~32~

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

La parte racional de TaeHyung pensaba que esto era una mala idea, pero el lobo interior de TaeHyung estaba totalmente dominado por el alfa detras de él. Lamiendo su esencia y buscando su polla para masajearla.

—Demasiado... No quiero correrme así —decía TaeHyung, intentando apartar la gran mano del alfa de su polla, pero lo escuchaba gruñir y morder sutilmente uno de sus glúteos—. ¡Jin!

La bestia se paraba detras de él, delineando con su lengua su espalda hasta pararse recto detrás de su omega. Había Sido lento y caliente.

—Alfa —susurraba la voz poco distorsionada—. Dime alfa y dime qué quieres —susurraba, con sus grandes manos posándose en las caderas de un TaeHyung que ahora tambien sentía esas fauces raspar su lóbulo y como la erección de su alfa trás él se clavaba por encima de sus glúteos.

TaeHyung parpadeaba con todas las sensaciones simplemente desbordandolo. No se trataba del simple placer carnal y el escalofrío exquisito que le recorría con toques eléctricos ante cada caricia, beso o palabra de su alfa. Sino que era un cumulo de todo. El olor a canela, fuerte que le rodeaba viniendo de su alfa que era deseo, amor y lujuria, pero también sentía la necesidad que su alfa tenía de protegerlo, sentirlo, ser uno con él. Por primera vez TaeHyung podía sentir de primera mano, el anhelo de Seok Jin por él. Por ellos juntos.

—Hazme el amor o follame duro, lo que sea que quieras en este momento, estoy a bordo —decía TaeHyung, su lengua poco pesada, drogado por las feromonas. Torciendo su cabeza para ver a la bestia peculiar detrás de él, aspiraba ansioso.

Debería de sentirse un poco asustado. Intimidado por ese rojo furioso en los ojos ajenos que poco y nada tenían de los rasgos delicados y humanos de Seok Jin, pero TaeHyung lo veía jodidamente caliente. Sexy. Dios él estaba hasta el alma y los huesos por este hombre. Bestia... Por Seok Jin en cualquiera de sus formas.

Mirando esa boca con fauces peligrosas relucir, TaeHyung quería de igual forma un beso, pero emitía un gemido sorprendido cuando esas manos alzaban su cuerpo, lo volvían a girar como si no pesará absolutamente nada y su instinto lo había hecho aferrarse a los hombros de la bestia y a las caderas con sus piernas envueltas en ella.

Tal y como la primera vez que lo había calmado. Esta posición hacía que todo el mundo diera vueltas para TaeHyung. Sus ojos celestes, brillantes y hermosos estaban enjaulados bajo el encanto de esos ojos rojos mientras sus muslos y glúteos sentían esas ásperas y grandes manos abrirlo y separarlo para sentir la punta de esa polla empujarse dentro de su agujero dilatado y húmedo.

Los ojos de TaeHyung rodaban hacia atrás ante la sensación sutil de quemazón que lo estiraba. Y joder, sus pensamientos eran cualquier cosa. Su cuerpo simplemente concentrado en las sensaciones, su boca floja suspirando un gemido y sus dedos clavándose a la musculosa espalda de su alfa.

Suyo.

—Oh, dios... —el gemido le abandonaba y las manos grandes lo sostenían mientras lo bajaban con sutileza. El agarre era fiero, la mirada roja furtiva y la mandíbula de la bestia trabada apretando sus dientes filosos.

Un contraste extraño ante la suavidad de la penetración. TaeHyung era todo gemido suave y continuo, mientras esa polla seguía introduciéndose. Sus ojos se apretaban, sus dientes masacraban su labio inferior y cuando creía que iba a continuar, las grandes manos lo detenían, volvían a levantarlo sobre su polla, retrocediendo y simplemente lo dejaba caer por completo robándole el gemido más desgarrador que TaeHyung recordaba haber soltado jamás.

Las manos del alfa soltaban su cintura y envolvia sus brazos alrededor de esta y comenzaba a penetrar a TaeHyung en esa posición vertical.

El control se había perdido.

—Oh, carajo... Joder —Taehyung tenía sus ojos apretados. Eso había sido fuerte, intenso y el shock eléctrico más fuerte recibido.

—Sostente —había sido la última setencia del alfa para repetir su acción, sosteniendo con un brazo al Omega, de la cintura y la otra mano debajo de uno de los glúteos de TaeHyung, para hacerlo rebotar sobre su polla.

TaeHyung sentía que no iba a durar absolutamente nada. Podía sentir como esa larga circunferencia lo llenaba hasta sentirlo en su estómago. Golpear en su punto dulce y más allá. Llenándolo y repitiendo. Yéndose en suspiros y gemidos mientras se aferraba al lomo de la bestia que gemía en pequeños gruñidos furiosos y controlaba sus caídas. TaeHyung ni siquiera tenía que moverse. Era un muñeco de trapo para ese alfa, pero sin embargo, su instinto lo hacía ir en busca del placer que le proporcionaba cada caida calculada, gimiendo y respirando de forma agitada.

Los movimientos de este Seok Jin eran salvajes y a la vez controlados mientras su lengua lamía el largo del cuello de TaeHyung y sus dientes filosos volvían a tirar de su lóbulo y mordiendo cuesta abajo por su cuello sus clavícula, para volver a subir, sostenerlo fuertemente de su cabeza y espalda baja y comenzar otros embistes duros con ruidos salvajes de piel contra piel. Su esencia ayudando a los efectos húmedos de cada penetración que la bestia de Seok Jin daba contra su apretado agujero.

A pesar de la humedad y dilatación, su entrada y paredes musculares seguían siendo apretadas para ese tamaño.

—Oh, ya... ¡Alfa! —las bonitas uñas romas del Omega se aferraban a los hombros y espaldas de la bestia desenfrenada que lo sostenía—. Voy a-...

"No" sonaba entre un gruñido y voz poco humana. El cuerpo de TaeHyung temblaba y se sacudia, pero era levantado y alejado de esa polla, sintiendose vacío y desesperado por volver a ser empalado.

—Pero-... —nuevamente, veía esos ojos que lo llenaban de un calor exorbitante y hacían temblar sus piernas que estaban adoloridas por la reciente pose y la fuerza de sostenerse alrededor de la cintura y caderas de este Seok Jin.

Pero para su rápido consuelo, era girado nuevamente, manos sobre la mesa frente a él, sus piernas tambaleantes sosteniendo su peso y una gran mano sobre su nuca, otra en su cintura y nuevamente era empalado, logrando que tal intrusión lo hicieran gritar del placer y la quemasón. Un espejo se hallaba a la distancia en la habitación que habían hecho para ver cada movimiento a la hora de entrenar y no para follar, pero que TaeHyung daba gracias al cielo por permitirle ver al hombre inmenso combinado con bestia detrás de él, ligeramente inclinado hacia abajo con sus rodillas, ojos en sangre. Gruñidos que no deberían tener derecho a sonar tan sexy. Los rasgos de hombre combinados a bestia y el gran cuerpo musculoso tras él, follandolo a un pulgada de su vida, dejaban a TaeHyung tan alto, tan listo. Demasiado sensible y con un calor que explotaba desde donde esa gran mano con garras peligrosas se encontraba sosteniendolo en su cuello, luego se esparcía por su columna en dirección al sur de su cuerpo y hacia adelante.

— ¡Ya, alfa! Carajo, voy a-... ¡Ah! —Taehyung era repentinaba levantado.

Las manos del alfa se posicionaban detrás de sus muslos, justo detrás de la zona de sus rodillas. Su espalda contra el fuerte pecho de Seok Jin, dejándolo con piernas levantadas y él sosteniendose fuertemente de los brazos de su alfa, quien lo subía y baja prácticamente follandolo como si no pesará nada. Cómo si masturbara su larga polla con su bonito culo. En esa posición se sentía como un objeto masturbador y no estaba del todo ofendido si Seok Jin lo usaba así, pero estaba seguro que su alfa lo deseaba con locura.

—Ah, alfa... Oh, mierda, mierda —TaeHyung apretaba sus ojos. Su estómago tenso junto con el tirón en la base de su polla, sus bolas tensas daban señal de que ya no iba a resistir—. Ya no puedo.... Ah —sus pies se cruzaban entre sí, sus dientes masacraban su labio inferior. Ssus párpados veían un arcoiris explotando en millones de colores  y un gemido abandonaba sus labios.

Los dedos de sus pies cruzados estaban curvados, su cuerpo temblaba deshuesado mientras el alfa continuaba metiendo su polla en su interior y él se estaba deshaciendo en gemidos suaves que contrastaban con los roscos y sobrenaturales de una bestia que sentía lo apretado que su Omega se había puesto mientras su delicado cuerpo se estremecía en sus brazos y simplemente la necesidad los desgarraba.

Sus fauces en dirección a la glándula inflamada del Omega y sus fosas nasales absorbiendo como un adicto el fuerte, dulce e intenso aroma de TaeHyung, mezclado con ese algo más, extra dulce. Extra intenso. Hermoso, delicioso. Lo más preciado que tenía entre sus brazos y quería cuidar para toda la vida. Cuando la bestia se corría fuertemente, sintiendo sus piernas temblar y su nudo crecer dentro de su Omega al mismo tiempo que sus fauces se clavaban en la glándula de TaeHyung y-

— ¡N-! ¡Jin...! —TaeHyung rodaba sus ojos ante el segundo subidon de adrenalina que tenía luego de apenas terminar su primer orgasmo, disparaba una segunda carga que venía acompañada del nudo formándose en su interior y las filosas fauces clavadas en su glándula—. Ah, joder... Oh, mierda. Sí, si, si.

TaeHyung temblaba, sus ojos húmedos. Lágrimas cayendo, su cuerpo envuelto por grandes brazos. Sus ojos cerrados, pero sentía como Seok Jin, la bestia, los giraba en dirección contraria y tomaba asiento sobre la mesa a la que había sido aplastado minutos atrás y esas fauces aún estaban clavadas sobre su carne. El pánico burbujeaba con una sutil tristeza y a la vez alivio.

Esa marca no era una simple marca para ellos. Si sucedía, habría más caos del que podían manejar. Pero no era realmente una mordida, solo las fauces de las bestia clavadas a su carne. Él no estaba mordiendolo y TaeHyung sentía el pinchazo hacer su último orgasmo jodidamente devastador y duradero. Esos brazos seguían rodeandolo mientras bajaba sus piernas con sutileza. El cuerpo detrás de él disminuía, el nudo los mantenía unidos y la pinchazon en su glándula se retraía.

—No lo hiciste —susurraba, sorprendentemente aliviado y sonriendo como imbécil cuando los brazos igualmente musculosos, pero más pequeños los rodeaban y esa lengua pasaba por la sutil marca de dientes filosos.

La marca de un alfa en la carne suave de un Omega, no era para nada estético. Era sangrienta, carne en pedazos, en parte un poco desprendida que quedaba al rojo vivo antes de sellar y cicatrizar con la lengua y saliva del alfa. Esto no era nada en comparación a eso. Era sutil, pero vistosa.

—Suenas aliviado —exclamaba Seok Jin, aún lo sostenía contra su pecho. Ambos desnudos y sudados.

—Es que lo anhelo, pero es mucho más grande que nosotros. Y tú recién estás aprendiendo a controlarte. Puedo esperarte todo el tiempo o más de lo que tú esperaste a qué yo sanará luego de la perdida de nuestro primer hijo —susurraba la última parte y se sorprendía de haberlo dicho con tal suavidad y soltura.

Será que estar en los brazos de su alfa lo hacía simplemente más llevadero. Y estos mismos se enroscaban en él con fuerza. Sosteniendolo allí y suspirando contra la oreja de su Omega.

—Yo realmente quería hacerlo —susurraba Seok Jin, su boca ahora descansaba sobre el hombro de TaeHyung.

El Omega lo miraba—. Yo sé que sí —susurraba.

Seok Jin le devolvía la mirada y había una tristeza latente.

—Tú no estaba a bordo de la idea, por primera vez —susurraba el alfa—. El pánico que sentí venir de ti fue lo que me detuvo.

TaeHyung relamía sus labios y agachaba la cabeza—. Fue solo un segundo en el que pensé que podríamos generar un auténtico desastre por nuestros deseos egoístas. De todos modos, si lo hubieras hecho, hubiera estado encantando y demasiado drenado temblando en un estado post orgasmico increíble —susurraba con una voz más relajada.

Seok Jin sonreía suavemente y besaba la frente de TaeHyung mientras pasaba el tiempo restante para sentir que su nudo aflojaba dentro de su Omega. Cuando se separaban para vestirse TaeHyung exhalaba un susto que sobresaltaba a su alfa mientras tocaba su abdomen.

— ¿Qué? ¿qué sucede? ¿te duele algo? —Seok Jin había alcanzado de inmediato a TaeHyung mientras tocaba su vientre y miraba su rostro aterrado.

El Omega tenía sus ojos bien abiertos—. ¿Crees que...? Oh dios, eras tan grande ¿Lo habremos golpeado?

La inocencia y preocupación en el rostro de TaeHyung había sido tan adorable que Seok Jin quería besar su rostro completo. Pero apretaba sus labios y se enderezaba rascando su nuca, confundido.

—Ah... Bueno, yo eh-... —Seok Jin alzaba sus cejas y miraba a TaeHyung, el Omega estaba expectante por una respuesta que lo aliviara—. No estudié lo suficiente para saber eso... Y no era tan grande —decía mirando su pelvis.

TaeHyung resoplaba y sonreía—. Amigo, eras inmenso —decía con una voz grave.

Seok Jin quedaba sin aliento y volvía a mirar en dirección a su miembro—. ¿Quieres decir que soy pequeño?

TaeHyung reía—. Oh, en absoluto. Ambos tamaños me satisfacen. No pienses mucho en eso —decía TaeHyung acariciando el rostro de un Seok Jin que hacía un leve puchero.

—Entonces ¿Puede que les haya hecho daño?

—Oh, no, no —decía TaeHyung, sosteniendo el rostro de Seok Jin entre sus manos. El contraste de hombre a bestia era extremadamente precioso—. Bueno, de todos modos tendremos la cita pronto... Espero que el sexo no sea un problema. Estoy seguro que querré follar todo el tiempo. ¿Te has visto?

Seok Jin parpadeaba con letargo disfrutando de este breve momento en el que la única preocupación parecía ser esta. Luego sonreía y alzaba sus cejas reiteradas veces con rostro probablemente indecente, que en él se veía jodidamente atractivo.

TaeHyung sonreía de una forma hermosa y rectangular—. Oh, vamos a ver si vas a pensar de esa forma cuando sientas que tienes entumecida la pol-...

La puerta del sótano de entrenamiento se abría y el señor Min entraba con un rostro de pura sorpresa, casi pálido.

— ¿Hyung? —Seok Jin lo miraba con ceño fruncido—. ¿Qué sucede?

El viejo Min peinaba su cabello lacio canoso, medio largo y frotaba sus manos—. Umm ¿Pueden subir un segundo? Algo fascinante está sucediendo con nuestra joven y reciente pareja.

TaeHyung y Seok Jin se miraban con la confusión palpitando en los ojos del otro, pero seguían al señor Min a una velocidad de pura preocupación.

— ¿Qué está sucediendo? ¿San le hizo algo a Woo?

Min sacudía su mano y chasqueaba su lengua—. ¿Qué podría hacerle ese bonachón al chico?

Seok Jin suspiraba—. Creo que nada, pero sabes que no confío al cien por ciento en el temperamento alfa.

Min se detenía escaleras arriba antes de llegar a su pequeño departamento qué poseía allí en su biblioteca y le daba una sutil cachetada a un Seok Jin que quedaba con su rostro girado en dirección a un TaeHyung que mordía su labio inferior evitando reír.

—Yo soy un alfa, mocoso —decía el viejo Min.

Seok Jin lo volvía a mirar con ese rostro aburrido—. Sabes a lo que me refiero y me pegaste fuerte —decía con una mueca sobando su mejilla.

—Aish, que muchacho tan sensible —se mofaba Min, abriendo la puerta y encontrando a San encima de un WooYoung que no parecía querer resistirse—. ¡Oigan! —gritaba el viejo Min, haciendo que el joven alfa retrocediera de inmediato de un WooYoung que se veía muy bien besado—. Par de destinados hormonales —decía el viejo Min.

Seok Jin fruncía el ceño y TaeHyung alzaba sus cejas sorprendido.

— ¿Qué dijiste? —susurraba el alfa puro, mirando al viejo Min.

Pero de repente San se ponía de pie con una sonrisa que Seok Jin catalogaba como esquizofrenica y se movía como un cachorro feliz de ver a su dueño.

—Lo sentí. Lo sentimos —decía mirando entre Seok Jin y TaeHyung, el Omega buscaba la mirada del otro omega más joven y lo encontraba sonrojándose—. ¡Aquí! —San señalaba su pecho—. Es una locura, no sé cómo explicarlo.

— ¿Estás hablando de que sentiste que Woo es-...? —Seok Jin no terminaba su pregunta que San asentía frenéticamente y tiraba de WooYoung a su lado.

— ¡Sí! Es él. Él es mi Omega —afirmaba, viendo como imbécil a un WooYoung sonriendo tímidamente—. No sé cómo ponerlo en palabras, pero...

TaeHyung lo miraba sorprendido—. Apuesto a que lo viste como si fuera un dorama en dónde una luz refulgente lo cubre e ilumina y todo lo que puedes oír es el repiqueteo constante del latido de tu corazón que indica que es él y nadie más. Sólo él y todo tiene sentido.

Seok Jin dejaba de mirar a San para ver a un TaeHyung que lo estaba mirando fijamente con una sonrisa suave en su hermoso rostro. Su Omega era el hombre más hermoso que había visto jamás.

—Lo sentí así cuando estaba pasando de niño a adolescente, contigo a mi lado —afirmaba viendo a Seok Jin.

— ¡Sí! —San susurraba su respuesta y luego miraba a WooYoung y extendía su mano para que este la tomara y cuando atraía al Omega cerca de él, apoyaba su frente a la ajena y acariciaba la mejilla WooYoung.

Seok Jin entrecerraba sus ojos ante el aroma que ambos desprendían juntos. Era peculiarmente diferente.

— ¿Qué está-...? —Seok Jin no terminaba su frase que WooYoung lo miraba y cortaba sus palabras.

— ¿Marcaste a Tae, no? —los ojos del Omega estaban celestes. Brillantes y despampanantes con las pupilas dilatas que apenas dejaban disfrutar su color, pero ahí estaba.

El público estaba expectante mientras que TaeHyung se aferraba al brazo de Seok Jin con una mano y la otra viajaba a su glándula.

—Él no lo hizo —respondía el Omega.

Min fruncía el ceño—. Eso no tiene sentido. Pareciera ser que un switch se levantó en ellos y se reconocieron de inmediato. Más allá de gustarse superficialmente. Creí que que habían tardado porque estaban... Ocupados —decía el viejo Min aclarando su garganta.

Seok Jin miraba atónito a la pareja de tortolitos frente a ellos y su corazón se aceleraba.

—No terminé de marcarlo como hubiera deseado —Decía mirando a TaeHyung y luego a Min—. Yo casi lo hago, pero me detuve cuando-... —el alfa no terminaba su diálogo, abría grandemente sus ojos y miraba a TaeHyung tocando la zona de su cuello, cuando se acercaba y quitaba la mano del Omega, notaba sus colmillos allí marcados. Justo sobre la glándula de TaeHyung, la misma que más abajo todavía tenía la cicatriz de sus garras de uno de sus encuentros.

Sus dedos pasaban por esa zona y los párpados de TaeHyung se cerraban pesados ante la sensación y los recuerdos. Por supuesto su cuerpo semi adolorido y el escalofrío sensacional que lo recorrían también era un recordatorio de lo que había sucedido recientemente.

Min se acercaba para mirar el cuello del Omega y tapaba su boca, fregando segundos después su rostro.

—Esto es-... —su mandíbula se apretaba debido a sus dientes fuertemente presionados.

Seok Jin estaba entre mirarlo a él y continuar mirando sus dientes sobre la hermosa piel de TaeHyung. El Omega iba a comenzar a preocuparse al respecto hasta que sentía un deseo extrañamente consumidor construirse justo en el centro de su cuerpo, asaltando sus sentidos, con la constante sensación de que algo o alguien era suyo, sólo suyo.

Cuando TaeHyung parpadeaba con letargo, miraba en dirección a Seok Jin y notaba sus ojos rojos fijos en su cuello.

—Dios... —susurraba TaeHyung sin aliento.

Seok Jin alzaba la mirada carmesí y lo contemplaba unos segundos.

— ¿Qué sucede? —decía consternado, tocando el mentón de TaeHyung para levantar su rostro y poder verlo.

—Hyung... Tus ojos —la voz de San resonaba lejana y sorprendida.

Seok Jin fruncía el ceño por haber sido interrumpido mientras miraba lo único que quería mirar por largas horas sin jodidas interrupciones.

—Oh, dios... Estás obsesionado conmigo —susurraba divertida la voz de TaeHyung.

Esa sensación cálida que Seok Jin sentía al volver su atención a él y el placer incluso auditivo ante el sonido de su voz, llegaba en suaves oleadas al Omega frente a él.

— Disculpa ¿Qué? —Seok Jin reaccionaba de forma tardía.

Sus ojos se apagaban volviendo a ese amielado que TaeHyung amaba por igual y luego quedaba embobado por la hermosa sonrisa de su Omega.

—Puedo sentir lo que sientes... Muy débil, pero está ahí —susurraba con sus ojos brillando.

—Dios mío... —susurraba Min nuevamente, pero con una exclamación particular muy diferente a la de TaeHyung.

Seok Jin apretaba sus dientes intentando no sentirse tan distraído por la presencia de TaeHyung y por como se veía.

— Cubrete —pedía levantando un poco el cuello de su camiseta. TaeHyung obedecía, pero lo miraba ceñudo—. Es solo que me gusta mirarla y me distrae —admitía Seok Jin, TaeHyung le sonreía sutilmente y luego el alfa suspiraba—. Sé que estás pensando que esto es malo, Min. Pero la marca no se completó

—No, muchacho —decía el viejo Min tomando asiento—. Pero la gente comenzará a darse cuenta. Sea un secreto a voces o no tu existencia. Esa simple y sutil marca sobre la piel y glándula de TaeHyung ha roto la ceguera sobre el hilo rojo que unen a un alfa con su único y destinado Omega. La gente joven estará agradecida, quizás. Ellos lo están —decía señalando a San y WooYoung—. Pero luego está la gente mayor como yo, como sus padres... Personas de su edad en un compromiso prematuro y no sé que podría salir de esto si la mayoría allá afuera no está con quién debería de estar.

TaeHyung abría su boca para decir algo, pero no estaba seguro que podría añadir. Seok Jin a su lado, lo rodeaba instantáneamente con su brazo y lo apretaba contra el lado de su cuerpo mientras suspiraba y miraba al resto.

—Bien, no es como si no haya falencias en las relaciones interpersonales y románticas de otros. Será probablemente un problema menor con el que lidiar —añadía mirando a Min, el viejo aún tenía una mirada preocupada en su rostro, algo perdida y ajena a la voz del alfa. Seok Jin soltaba a TaeHyung unos momentos para acercarse a quien fue una gran figura paterna y un muy bien amigo todos esos años. Poniéndose de rodillas, buscaba la mirada de su hyung—. Oye ¿tienes miedo de que tu esposo no sea tu destinado?

El viejo Min resoplaba y rodaba sus ojos—. No tengo edad para lidiar con eso, muchacho. Sí, estoy preocupado, pero también estoy pensando en que espero que esa pequeña marca tuya, no signifique aún que estas bestias puedan durar en su transformación.

Seok Jin relamía sus labios y agachaba su mirada—. Estuve pensando en eso —decía poniéndose de pie y mirando al resto—.  Eso me preocupa, pero quizás signifique que el bloqueo que todos tienen con respecto a la auténtica conexión "lobo y hombre" se haya en cierta forma, roto —explicaba mirando a San directamente—. Y quizás ahora, una simple orden mía, sea suficiente para que cambien de inmediato.

Todos en la habitación guardaban silencio y Min se ponía de pie, parándose a su lado.

— ¿Estás seguro, muchacho?

Seok Jin aspiraba con fuerza, algo dentro de él se sentía demasiado en calma. Como si su lobo finalmente hubiera encontrado algo de paz con respecto a su Omega. No era una novedad, su madre se lo había mencionado, pero no creería que podría sentirse así. Cómo si puediera tener todo bajo control aunque quizás no fuera cierto.

Mirando a Min Seok Jin se encogía de hombros—. Supongo que deberíamos probar una vez una orden concisa sobre San —decía mirando al joven alfa—. O quizás podría probarlo con todos ustedes. ¿Qué podríamos perder? —susurraba en calma.

Casi lo marca, pero nop 👉🏻👈🏻

Salió cotiito, perdón si ven errores de tipeo. Les adoro, gracias por el apoyo y amorcito que me dan. L@s leo!

Con amor niñita Nanykoo 💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro