24. Guerrera

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Todo se había convulsionado en unas horas. En los suburbios lejanos a la ciudad, muy adentro de las montañas y metido entre las zonas verdes de los bosques que amenazaban con llegar al siguiente estado, habían secuestrado a una chica.

Eran las diez de la mañana y el secuestrador se la había llevado a las ruinas de la antigua escuela secundaria donde la mayoría de los graduados nunca deseaba volver. Y allí estaba como guerrera, una rescatista de montaña cuya brigada había sido solicitada para asegurar la zona antes de que la policía entrara al colegio.

Por supuesto que ella sabía que no era seguro, que la escuela iba a caerse sobre cualquier grupo superior a doce personas que pisara su delicada estructura, porque los deslizamientos en las montañas tenían tiempo haciendo su trabajo de comprometer la estructura. Sin embargo, no se detuvo de atar las agujetas de sus botas para dirigirse con su brigada al lugar de los hechos. Porque, antes que nada, era una guerrera y hoy sabía con certeza que era su responsabilidad rescatar a esa chica.

Un suceso como este no era común en un pueblo tan tranquilo. Es por eso que toda la zona boscosa alrededor de la secundaria estaba tan llena de personas. La madre de Alice estaba ahí por solicitud de la policía, e incluso su tía permanecía inquieta junto a ella, su hermano estaba de camino y su mejor amiga estaba sentada en el capó de su coche tratando de estirar su pie entumido mientras luchaba por no sucumbir ante el inminente miedo de perder a quien probablemente era la persona más valiosa de su vida.

Todos aguardaban mientras la policía se organizaba en conjunto con los escoltas de Casttle's Book y algunos miembros influyentes del ejército aéreo. Era realmente peligroso que todos estuviesen ahí, pero no lo sabían. No tenían ninguna información sobre cuántas personas había dentro, dónde estaban o cómo se distribuían.

Cerraron el perímetro y mientras investigaban una forma de entrar al lugar, la puerta trasera del gimnasio se abrió dejando ver a un muchacho golpeado, con mucha sangre en las manos y ambos brazos extendidos en el aire.

La policía entró en posición mientras la rescatista indicaba por radio hasta donde podían pararse. Entonces miraron al secuestrador cubrirse tras el chico, cojeando de un pie y apuntándole con una pistola en el cuello.

—Suelte el arma —exclamó un policía—. Está rodeado.

—Me dejarán avanzar e irme en el coche —amenazó Karl Madden sin dejar de mirar a todos lados.

—Está rodeado —profirió el policía—. No hay escapatoria.

—Déjenlo ir, por favor déjenlo ir —suplicó Joshua con lágrimas en los ojos. Pero nadie entendía por qué.

Sin embargo, la policía siguió formándose hasta tener un tiro limpio.

—Baje el arma, señor Madden —pidió el mismo policía cuando Karl se desesperó.

—No pueden conocer mi nombre —señaló cuando Joshua se detuvo de caminar y la pistola chocó contra su cuello desconcentrando a Karl.

—No te van a dejar ir, viejo —expuso Joshua tratando de ganarse su favor cuando Karl dudó—. Es mejor que te entregues antes de que sea demasiado tarde. Por secuestro solo serán unos años, pero si la matas...

—No me importa morir aquí. Ni a nadie le importaría —musitó.

—No creo que eso sea cierto —replicó Joshua cuando Karl le soltó un golpe en el cuello y sin darle ni un instante más, lanzó un tiro al aire.

—¡No! —gritó Joshua metiéndose entre las balas que estaban por dispararse para que no le dieran. Pero el tiro limpio de la policía se incrustó en el pecho tan pronto como la bala anterior hubo resonado.

Josh volvió a gritar tratando de correr hacia él, de que no hiciera lo que había venido a hacer. Pero era demasiado tarde.

Lo último que vio con claridad fue la sonrisa macabra de Karl al levantar el celular antiguo y presionar el botón. Su sangre salpicó en el rostro de Joshua cuando un segundo disparo le alcanzó el brazo y las explosiones dentro del edificio convulsionaron el lugar.

El edificio cayó casi completamente sobre sus cimientos, fueron como 7 u 8 explosiones que no solo conmovieron toda la montaña donde estaba ubicado el colegio, sino el corazón de cada uno de los presentes.

La policía corrió atrás para resguardarse mientras los paramédicos entraban en sus furgonetas para comenzar a sacar el equipo que necesitarían para iniciar las labores de búsqueda una vez que el edificio estuviese asentado. Sin embargo, Josh, quien estaba prácticamente al lado de la construcción se sumió en una nube de polvo mientras lloraba amargamente en el suelo.

No había podido hacer nada para salvar a su pequeña guerrera.

La madre de Alice, lejos de irse corriendo dio un paso hacia adelante cubriéndose con las manos, y la primera reacción de Lanna fue bajarse del capó del coche y correr hacia Josh sin demasiado éxito al encontrarlo.

Pasaron al menos cuatro minutos antes de que el edificio dejara de caer y la densa nube de polvo comenzara a disiparse lentamente dejándoles ver lo que ya todos sabían. Los tres pisos de aulas de clase, el comedor y otros salones había caído sobre el gimnasio.

Tan pronto el polvo comenzó a disiparse, y como si nadie más estuviese haciendo nada. Josh se levantó del suelo totalmente negado a aceptar lo que muy profundamente en su corazón sentía: era imposible que Alice hubiese sobrevivido a que le cayera un edificio encima.

Sin embargo, no iba a dejarla ir hasta que su cuerpo sin vida estuviese entre sus brazos. Trató de volver a entrar por la puerta y al ver las ruinas comenzó a cargar piedras y a tratar de moverlas.

Un par de minutos después sintió un movimiento detrás y vio a Lanna tratando de hacer lo mismo que él sin hacer ninguna pregunta. Tratar de quitar las piedras para poder entrar, o al menos intentar entrar, salvarla. Quizás estaba ahí, tal vez seguía luchando por su vida como antes, como hacía unos minutos. Las lágrimas se escapaban de los ojos de Joshua mientras recordaba la voz de Alice decirle que lo amaba, que lo amaba suficiente, y ese amor tendría que ser suficiente para salvarla esta vez.

No pasó demasiado tiempo antes de que la rescatista de montaña, la guerrera, comandara a su brigada para enviar drones y chequear la estructura, además de verificar el estado de los cimientos. Con su mente dividida, terminó de evaluar los riesgos y notar que había al menos cuatro personas desaparecidas en la caída del edificio. Tres policías y la chica que habían secuestrado.

No fue difícil encontrar al secuestrador sin vida debajo de una de las columnas de la escuela. Y ella estaba caminando a pasos largos a encontrarse con el otro chico secuestrado, que estaba tratando de entrar al edificio desesperadamente.

—Oye... —intentó llamar su atención cuando él la miró de refilón y Lanna se tropezó con su bastón mientras apartaba otras rocas—. No deberías hacer eso —añadió la rescatista cuando él se detuvo y la miró.

—¿Por qué?

—La estructura está débil, podrías hacer que algo le caiga encima —replicó ella sabiendo que esto lo detendría inmediatamente.

—Ella no ha muerto —aseguró él. La rescatista tragó grueso.

—¿Dónde estaba? —inquirió ella mirando como podía entrar a la estructura.

—En el gimnasio, en el centro de la cancha de básquet —objetó él mirando las ruinas con las manos sucias y los ojos rojos por el polvo y la desesperación. La rescatista tragó grueso sabiendo que no había forma de darle esperanzas.

—¿Seguro? —Josh asintió y respiró profundo.

—Si no entras tú a buscarla, lo haré yo —le respondió cuando ella sonrió de medio lado. La chica debía significar un mundo para él. Entonces Lanna caminó hacia ellos y tragó grueso.

—¿Cómo podemos ayudar? —preguntó. La rescatista suspiró.

—Vayan a las ambulancias, esperen ahí —Josh negó.

—No, yo necesito... —la rescatista lo miró de reojo y puso una mano en su nuca.

—Necesitas sutura —aclaró—. Ya hiciste mucho, déjame hacer el resto —pidió detectando una especie de agujero entre las piedras de la estructura.

—Es que yo... —la rescatista respiró profundo y miró los ojos de Lanna humedecerse ante la simple petición de esperar esos minutos mortales en los que no podías saber qué iba a suceder.

—Prometo que haré todo lo que esté en mis manos para sacarla de ahí —Josh negó.

—Necesito más que eso —se desesperó cuando la rescatista lo tomó del brazo y lo detuvo.

—Voy a sacarla de ahí —aseguró una vez más cuando él empuñó sus manos entendiendo que no había nada que pudiera hacer.

Josh no tenía ni idea de lo que la rescatista había visto entre las ruinas. Un espacio, una rendija por donde entrar a inspeccionar, un sector por el cual iba a entrar inmediatamente a intentar sacar a esa chica de su propio infierno personal.

Y eso precisamente fue lo que hizo. Con su equipo respaldando y buscando a los demás sobrevivientes se internó en las ruinas y fue entre las vigas de las estructuras para encontrarla. Uno a uno fue escuchando cómo los otros rescatistas sacaban a los policías que estaban en las partes superiores, cuando ella vio un agujero en el suelo del gimnasio y se aproximó para seguir inspeccionando mientras el ambiente se iba oscureciendo.

—La estructura se está deslizando —escuchó en su intercomunicador.

—Estoy verificando el gimnasio —dijo ella mientras seguía deslizándose por la estructura con sigilo.

—Todos fuera, es una orden —se oyó desde el intercomunicador y ella se rehusó por unos instantes, pensando que quizás la chica había sido aplastada o algo similar. Tenía más de cuarenta y cinco minutos buscando cuando encontró con un agujero al sótano y se determinó así fuese a asomarse antes de tener que salir.

—Todas las unidades de brigadistas de montañas deben salir —escuchó en el aparato de su oído cuando apuntó su linterna al interior del sótano y vio el pie de la chica moverse suavemente un par de veces. Su corazón amenazó con explotar. La chica estaba viva, y ella tenía que sacarla de ahí tal como prometió.

Siguió apuntando su linterna para darse cuenta de que la chica estaba respirando muy suavemente y luego de ver a ese chico tan desesperado por ella, a su familia destrozada, a su mejor amiga correr hacia las ruinas con un bastón, sabía a la perfección que no podía dejarla. Debía al menos intentar salvar a alguien tan valioso que detenía a todo el pueblo y mantenía a todos los servicios de seguridad ocupados.

—Puedo ver a la chica, se mueve —exclamó ella con la voz baja.

Metió ambos pies en la abertura y sintió el temblor de la estructura. Observó sus posibilidades de escape y finalmente se lanzó hacia el sótano ante de escuchar algo en su intercomunicador.

—Todos fuera, Martínez —ordenó su superior cuando ella cayó con ambos pies sobre la estructura de concreto y su cuerda cayó a su lado con un pedazo de piedra que hizo crujir el suelo débil.

—Estoy en el sótano —informó, aunque una parte de ella sabía que nadie la oiría estando tan abajo.

***

Josh retorcía un papel entre sus dedos mientras sentía el dolor punzante en la cabeza, característico de las siete puntadas que acababan de darle. Suspiró alejándose un poco para seguir mirando las ruinas desde ahí, pensando en su pequeña guerrera. Ya casi pasaba una hora y nadie daba señales de vida. Podía oír a los rescatistas y a la policía ir de aquí para allá preguntando y tratando de manejar la situación.

Pero él estaba totalmente destrozado con todas las cosas que tenía para decirle a Alice que nunca pudo. Comenzó a recordar la canción que habían cantado hacía unos instantes y su alma se destrozó al no recordar toda la letra. Habían pasado demasiadas cosas, no había dormido bien hacía una semana y ahora estaba a punto de perder a quien sabía que era el amor de su vida.

—Número 7, nunca más tendrás que sentirte sola —susurró con la cabeza metida entre las manos—. Número 6, seré un excelente padre para nuestros 3 hijos que tendrán que parecerse a ti —seguía diciendo cuando Lanna tomó su muñeca y le llamó.

—¿Qué haces, Josh? —inquirió cuando él respiró profundo y dejó de mecerse.

—Aún tenía muchas razones —replicó mirando las ruinas de la escuela y muriéndose del miedo porque nada sucedía—. No le dije todas las razones que tenía para enamorarse de mí.

—Ella no necesitaba ninguna razón —explicó—. Estaba enamorada de ti —Josh negó con la cabeza.

—No hables de ella en pasado, Lanna. No puede haber muerto —se negó empuñando ambas manos y Lanna asintió con suavidad.

—Antes de venir de París no paraba de hablar de ti —le explicó.

—¿De mí? —inquirió Josh—. ¿Por qué hablaría de mí si quería estar con Justin?

—¿Justin? —Lanna sonrió—. No, ella cerró ciclos con Justin hace como una semana, para estar contigo libre de culpas —Josh sintió un peso terrible encima y se agarró la cabeza con las manos.

—Todo esto es culpa mía —se desesperó rompiendo a llorar como un niño—. Si me hubiese quedado a escucharla nada de esto hubiese sucedido —se culpó desesperado cuando Lanna lo abrazó con fuerza y negó con la cabeza.

—No, Josh. No hay tal cosa como el "hubiesen", lo que sucede tenía que pasar —susurró cuando Josh rompió a llorar sosteniéndose ambas manos en un vano intento por no desmoronarse—. Un error no tiene por qué hacerte culpable, no después de todo lo bueno que hiciste por ella.

—Todas las unidades de brigadistas de montañas deben salir —exclamó uno de los rescatistas cuando Lanna se levantó de la roca y caminó hacia ellos.

—¿Qué sucede?

—La estructura se está deslizando.

—Pero no han sacado a Mary Alice —objetó—. Tienen que hacer algo —Josh se aproximó al escuchar y se desesperó todavía más cuando un sonido como venido del cielo se escuchó de uno de los intercomunicadores.

—Puedo ver a la chica, se mueve.

***

Apenas la rescatista tocó el suelo, Mary Alice se sobresaltó y abrió los ojos para intentar verla sin mucho éxito. La chica suspiró de alivio mientras y se agachó para evaluarla con ayuda de su linterna mientras Alice luchaba con todas sus fuerzas por seguir respirando.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó la paramédico mientras inspeccionaba parte por parte su estado.

—Mary Alice —musitó ella apenas con energía.

—Mary Alice, mi nombre es Angela y vine a sacarte de aquí —explicó mientras miraba detalladamente las heridas de sus manos.

—¿Cómo dijiste? —le preguntó Alice intentando incorporarse—. Tu nombre.

—Mis amigas me llaman... —comenzó a decir, pero algo la desconcentró. Entonces se quedó mirando a un punto específico entre sus dedos.

—¿Cómo?

—¿Cómo te sientes, Mary Al...? —intentó preguntar mientras tomaba un estetoscopio para escuchar sus signos vitales.

—Llámame Alice, por favor.

—Alice, estás muy débil y necesitas una transfusión de sangre urgente —dijo—. ¿Puedes sentir las manos? —Alice negó—. ¿Cuánto tiempo tienes sangrando? —le preguntó antes de comenzar a hacer primeros auxilios para que la poca sangre que le quedaba dejara de salir por las heridas de sus brazos.

—Como seis horas —explicó cuando Angela se dedicó a hacer su trabajo mientras le contaba su plan.

—Hay unos ductos de basura que nos llevarán al otro sótano, el del edificio de al lado que no se derrumbó. Solo tenemos que caminar hasta la otra esquina del sótano por allá —Alice medio sonrió.

—Qué suerte —susurró mientras Angela terminaba de chequear su cuerpo.

—No creo en la suerte —fue honesta—. No tienes ningún hueso roto, ¿puedes ponerte de pie? —lo cierto es que Alice no podía mover apropiadamente ni un solo músculo.

—Me gustaría —le susurró como si fuese a quedarse dormida en cualquier momento.

—Yo te llevo, no te preocupes.

—¿Por qué viniste? —preguntó Alice con voz queda mientras Angela se acomodaba para cargarla desde su espalda.

—¿Huh?

—Te dijeron que salieras, pude oírlo.

—Es que se nota que eres muy valiosa —admitió—. Que la vida de muchos sufriría una gran pérdida si te dejo aquí sin hacer mi mejor esfuerzo.

—No soy más valiosa que tú, Angela —murmuró Alice mientras ella presionaba su cinturón y la cargaba sobre sus hombros.

—Lo sé —admitió ella—. Pero como mínimo somos igual de valiosas, yo estoy haciendo lo que debo hacer y luego tú me devolverás el favor.

—¿Cómo? —inquirió Alice.

—No dejando de brillar —aseguró encaminándose con mucha destreza por las ruinas—. No puedes dormirte, Alice. Te necesito despierta —pidió—. Cuéntame algo.

—¿Viste a un chico afuera? —preguntó.

—¿El que estaba secuestrado contigo? Sí, lo he visto.

—¿Está bien?

—Sí, solo ha necesitado sutura en la cabeza —explicó—. Te está esperando, no puedes dormirte —Alice sonrió débilmente.

—Mi torpe, Josh —susurró con tanto amor que Angela entendió por qué el chico estaba tan desesperado—. ¿Le dirías que siempre ha sido suficiente para mí? —indagó con suavidad cuando Angela sonrió.

—Se lo dirás tu misma —añadió para darle ánimos. Pero Angela entendía bien cuán preocupante era el estado actual de Alice, y que necesitaba sacarla de ahí antes de que su sistema colapsara y se apagara.

—Él no va a creerte —ignoró Alice—. Deberás insistir en que pudo rescatarme y que lo que hizo fue suficiente —casi divagó—. Me rescató hace más de un año cuando creía que era Nadie de Ninguna Parte —la garganta de Angela se trancó en un nudo tremendo y suspiró para liberar la presión.

—¿Cómo sucedió? —preguntó para mantenerla hablando.

—¿Sabes que todos y cada uno de nosotros somos valiosos, pero solo la mitad de un cuarto de las personas lo sabe con certeza?

—Claro —masculló Angela casi alcanzando el lugar.

—Él me ayudó a ver que yo lo era. Que lo notara, me lo dijera e insistiera un poco fue suficiente para que yo también lo hiciera —los ojos de Angela se perlaron en lágrimas al oír esto y darles el crédito suficiente a sus palabras—. Y ahora las personas parecen notarlo, tú lo notaste.

—Es imposible no notar cuánto vales para las personas que te aman —explicó Angela mientras se detenía de un lado del ducto.

—La cosa es, que aun así eres valiosa, no importa si no es evidente para ti o para nadie. Ahora que lo sé, creo que todos deben saberlo —le explicó Alice mientras se sentaba en un lado del ducto para que Angela ideaba una estrategia para salir—. Y así serás hasta lo último de tus días.

—No vas a morir, Alice, ya casi salimos —Alice soltó una risa amarga y asintió—. Voy a lanzarme yo primero para asegurarme de que hay una base para que caigas sobre ella. Cuando te avise solo debes impulsarte hacia adelante y caerás a salvo —le explicó.

—Estoy cansada —admitió—. Incluso yo sé que salir de aquí no es garantía de que me salve.

—Vas a salvarte —dijo Angela mirándola a los ojos—. No te rindas, Alice, vamos a salvarnos —le pidió viendo cómo el cansancio estaba matando a Alice por dentro.

—¿Por qué te esfuerzas tanto?

—Porque somos guerreras, tú y yo —le dijo ayudándola a meter sus pies en el ducto—. Eres una sobreviviente, justo como yo, y se nos ha dado el brillo para demostrarle a los demás cuánto es que valen y por qué son necesarios —Alice respiró profundo cuando sus ojos se llenaron de lágrimas ante las palabras de Angela, quien había leído perfectamente su historia en pocas palabras—. Tú y yo somos la diferencia entre la vida y la muerte para muchas personas, y no puedes dejarme todo el trabajo a mí —bromeó—. Tu tiempo no ha terminado todavía. Debes vivir y seguir valorando...

—Vale, está bien —asintió Alice recostando su cabeza de la pared que estaba en un lado del ducto—. Haré lo que dices —Angela asintió rápidamente.

—No tardaré, te lo prometo —Alice asintió cuando Ángela se lanzó por el ducto y cayó en el otro sótano un par de segundos después. Afortunadamente su brigada había sido diligente y tenían equipos y una ambulancia esperando en el otro edificio—. Rápido, una cama de aire —pidió tan pronto se levantó del suelo de tierra en donde el ducto terminaba—. ¡Rápido! —gritó cuando todos se pusieron en movimiento para seguir sus órdenes y ella se acercaba al ducto para indicarle a Alice cuando debía saltar sin obtener respuesta.

Un par de minutos más tarde la cama de aire estaba esperando simplemente que Alice saltara.

—ALICE, SALTA —gritó Ángela. Una y otra vez sin recibir respuesta alguna—. No, guerrera —exclamó cuando comenzaba a perder la paciencia—. Tu tiempo no ha terminado todavía —pero solo el silencio acompañó a sus palabras, mientras sus amigos brigadistas la miraban perder la batalla.

Y pues, creo que no les liberé ninguna duda, pero aun así disfruté mucho este capítulo jejeje

Me disculpo por haber tardado tanto, he tenido mucho trabajo y pues, es difícil así, pero aquí está, el ante-final. Eso quiere decir que en los próximos días estaremos leyendo el FINAL de Valiosa *-*

Hablando de finales y nuevos comienzos xD Voy a seguir escribiendo, Valiosa no es mi última novela jaja.. ¿Ya se pasaron por mi perfil EmyBlck ? Pronto estaré publicando la siguiente parte de esta saga que se llama Verdades. También encontrarán una buena parte de mis dos historias románticas que seguro también se ganan su corazón.

Sin más, muchas gracias por acompañarme a esta aventura!!

Por cierto que este capítulo va dedicado a mi primera lectora 100% wattpad VLK1601. Valkyria, es heróico reconocer el valor en personas que ni siquiera conoces. Nunca dejes de ser una guerrera.❤️

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