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TaeHyung suspiraba con un gemido apenas audible ante el pedido de condones, volteaba mientras miraba con sus ojos celestes al alfa, algo perdido y desorientado por culpa de su celo. Finalmente asentía frenéticamente y recibía un beso fuerte de recompensa. Se alejaba gateando sobre la cama, agitado, mojado y sudado ya, con ese brillo en su piel. Notaba a Seok Jin buscar en el cajón y encontrar una tira de condones, fruncía el ceño pensando en que quizás TaeHyung hubiera tenido a alguien más en mente, apretaba parte de la tira en su puño y un gemido ahogado lo sacaba de sus pensamientos, giraba su rostro y veía al Omega de piernas abiertas penetrandose a si mismo con dos de sus largos dedos mientras entre abría sus labios hinchados y tenía esa mirada oscura y lujuriosa puesta solo en él.

—Hijo de... —Seok Jin rompía bruscamente el paquete de tiras y luego el empaque con más fuerza.

TaeHyung reía ahogado entre sus jadeos y continuaba follandose mientras notaba como Seok Jin se quitaba la camiseta, su boxer y quedaba total—y gloriosamente— desnudo frente a él, recorría con sus ojos hambrientos la longitud erecta de Seok Jin, gruesa, venosa y aquella protuberancia en la base de su falo. TaeHyung sentía un escalofrío recorrerle de pies a cabeza.

—El hijo de perra eres tú —gimoteaba el Omega, quitaba sus dedos humedecidos y lamía su propia esencia, sin dejar de ver a la alfa.

Seok Jin apretaba sus dientes, aquello había sido tan caliente que agradecía la desfachatez del Omega—. Sobre tus rodillas y manos. Ahora —susurraba gravemente.

TaeHyung masacraba su belfo inferior y obedecía sin cortar el contacto visual mientras lo veía colocarse el condón. Estaba como le había pedido, pero jodidamente inquieto.

—Jin... —rogaba nuevamente, tocando su labio y luego llevando sus dedos de nuevo a su entrada.

—Sshh... —chistaba el castaño subiéndose a la cama, quitaba su propia mano y miraba ese bonito cuerpo a su merced.

Quería llorar por haberlo tenido tan lejos todo este tiempo y quería romper todo porque si él no estuviese en ese justo emomento y lugar, alguien más hubiese tenido la maldita suerte de tocar a TaeHyung. Se enfurecía fervientemente de solo pensarlo y TaeHyung lo sentía.

— ¡¿Seok J-aah...?! —una fuera nalgada aterrizaba en uno de sus glúteos, tensando todo su cuerpo, causándole una pintada de placer y dolor. Sentía el brazo de Jin cruzar por su cuello, tomarlo y levantarlo.

Su espalda presionaba contra el pecho del alfa y la rígida erección de éste golpeaba su cadera. Una fuerte aspiración entre su cuello y oreja.

— ¿A quien hubieras traído aquí si yo no llegaba? —preguntaba en un murmullo aterrador—. ¿Quien mierda te hubiera tocado y quién ya lo hizo? —cuestionaba duramente, repitiéndose y acariciando la zona donde su palma había aterrizado sobre el glúteo de TaeHyung.

El Omega se restragaba contra su cuerpo y el toque.

—Ahora te comportas como un maldito alfa temperamental ¿eh? —provocaba y la gran mano en su glúteo aplicaba una fuerte presión—. ¡Ah, ya! —se movía agitado—. Nadie me tocó, te lo dije. Nadie lo ha hecho porque te pertenezco desde el día en el que me convertí en esto... —Seok Jin besaba su oreja, cuello y hombro. Desestabilizando fácilmente al Omega—, soy tuyo... Solo te pertenezco a ti, siempre fue así.

Seok Jin suspiraba fuertemente, sus dientes apretados, su rostro fundiéndose en aquella zona del cuello que desprendía el aroma dulce del arándano que TaeHyung tenía. El suyo propio se disparaba aún peor cuando sus dedos jugaban entre la húmeda entrada del Omega. La mezcla de aromas persistía y volvía a entremezclarse. TaeHyung giraba el rostro y buscaba sus labios ansioso, pero Seok Jin metías sus dedos entre sus hebras amarronadas y lo obligaba a ir lento, mordía su labio inferior dulcemente, sacaba su lengua y delineaba los maltratados labios rojos de TaeHyung, este abría su boca y lo recibía gustoso. Gimiendo inevitablemente cuando le lengua de Seok Jin comenzaba a tomar posesión de la suya, succionandola en ocasiones y follandole la boca en otras, mientras alineaba su miembro.

Un primer empujón y su glande se deslizaba dentro de las resbaladizas paredes musculares y TaeHyung tenía que cortar el beso porque sentía que se ahogaba por la sensación de aquella polla finalmente entrando. Inmediatamente la lengua de Seok Jin lamía las gotas de sudor de su cuello, pasaba la otra mano hacia adelante y la ponía sobre el vientre bajo del Omega y lo empujaba hacia atrás mientras el movía su pelvis hacia adentro. Apretado y caliente.

— ¡Jin!... Oh, joder, mierda —soltaba el Omega, apretando sus ojos y llavando ambas manos a las caderas de Seok Jin detrás de él y empujaba más hasta tocar su pelvis con sus glúteos y sentirlo rozar el punto más dulce de su interior—. Sin espacios, pégate a mi... Pero no v-vuelvas a-a alejarte.

El brazo que cruzaba su cuello y el de su abdomen se apretaban, Seok Jin estaba mareado por la sensación de estrechez en el interior de TaeHyung y como sus paredes se cerraban sobre su polla.

—Hecho... —susurraba en un gemido que había enviado otra descarga al Omega—. Ya estoy aquí...

—Si... Si —TaeHyung giraba y buscaba sus labios, un beso intenso y comenzaba a follarse a si mismo con el erecto falo en su interior.

Prontamente cortaban aquello y caía sobre sus manos mientras las fuertes de Seok Jin tomaban su cadera y comenzaban a golpear. Una y otra y otra vez. Ambos gemían, pero TaeHyung era un concierto de maldiciones, ruegos y sollozos por si solo, mientras que Seok Jin estaba perdido golpeando su interior con fuerza, siendo deliciosamente apretado y acariciando la acaramelada piel brillosa de su bonita espalda.

—Eres precioso, tan precioso —soltaba moviendo sus caderas con más fuerza para golpear jodidamente fuerte y volverse loco con los sonidos que TaeHyung hacia y con la unión brusca de sus cuerpos en cada estocada—. Paraíso...

TaeHyung caía sobre sus codos por la fuerza con la que Seok Jin lo follaba y articulaba como podía—. ¿Qué...?

El cuerpo del alfa caía por completo sobre él, dejándolos a ambos en modo horizontal. Era el prisionero de aquel chico que golpeaba y golpeaba entre sus glúteos yendo lo más hondo posible.

—Tú, eres mi paraíso... —susurraba con voz inestable por la fuerza de estar penetrandolo.

El Omega se estremecía completo, dejando escapar un desgarrador gemido para empujar hacia arriba con más ganas. Seok Jin apretaba sus caderas con sus dedos y clavaba sus uñas para mantenerlo firme en cada golpe y hacerlo delirar. El Omega por su parte, gritaba más que satisfecho y no duraría tanto, pero quería tocar el cielo al mismo tiempo que su alfa.

—Joder... Jin —gemía TaeHyung entre las almohadas del hotel.

—Mmm... —el reciente alfa seguía follandole, sintiéndose cada vez más cerca y totalmente alejado de la realidad—. ¿Me querías a mi o...?

—Yo-... —TaeHyung mordía la almohada y gemía de forma desgarradora por como la prominente polla de su amigo lo estaba rompiendo de la forma más deliciosa y anhelada, finalmente—. Eras tú o ¡nadie-ah! —TaeHyung estaba cerca, así que, se las arreglaba para girar su rostro y buscar aquellos belfos—. Cerca... Mi alfa, estoy cerca

—Oh, Tae... —suspiraba sin fuerzas, metiendo sus dedos en el cabello lacio y enmarañado que caía en la parte posterior de la cabeza de TaeHyung, empuñaba una cantidad ahí—. No eres mío... —susurraba sobre los labios de un TaeHyung que estaba a punto de finalmente liberarse, pero ahora lo miraba con ceño fruncido.

El Omega se removía y se quitaba a Seok Jin de encima, no había sido complicado ya que le había dado un codazo en su abdomen y Seok Jin había notado su intención. Había estado jodidamente dolorosa aquella separación para ambos, considerando que Seok Jin comenzaba a inflamarse, pero ahora  el Omega furioso empujaba el cuerpo del castaño sobre la cama y se subía encima y con precisión se empalaba sobre la longitud latente e hinchada del alfa, quien había gemido fuertemente, apretando sus ojos y abriéndolos luego para mirar como TaeHyung sonreía del jodido placer por estar unidos de nuevo. Acercaba su rostro—tomando el de Jin entre sus manos—y se perdía en el rojo de estos mientras acariciaba la nariz del alfa con la suya y comenzaba un vaiven suave y lento. De a poco sentía las manos de Seok Jin en su cintura y como lo apretaba, sus feromonas se liberarán para impregnar su dulce aroma en su alfa, quien ahora enrroscaba sus brazos sobre su espalda baja mientras que él le rodeaba el cuello.

TaeHyung se inclinaba hacia un costado y pegaba su nariz al largo cuello sudado del castaño y aspiraba fuertemente ese aroma.

—Canela... —susurraba y lo apretaba mientras aceleraba de a poco sus movimientos—. Engreído... —soltaba en su oreja—.  No me importa lo que digas... Tú. Eres. Mio —puntuaba el Omega, gravemente.

Seok Jin se perdía de nuevo, sentía ese instinto animal florecer desde los más profundo y giraba su cuerpo y el de TaeHyung con total facilidad para comenzar a penetrarlo desesperadamente. Sus brazos eroscados en el cuerpo de su Omega y TaeHyung pidiendo más cuando ya estaba tan cerca, sus piernas largas estaban firmes en el aire, solo recibiendo aquellas estocadas salvajes, logrando que los dedos de sus pies se crisparan, mientras clavaba sus uñas para hacerle saber que ahí era el lugar correcto dónde debía de mantener el ritmo y finalmente alcanzaban la liberación porque Seok Jin notaba como TaeHyung temblaba exageradamente, apretando sus piernas alrededor de él. El vientre de ambos era bañado por culpa de la esencia de TaeHyung, quien continuaba apretándolo con las últimas fuerzas y temblando ante los últimos espasmos que le recorrían, mientras que Seok Jin sentía la opresión de las paredes musculares de TaeHyung alrededor de su polla, la cuál soltaba hasta la última gota dentro del condón mientras sentía la delicia de presión en su sexo. Aquella protuberancia inflamada los había anudado y su cuerpo era espasmos placenteros de pies a cabeza.

El lobo interior de TaeHyung arañaba su interior pidiendo ser reclamado. Pidiendo ser tomado por completo por aquel alfa de aroma dulce, amaderado y algo picante—como había mencionado—era un aroma único y aspiraba con fuerzas mientras dejaba salir un último gemido...

—Alfa...

Seok Jin apretaba sus ojos y se hundía en el cuello largo ajeno. El olor a arándanos lo obligaba a abrir su boca y prepararse para lo que venía. Su lobo interior quería reclamar al precioso Omega como suyo, pero su lado humano sabía que eso no era correcto, ni posible—dada las circunstancias—sufrirían muchísimo más de lo que lo habían hecho hasta ahora. Pero las ganas de reclamarse, de pertenecer, ardían entre ambos. Se sentía en el jodido aire y TaeHyung sentía aquellos colmillos entre la unión de su cuello y hombro. Su cabeza hacia atrás, sus uñas clavadas en los omóplatos del alfa y su corazón repiqueteando con locura, mientras que su lobo interior chillaba fuertemente esperando ser marcado... Pero el tiempo pasaba y solo una húmeda lengua barría por aquella zona, la horrible tristeza de haber sido rechazado por su alfa dejaba a su lobo interno y su lado humano hecho trizas, esos colmillos ni siquiera habían perforado ni la primera capa de piel.

TaeHyung sollozaba y tomaba su rostro, los ojos de Seok Jin recuperaban su tono avellana, el Omega quería enfurecerse con él, pero podía sentir que también estaba triste.

—Sabía que no lo harías... —susurraba, sus orbes celestes estaban apagados y llenos de lágrimas—. Me hubiera gustado equivocarme...

— ¿Por qué querrías que te marcará? —preguntaba con calma, intentando calmar su respiración—. Eso solo empeoraría todo

— ¿Por qué? —preguntaba débilmente. Sus manos no soltaban aquel bonito y perfecto rostro del que el reciente alfa era dueño.

—Tu vida está aquí y la mía en Corea

—Puedo irme contigo —susurraba herido. Su lado humano intentaba mantenerse estable, pero su lobo interior estaba arañando las paredes por pedirle y rogarle al alfa que no lo dejara así—. Mi madre lo entendería

—Tu madre ni siquiera acepto la propuesta años atrás de que te quedarás con nosotros —susurraba Seok Jin—, y ella no me quería aquí... Contigo.

Un nudo se formaba en la garganta del omega—. Si me reclamas, no podrá oponerse...

—No lo haré —afirmaba. TaeHyung fruncía el ceño con rabia y dolor creciendo en su interior—. No te pongas así... —susurraba Seok Jin.

TaeHyung lo soltaba y apartaba la vista, estaba dolido y furioso, cuando la frente de Seok Jin caía sutilmente sobre su sien, cerraba sus ojos y aspiraba el exquisito olor a arándanos, calmaba su interior y la misma calma llegaba a TaeHyung, otra vez. Estaba triste, pero no una tristeza peligrosa que podría llegar a matarlos, sino algo que, la parte humana de ambos podía tolerar y su lobo, tristemente podía soportar. Su mano bajaba para acariciar cuesta abajo el cuerpo del Omega y de repente  sentía algo húmedo en la cadera de un TaeHyung que gemía por aquello.

Seok Jin se enderazaba lo que podía, aún anudados, y miraba el muslo de TaeHyung, quien siseaba del dolor y miraba junto con él.

— ¡Mierda! —Seok Jin se movía bruscamente, ocasionando otro dolor en el Omega.

— ¡Maldición, Jin! —su brazo se aferraba al cuello del alfa y lo traía nuevamente hacia él—. Eso dolió, imbécil

—Te hice daño... T-tu pierna e-esta desgarrada

—Olvidalo... —pedía el Omega—. Cuando podamos separarnos dejaré que la mires. No voy a morir, solo fue un accidente —mencionaba con calma, mientras veía su piel rasgada—. Ahí si quedará una marca —alzaba sus cejas.

TaeHyung estaba sorprendentemente más tranquilo viendo aquella marca, mientras que Seok Jin lo contemplaba con sorpresa y preocupación, pero intentando mantenerse firme y tranquilo. TaeHyung sentía que la mirada del alfa quemaba, por eso decidía mirarlo de nuevo.

—Me gustan tus ojos... —susurraba el Omega.

—Son un color básico, pero gracias —Seok Jin miraba la pierna de Tae y tomaba parte de la sábana para curbrirla, ganándose un pequeño siseo de molestia y dolor.

—Ya... No presiones —pedía TaeHyung. Notaba que Seok Jin miraba su muslo, pero deseaba aquella atención sobre él, así que con su dedo empujaba del mentón ajeno y lograba que Seok Jin lo mirara de nuevo—. ¿No eres consciente de como te ves, cierto?

Las tupidas cejas del alfa por poco y se unían en el centro de su rostro. La confusión lo obligaba a fruncirlas.

— ¿De qué hablas?

—Tus ojos, Jin... —soltaba TaeHyung—, se vuelven rojos.

Seok Jin alzaba sus cejas las cuales casi salían volando.

— ¿Qué?

TaeHyung sonreía—. Rojo sangre, tus orbes cambian por completo cuando te pones en modo puro alfa

—¿Bromas, cierto?

TaeHyung negaba—. ¿Por quién me tomas? —atacaba al contrario—. Tu celo sube y baja a tu jodido antojo y lo hiciste conmigo cuando llegaste

—No te hice nada —se defendía, pero TaeHyung no coincidía.

—Estaba sufriendo antes de saber que estabas en el lobby. Me encontraba necesitado y desesperado, pero luego de repente estaba más tranquilo, como si nada. Entraste aquí y yo sabía que quería saltarte encima, pero tú estabas enojado y reprimías tu celo con el enojo... Y me controlabas a mí y lo estás haciendo ahora porque esa calma la he sentido en ocasiones extrañas y no es mía ¿cómo lo haces?

Seok Jin fruncia sus cejas—. Mi famosa definición y despertar paso hace poco más deveinticuatro horas atrás, más o menos, en plena madrugada...

Las piernas de TaeHyung lo apretaban y volvía a enredar sus largos dedos en el cabello lacio y oscuro de Seok Jin, quien no podía evitar cerrar sus ojos disfrutando demasiado de aquello. Sentía el aroma a arándanos colarse por sus fosas nasales y desprendiendia su propio olor, ambos combinándose suavemente y los labios de TaeHyung daban un suave y tímido beso, recordándole al primero que le había dado de niño en el  cuarto de limpieza de su casa. Seok Jin respondía cuando la lengua de TaeHyung delineaba sus labios y abría los suyos para dejarlo tomar posesión de esta. Era un beso dado con parsimonia, un beso dónde se saboreaban sin apuro alguno. Sus ojos estaban cerrados y TaeHyung enrollaba sus brazos por el cuello de Seok Jin, quien estaba delicadamente añadiendo presión en el muslo herido del Omega.

Cuando recordaba la herida sus besos cesaban, cortaba la sesión de estos y apoyaba su frente sobre la de Tae suspirando—. Lo lamento

—Quedará una cicatriz —sonreía.

Seok Jin lo miraba—. Podría haberte hecho daño, un serio daño ¿Por qué sonríes?

—Porque sabré que te tuve y tú a mí —una leve tristeza se sentía venir desde el interior del Omega.

— ¿Por qué estabas aquí? ¿Por qué no buscaste por alguien?

—Porque te quería a tí. Siempre te he querido a tí

— ¿Y si no hubiera sido un alfa? —cuestionaba. Notando la seguridad de TaeHyung en sus palabras con respecto a quererlo a él.

—Yo no hubiera sido un Omega —respondía—, solo lo sabía. No podía fallar y... Sabes cómo pienso debajo de todo mi temperamento.

Seok Jin acariciaba su rostro y lo miraba fijamente—. No lo sé, Tae. Hace dos años que no hablamos, no sé como piensas ahora

— Déjalo ya —rogaba—, te dije porque me aleje

—No tenias derecho a tomar esa decisión —susurraba con calma el castaño.

— ¿Qué querías que hiciera? me dijiste que no tenías amigos, omitiste que seguían golpeandote luego de que me había ido y tuve que sacartelo de mentira a verdad en una de nuestras charlas. Te estabas encerrando en vez de hacer nuevos amigos, de valerte por ti mismo

— ¿Y decidiste abandonarme sin más? —replicaba con dolor—. Eras mi único amigo y en vez de decírmelo como debías, decidiste dejar de atender mis malditos llamados. Me dejaste completamente solo.

TaeHyung suspiraba y sus ojos se llenaban de lágrimas—. Lo lamento —susurraba—. No fue fácil para mí tampoco y ciertamente no es fácil saber que vas a irte luego, como si nada de esto hubiera pasado —sentenciaba.

Seok Jin reía de forma amarga—. Tu celo me despertó. Tus gemidos diciendo que me necesitabas me definieron —el Omega abría enormemente sus ojos—. Oh, si. Plena madrugada soñando o no sé cómo mierda lo llamarías, pero te oí claramente gimiendo mi nombre.

Seok Jin suspiraba y se deslizaba fuera de TaeHyung, finalmente. Quitaba el condón con sumo cuidado y se levantaba de encima para ir en dirección al baño. TaeHyung se sentía abandonado de inmediato, poniéndose en posición fetal—dejando la pierna herida contra el colchón—reprimiendo las lágrimas que querían salir y el nudo que no pasaba de su garganta. Al instante veía la gran figura de Seok Jin volviendo con alcohol y gasas, recién ahí notaba el pecho y abdomen de éste. También tenía arañazos profundos que recién cicatrizaban.

—Tae... —se tiraba de rodillas al lado de la cama—. Volteate, tu pierna... —pedía suavemente.

TaeHyung se levantaba apoyado sobre su mano derecha y estiraba la izquierda para tocar dichas cicatrices que había descubierto recién ahora y que no había notado en el momento dónde se encontraba rogando ser tomado con desesperación.

—Jinnie... —susurraba, pasando sus dedos y logrando que apenas el abdomen plano y sutilmente trabajado de Seok Jin se contrajera un poco—. ¿Fuiste tú o...?

—Fui yo —admitía. Abriendo la botella vertia una cantidad normal de alcohol y miraba fijamente a TaeHyung—. Dame tu pierna.

TaeHyung mordía su labio y obedecía, se sentaba derecho, aún sin bajar la pierna para que el muslo de su cadera quedará a merced de Seok Jin.

— ¿Cómo es que tú...?

—No lo sé con certeza —respondía, apoyando finalmente la gasa bañada en alcohol y logrando que TaeHyung siseara y apretara sus dientes. Sus ojos avellanas contemplaban al Omega y desprendia sus feromonas para calmarlo mientras que su otra mano peinaba con dulzura el cabello amarronado de TaeHyung, quien instantáneamente cerraba sus ojos y se tiraba encima de ese toque, mientras aspiraba con calma—. Podría haberte lastimado... —susurraba.

—Ni siquiera eres consciente ¿Quién más lo sabe? Tus ojos no pueden disimularse Jin, eres algo extraordinario...

—Nadie sabe, ni siquiera yo sé... Y no exageres

—No lo hago ¿Recuerdas lo que el profesor Min solía decir antes de que tu padre le quitará el trabajo? —preguntaba TaeHyung, viendo solo el cabello caer frente a Seok Jin, su bonita nariz y sus labios en forma de puchero, muy ocupado sanando su herida—. ¿Jin?

—Recuerdo todo y me enseñó más —respondía secamente, alzaba su mirada y esta se volvía más dulce, relajando sus rasgos al ver a TaeHyung—. Trabajo medio tiempo con él en su librería

—Oh... —soltaba sorprendido el Omega—. ¿Trabajas?

—Solo para salir de casa un rato, aunque tener mi propio dinero es bueno —respondía, nuevamente enfocado en la herida de TaeHyung, cubriendo ahora la misma.

—Y cuéntame... —pedía cuando veía a Seok Jin levantarse por haber acabado—. ¿Por qué están aquí? —el alfa dejaba las cosas en la mesa de noche y comenzaba a buscar su ropa, dándole la espalda—. Quédate desnudo y vuelve a mí lado.

El castaño se detenía de lo que hacía y se tensaba por completo, volteando a ver a TaeHyung, cerrando sus ojos y aspirando ese dulce aroma que desprendía.

—No hagas eso —susurraba—, puedo negarme si así quisiera

— ¿Lo quieres? —cuestionaba el Omega con dulzura. Luego extendía su brazo—. Vuelve a la cama

—Mi padre no tardará en buscarme

—Le dices que estás aquí —respondía.

Seok Jin suspiraba—. Tu madre no me quiere aquí

—Que mal por ella, yo si... —afirmaba, moviendo sus dedos para insistirle—. Ven conmigo... —Seok Jin apretaba su mandíbula y el jean que había levantado—. Alfa...

La prenda era soltada con brusquedad y volvía al lado de su Omega, de inmediato gateaba por encima de su cuerpo y atrapaba sus labios en un beso correspondido. Las manos de Tae bajaban por su espalda y lo jalaba hacía abajo para que se recostara encima de él, Seok Jin se dejaba apretar nuevamente mientras sus besos iban de los labios al mentón de TaeHyung. Iba bajando, saboreando y absorbiendo aquel aroma dulce y adictivo, le encantaba, simplemente adoraba como olía su Omega.

Mío...

—Mio... —murmuraba mordiendo superficialmente la unión del cuello y el hombro de Tae.

Su cuerpo rozaba y frotaba contra el de TaeHyung, quien comenzaba a gemir nuevamente, sintiéndose caliente y febril. Estirando su cuello exageradamente y soltando sus feromonas, susurraba en un solo ruego:

—Tuyo... Desde siempre y para siempre —sus dedos iban detrás, a la parte posterior de la cabeza del alfa y lo invitaba a morder—. Hazlo...

Seok Jin se sentía desfallecer por la necesidad de clavar sus filosos dientes en aquella zona, de reclamarlo en cuerpo y alma, pero apretaba sus ojos y volvía a subir en busca de esos labios. TaeHyung sollozaba por el rechazo, su lobo interno sufría, pero a la vez sentía consuelo, no solo en la feromonas que su alfa desprendia sino más allá de eso. La conexión era demasiado fuerte e intensa que, notaba como Seok Jin intentaba mantener a ambos cuerdos. Intentaba mantener el lado animal a raya,  la necesidad y el lobo interior de cada uno podía refugiarse en el otro de forma demasiado íntima y sobrenatural.  Aquello era tro nivel, Seok Jin era otro nivel.

Luego de varias horas el padre del castaño y los de Tae, volvían nuevamente.

— ¿Dónde está Seok Jinnie?—preguntaba Gon Huan, al entrar en la vivienda de los Kim.

— ¿Te aviso que saldría? —cuestionaba Do-San, padre de Tae.

Tae-Eul entraba última con las bolsas de las compras y lo que haría para cenar aquella noche, notaba a los alfas con su ceño fruncido y preguntaba cuál era el problema.

—Seok Jin no está —mencionaba Gon—. No tengo un mensaje de él, el auto tampoco está.

La Omega comenzaba a sentir como sus latidos se aceleraban y soltaba las bolsas.

— ¿No tienes idea de dónde podría haber ido? —cuestionaba con preocupación.

Gon Huan la miraba—. No Tae y no le dije la dirección del internado de TaeHyung. Si eso es lo que te preocupa.

Do-San se acercaba a ambos y con pose pensativa exclamaba—. ¿Creen que haya ido a ver a TaeTae? Él no está en el internado ¿Le dijiste dónde hallarlo? sería de gran ayuda

— ¡No! —mencionaba la Omega—. No le dije nada

— ¿Qué sucede? y por qué estás tan preocupada de que mi hijo vea al tuyo —cuestionaba el alfa, sintiéndose ofendido.

Do-San ponía su mano en el hombro de su amigo—. Tae está en su celo, está en un hotel —el otro alfa miraba a su esposa—. Tae-Eul solo teme que ambos queden demasiado sensibles si llegarán a encontrarse y que la situación se salga de sus manos Solo eso.

Gon Huan suspiraba y miraba nuevamente a la omega—. ¿Tae tiene un alfa?

Do-San reía estruendosamente—. Ese chico los odia, apenas si me toleraba los últimos meses antes de irse al instituto. No quiere a nadie

—Quiere a Seok Jin —mencionaba Tae-Eul con nervios. Rascaba su frente y una idea cruzaba su mente—. El teléfono.

Corria en dirección al inalámbrico y revisaba las últimas llamadas. Los alfas iban detrás de ella y ésta giraba maldiciendo.

—Están juntos —su voz sonaba acongojada—. Hay que ir por él. Hay que sacar a Seok Jin

—Si están juntos, olvidalo —mencionaba Gon Huan—. Seok Jin acaba de definirse y ambos están con su celo, no podemos meternos ahí. Me lo hubieras dicho y me llevaba a Seok Jin conmigo —exclamaba el alfa suspirando.

Do-San resoplaba al lado de ambos—. ¿Pueden dejar de preocuparse? si están juntos, están bien. Podemos ir al hotel y asegurarnos que están uno con el otro. Será imposible separarlos hasta que la intensidad baje.

Tae-Eul negaba con su cabeza—. TaeHyung no va a querer soltarlo —mencionaba con tristeza—. Fue muy difícil que dejara de sentirse deprimido por tu hijo —señalaba al en otro alfa.

—Tae-Eul, más de una vez te ofrecimos estadía para Tae en casa —afirmaba con calma, a pesar de estar a punto de perderla—. Tendrías que habermelo dicho

—Es inevitable —mencionaba Do-San, quien presenciaba la tensión entre su Omega y su amigo Alfa—.  Vamos al hotel, confirmemos que Jinnie este ahí y sino salgamos a buscarlo, tenemos que ser cuidadosos y si llegara a suceder que no quieran separarse, vamos a tener que ser honestos con lo que está sucediendo.

Gon Huan resoplaba recordando la nueva información en aquella importante reunión.

—Tienes razón —afirmaba Tae-Eul—. Vamos a verlos. Estoy segura que están juntos.

Seok Jin dormía boca arriba, su boca estaba abierta y su respiración era pacífica. Eran alrededor de las siete de la tarde y no habían dejado la cama. Habían tomado una ducha juntos para terminar sucios otra vez. TaeHyung había olvidado sus apuntes y lo único que quería era ver a aquel bonito chico dormir a su lado. Pese a que ninguno había descansado bien las últimas horas, Seok Jin estaba más arruinado que el Omega, debido al viaje. Ahora sentía las yemas de los dedos de Tae acariciar su pecho, abría sus ojos y lo veía a su lado sonriendo con dulzura. El delicado y hermoso Omega estaba mucho más tranquilo y se veía adorablemente dulce mientras se arrimaba para olerlo.

Seok Jin reía apenas ronco, debido a las cosquillas que la nariz de TaeHyung ocasionaba. Habían tenido algún que otra charla entre momentos, llegando a la decisión de que no era el tiempo de crear aquel lazo—físico—pese a que lo anhelaban con todo su ser, pero ambos sabían que eran destinados y eso bastaba para esperar el tiempo correcto Seok Jin le había recitado lo que el viejo Min le había leído del libro antiguo que tenía y TaeHyung le había creído cada palabra. Ellos ya tenían una conexión, un lazo psíquico, un hilo rojo que los unía y era lo suficientemente fuerte para ayudarlos a resistir lo que fuera. La tristeza era inevitable, pero manejable. Y aprovecharían cada maldito segundo juntos.

El alfa se frotaba su nariz al despertarse, luego la movía en conjunto con sus labios y apretaba sus ojos.

—Dios, había olvidado esa bonita manía tuya al despertar. Te ves tan adorable —mencionaba TaeHyung.

—No exageres...

—No lo hago —afirmaba—. Bien... Tengo que preguntar —soltaba finalmente, luego de retener la pregunta en la punta de su lengua por todas esas horas juntos.

Seok Jin fruncia el ceño y se sentaba para apoyarse en el respaldo de la cama—. ¿Que sucede?

— ¿Tienes algún Omega en Corea? —cuestionaba.

Intentaba mantener su voz dura y eso solo ocasionaba que Seok Jin lo creyera demasiado tierno.

—No, al menos no de la forma que tú piensas —respondía, con su dedo índice picaba la frente de TaeHyung y lo empujaba.

— ¡Aish! ¿Y qué crees que estoy pensando? —se sentaba encima de Seok Jin a horcajadas. Descarado y de brazos de cruzados.

Seok Jin abría sus ojos y relamía sus labios, sonriendo—. WooYoung es un amigo —respondía.

— ¿Él sabe que lo ves como un amigo? —Seok Jin asentía despreocupado—. ¿A qué huele?

Seok Jin fruncia el ceño y se rascaba detrás de su oreja pensativo—. No lo he visto desde que me definí, pero él me dijo que huele a fresas.

TaeHyung apretaba sus dientes—. ¿Crees que el aroma a fresas es mejor que el arándano?

Seok Jin alzaba sus cejas y por poco dejaban su frente, ya no aguantaba con lo adorable que TaeHyung se veía y como desprendia ese aroma que le dejaba saber que estaba irritado.

—Puedo olerte... Sin embargo, ya sabía desde antes como te irritas por culpa de los celos —setenciaba divertido.

— "Ya sabía cómo te irritas por culpa de los celos" —imitaba con rabia—. WooYoung, WooYoung... Su nombre me irrita, es estúpido y desde ahora odio las fresas.

Seok Jin comenzaba a reír estrepitosamente y recibía un golpe en su cabeza.

— ¡Oye!

— ¡No te rías y dime si el aroma a fresas te gusta más que el arán-... Jin!

El Omega era tomado por la cintura y terminaba quedando bajo el cuerpo del alfa. Éste comenzaba a besar y repartir cosquillas por la zona de sus costillas y en la zona de sus glúteos dónde TaeHyung era hiper sensible. Reía a carcajadas, pero recibía esos besos y chupones que el alfa dejaba en su cuello y rostro, totalmente gustoso, hasta que la puerta sonaba y ambos quedaban mirándola fijamente. Los brazos y piernas de TaeHyung se envolvían alrededor de Seok Jin cuando sentía el aroma dulce de uvas que provenía desde afuera.

—Es mí madre —apretaba el agarre e impregnaba su aroma sobre el alfa.

Si, era un poco demente, pero su lado animal no quería que aquella fragancia a uvas—de su propia madre—llegará a Seok Jin. El alfa no se sentía diferente, apenas sintió el olor a menta de su padre y el olor a chocolate amargo del padre de Tae, le pasó exactamente lo mismo. Su aroma volvía a entremezclarse con la de su Omega y aquella combinación llegaba fuertemente a las fosas nasales de los tres adultos afuera.

Al otro lado Tae-Eul estaba con miedo. Temía que en un impulso aquel Alfa joven y recientemente definido, hubiera marcado a su hijo... Eso sería terrible, considerando que no había forma de que TaeHyung saliera de Japón. Dentro de la habitación Seok Jin tomaba el rostro de Tae y lo miraba fijamente, le sonreía y besaba sus labios. Su instinto animal se había aplacado por completo cuando había notado lo ridículo que había sido aquello. TaeHyung era suyo y ningún de los alfas afuera tenían otra intención, así que se calmaba y sonreía.

—Iré a abrirles, ya saben que estoy contigo. Seguro se preocuparon al no encontrarme y tu madre es una mujer inteligente —Seok Jin miraba las piernas de Tae y palmeaba el muslo que no tenía la nueva gasa que le había puesto luego de la ducha compartida—. Afloja tus piernas... Debería cambiarme

—No —pedía TaeHyung—. Vamos a recibirlos así, para que se vayan más rápido

—Probablemente mi padre me necesite

—Yo tambien te necesito —susurraba TaeHyung, mirandolo con dulzura con aquellos preciosos ojos celestes.

Seok Jin asentía, TaeHyung lo soltaba y ambos se ponían de pie. Con sábana en mano y sobre la cintura Seok Jin se disponía a abrir solo un poco la puerta. De inmediato su cejas tupidas se fruncían y su mirada encontraba la de Tae-Eul.

— ¿Y Tae?—empujaba la puerta, pero Seok Jin no le permitía entrar.

Do-San tomaba a su esposa y la mantenía en su lugar. Gon buscaba la mirada de Seok Jin y la encontraba.

— ¿Están bien? —preguntaba éste con calma.

—Lamento no haber avisado... Surgió de improvisto —respondía el chico con voz relajada y prudente.

Detrás de él, se asomaba TaeHyung—. Estamos bien, ya pueden irse...

—Tae... Déjame verte —pedía su madre.

—Tae, muéstrate —pedía su padre con autoridad.

Seok Jin miraba a Do-San y ocultaba a Tae detrás de él.

—No lo marqué y no lo haré —respondía con una calma envidiable y manteniendo su tono de voz.

Tae-Eul suspiraba, aunque notaba los brazos de TaeHyung enrollarse en la cintura del joven alfa.

—Eso es muy bueno —mencionaba Do-San con tranquilidad—. Solo queríamos asegurarnos que estuvieran bien

—Lo estamos —mencionaba TaeHyung tras Seok Jin. Por encima del gran hombro se veía su pelo marrón enmarañado y sus ojitos celestes. No era tan bajo, solo por tres o cuatros centímetros, pero se estaba ocultando detrás de su alfa intencionalmente—. Pueden irse, Seok Jin se quedará conmigo

—No puede quedarse mucho —mencionaba Gon Huan.

Seok Jin suspiraba y apretaba su agarre a TaeHyung, detrás de él—. Lo sabemos ¿puedes dejar que me quedé con él hasta irnos?

—Tienes que se parte del evento especial de mañana, es muy importante

— ¿Cuál evento? —mencionaba TaeHyung, saliendo apenas de detrás de Seok Jin y dejando a la vista su muslo desnudo y cubierto con las gasas.

— ¿Qué te sucedió? —preguntaba alarmada su madre, intentando acercarse, pero de nuevo Do-San no la dejaba avanzar y Seok Jin volvía a ocultar a TaeHyung tras él.

— ¡Estoy bien! —gritaba irritado y con sus feromonas en aumento.

Seok Jin miraba por encima  de su hombro—. Tae.

Un simple susurro firme que, hacía al Omega ocultarse de nuevo y apretar su agarre sobre él.

La tensión entre los jóvenes y los adultos era sofocante, pero todos sabían que no había forma de sacar a Seok Jin antes de tiempo de ahí. Por lo que Do-San tomaba la palabra.

—Es bueno que hayan aceptado el hecho de que TaeHyung no se irá y que tú, Jinnie, no puedes quedarte —mencionaba. Los tres mayores notaban la congoja de los jóvenes—. Están pasando cosas, no queremos a Tae lejos y Seok Jin, tampoco tu padre y madre te querrán lejos...

— ¿Qué está sucediendo? —preguntaba el castaño.

—Vayan el evento de mañana y lo sabrán —mencionaba Gon y extendía el bolso que Seok Jin había traído consigo.

—Diganlo ahora —pedía Tae.

—Mañana despues del evento, Kim TaeHyung —sentenciaba su madre—. Traeré un esmoquin para ti.

El Omega la miraba con la irritación a flor de piel.

—Ambos están la lista —Do-San volvía a hablar—. Será bueno que ambos sean vistos juntos y que Seok Jin vaya. Es importante que te des a conocer porque estás camino a tomar el mando de tus padres...

—Y yo estaré con él —afirmaba TaeHyung.

Tae-Eul suspiraba—. Eso no es seguro...

—Lo es —afirmaba Seok Jin—. Es muy seguro.

La Omega resoplaba—. Es ridículo, no sean dependientes del otro. Tae, hijo... —pedía en un ruego—. No quiero verte deprimido.

Gon Huan apretaba sus dientes detrás de la mujer ¿acaso creía que Seok Jin no la había pasado terrible también?

—Seok Jin y yo somos destinados...

— ¡Eso no existe! —gritaba Tae-Eul.

— ¡En tu maldito caso! —gritaba el Omega de vuelta, pero rápidamente Seok Jin lo miraba.

El alfa destilaba ese aroma que le brindaba calma y TaeHyung se aferraba un poco más a su cintura. El castaño miraba en dirección a la madre de éste y exclamaba:

—Estamos al tanto que los destinados no es algo en lo que la gente cree, desde hace ya mucho tiempo que más se ha presenciado algo así y que lo toman como una leyenda urbana. Un cuento de hadas, pero... —su voz era tan tranquila que, los tres presentes simplemente podían oírlo con suma atención ignorando al Omega que colgaba tras su espalda—. Lo somos, somos el uno para el otro. Esta es una situación algo incómoda y ciertamente no estamos al tanto de lo que está sucediendo, pero vamos a manejarlo. Yo cuidare de él, aún estando lejos... TaeHyung estará a salvo hasta que podamos reunirnos nuevamente, sé que es imposible de creer, pero confíen en mí, TaeHyung confía.

Los adultos parecían estar en una especie de trance, la voz de Jin había sido sumamente pacífica, como él. Siempre tranquilo y respetuoso. Y a pesar que de parecía estar diciendo incoherencias, había sido tan convincente para el resto que, solo habían podido asentir antes las palabras que el chico—desnudo, cubierto por una sábana y con los brazos del Omega enroscado en su cintura—había dicho.
Su padre lo miraba atónito, el orgullo desbordaba por sus poros y sonreía de lado.

—Es hora de irnos —mencionaba en dirección a los Kim. Luego volvía a mirar a los jóvenes semi desnudos—. Nos vemos mañana por la noche. Sean cuidadosos.

El alfa se llevaba a los padres de TaeHyung, Tae-Eul los miraba una última vez antes de ser arrastrada lejos de allí y Seok Jin cerraba la puerta finalmente. Soltando la sábana, se giraba con los brazos de TaeHyung aún en su cintura. Lo miraba y acariciaba su cabello mientras sonreía y lo peinaba hacia atrás.

—Eres increíble... —susurraba TaeHyung, completamente embelesado.

—No lo sé —se encongia de hombros y pegaba su cuerpo caliente al ajeno—. Cuidare de ti, aunque me encuentre lejos. Lo prometo

—Sé que lo harás —soltaba con tristeza—. Será horrible

—Vendré en ocasiones, lo prometo —susurraba Jin—. Serás mí prioridad

—Mmm... Tienes otras prioridades y ellos sonaban preocupados, estarás ocupado. No me prometas nada aún... —pedía.

Seok Jin suspiraba y apretaba su mandíbula—. Si no puedes resistir, seré comprensible y... —aclaraba su garganta—, no seré duro contigo. Tu casta es más sensible que la mía...

—Por mí puedes atarme de pies y manos y llevarme ahora mismo lejos de todo el mundo —susurraba TaeHyung acercándose a sus labios, pero Seok Jin lo esquivaba—. No hagas eso... —pedía—. No tenemos mucho tiempo juntos, no me dejes un sabor amargo. Ya te tengo demasiado a medias... Y duele, no me rechaces. Tampoco me digas que me dejaras desquitarme con cualquiera en un futuro —tomaba el rostro de Jin y lo obligaba a mirarlo—. Seré Omega, pero resistí y te esperé sin siquiera saber si me elegirías o si siquiera serias un alfa engreído. Puedo resistir sabiendo que me perteneces y que solo es cuestión de tiempo para que lleve con sumo orgullo tu marca... —soltaba el rostro de Jin y llevaba su mano a la unión entre su cuello y hombro—. Justo. Aquí.

Seok Jin pasaba el nudo en su garganta y apretaba más el cuerpo del Omega, metia su nariz en su cuello y aspiraba justo en la zona que Tae había tocado—. Gracias por esperarme... Aunque no tienes que hacerlo de nuevo —susurraba con dolor.

TaeHyung resoplaba y volvía a buscar su rostro—. Si tú eres fuerte yo también o juro que pateare tu maldito culo de alfa si no me marcas en un futuro.

Seok Jin reía ladino y lo besaba, apretándolo fuertemente y luego de una mordida suave susurraba—. Tú me marcaste hace cinco años atrás cuando me besaste en el cuarto de limpieza de mi casa y me pediste ser tu Alfa. Desde entonces te pertenezco a ti y a nadie más.

TaeHyung sonreía sintiendo como su lobo interior aullaba de pura felicidad, miraba a Seok Jin acariciando su nariz con la suya y él también susurraba—. A nadie mas... —repetía de forma melosa.

—A nadie más.

2/2

Podrían haber Sido tres pero ya quiero dormir uwu.

Estaba bloqueada con los acontecimientos y su forma de narrarlos, pero aqui estamos. Empece disconforme y quedé muy feliz, primer lemon omegaverse

Solo diré que, Seok Jin es un espécimen precioso UwU
Ahí se fue mi regalo de navidad y año nuevo para ustedes, fieles UwU

Con amor niñita Nany 💜

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