8. No

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Juro por Dios que desearía estar pensando en otra cosa.

Iba en coche con mi novio. De hecho, estábamos llegando a la residencia y no podía dejar de pensar en las palabras de Joshua.

—¿Qué te pasa, princesa? Estás distraída —cuán distraída tenía que estar para que Justin lo notara. ¿Tendría mucho tiempo sin responder? ¿me habría preguntado algo? Espabilé y negué con la cabeza.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Suena serio —dijo él con una sonrisa nerviosa.

—No lo es —respondí intentando reducir la tensión obvia, pero no funcionó muy bien.

—Dispara —soltó mientras conducía el coche en el estacionamiento. Yo simplemente respiré profundo, esto tendría que salir bien.

—¿Crees en el matrimonio, Just? —pregunté. Él me miró con cierto terror en su mirada y yo supe inmediatamente que no debí preguntar—. No estoy proponiendo nada —dije levantando las manos ante su expresión de pánico repentino.

—Pues... Eh... Yo... —tartamudeó antes de estacionarse en un espacio libre—. Sí, Alice, creo en el matrimonio —explicó como si fuese una especie de tortura china—. Y también creo que somos demasiado jóvenes —completó. Yo no necesité otra explicación, el mensaje era muy claro y evidente. Aclararé yo también, no era que yo sí quisiera casarme con él justo ahora, es que era interesante escuchar de forma tan cortante que no estuviera pensando en casarse conmigo en ningún momento próximo.

Porque si analizas bien la situación, ¿cuándo exactamente estaba normalizado dejar de ser "demasiado jóvenes"? ¿A los veinte tantos? ¿A los treinta y tantos? ¿Después de graduarnos? ¿Cuándo uno empezaba a pensar en casarse con su novio de toda la vida?

—Entiendo —susurré cortando el tema de conversación, sintiéndome quizás un poco irritada por no haber obtenido una mejor explicación. Justin y yo nunca hablamos demasiado a largo plazo, porque la vida trae sus preocupaciones día tras día. Pero el hecho de que fuera tan tajante con respecto a esto me generaba tanta inquietud como cierta sensación de inseguridad—. ¿Y qué somos ahora? —pregunté cuando él sacó la llave del motor del auto y se volteó para mirarme.

Lo sé, la pregunta sonaba a cliché, pero, ¿qué más podía preguntar cuando en mi cabeza no encontraba una respuesta lógica?

—¿Qué es lo que sucede? —me encogí de hombros.

—Solo he estado pensando.

—Hace más de dos años que salimos, Alice, que somos pareja —asentí con suavidad.

—¿Y en dos años más?

—Espero que sigamos siéndolo —respondió cortante.

—¿Y si no? —seguí interrogando.

—No será por mi causa —fruncí el ceño y negué. En su cabeza yo sabía que eso había sonado muy romántico, pero no podía estar más lejos de ser. Era una respuesta digna del premio a la peor respuesta en un momento como este.

—No sé qué quieres decir con eso —no supe qué más decir.

—Quiero decir, que quiero estar contigo todo el tiempo que pueda —asentí suavemente. Él tomó mi mano y me miró a los ojos—. Quiero decir que haré hasta lo imposible para quedarme contigo para siempre.

—Hazlo —le pedí—. No espero menos que eso —él me robó un pequeño beso que le dio la vuelta a mis sentidos en varias formas. Tomó mi mano y volvió a besarme mientras yo me permitía entrar en esa onda romántica en la que Justin me sumía.

Yo sabía que él me amaba, sabía que estaba diciendo la verdad, al menos para ese momento. Pero una parte de mí se sentía tan irritada. Y es que ni aun de esta forma estuvo dispuesto a admitir algún grado de compromiso conmigo.

Llámenme loca, pero, ¿decir que "salimos" y "somos pareja" podría ser más impersonal? Creo que NO.

¿Ni siquiera podía decir abiertamente "eres mi novia hace más de dos años"? Siquiera "hace más de dos años que estoy enamorado de ti". NO, nada. Simplemente somos "los dos juntos", y espero que sigamos "juntos" por más tiempo.

¡Y yo sé! Sé que era un completo sin sentido enojarme porque Justin no dijera lo que yo quería que dijera. Pero por más que yo intentaba atribuirle algo de crédito a su nivel de compromiso, él fallaba estridentemente tratando de convencerme de que me amaba besándome o incluso acostándonos.

Tomó mi maleta y yo la cena que mi madre me había preparado. Fuimos andando hasta mi habitación sin decir palabra. Luego de ayudarme a tender mi cama y quedarse a cenar conmigo intentando por todos los medios evadir el tema incómodo que habíamos tocado, ya para él era hora de marcharse.

Pero Justin parecía entender que algo en mí no marchaba bien, y entonces se había propuesto a besarme otra vez. Tratar de convencerme de que me amaba, de que estábamos bien "juntos", y todo eso. Yo solo sé que intenté llevarlo a la puerta para que se fuera, pero él plantó un beso o dos en mi cuello de esos que me hacían perder los estribos.

Y era aquí donde las cosas se tornaban totalmente complicadas. Comenzaba a suspirar cerca de mi oído diciéndome cuánto me amaba. Simplemente se dedicaba a subir mi camisa haciéndome sentir ese cosquilleo en la base del estómago que me indicaba que él tenía razón, y que yo estaba exagerando.

Como fuere, había algo esta vez que no me permitía estar con la mente del todo en ese lugar en el que, desde luego, quería estar con toda mi atención.

Después de todo, estos eran los hechos: Él seguía jugando con mis sentidos con un simple suspiro en el sitio indicado.

Besó mi cuello sin estorbo alguno mientras mis manos se enredaban en los botones de su camisa y un solo pensamiento se me cruzaba la cabeza.

—La única diferencia, Al, es que cuando quieran dejarlo, pueden hacerlo —La pausa se dibujó en mi mente dejando un profundo vacío en mi corazón—. Que él tiene derecho a romperte el corazón en mil pedazos y dejar que todo lo que le has dado se convierta en algo que te haga daño —dejé de besarlo, dejó de sentirse correcto, empezó a sentirte tan pero tan absolutamente inseguro. Él no pareció notarlo, intentaba retomar el curso de las cosas cuando un pensamiento más cruzó mi mente—. No logro imaginar como algo tan valioso se diluye en un estado permanente de "ver lo que nos trae el día siguiente".

Entonces recordé la escena permanente en mi mente, en la que me despertaba al día siguiente enrollada entre mis sábanas y él se había ido temprano a trabajar dejándome sin ropa y sin nada más que una nota. Romántico, ¿no? Luego un mensaje en la noche que decía que debíamos repetirlo o algo similar. Era lo que debía ser, ¿no es así? Es así como funcionaba el mundo y no tenía lógica que yo muchas veces me sintiera abandonada.

De inmediato me sentí asqueada con la sola imagen escena lista para repetirse una vez más. Yo no quería ver lo que me traía el día siguiente para un día darme cuenta que a Justin no le importaba mucho más que esto.

—No —le dije a Justin poniendo ambas manos en su pecho. Él se detuvo y me miró con la respiración acelerada.

—¿Qué?

—No quiero seguir, no —le pedí otra vez empujándolo con suavidad para que se quitara de su posición sobre mí. Él se sentó en la cama y se pasó varias veces las manos por el rostro antes de mirarme.

—¿Qué sucede?

—Simplemente no quiero hacerlo —expresé con seriedad.

—Pero, ¿por qué no? —simplemente negué con la cabeza intentando organizar mis pensamientos, porque si el nombre de Joshua llegaba a relucir en esta conversación, el daño sería totalmente irreparable.

Por supuesto que no tenía nada que ver con Joshua. Era sobre la nueva inseguridad que había desbloqueado mi cerebro. ¿De alguna forma yo había diluido mi valor al acostarme con Justin sin ningún tipo de compromiso? Dicho así, me hubiese respondido un rotundo SI. Pero si lo pensaba profundamente, no tenía nada de malo, ¿cierto?

Ambos nos habíamos divertido y... Bien, tener sexo con él era en muchas dimensiones una definición de perfección para mí. Pero, ¿y qué hacía con la sensación de vacío a cada mañana? O peor, ¿qué hacía mientras él me abrazaba para dormir intentando identificar a qué hora me dejaría para irse a su otra vida, el trabajo? ¿Volvería? ¿Siempre viviríamos así? Porque él no pensaba en matrimonio, ¿eso quería decir que tampoco pensaba quedarse nunca en mi cama? ¿Dejarme mientras dormía? ¿Siempre?

—No tengo ganas, ¿vale? —me convencí sentándome en la cama y alborotándome un poco el pelo.

—¿No estoy guapo hoy? —bromeó mientras jugueteaba con su cabello y yo suspiré al verlo. Claro que estaba guapo, absolutamente hermoso como siempre.

Y lo cierto es que Justin lograba encantarme en todos los sentidos. Por mucho tiempo había sido lo que quería tener siempre, pero ahora todo se sentía tan inseguro que me desesperaba la idea de perderlo. Como fuera, no iba a acostarme con él por temor a perderlo o por querer establecer para mí misma un compromiso que él no quería tener.

Enterré la cabeza entre las manos sin poder contener la presión que estaba sintiendo en un momento tan corto.

—Hey... —musitó arrodillarse frente a mí y meter su rostro entre mi cabello para mirarme a los ojos—. Está bien —dijo con suavidad cuando una de mis lágrimas cayó directamente sobre su rostro y se vio como si fuese suya—. No tenemos que hacer nada que no quieras —me aseguró sosteniéndome de ambas manos y yo suspiré.

—Realmente te amo —musité, porque era lo único que sabía con certeza, pero, ¿cómo explicarle lo que sentía sin salir completamente lastimada por su aversión al compromiso?

—Lo sé —aseguró acariciando mi rostro suavemente—. Yo también te amo muchísimo —susurró con suavidad antes de robarme un pequeño beso—. Y no quiero perderte nunca.

—Es solo que... —comencé a decir, pero mientras las palabras salían de mi boca, iba arrepintiéndome.

—¿Qué?

—Que no es suficiente —fui honesta. Él frunció el ceño.

—¿Qué no es suficiente?

—Que tengas miedo de perderme, no es suficiente —Justin se incorporó y se sentó frente a mí.

—Lo sé —fue honesto—. Que no soy la mitad del hombre que te mereces —solté una sonrisa amarga y lo miré mover rápidamente sus ojos de un lado al otro.

—No. Mi intención no es que te sientas insuficiente, haces lo que puedes —dije, lo sabía—. Para mí es suficiente que estés junto a mí, pero... —él sonrió amargamente y negó con la cabeza.

—Es que, si hay un "pero" en la oración, entonces no es suficiente —tragué grueso.

—No —lo detuve, y él pareció comenzar a sentir aversión a la palabra—. Simplemente debemos cambiar algunas cosas.

—¿Cómo qué? ¿Ya no vamos a...? —sonreí ante su instinto básico de pánico. La verdad era que yo necesitaba definir un poco mejor el significado de acostarme con Justin antes de reanudar mis actividades regulares. Pero no iba a explicarle eso tampoco.

—Creo que no es una buena noche para hablar de ello —él se recostó de la cama simplemente y me haló hacia él, haciendo que quedara recostada en su pecho. Suspiró y me dio un beso en el cabello, pero podía ver entre sus facciones cierto pánico todavía.

Llevé mi mano a su rostro y acaricié su barba lentamente cuando él me abrazó y sentí el latir de su corazón cerca de mi oído. Primero muy rápido, como si no quisiera soltarme nunca y luego iba acompasándose, casi regulándose con mi respiración.

—No importa —dijo sin soltarme, y con una voz tan ronca que juraría que estaba quedándose dormido. Yo no dejé de abrazarlo, sintiéndome tranquila y segura—. No tenemos que hacer esto ni ninguna otra cosa que no quieras hacer —susurró con la voz baja—. Podemos casarnos, tener una casita en los suburbios, tres niños y un gatito —narró con un tono de voz cada vez más quedo, así que sí se estaba quedando dormido. El corazón se me aceleró—. Yo quisiera una familia contigo, Al. Lo quiero todo —musitó antes de respirar profundo—. Quiero todo lo que no puedo ofrecerte justo ahora porque soy...—.

—No... —susurré poniendo un dedo sobre sus labios. Él pareció intentar espabilar.

—¿Qué?

—No lo arruines —supliqué pudiendo por primera vez en la vida imaginarme lo mismo que él. Una casita en los suburbios, un niño hermoso, rubio como él, una vida entera. Por dentro mi alma suspiró de alivio a sabiendas de que no estábamos rotos, de que quizás caminábamos en el mismo sentido y esto quizás pueda funcionar.

—Alguna vez deseo ser ese hombre que mereces —finalizó mirándome a los ojos, abrió sus labios para seguir hablando y yo lo volví a detener.

—No —repetí y él se mordió el labio—. Justo ahora eres todo lo que necesito —aclaré antes de robarle un pequeño beso y quedarme enrollada entre sus brazos.

Porque decir que NO nunca era simple. Podía gritar internamente que NO quería algo, que algo NO me parecía correcto, que NO compartía un punto de vista. Pero el 80% de las veces, por ser generosa, mis labios no emitían ese sonido. Solo que justo ahora, ¿no merecía él algo de honestidad?

¿Por qué yo tendría que hacer lo que NO quería hacer? ¿Por qué tendría que dejarlo decir cosas que yo NO creía que fuesen ciertas? ¿Por qué yo tendría que aceptar una realidad en la que NO quería vivir?

Parte de construir mi propia versión de la vida yestar a gusto con ella era saber cuándo decir que NO. Que las cosas debían serdiferentes y que yo tenía que participar en ese cambio activo de mi mundo.Decidir por un instante qué es lo correcto para mí y para mis propiasrelaciones, para los que me rodean y para el futuro que se estaba cociendodelante de mis decisi

Anoche me tocó trasnocho descargando imágenes y el internet estaba horrible, lo cual es beneficioso para ustedes porq me dio unos minutos para escribir.

¿Qué piensan ahora? ¿Cómo va esta relación? ¿Mejorando o a pique?

Espero que les guste ^^ y gracias por seguirme hasta acá!

E.C Álvarez


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro