23. Videojuego

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Cuando pude respirar por primera vez en lo que parecía un siglo, regresé a la realidad con ese aturdimiento ridículo que el cloroformo dejaba en todo mi sistema. Tenía la profunda sensación de que esto era un simple y estúpido videojuego.

Miraba a los lados tratando de encontrar algo que me dijera sobre el paradero de Joshua y volví a mover las manos tratando de zafarme de la cuerda gruesa que me apresaba con maestría. Me dolía todo el cuerpo, estaba débil, me costaba la vida entera respirar y moverme sin desmayarme, pero nada iba a detenerme de averiguar qué había podido hacer Karl Madden con Joshua luego de que lo golpeó y lo amarró en el suelo.

Era consciente de que ya no estaba en los vestidores. También sabía que había menos sangre en mi sistema de la que tenía cuando Karl decidió drogarme nuevamente y que parecía estar en medio de la cancha de basquet, donde normalmente eran los bailes de promoción cuando la escuela estaba abierta.

Ese Karl era todo un romántico.

Su idea de venganza me había sorprendido muchísimo al ejecutarla con tanta maestría como si la hubiese planificado por años. Según él, yo iba a desangrarme aquí, y cuando estuviera a punto de morir, tenía dinamita en todas las columnas del gimnasio, para tapizarme y que nunca nadie pudiera encontrarme. Algo había murmurado sobre que ahora yo pasaría la eternidad dónde me coronaron Reina del Baile una sarta de idiotas. ¡Qué se yo!, era un tipo loco y desequilibrado que tuvo demasiado tiempo y televisión para inspirar su venganza.

Al principio la sola idea me desesperaba. Pero luego de no sé cuántas horas tratando de ajustarme a la realidad sintiendo las gotas de sangre rodar por los cortes de mis brazos, podía tener algo de paz con eso. No que me lo mereciera, no que no quisiera vivir, sino que, en este punto, ya casi sin fuerzas y sin forma de escapar, solo podía esperar. Ver mi vida como si de un videojuego se tratase, sabiendo que quizás no llegaría al siguiente nivel.

Pero Joshua había desbloqueado un nuevo nivel, o una nueva misión, en cualquier caso. Solo por eso no iba a dejarme desfallecer en este instante. Necesitaba saber dónde estaba, cómo estaba y si Karl lo había dejado fuera de esto como le supliqué.

No pude verlo hasta que volteé y vi una sombra dibujada detrás de mí. Extendí la mano y sentí más cuerdas, entonces afiné el oído y lo escuché respirar suavemente detrás de mí.

—Josh —lo llamé, pero no respondió—. Josh, lindo... Joshua —alcé la voz y traté de empujarlo con mis cuerdas cuando escuché la silla chasquear ante el movimiento—. Joshua, por favor, dime que estás bien —le supliqué volviendo a moverme con brusquedad para tocarlo sin mucho éxito.

—Aly... —oí y el alma inmediatamente me regresó al cuerpo—. ¿Estás bien?

—Estoy bien, idiota —solté con molestia, ya que estaba vivo y hablando, me permitía molestarme por su imprudencia—. ¿Crees que esto es un videojuego? —me quejé con los dientes presionados—. Podías haber muerto.

—¿Cuáles eran mis opciones? ¿Esperar que te desangraras mirando desde afuera? —preguntó como si fuese una locura. Yo puse los ojos en blanco.

—Bueno, ahora puede ser que no me veas desangrar y que ambos resultemos muertos, este plan está mejor —me quejé. Él soltó una risa nerviosa que me hizo irritar más. ¿No sabía lo valiosa que era su vida? ¿Por qué había sido tan irresponsable?

—Ahora luzco bastante estúpido, ¿no es así? —exclamó en medio de una risa que me calentó el alma por dentro. Y es que había tenido bastante tiempo para acostumbrarme a la idea de que podía ser que muriera a manos del psicópata, y con cada gota de sangre que sentía caer por mis brazos, esta sospecha aumentaba.

Pero su cercanía, su voz, su sonrisa y su brillante humor ante la horrible situación en la que estábamos me provocaban las ganas inevitables de no aceptar lo que parecía haber trazado el destino para mí. Quería vivir un poco más, y quería hacerlo con Joshua.

—Bastante.

—La policía viene para acá —me dijo. Pero esto no calmó mi pánico—. La escolta de mi papá también, y algunos de sus amigos militares.

—Apenas Karl se sienta amenazado, va a volar el edificio con nosotros dentro —explique sin reparar demasiado en mis palabras.

—Oh... —advirtió mirando bien su alrededor. No era difícil notar que el lugar estaba minado en dinamita—. Qué bonito lugar para morir, entonces —exclamó con un humor fantástico que me hizo suspirar.

—¿Crees que esto es un videojuego? —le volví a preguntar con media molestia.

—¿Tú lo crees? —me preguntó sin dejar de lado esa voz graciosa con la que estaba segura de que estaba tratando de hacerme reír. Pero su estado de felicidad me llenaba de nostalgia y me trasladaba a los primeros instantes en los que estuve amarrada sintiendo como las gotas de sangre resbalaban de mis manos hacia el suelo y el dolor me asediaba cada vez que hacía un nuevo corte con su cuchillo de cacería.

—Es evidente que no —repliqué mirando a todas partes, volviendo a tratar de encontrar alguna forma de escapar.

—Tampoco yo —replicó con simpleza—. Lo digo en serio, estaré feliz de morir a tu lado —yo me impacienté cuando escuché un movimiento detrás. Súbitamente sentí como el respaldo de su silla golpeó el mío.

—No suena romántico para mí —fui honesta. Si algo quería hacer era vivir con él, no morir. Era injusto que por tratar de salvarme, él acabara muriendo también.

—Es porque no sabes lo que yo sé —replicó mientras sentía movimientos en la parte de atrás de mi silla. La verdad es que ya casi no podía sentir los dedos, y las manos me dolían tanto que no podía hacer más que quedarme inmóvil mientras las gotas tibias de sangre seguían resbalando por las cortadas de mis brazos, quemando todo a su paso y llegando irremediablemente al piso donde ya había un macabro charco.

—Ilústrame —le pedí tratando de concentrarme en otra cosa que no fuera en el hecho de que Karl me había dejado en este gimnasio para morir, pero no tenía idea de qué haría con Joshua.

—Cuando te fuiste a Francia, me dejaste mucho tiempo para pensar. Y estuve meditando demasiado con respecto a lo de Fabianna —explicó—. Mi propósito para vivir y lo que quiero hacer con mi vida —continuó mientras yo lo seguía escuchando moverse más cerca de mí—. Estuve pensando en los últimos momentos de vida de Faby. E inevitablemente me puse a imaginar cómo quería que fuesen los míos.

—Me vas a decir que esto estaba en tu top 5 de fantasías —solté tratando de bromear cuando él soltó una carcajada fresca.

—No creo haber hecho un top —fue honesto—. Pero en cualquier escenario anhelaba estar contigo —abrí los labios para decir algo cuando sentí su tibio roce sobre mi mano y me quebrantó el alma entera cuando sus dedos meñique y corazón se enrollaron en una de mis manos—. Juraba que Justin me había robado eso, pero tal parece que no —intentó bromear, pero el comentario le salió más bien amargo. Intenté cerrar los dedos para atrapar su mano, pero casi no pude mover nada y entonces terminé de resquebrajarme.

Bajé el rostro y presioné los dientes porque no quería que se me oyera llorar en este lugar. Este maldito lugar donde pasé vergüenzas, molestias, aguanté insultos y al final fui coronada la reina de su tonto circo. Para esa noche yo solo quería marcharme y nunca volver, mientras Justin trataba de que viviera un baile romántico y yo miraba el reloj a cada momento. Y aquí estaba, respirando débilmente y sintiendo que se me estaban acabando las fuerzas, sin siquiera poder tomar la mano de quien sabía que era el amor de mi vida.

—Alice, ¿por qué tienes las manos tan frías? —me preguntó. pero yo no pude responderle. Luchaba por encontrar el aire y las fuerzas para recomponerme—. Alice... ¿cuánto tiempo tienes sangrando? —inquirió sobando mis manos con el contorno de los dedos. Para peor, yo apenas y sentía un suave cosquilleo y la tibieza de sus manos me alcanzaba solo en mi corazón—. Alice...—. Me volvió a llamar y yo tomé aire para responderle sin demasiado éxito—. Perdóname que sea pesado, linda, pero estoy tocando tus heridas abiertas y sangrantes, si no me respondes comenzaré a asustarme.

—Un minuto —le pedí, y él pareció suspirar de alivio.

—Discúlpame, pero ya que no pude salvarte, al menos puedo intentar distraerte —solté una carcajada tan amarga que se transformó en llanto cuando él cerró sus manos en torno a lo que podía tocar de las mías a través de las cuerdas—. ¿Qué sucede, princesa? —susurró moviéndose un poco más, hasta que casi podía sentir su rostro al lado del mío y el calor de su espalda me alcanzaba las costillas.

—Si extrañaba tus necedades, tu terquedad y tu ridícula forma de discutir sin escuchar a nadie más que no seas tú, no te imaginas cuánto extrañaba que hicieras esto, hacerme sentir que no pasa nada, que solo estoy exagerando y todo está por mejorar—le dije apenas moviendo los dedos para presionar sus manos. Él simplemente se movió de medio lado y apenas me soltó un segundo. Entonces sentí como recostó su cabeza de mi hombro en una posición incómoda para él. Pero tan pronto vi su cabello alborotado y su media sonrisa sentí ciertas fuerzas otra vez.

—No vamos a morir, Alice —aseguró. Yo suspiré y le di un pequeño beso en la mejilla antes de recostar mi rostro de su hombro.

—¿Me lo juras? —pregunté, aunque él no pudiera hacer tal cosa. Entonces asintió con suavidad recostándose más de mi.

—¿Sabes por qué siempre te he dicho que te amo suficiente? —yo lo sabía, pero quería que me lo dijera.

—Ilústrame, señor honesto —Joshua sonrió con suavidad y suspiró antes de comenzar.

—Siempre le dije a Fabiana que la amaba excesivamente, más de lo que podía, más allá del infinito, y todas esas cosas que uno cree que siente por las personas que ama. Pero eso no tardó en convertirse en un problema para nosotros. Porque mi amor y mi amistad con ella siempre tenían que exceder mi capacidad, ir más allá y hacerme sobre esforzarme para darme cuenta de que nada era suficiente para que ella dejara de sentirse menospreciada.

—No era suficiente —le dije.

—Nunca lo fue —admitió él—. Pero contigo no necesito excederme. No necesito sobre esforzarme ni ser más de lo que soy. Para ti soy suficiente, así como es suficiente que esté aquí contigo, aunque no haya podido rescatarte —yo carraspeé la garganta en modo de broma y él sonrió—. Hubiese deseado rescatarte, Alice, pero para ti es suficiente que esté aquí sosteniendo tus manos heladas y siendo fuerte en no reflejar el miedo que tengo de perderte.

Un nudo se me atravesó en la garganta y no pude hacer más que acariciar suavemente su mejilla con la mía. Él se quedó en silencio y yo también cuando escuchamos unos ruidos afuera.

Esperamos un par de minutos a que entrara Karl, pero no sucedió. Medité en cada una de sus palabras y sentí una tranquilidad absoluta porque, a pesar de que estaba en ese lugar, a pesar de que no tenía fuerzas y de que todos los pronósticos jugaran en contra, me sentía a salvo.

—Creí que estabas enojado conmigo, lindo —murmuré cuando él me miró un instante y suspiró.

—¿Y? —inquirió—. ¿Por eso no debería estar aquí? —yo me encogí de hombros.

—No te culparía —admití. Él chistó.

—Enviaría un ejército completo solo para encontrarte y ponerte a salvo —dijo como si fuese una verdad absoluta y yo finalmente entendí que esto era como un videojuego exactamente.

Ya conocía mi valor, ya estaba consciente de lo que esto significaba y ya luchaba constantemente contra la vida y contra todo, pero sabiendo quien era. Era como si cada vez que descubría algo valioso de mí, una nueva parte de mi armadura se desbloqueaba y era más fuerte.

También me había desacostumbrado a esperar cosas de las demás personas, y había sufrido muchos desplantes que me habían hecho ser totalmente independiente, además de acostumbrar a los demás a ser independientes de mí. Era por eso que me traumatizaba la idea de morir aquí sola en primer lugar, pero también era por eso que ya no sentía temor. Como un compañero que viene al rescate, había aparecido Joshua cuando el personaje principal no tenía salida y el Game Over estaba a punto de salir.

Tal como en un videojuego, superé el temor y desbloqueé un nuevo nivel en el cual tenía una nueva razón para vivir. Entonces descubrí la moraleja del videojuego, lo cual me serviría hasta que aparecieran los créditos finales. Era una verdad absoluta y recitaba: quien realmente te ama no te abandona porque esté enojado. Quien te ama mueve cielo y tierra para encontrarte cuando sospecha que le necesitas.

La realidad me golpeó con tanta fuerza que no pude sino evitar suspirar cuando escuchamos un sonido más y el corazón se me aceleró. Se nos estaba acabando el tiempo.

—Josh —le llamé.

—¿Huh?

—Escribí una canción —expliqué—. ¿Quieres oírla? —él soltó una sonrisa hermosa mientras yo me incorporaba en la silla y él permanecía recostado de mi hombro unos instantes más.

—Por supuesto —respondió con emoción cuando yo empecé a mirar como el suelo se movía debajo de nosotros. Ya la policía y el resto debían estar en la zona, este edificio era ridículamente viejo y amenazaba con caerse al mínimo movimiento.

¿Es esta toda la historia? ¿O es solo el inicio? —comencé a cantar por lo bajo y él me escuchó con atención mientras ignorábamos los movimientos evidentes del lugar, y el hecho de que nuestro destino estaba por decidirse.

¿Es esta la forma como me amas? Estás cautivando mi corazón. Acostumbraba a caminar sola, pero he empezado a crecer. Cuando me dices que solo descanse, finalmente me dejaré ir. Dejaré todo ir —sentí como una lágrima rodó por su rostro, pero lo vi permanecer con los ojos cerrados simplemente escuchándome. Entonces con la poca fuerza que me quedaba en las manos, tracé círculos en su piel para que se tranquilizara.

Y estoy aquí para quedarme, nada va a separarnos. Y sé que estoy bien. Me sostienes y me acunas gentilmente entre tus brazos. Estoy en casa...—. susurré ya casi sin voz. Él pareció espabilar ante mi debilidad y me miró como pudo.

—¿Estás bien? —inquirió, yo asentí. Pero no era cierto, tenía demasiado tiempo sangrando y ya me estaba venciendo el cansancio.

—La canción es para ti —confesé. Él cerró ambas manos entorno a las mías y comenzó a moverse, a desesperarse y a tratar de zafarse—. Y estoy aquí para quedarme, nada va a separarnos. Y sé que estoy bien. Me sostienes y me acunas gentilmente entre tus brazos. Estoy en casa...—. volví a cantar cuando otro ruido de afuera lo hizo desesperar todavía más. Entonces yo cerré una de mis manos entorno a la suya y él se detuvo—. Deja de luchar —pedí.

—No te rindas —me suplicó.

—Nunca me rindo —sentencié con seguridad.

—¿Y entonces por qué todo esto suena a despedida? —yo no supe que responderle. Bajé la mirada y al mismo tiempo entendimos que no había demasiado que pudiésemos hacer.

Y estoy aquí para quedarme —escuché un suave susurro de su voz ronca—. Nada va a separarnos —cantó un poco diferente a mí, pero aun así hermoso, aun así, lo sentía en el pecho quemándome como si dijese la más grande verdad—. ¿Qué sigue?

—Y sé que estoy bien... —entonces la puerta del gimnasio se abrió desde los vestidores y una versión más psicópata de Karl Madden con su pistola en la mano y un teléfono antiguo en la otra echó caminar cojeando hacia nosotros—. Me sostienes y me acunas gentilmente entre tus brazos —terminé de cantar.

—Estoy en casa...—. finalizó él antes de levantar el pecho y recibir lo siguiente como todo un héroe de videojuegos.

Las cosas sucedieron demasiado rápido. Karl levantó la pistola hacia ambos.

—La policía está afuera. Imagino que tienes algo que ver —le dijo a Joshua cuando yo lo miré.

—Es tiempo de escapar, Karl. No te conviene ir a la cárcel —expresé, pero el tipo se desesperó y me puso la pistola en la cabeza.

—No me digas que hacer, reinita —soltó entre dientes—. Voy a salir de aquí y tú vas a ayudarme —añadió sacándose el cuchillo con el que llevaba ratos cortándome. Lo puso entre las cuerdas de mis manos y yo imaginé que me iba a tomar de rehén.

—Tómame a mí —expresó Josh de golpe—. Si lo que quieres es salir de aquí, tómame a mí —me quejé audiblemente cuando una carcajada de Karl nos ensordeció.

—Por supuesto que voy a tomarte a ti —replicó—. La reinita tiene que cumplir su reinado —concretó señalando todo el gimnasio—. Y para asegurarme que no vas a hacer nada estúpido...—. empezó a explicar mientras rompía cada una de sus cuerdas y las manos de Josh se aferraban a las mías—. Tengo esto —señaló su móvil antiguo cuando terminó de cortar las cuerdas—, cuando presione este botón se caerá el edificio sobre tu amada reinita —Josh se quedó inmóvil un instante y luego se puso de pie—. Ven conmigo.

—No —Le pedí. Algo de esto me sonaba terriblemente mal.

—Estaré bien, linda, saldremos de esta —aseguró.

—No tengo todo el día —gritó Karl apuntándole a Josh en la cabeza. Yo sentí que una parte de mí andaba con él.

—Te amo suficiente, mi Josh —aseguré cuando él asintió y estuvo a punto de responder cuando Karl le lanzó un golpe con el reverso del alma que lo hizo caminar varios pasos de golpe.

—Que camines —ordenó sosteniéndolo por la espalda con el móvil entre las manos. Joshua caminó a pasos largos y lo último que vi fue a Karl sacarlo por la entrada trasera cuando muchos ruidos comenzaron a escucharse afuera.

No podía identificar ninguno. Estaba totalmente muerta de miedo mientras intentaba dejar de pensar en lo similar que era esto a un videojuego. Solo que, si las cosas salían mal, terminarían definitivamente para alguno de nosotros.

—¡NO! —escuché un grito desesperado de Joshua, y luego otro.

Enfoqué el oído intentando dejar de llorar para entender qué estaba sucediendo y de repente sonó un disparo. Luego otro, y luego otro.

El nombre de Josh se escapó de mis labios en forma de grito cuando sonó la primera explosión y casi vi las columnas romperse como galletas. Dos, tres, cuatro. No sé cuántas explosiones hubo después. Vi como el techo amenazó con caerse sobre mí, pero lo primero en desplomarse fue el suelo bajo mis pies.

Caí en el sótano donde las columnas también estaban colapsando y vi como todo el edificio se derrumbó al tiempo que mi silla destrozada me dejaba tirada en el suelo y sin fuerzas para levantarme.

Los escombros continuaron cayendo sobre mí uno a uno y yo fui dejando de poder ver la luz, mientras el dolor, el cansancio y la fuerza abandonaban mi cuerpo junto al poco calor que me quedaba.

Respiré suavemente sintiendo que de alguna forma el videojuego no había terminado, pero no me correspondía a mi jugarlo. Yo había desbloqueado ya el nivel máximo en este instante y era saber con certeza que era completamente valiosa hasta que el último respiro se escapaba de mis pulmones.

Y tal parece que me quedan solo dos capítulos más.

Espero que hayan disfrutado hasta aquí y me dejen sus impresiones o.o ...

Gracias por acompañarme hasta aquí, los finales siempre me ponen melancólica jeje...

Un abrazote! Les quiero!

E.C Álvarez

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro