12. Suficiente

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Sentía el corazón salírseme por la boca mientras me montaba en el coche de mi madre y manejaba echa un manojo de nervios directamente al departamento de Lanna.

Llamaba a Justin una y otra vez, sin conseguir ningún tipo de respuesta. Llamaba a Lanna y tampoco había respuesta. El celular estaba encendido, por lo que le pedí a uno de mis amigos hackers que lo localizara, pero al parecer no era sencillo.

Seguro que iba enloquecer si no la encontraba en su casa. Cuando mi corazón se aceleraba me obligaba a creer que quizás solo se había encontrado con algún otro amigo. Pero, ¿qué otro amigo podría ser más importante? ¿con qué otra persona podría querer encontrarse?

No es que yo me creyera más importante que todos los demás, es que entre Lanna y yo habíamos establecido prioridades. Ella era la mía en París, yo era la suya en América, y que yo supiera, ella no tenía a nadie más.

Ella era mi hermana y yo la suya, y por mucho tiempo solo nos tuvimos la una a la otra. Esto solo quería decir que ella era mi "amiga seguro", la que sabía mi localización siempre, y por ende, yo la suya. No importaba que ella estuviera en París y yo no conociera ni media calle de allá, ella me hacía saber su localización, y yo le decía la mía, porque el mundo era un lugar inseguro para chicas que anduvieran solas por cualquier ciudad.

Así que, aunque ella decidiera encontrarse con otra persona, aunque ella decidiera que era mejor verme mañana, pasado o la otra semana, estaba segura de que Lanna jamás pisaría la ciudad sin decirme que cerca. Con saber que estaba aquí y estaba bien sería suficiente para dejarla en paz el tiempo que quisiera.

No había sucedido nada que cambiara esta tradición, había hablado con ella hacía unos días y todo estaba como siempre. Y eran todos estos pensamientos los que me hacían sentir que algo terrible había sucedido, que ella no estaba bien y que necesitaba encontrarla con todas mis fuerzas.

Me paré frente a la puerta del departamento de Lanna mientras llamaba a Justin por teléfono una vez más. Toqué varias veces y nadie abrió la puerta. Moví el pie de lado a lado y cuando la contestadora de Justin me respondió por vez numero 15 me desesperé.

—Justin, ¿dónde estás? Te necesito —susurré cuando se me quebró la voz y tranqué el teléfono tirándolo a un lado de mi bolso para resistirme a la tentación de insultarlo. Tenía al menos tres horas tratando de encontrarlo desde que empecé a buscar a Lanna y ya eran más de las ocho de la noche, ¿dónde demonios estaba? ¿acaso no podría contar con él nunca cuando lo necesitaba?

Miré la puerta del departamento y me alcé sobre mis talones para tomar la llave que guardaba muy inseguramente en un hueco del marco. Abrí la puerta y me encontré con su departamento abandonado que hacía más de seis meses que no visitaba. Estaba todo oscuro y yo encendí la luz para notar que ella no estaba aquí.

De hecho, era un departamento muy pequeño, tenía la habitación a un lado y la cocina al otro. Una foto de nosotras en el buró, y otra con su papá adoptivo, cuando era muy pequeña. Algunos libros en una esquina y su primera filipina colgada en el perchero como la dejamos la última vez que estuvimos aquí.

Los ojos se me llenaron de lágrimas sin saber dónde más buscar. Me senté en el piso tratando de juntarme para pensar en qué hacer que ya no se hubiese hecho. Pasé por la policía de camino, no iban a ayudarme hasta que se cumplieran 36 horas de su desaparición, apenas habían pasado 12.

Que ella había salido en un taxi dijo la seguridad aeroportuaria, un taxi oficial, autorizado por ellos. Ella estaba a salvo en un lugar que yo no conocía, eso fue lo que dijeron tajantemente cuando les solicité la información del taxi o su destino.

Metí la mano en el bolso sin pensarlo y sin saber qué más hacer llamé. No me lo había acercado al oído cuando ya tenía respuesta.

—¿Aly? ¿Qué sucede? —me preguntó. El hecho de escuchar su voz me hizo sentir tan pequeña que rompí a llorar.

—Josh, lo siento mucho, pero te necesito —prácticamente lo escuché incorporarse y aclararse la voz.

—¿Qué ha pasado? —tragué grueso varias veces para poder explicarme—. ¿Aly? ¿Qué sucede? —interrogó casi con desespero en su voz.

—Lanna está desaparecida y no sé qué hacer.

—¿Lanna?

—Vino a América esta mañana, y está desaparecida, no la encuentro por ninguna parte, no atiende el teléfono.

—¿Dónde estás, Aly?

—En el departamento de Lanna.

—Envíame la ubicación —me pidió—. ¿Cómo llegaste hasta ahí?

—Le pedí el coche a mi madre.

—¿Fuiste a la estación de policía? —preguntó con la voz más gruesa. Escuché varias cosas a su alrededor, entre ellas una puerta.

—Sí, no van a ayudarme hasta que tenga 36 horas desaparecida —se quejó de algo, pero no pude entender qué.

—Envíame la ubicación, estaré ahí lo antes posible.

—Algo malo le sucedió, Josh —dije revelando mi más grande temor hasta el momento—. Sé que algo malo pasó.

—Lo manejaremos, Aly. Te lo prometo —aseguró con tanta firmeza que una parte de mí sintió el calor de su compañía—. No tardo, te lo juro.

Le envié la ubicación y salí del departamento para esperarlo afuera del edificio. Me senté en las escaleras donde el frío me azotaba los huesos mientras el miedo me impedía la capacidad de pensar con claridad. Eso era lo que necesitaba en este momento: algo que volviera a alinear mis pensamientos para poder hacer lo que tenía que hacerse.

Estaba completamente aturdida cuando sentí unos brazos calientes cerrarse a mi alrededor e inevitablemente rompí a llorar.

—Estoy aquí —susurró Joshua en mi oído cuando yo le abracé y me quedé aferrada a su camisa tratando de recomponerme.

No fue tan difícil ahora que lo tenía cerca, que sabía que dos mentes pensaban mejor que una y que podríamos hacer algo, o al menos intentarlo.

Se ocupó de secar mis lágrimas y acompañarme al departamento de Lanna a encontrar pistas o cualquier cosa que nos ayudara en algo.

—¡Encontré una laptop! —expresó luego de salir de su habitación. Yo la miré y asentí.

—Es la vieja laptop de Lanna. Funciona —aseguré buscando el cable para encenderla.

—¿Crees que esto esté conectado a su correo? —preguntó. Yo lo miré—. Es que, si el teléfono está encendido, probablemente podamos acceder a su ubicación —Joshua tenía razón.

Introduje la contraseña de la laptop y cuando se conectó a internet empezaron a llegar correos electrónicos viejísimos. Me tranquilicé al ver que el correo seguía abierto y activo. Entonces comencé a buscar en las opciones para ver los dispositivos emparejados, y con ello, sus ubicaciones.

Ambos miramos el mapa y nos sorprendimos al ver que había estado paseándose por toda la ciudad. Tenía paradas de 10—15 minutos en algunos lugares y su ruta era absolutamente atípica. Me tomó un par de minutos darme cuenta de que se estaba deteniendo en donde había cajeros automáticos de bancos.

—La están robando —inferí al darme cuenta de la ruta y ver que hacía 45 minutos la ruta seguía hacia los suburbios.

—Está cerca de aquí —aseguró señalando la pantalla y yo vi que se trataba de un lote de contenedores.

—Vamos —solté levantándome.

—Alice, no podemos ir ahí solo porque sí. ¿Y si están armados? Puede ser peligroso.

—¿De verdad estás tratando de detenerme? —repliqué tomando mi bolso. Él me sujetó del brazo y me miró a los ojos con más seriedad de la que me había visto nunca.

—Tu Lanna está ahí, la mía eres tú —dijo con media molestia—. ¿Puedes tener más respeto por tu vida? —soltó con irritación. Yo me sentí frustrada, pero le di crédito a sus palabras y lo miré de la misma forma.

—¿Qué sugieres?

—Llamemos a la policía —negué con la cabeza.

—Ellos no quieren ayudarme.

—Ahora tenemos pruebas, Alice —volví a negar.

—No hay tiempo para que comprueben todo lo que nosotros hemos visto, ¿y si le hacen daño? Lleva casi una hora ahí —me desesperé y él respiró profundo.

—Llamaré a los escoltas de mi papá —me dijo—. Iremos nosotros, tu no —Yo presioné las manos y negué.

—No puedo dejarte ir ahí solo.

—Puedes y lo harás, Aly —sentenció con firmeza mientras marcaba su teléfono y enviaba mensajes—. No puedo permitirme que algo te pase, deja que yo me haga cargo —negué y lo halé de la muñeca para que me mirara.

—¿Y si algo te pasa? —Joshua sonrió.

—No conoces a la escolta de mi papá —me dijo enviando un tercer mensaje—. No va a pasarme nada, te lo prometo.

—¿Y qué? ¿Debo sentarme aquí y esperar que aparezcas?

—Estamos a cinco minutos de la dirección, no me voy a tardar —prometió volviendo a tomar su chaqueta.

—Josh... —me desesperé. Él se volvió para mirarme y yo lo abracé con fuerza—. Mi mundo entero está en juego —susurré sintiendo demasiada presión cuando él me dio un beso en el cabello y yo lo detuve otra vez ubicando mi mano en la parte trasera de su cuello para que no se le ocurriera alejarse.

—Aly... —murmuró con voz queda, yo sabía que me estaba extralimitando y quizás lo estaba lastimando, pero la presión era tal que me despellejaba viva y yo necesitaba que él lo supiera.

—Tenemos como cuatro meses de amistad y yo ya no sé qué haría sin ti —expliqué con voz baja apoyando mi cabeza de su mentón cuando él me volvió a dar un beso en la frente.

—No tendrás que averiguarlo, te lo prometo —explicó con firmeza, y yo me figuré a creerle, pero mi abdomen temblaba ante la idea de que en unos minutos todo podría finalmente desmoronarse.

—Te amo, Josh —musité casi sin voz—. Quizás no es como tu quisieras, quizás no es suficiente, pero es cierto. Eres imprescindible para mí y te amo —él se puso totalmente rígido y yo sentía algo de miedo. Entonces tomó mi rostro con ambas manos y me miró a los ojos.

—Te equivocas —dijo con seriedad—. El amor que sientes por mí siempre será suficiente —apenas susurró con voz queda. Entonces se puso una mano en el pecho y me sonrió—. Siempre me hará sentir como un héroe, y eso es lo que seré hoy —yo lo abracé de nuevo y luego lo solté.

—Siempre has sido mi héroe.

—Te prometo que no tardo, Aly —sentenció caminando hacia la puerta y yo lo acompañé hasta la salida del edificio—. Por cierto... —Dijo antes de abrir la puerta—. Yo también te amo, te amo suficiente —finalizó con esa brillante sonrisa antes de soltar mi mano y caminar hacia el enorme motorizado vestido de negro que estaba parado en la calle con la moto encendida.

Lo vi montarse en la enorme moto y desaparecer al virar en la calle. Juro que podría ver mi alma corriendo tras él, porque odiaba que tuviera que ponerse en peligro. Odiaba toda esta bendita situación y me desesperaba no saber nada al respecto.

No podía simplemente esperar en el departamento así que me metí en el coche de mi madre y puse música mientras tenía el teléfono entre las manos. Esperaba un mensaje, un aviso, algo que me dijera que podía correr hacia ellos. Porque sabía que Josh tenía razón y yo simplemente podía entorpecer alguna cosa si iba con él. Pero lo cierto es que me estaban comiendo los nervios y en mi mano reposaba ese cosquilleo de haber sentido el calor de Josh y ya no tenerlo.

Era tranquilizador y revelador que me asegurara que mi amor, fuese como fuese, era suficiente para él. Sin condiciones, sin segundas intenciones, sin tener que sobre esforzarme a algo para lo que no tenía cabeza en este momento.

A veces me tendía a esforzarme demasiado tratando de alcanzar la suficiente, hacer a una persona que amaba completamente feliz, tratar de llenar todos los espacios para encontrarme con una profunda frustración cuando en algún momento las cosas salían mal. Era algo que sucedía constantemente, yo no era suficiente, siempre me equivocaba en algo.

Pero había algo nuevo en mí el día de hoy, y era que la perfección del amor residía en que era suficiente, tal y como era. Sin esfuerzos adicionales. El amor genuino por si solo buscaba el bien de la otra persona, le cuidaba, le favorecía, no se rendía, soportaba todas las circunstancias y simplemente era suficiente.

¿Cómo lo había notado? Porque sabía que Josh deseaba que yo lo amara de otra forma, lo hacía en su interior, pero en sus ojos y en su forma de actuar pude ver que, aunque una parte de él lo quisiera, no esperaba que yo actuara de esa forma. Me conocía y me amaba. Sabía que yo le amaba y eso era suficiente para quedarse, ayudarme a sostenerme y permanecer.

No había conocido un amor así, que fuese suficiente solo por existir, que fuese tan fácil como respirar. Era increíble, así que pensaba trasladarlo a todas mis relaciones y simplemente dedicarme a amar a las personas sin intentar satisfacerlas en todo, porque realmente yo no podía llenar todos sus espacios vacíos. Pero si algo era seguro, era que había un espacio en su corazón con mi nombre, y yo intentando amarlas podría llenarlo sin intentar ir más lejos.

El que ama tiene paciencia en todo, y siempre es amable. El que ama no es envidioso, ni se cree más que nadie. No es orgulloso. No es grosero ni egoísta. No se enoja por cualquier cosa. No se pasa la vida recordando lo malo que otros le han hecho. No aplaude lo que está mal, sino a los que hablan con la verdad. El que ama es capaz de aguantarlo todo, de creerlo todo, de esperarlo todo, de soportarlo todo.

Sólo el amor vive para siempre... Solo el amor es suficiente.

Tuve un momento libre y decidí aprovecharlo ^^

¿Qué piensan? ¿Qué tal la cosa con Josh?

¿Qué creen que pase con Lanna?

La verdad es que este capítulo tiene una verdad inconmovible y que aplica a cada uno de ustedes. Aunque te hayan dicho que no, que lo haces mal, que no sirve y que no vale nada... Cuando conoces el amor, y te esfuerzas por demostrarlo, AMAR verdaderamente siempre será suficiente.

Saludos! Les quiero!

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