho-Seok parecía ser ese joven adolescente que TaeHyung jamás llegó a tratar debido a que se había mudado a Japón.

Se preguntaba que sabía de su propio sobrino y si era algo diferente a lo que SeokJin le había contado hacía diez años atrás.

—Hubo una temporada de mi vida en la que no tenía donde quedarme por lo que, había pasado una temporada con mi hermana —comenzaba a relatar el doctor Joo, por su propia cuenta—, ellos habían hecho un viaje de trabajo por lo que Ho-Seok había quedado a mi cargo. En esa semana había recibido tres llamados de atención por diferentes cosas —suspiraba y dejaba la foto con su sobrino en el mismo lugar—, uno de esos tres llamados fue por una pelea contigo y Kim SeokJin.

TaeHyung rememoraba y vagamente recordaba que en una de tantas reuniones, un familiar había asistido por Ho-Seok y no sus padres. Pero para ser honestos, tenía vagos recuerdos que solo su subconsciente podía conectar.

—Su sobrino no era mi persona favorita, para ser honestos —mencionaba el Omega.

—Muchos coinciden en eso, pero quién diría, cuando los vi SeokJin era tan callado y tú tan temperamental y respondón —mencionaba divertido—. Hubiera apostado que serías el alfa.

TaeHyung sonreía de forma fugaz—. Sigo siendo temperamental y respondón, solo que en versión Omega.

El doctor reía y le aplaudía, el tipo tenía un actitud relajada y amena.

—Ustedes siguen siendo grandes amigos ¿cierto?—cuestionaba inocente y ajeno a la incomodidad del Omega.

—Los mejores amigos, señor —afirmaba con un sabor amargo en la punta de la lengua—. Y con su sobrino chocabamos por culpa de su envidia a mi al-... A mi amigo —se corregía el Omega, de inmediato.

—Sabes, SeokJin era tan callado e introvertido, jamás podría haber apostado que sería un alfa. Más allá de que había grandes posibilidades —mencionaba el doctor Joo.

—SeokJin es el mejor en su especie, él es un alfa increíble —añadía TaeHyung con seguridad—. Él me contó hace mucho que Ho-Seok simplemente se marchó ¿se supó algo más de él y su paradero?

TaeHyung era curioso por naturaleza y no veía de más la oportunidad de saber que había pasado con el chico Lee. Pero inmediatamente notaba el semblante más triste del doctor frente a él.

—Él solo desapareció. Había dicho más de una vez que no quería ver como un alfa tan... Suave —exclamaba—, era el líder de una manada tan grande.

TaeHyung aclaraba su garganta y sentía la furia recorrerle de pies a cabeza, no estaba seguro si ese hombre frente a él pensaba de esa forma sobre su alfa o solo estaba dulcificando las palabras de su sobrino.

—Repito —añadía el Omega con sumo respeto—, SeokJin es lo mejor que le pudo haber pasado. Bucheon

— ¡Oh, no! No me malinterpretes —agregaba de inmediato el doctor—. Mi sobrino decía muchas cosas a causa de la envidia, pero yo he tenido la oportunidad de conocer a SeokJin en más de un evento y cenas importantes —relataba—, y él realmente es algo impresionante. Extraordinario, fuera de lo común.

El corazón de TaeHyung se aceleraba y se preguntaba quién más sabía sobre la anomalía en los ojos de SeokJin. Temía por lo que podría llegar a suceder o lo que aquella comunidad podría llegar a pensar si fuera tomado negativamente, no quería ni siquiera imaginarlo.

—Siempre estuvo fuera de lo común —añadía TaeHyung—, solo aguantaba la mierda de su sobrino. Lo siento —se corregía.

El doctor sonreía y asentía—. Siempre creí que al ser hijo único, mi hermana y mi cuñado lo dejaron salirse demasiado con la suya —suspiraba con un deje de tristeza, luego se recomponía y sonreía señalando a TaeHyung—. Hablame de ti. Tu currículum es impresionante, eres lo que yo llamo un enfermero hiperactivo, no tienes miedo de delegar y seguir aprendiendo —TaeHyung reía con timidez—, tu carta de presentación mencionaba una posible transición a médico ¿cierto?

El Omega relamía sus labios—. Es una posibilidad grande

—Eso es genial, enfermeras y enfermeros siempre son postulantes fuertes y nuestro hospital es perfecto para eso —exclamaba—. ¿Es lo que tienes en mente?

TaeHyung suspiraba—. Me gustaría, son sentimientos encontrados —exclamaba nervioso—, me gusta la atención de cabecera directa con el paciente, pero las horas son horribles y sé que los doctores tambien tienen largas jornadas, pero lo manejan un poco mejor y tienen un poco más de respiro.

El doctor Joo asentía—. Bien, siempre que quieran avanzar, estamos atentos al respecto. Nos gusta que puedan sentirse incentivados, apoyados y cómodos entre sí. Así que realmente espero que puedas encontrar tu segundo hogar aquí

— ¿Es su forma de decirme que trabajaré largas jornadas laborales?

El doctor comenzaba a reír y TaeHyung lograba relajarse.

Realmente esperaba sentirse como en casa, encajar con el resto y disfrutar de su trabajo porque Bucheon era su hogar. SeokJin lo era y él había vuelto para quedarse. Así tuviera que arrastrarse por el perdón de su alfa y remar a través de grandes olas en su relación, él lo haría sin dudar. Ya no iba a dejar que el miedo gobernara su vida, se quedaría al lado de su alfa para enfrentar cualquieras sean las luchas y pruebas que pudieran llegar a venir.

Nada ni nadie movería a TaeHyung de al lado de SeokJin.

El puro alfa se encontraba sentado, finalmente, frente al señor Min. Quien por cierto no dejaba de parlotear y parlotear, moviendo sus manos de forma frenética cual genio loco desquiciado. Hablando y repitiendo todas las teorías que habían formado con el tiempo junto a SeokJin y haciendo un pequeñito festejo de que siempre supo que sus libros no eran puros cuentos de hadas, como muchos les decían.

—Y tu padre debería besarme los pies —finalizaba.

El joven alfa alzaba sus cejas y exclamaba—. Quisiera ver eso.

El viejo Min resoplaba—. Hasta que levantas la maldita mirada —mencionaba más tranquilo, cruzándose de brazos.

—Min, no estamos hablando nada nuevo aquí —afirmaba el joven alfa—. Teníamos pruebas antes que el resto, ahora lo confirmamos... ¿Qué sigue?

El viejo Min se apoyaba sobre su escritorio de madera pulida, lleno de libros y un ordenador no tan moderno.

—Saber que pasa contigo —respondía resoplando y luego se ponía de pie frente a SeokJin y chasqueaba sus dedos frente a él—. Dime-qué-te-pasa.

El alfa chasqueaba su lengua y quitaba las manos del viejo Min de su rostro. El profesor negaba sonriendo y se sentaba de brazos cruzados mientras lo veía a SeokJin perderse en su oficina. Mirando sin mirar en realidad, aunque se perdía en la cantidad de cajas y libros de todos los tamaños que la oficina tenía. De repente recordaba que su adolescencia y juventud había sido allí dentro. Le gustaba, aunque hubiera polvo en algunos libros y desorden por otro lado.

Le gustaba, realmente le gustaba y había sido su refugio por mucho tiempo.

— ¿Jin? —soltaba el profesor Min, aburrido y a la vez ansioso, mientras se amacaba en su silla.

—TaeHyung volvió de Japón —mencionaba de repente.

El señor Min se sorprendía gratamente, pero no había calculado bien el dejar de amacarse a tiempo por lo que terminaba cayendo hacia atrás con silla y todo.

— ¡Hyung! —Seokjin saltaba de su silla para correr a su rescate—. ¿Acaso quieres romperte la cadera? —se mofaba por un momento.

El viejo alfa le tiraba una manotazo errante para ordenarle luego—. Levantame, muchacho ¿qué esperas?

SeokJin quería evitar reír, pero debía admitir que había sido bueno el pequeño momento de relax. El profesor ya se encontraba sano y salvo sobre su silla otra vez así que, él regresaba a su estado de preocupación.

— ¿Por qué si tu Omega volvió estás en esta oficina conmigo en vez de hacer sus cochinadas? —exclamaba sorprendido.

SeokJin rodaba sus ojos—. Tenía una entrevista laboral y tú me estabas llamando como loco, más encima... —aclaraba su garganta—, vino a casa de mis padres con su pequeño hermano.

Min abría sus ojos—. ¿Conociste a tu hijo?

El joven alfa resoplaba y fregaba su rostro—. Por favor, por favor. Sólo fue una teoría, dejala ir, Hyung —pedía.

—Ya, ya —ondeaba su mano restándole importancia—, pero ya en serio ¿se contuvieron gracias a tu inmenso poder? Porque si mal no recuerdo, su celo fue el que te llevo a los pies e WooYoung esta semana.

El profesor Min rascaba su mentón como si no hubiera dicho nada malo, o nada que realmente hiciera sentir mal a SeokJin.

—Por favor, Min... —suspiraba desganado—. Siento que será un problema —exclamaba sin ganas.

El viejo Min fruncía sus cejas confundido—. ¿TaeHyung? ¿Su hermano? ¿WooYoung? ¿Los cambiaformas?

SeokJin resoplaba otra vez y juntaba sus manos—. Para un maldito segundo, olvida los cambiaformas y prestame atención

—Lo estoy haciendo, querido —murmuraba enarcando una ceja—. ¿Qué te tiene así? ¿Qué será un problema?

El profesor Min podía sacar a SeokJin de sus casillas en ciertas ocasiones, pero el joven alfa sabía que podía hablar con él de lo que fuera. Estaba más que seguro que Min le escucharía y aconsejaría sabiamente.

—TaeHyung y yo no estamos bien —mencionaba sorprendiendo a su oyente—, hay cosas que estoy seguro debemos de charlar, pero no pretendo atosigarlo. Sin embargo, él está inseguro por WooYoung y ni siquiera intenta oponerse al respecto ¿sabes?

—Define oponerse ¿quieres que te prohíba ver a Woo? —cuestionaba confundido.

—No, no es eso... —SeokJin apretaba sus ojos y suspiraba—, siento que nuestra relación está frágil y mi amistad con Woo podría ser mal interpretada

— ¿Tú crees? —mencionaba con un tono sarcástico que no había podido disimular.

El joven alfa apretaba sus labios y le brindaba una mirada fría—. Jamás había considerado a Woo como una posible pareja —admitía, luego resoplaba—, hasta que anoche me sentí tan solo y abandonado, esperando por TaeHyung cuando él quisiese llamarme o textearme. Yo-... —mordia su belfo inferior cerrando sus ojos—. Lo había considerado y se siente extraño

—Te siente mal —afirmaba Min.

—Me siento horrible, porque a la mañana siguiente TaeHyung simplemente estaba parado en la puerta de la casa de mis padres

—Espera —Min le cortaba—. ¿Qué hacías en casa de tus padres?

SeokJin expandía sus fosas nasales y lanzaba una mirada fulminante al viejo alfa—. ¡Me sentía solo y abandonado! —recalcaba.

—Ya, ya... Lo siento, continúa —pedía como si nada.

—Que me condenen por haber perdido la fe en nosotros —proseguia—. El destino me sacudió dándome a entender que no volviera a dudar de lo nuestro y siento una horrible opresión en el pecho porque sé que hay asuntos inconclusos con él

—Jin... —el profesor se ponía serio—. Flaqueaste un segundo luego de diez años. Sólo un momento consideraste a WooYoung más que un amigo, no te castigues como si no hubieras pensado en TaeHyung los últimos años de tu vida y cada segundo de tu tiempo.

SeokJin asentía levemente, pero no dejaba de sentirse intranquilo.

—TaeHyung lo sabe, tranquilo —mencionaba luego.

—No estoy seguro de eso, él está inseguro. Tiene miedo —afirmaba—, y me inquieta por el simple hecho de que si Woo llegará a necesitarme yo saldría corriendo porque es mi amigo. Es la persona a la que cuide todo este tiempo en el que TaeHyung si quería me llamaba y si no, cortaba mis llamados —añadía casi sin respirar.

— ¿Tienes miedo de volver a dudar? —cuestionaba el profesor.

—No —afirmaba sin duda alguna—. Con TaeHyung aquí yo no podría, ni querría volver a tocar a WooYoung de esa forma. Es solo que él no tiene a nadie más que a mí y considerando como TaeHyung se puso esta mañana, será un problema hacerle entender que solo es mi instinto protector con Woo y no una razón romántica.

El viejo Min suspiraba y entendía el dilema del joven alfa. Considerando sus palabras, sabía muy bien a qué se refería SeokJin. El joven castaño era sobreprotector por naturaleza y Woo era su único amigo fuera de TaeHyung. Un Omega huérfano, sin familia más allá de una adoptiva con la que no tenía buen historial y luego una lista de muy malas conquistas. SeokJin había sido lo único bueno y constante en la vida de WooYoung los últimos años y desde que se habían conocido.

Era entendible que SeokJin no fuera a soltarlo así como así y era mucho más entendible, sin importar la actitud de TaeHyung que, a éste le doliera y comenzara a sentirse amenazado. Luego de pensar y pensar, conforme con su respuesta y su sabio consejo, el viejo Min exclamaba:

—Márcalo.

El joven alfa abría sus grandes ojos—. ¡¿A WooYoung?!

— ¡No! —Min tomaba un pequeñísimo libro de quién sabe qué, de su escritorio y se lo lanzaba a SeokJin por la  cabeza—. ¡A TaeHyung, muchacho!

El puro alfa se cubría con piernas y brazos del inofensivo ataque y luego rodaba sus ojos. En silencio levantaba el pequeño libro que Min había usado como arma de ataque, lo dejaba sobre el escritorio y suspiraba.

—Te dije que no estamos en esa página —añadía desganado.

— ¡Aaaff! —gruñía el alfa mayor poniéndose de pie y llegando frente  SeokJin—. Eres tan testarudo y a veces tan lento —ponía sus manos en los hombros de SeokJin y le miraba fijamente—. ¿Cómo es que te controlas y controlas a tu Omega con algo tan salvaje como el celo, pero no puedes llevar a cabo cosas más sencillas?

—No me estás ayudando —exclamaba el menor—. Necesito otro tipo de solución que no involucré mordidas y lazos aún ¿la vejez está afectando tu cordura y sabias palabras? —atacaba sarcástico.

El viejo Min entrecerraba sus ojos y le daba uno de sus suaves cachetazos y le señalaba con su dedo—. No te pases de listo, muchacho.

SeokJin apretaba sus labios para evitar reír. Min no le causaba ni un poco de miedo, de hecho siempre lo hacía reír y a veces deseaba tener un poco de esta relación con su propio padre. Repitamos, no tenían una mala relación, pero Gon era tan recto y disciplinado que, se volvía aburrido y simple de tratar para SeokJin. Ni siquiera era una relación de más confianza que la de su madre. Con Sunny también se llevaba bien, el problema era la mentalidad de Kim Gon Huan.

—Ya... —Min se erguía y sobaba su cintura para sentarse en el escritorio frente a Jin—. WooYoung necesita un alfa.

SeokJin resoplaba—. ¿No me digas, Hyung?. Rayos ¿cómo no se me ocurrió antes? —soltaba sarcástico.

—Muchacho malcr-... —Min volvía a tomar el pequeño libro y volvía arrojarselo a SeokJin, pero éste lo atrapaba a la perfección—. Ese es mi muchacho —añadía luego orgulloso, volviendo a la silla.

SeokJin sonreía apenas—. Woo no quiere un alfa, le gusta la libertad, pero como todo Omega necesita rascarse cuando le pica y tiene pésimo gusto en alfas —añadía—, inclusive está ahora en un app de citas que solo me traen mala espina

— ¿Cuál? —Preguntaba el alfa mayor.

—Tinder

— ¿Tinner? —repetía el profesor, arrugando su frente.

—Es Tinder —corregía SeokJin.

— ¡Oh! Donde haces catch con otras personas —se respondía solo el profesor Min. Muy orgulloso de saber en qué andaba la juventud hoy en día.

—Es match. Dios, estoy pasando demasiado tiempo contigo —soltaba en un murmullo.

— ¿Y eso que significa, chico? —cuestionaba el profesor.

La verdad era qué, él adoraba pasar tiempo con SeokJin. Por un mala jugada del destino, su Omega era estéril y su sueño de ser padre, había quedado descartado, teniendo en cuenta que no deseaban adoptar hasta que fuera el momento indicado con su esposo. Pero al fin de cuenta y después de años, el momento indicado nunca se había presentado. La presencia de Jin era buena para él, en muchos sentidos. Más allá de su curiosidad hacia el único alfa puro de la actualidad, Min le tenía verdadero aprecio, como el hijo que el destino no había querido darle.

—Conoció a un tipejo por ahí y pretende que salgamos los cuatro porque sabe que no estaré tranquilo hasta verlo con mis ojos —exclamaba SeokJin.

—Espera ¿WooYoung, su alfa, TaeHyung y tú? —preguntaba. El castaño asentía con una mirada de preocupación en sus ojos—. ¡Eso es fantástico!

Otro grito de lunático.

—Hyung, está mal —exclamaba—. Yo-...—pasaba saliva y fregaba su frente—, no tengo control cerca de TaeHyung.

El viejo Min soltaba una sonrisa ladina, SeokJin siempre podía ser un poquito más ingenuo que de costumbre.

— ¿No lo entiendes, cierto muchacho? —cuestionaba con seriedad.

SeokJin lo miraba con sus cejas tupidas en un gran surco fruncido. Luego veía que Min comenzaba a caminar en círculos alrededor suyo.

— ¿Quién fue el responsable de tu despertar? —cuestionaba.

SeokJin miraba de soslayo en dirección al profesor Min—. TaeHyung.

El viejo alfa asentía—. ¿Quién logra que tus ojos se vuelvan de ese rojo carmesí con tanta facilidad? —preguntaba.

SeokJin se removía en su asiento y se remontaba a unas horas antes en su auto, cuando estaba perdido en los besos de TaeHyung. En su piel, su aroma... Como la imagen del retrovisor era intimidante con esa mirada foraz y roja. Todos estos años cada vez que TaeHyung parecía entrar en celo o tenía alguna crisis emocional que llegaba a SeokJin, era automática la forma en que sus ojos se encendían. Siempre temía que sucediera en público porque no podía controlarlo con tal facilidad, pero la verdad era que si TaeHyung estaba bien, él ni siquiera sabía cómo lograr "encenderlos", por llamarlo de alguna forma.

Sólo había un causante, si se disponía a atar todos los puntos.

—TaeHyung —susurraba.

El profesor Min se paraba detrás de él y apretaba sus hombros con ambas manos para luego inclinarse y tomar una de sus manos y mirarla en detalles.

— ¿Y a quién aparte de ti, le hiciste daño con esas garras que, por más que lo intentamos de mil maneras, no salen como si nada? —preguntaba una última vez.

SeokJin miraba su propia mano y sus uñas, luego giraba con su ceño fruncido y miraba al profesor Min.

— ¿Me estás diciendo que TaeHyung es el detonante de lo que sea que soy? —cuestionaba abrumado.

—Oh, síii —alargaba el viejo Min en un susurro.

El corazón de SeokJin se había acelerado, juntar aquellos puntos era más abrumador de lo que parecía y realmente no estaba seguro si aquello era o no bueno.

— ¡Sonríe, chico! —gritaba el viejo Min.

Luego se disponía a dar palmadas de felicidad, para buscar y revolver nuevamente entre sus libros leídos más de mil veces ya. Habían repasado varios de estos para ver si alguno mencionaba algo sobre SeokJin y sus ojos rojos, pero la verdad era que no hablaban nada al respecto. Era como si el joven alfa fuera algo totalmente nuevo de lo que era necesario escribir ahora en libros y que jamás había sido visto porque no había nada en esas hojas que puediera mencionar que era con exactitud.

Claramente se hablaba de los cambiaformas y los destinados, plus los alfa puros de los que nadie jamás había estado seguro porque simplemente nadie lo había intentando y los que lo habían hecho, no habían tenido éxito alguno ya que, nada era seguro al respecto.

Pero ahí estaba la primera regla rota en la naturaleza de Kim Seokjin.

Min lo había estudiado y comparado a sus libros, pero ni siquiera los que relataban sobre los cambiaformas mencionaban tal tipo de garras. Sólo detallaban inmensos lobos de un tamaño más grande que los salvajes y comunes del tipo animal, simple y común. Pero las garras, las garras no eran parte de eso y los ojos rojos de SeokJin tampoco eran algo que se hubiese relatado en los libros, ni siquiera en aquellos que hablaban de los alfas puros.

Los ojos de los alfas eran del tipo avellana, verdoso y ahí acababa lo sobrenatural. Pero si había relatos sobre el amarillento dorado y diabólico de los hombres lobos. Tal y como el testigo de Taiwán que había relatado sobre su ataque.

SeokJin resoplaba al ver al profesor Min ir de un lado a otro.

— ¿Qué buscas, Hyung? —cuestionaba casi molesto.

—Estoy seguro que leí algo al respecto en algunos de estos malditos libros, Jin —respondía riendo cual loco—. Eres extraordinario y ahora podremos saberlo a la perfección, hijo.

SeokJin negaba—. Si TaeHyung es quién me desestabiliza, no debería salir con él en público —mencionaba desganado—. No sabemos qué diablos soy y que podría salir mal —volvía a suspirar desganado—. Tengo que mantener distancia

— ¿Estás loco? —soltaba Min de repente—. Punto uno: ni tú te crees eso de mantenerte alejado y punto dos: si quieres estar bien con tu Omega, lamento decirte que ustedes no se conocen aún como deberían.

El joven alfa fruncía sus cejas—. Conozco a TaeHyung como la palma de mi mano

—Ah, ah, ah —negaba Min—. Conocías a TaeHyung y él te conocía a ti —exclamaba—. Ustedes son dos adultos ahora, dos personas que cambiaron su mentalidad... Dos adultos con prioridades y anhelos diferentes a cuando tenía trece, Jin... —el viejo Min suspiraba y levantaba sus lentes por el puente de su nariz—. Dejando de lado lo extraordinario que podrías y estoy seguro llegarás a ser y podrás descubrirlo de la mano del destinado que te completamenta, Jin... Ustedes deben conocerse de nuevo. Deben salir, recuperar el tiempo perdido, saber que les gusta ahora... Sal con él, ten citas, conocelo y dale su lugar ¿creés que él no piensa de esta forma?

SeokJin abría sus ojos y recalculaba unos segundos y diablos, no lo sabía. Él realmente no sabía cómo pensaba del todo este Kim TaeHyung adulto y cuál era su plan de vida ¿o como le gustaban sus citas románticas?. El alfa suspiraba.

—Realmente hay cosas que no sé de él y que me gustaría conocer

—Exacto, muchacho. Redescubranse, sal con él y tu amigo, comiencen por algo relajado y luego experimenta otro tipos de salidas, sorprendelo —exclamaba—, con el tiempo se pondrán al día naturalmente, le darás la confianza para que él se abra contigo y cualquiera sea el motivo que lo mantuvo lejos, te lo dirá. Sin prisa, tienen todo el tiempo del mundo.

SeokJin suspiraba, probablemente era el suspiro número cien del maldito día. Se había desinflado millones de veces y todos y cada uno pertenecían al único hombre que podía poner su mundo de cabeza y al que no había tenido por casi diez años y más, pero que ya lo extrañaba.

Se maldecía por tener compromisos que cumplir, sino comenzaría de inmediato a poner por obra el consejo del viejo Min, quien por cierto seguía en la búsqueda de "el libro".

— ¿Min? ¿Qué buscas? —repetía.

— ¿Tú que creés? —le respondía el mayor.

— ¿El libro donde leíste una leyenda urbana de un tipo de alfa peculiar, pero que desde hace ya diez años no encuentras? —mencionaba elevando sus cejas.

El viejo suspiraba—. Tu tono sarcástico me tiene cansado y no lo busco hace diez años, lo recordé hace aproximadamente dos años, no seas ridículo

—Sin embargo no lo has encontrado —replicaba, buscando su chaqueta para colocarsela, había cosas que hacer—. Quizás y lo tiraste

—Jamas tiraría un libro —exclamaba este, volviendo a sentarse—. Y ciertamente, no he dado vueltas toda esta antigua biblioteca

—Ríndete Min, soy un caso perdido —replicaba, palmeando el hombro del alfa mayor—. Descansa, deja las teorías por un segundo, todas ellas inclusive las que tienes sobre mi y descansa. Te ves más agotado que de costumbre.

El profesor chasqueaba su lengua—. Estoy bien, no me trates como un anciano loco y sigue mis consejos —pedía.

— ¿Alguna vez no lo he hecho? —cuestionaba el castaño.

—Y déjame decirte que no eres un caso perdido —corregía—, a ver si traes a TaeHyung uno de estos días para verlo de nuevo y ver cómo está, ya que te tiene tan loco enamorado —mencionaba divertido.

El puro alfa reía divertido, saliendo a pesar de todo, bastante relajado de allí—. De acuerdo, Hyung —respondía.

Brindaba una reverencia y se dirigía en dirección a la puerta.

— ¡Oh! ¿Jin? —llamaba el profesor. El alfa se giraba y le veía—, repito, eres extraordinario y estoy seguro que eres único en tu especie, pero no el primero. Ya encontraré el maldito libro.

SeokJin estrechaba sus ojos y asentía con una sonrisa pacífica para finalmente salir de la oficina del alfa, tomar su teléfono con seguridad y marcarle a su mejor amigo camino a su auto.

— ¿Jinnie? —atendía el Omega.

—Aceptaré salir contigo y tu nuevo amigo —afirmaba con un sabor amargo.

Un grito agudo se escuchaba al otro lado de la línea por parte de WooYoung, mientras entraba al auto.

— ¡Eres genial, el mejor! ¿vendrá TaeHyung, cierto? —se apresuraba a preguntar.

—Sip, él... —SeokJin suspiraba, no estaba seguro si era una buena idea aún, pero TaeHyung quería salir con él. Él quería salir con TaeHyung y segurarse que WooYoung no terminará en los brazos de un demente y éste estaba feliz respecto a la cita doble—, él quiere conocerte y sabe que no estaré tranquilo si no conozco a tu chico

—Ay, Jin —respondía Woo—, no es mi chico —corregía con seriedad. Quedando en silencio unos segundos para luego soltar con voz chillona—. ¡Por ahora!. Pero te juro, San te agradará, es diferente a lo que siempre me ha gustado, él es decente. Lo juro, Jinnie.

El alfa suspiraba incrédulo—. Veremos, veremos y después lo sabremos

—No ses aguafiestas —pedía WooYoung divertido—. La pasaremos bien ¿de acuerdo?

—No te creo nada, pero diré que: "si, genial"

—Te quiero, aguafiestas —recalcaba Woo.

—Y yo a ti, menudo desastre —replicaba.

WooYoung reía—. Seré un desastre, pero así me adoras

—Lo hago y realmente espero que el tal "San" no sea un demente

—No lo es. Nos veremos a las diez en la dirección que voy a enviarte en unos momentos, comeremos algo, le harás todas las preguntas que quieras y luego saldremos a bailar o algo así —planeaba WooYoung excitado.

SeokJin soltaba otro poco de aire—. No me gusta bailar —mencionaba SeokJin.

— ¿Pero y a TaeHyung? —cuestionaba.

Y mierda, otra vez, no lo sabía. Él no sabía si a TaeHyung le gustaba salir a bailar y disfrutar de aquello o era más sereno y no un ficionado a clubes nocturnos. Mierda, apretaba el puente de su nariz y ponía la llave en la hendidura para comenzar a encender el auto. Mejor confirmar su asistencia con su amigo y dirigirse a sus pendientes y responsabilidades de adultos donde si sabía cómo desenvolverse.

—Quizaz, debo dejarte —aclaraba—. Sólo quería confirmarte, esperaré a que me envíes el sitio en el que nos veremos

—Hecho, cariño —soltaba Woo con naturalidad—. No puedo esperar. Te quiero —tiraba un beso sonoro como de costumbre y el llamado finalizaba.

SeokJin se quedaba viendo el aparato y se preguntaba si era momento de mandarle un mensaje a TaeHyung o era mejor dejar que el Omega le siguiera hablando cuando le apetecía a él. Fruncía sus cejas, fregaba su rostro suspirando por enésima vez.

—Mejor prosigamos a mis aventuras laborales porque al parecer soy un maldito desastre en el romance.

Bueno, llegué. Si ven errores perdón no tengo un teléfono nuevo y a veces se pone loquito  TTTTTTTTTT espero hayan podido leer todo lo informativo de este cap y no me pasen de largo por no haber visto coshinadas... Aún

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Con amor niñita Nany 💜

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