006. Hiccup The Horrendous

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━━ chapter 006
hiccup the horrendous
(not so horrendous?)

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Hoy vamos a trabajar en equipo.

Valkyrie creía que Gobber la había puesto con Astrid a propósito. Considerando sus anteriores intentos de trabajar en equipo en la arena, pronto se supo (si no lo era ya) que dentro del ring, la amistad no existía. Ambas querían ganar. Ambas eran tan competitivas como la otra. Y ambas harían cualquier cosa para conseguir lo que querían: matar al Monstrous Nightmare al final, y recibir toda la gloria. Así que Valkyrie no se sorprendió cuando Astrid intentó hacerla tropezar a ella y a su cubo de agua con un Zippleback en el ring.

—¡Venga, Astrid, sal de dónde estás! —Valkryie le gritó y fue a levantar el balde de agua para mojarla—. ¡Te voy a lanzar el agua a ti en vez de a los dragones!

(Oh, sí, es algo que tal vez se le olvidó mencionar. Hiccup puede sacar a relucir su enojo, pero Astrid sacó a relucir su carácter juguetón... Bueno, tan juguetón como podría ser siendo competitiva en la arena. Mejores amigas, ¿recuerdas? Mejores amigas bastante complejas. Simplemente... mejores amigas vikingas, ¡eso es todo!)

—¡Eso no es trabajo en equipo, Valkyrie y Astrid! —Gobber gritó desde arriba, y Valkyrie se detuvo con su cubo a medio caer sobre la cabeza de Astrid.

—¡No, que sigan! —gritó Ruffnut, aplaudiendo ansiosamente—. ¡Quiero pelea!

—¡Me encanta que las chicas se peleen! —dijo Tuffnut entre el gas verde que llenaba la arena.

—¡Qué asco! —espetó Ruffnut, y podría haber lanzado también el cubo de agua a su hermano, pero Astrid la detuvo. La gemela la miró boquiabierta—. Ah, ¿así que tú y Val podéis tiraros cubos, pero yo no? Qué injusto.

Gobber suspiró para sí mismo, pero Valkyrie ya no podía ver dónde estaba. Ahora envuelta en el gas brumoso del Hideous Zippleback, la necesidad de competencia y victoria pareció desvanecerse levemente mientras Valkyrie arrastraba los pies hacia Astrid, y las tres chicas se paraban espalda con espalda, tratando de ver dónde podía estar el dragón.

—Bien —continuó Gobber—, si le mojamos la cabeza al dragón, no puede lanzar fuego. El Hideous Zippleback es especialmente difícil. Una cabeza escupe gas y la otra cabeza le prende fuego. Vuestra misión es saber cuál es cuál.

—¿Astrid? —murmuró Valkyrie.

—¿Sí? —respondió la chica rubia.

—Te haré tropezar cuando veamos al dragón.

—Vale, acepto ese trato —asintió nerviosamente, mirando a su alrededor.

—Eurgh —murmuró Ruffnutt—. Sois unas aburridas.

Entre el verde, Valkyrie podía escuchar el susurro de Fishlegs:

—Dientes serrados como cuchillas que inyectan el veneno para la predigestión. Prefieren las emboscadas, aplastan a sus víctimas...

Y Hiccup, algo que tomó a Val con la baja guardia, respondió bruscamente:

¡¿Puedes callarte de una vez?!

Valkyrie, Ruffnut y Astrid arrastraban los pies por el suelo de piedra de la arena, con la respiración entrecortada y los cubos apretados contra el pecho. Mantenían sus ojos y oídos atentos a cualquier sonido, cualquier movimiento, cualquier cosa que pudiera ser un dragón verde de dos cabezas.

Escuchó a Snotlout murmurar a Tuffnut:

—Como ese dragón enseñe alguna de sus caras, le voy a... ¡ahí!

Sintiendo el agua golpear su rostro, Valkryie dejó escapar un chillido de sorpresa. Tosió, frotándose el agua de la cara para mirar a los dos chicos con tanta crueldad como pudo. Snotlout gimió ante su ceño fruncido.

—¡Eh! —espetó Ruffnut—. ¡Que somos nosotras, idiotas!

—Si es que cada día estáis más gordas —dijo Tuffnut, riéndose—. Creíamos que érais el dragón.

Ante la agudización de sus miradas, Snotlout añadió rápidamente:

—Aunque no es nada malo tener una figura dragonesca. ¡Ay, Astrid! —dicha chica le había dado un puñetazo en la cara antes de agarrar su cubo y golpearlo en la cabeza, empapando a Snotlout por completo. (Problemas de ira). Ruffnut, por otro lado, simplemente arrojó su cubo justo a la nariz de su hermano, y él cayó hacia atrás con un grito.

—¡Por idiota! —dijo Astrid furiosa. Snotlout tosió.

Valkyrie pensó que también podría unirse a la diversión, levantando su cubo de agua para arrojárselo también a Snotlout, sólo para detenerse al ver a Tuffnut siendo arrastrado hacia la niebla verde desde su trasero. Gritó alarmado y no quedó nada excepto su casco resonando en el suelo.

Escucharon sus gritos y Ruffnut intentó correr para ayudar, pero Valkyrie extendió su brazo hacia adelante, escuchando.

—Espera... —murmuró. Agarró el asa de su cubo, buscando entre la niebla.

Una cola pasó por debajo y las tres chicas cayeron al suelo. El cubo de Valkyrie salió volando y, tras él, Tuffnut se alejó del dragón, gimiendo:

—¡Agh! ¡Oh! ¡Me ha mordido! ¡Me ha mordido que te pasas!

Valkyrie apretó los dientes y se sentó. Molesta, golpeó la piedra con el puño. Maldijo en nombre de Loki.

—¡Ugh, casi lo tenía!

—Mentira —murmuró Ruffnut, y Valkyrie le dio un codazo en el costado. Ruffnut tomó represalias y pronto Val tenía el puño de la gemela en su mandíbula.

¡Ey! —ella gritó en respuesta. Intentó devolverle el golpe, pero falló y en su lugar golpeó a Astrid, quien no estuvo contenta con eso. Se lanzó hacia ellas y las tres chicas fueron un desastre de caídas, patadas, tirones de pelo y puñetazos.

—¡Chicas! —Gobber gritó desde algún lugar a su izquierda—. ¡Es con el dragón con quién tenéis que pelear, no entre vosotras! Trabajo en equipo... oh, por el amor de Odín...

Los únicos dos que quedaban eran Hiccup y Fishlegs, los menos probables de todos los reclutas. Los dos chicos vikingos compartieron una mirada nerviosa. El primero acercó su cubo con brazos temblorosos.

—Las probabilidades de supervivencia están cayendo en picado...

Cuando Valkyrie escuchó el gorgoteo del Zippleback, se quedó paralizada. Jadeando, empujó la cara de Ruffnut lejos de ella y evitó que el puño de Astrid la golpeara nuevamente en la mandíbula.

—Chicas... —susurró, y pudo sentir que su corazón se aceleraba.

Las otras dos vacilaron y las tres escucharon. Al comprender que pronto se harían papilla de dragón, su lucha disminuyó de inmediato y se pusieron rápidamente en pie, huyendo. Eso era trabajo en equipo, ¿no? (Era un progreso? ¿Gobber les daba puntos por eso? ¿Tendrá ahora la oportunidad de luchar contra el Monstrous Nightmare?)

Una de las cabezas apareció entre el humo, redonda, como una pequeña bola verde de pinchos, de amplia sonrisa y grandes ojos amarillos. Tanto Hiccup como Fishlegs se quedaron helados, boquiabiertos ante la cabeza del Zippleback que los observaba con curiosidad. El hijo del jefe retrocedió arrastrando los pies, sintiendo demasiada similitud con Toothless cuando aquella cabeza entrecerró los ojos y olfateó el cubo de Fishlegs. Le recordó al Night Fury en busca de comida, e Hiccup vaciló un segundo.

—¡W-whoa, whoa! —las piernas de Fishlegs temblaron.

La cabeza del dragón se acercó como una pitón. El muchacho chilló y arrojó el agua a la cabeza. Hiccup observó y sintió que todo su estómago se le hundía cuando vio que no salía fuego de la boca de la cabeza, sino humo verde tóxico. Hizo ese gorgoteo en el fondo de su garganta; el mismo que hizo el Nadder el otro día. El mismo que hizo Toothless. Hiccup no pudo evitar preguntarse si el dragón se estaba riendo.

—¡Oh, je! —Fishlegs murmuró nerviosamente—. Es la otra cabeza...

En respuesta, por la cabeza del Zippleback brotó el gas tóxico directo a la cara de Fishlegs. Gritó y echó a correr, mientras Hiccup oía a Gobber gritar su nombre y, entonces, de la nada, un cuerpo se aferró al cuello del Zippleback y lo apartó de Fishlegs. Valkyrie se aferró como una Nadder, forcejeando con la primera cabeza el tiempo suficiente para que Fishleg se apartara antes de soltarse. Un poco asombrado, Hiccup la observó mientras daba una voltereta en el aire y aterrizaba en cuclillas, sana y salva de nuevo en el suelo. Demasiado absorto mirándola, Hiccup no vio la segunda cabeza que asomaba frente a él. Sus ojos se abrieron de par en par.

—¡Hiccup! —ella señaló y él saltó. Alejándose de la segunda cabeza, la primera se aproximó, dejando a Hiccup rodeado de pares de horribles ojos de Zippleback mirándolo. La segunda cabeza chispeó y su respiración se entrecortó. Movió el mango del cubo, preparándose para lanzarlo.

—¡Ahora, Hiccup! —gritó Gobber.

Con un grito, Hiccup lanzó con toda la fuerza que tenía... excepto que no era mucha, y no tenía fuerza alguna, así que el agua subió y cayó hacia atrás sin llegar muy alto. Las cabezas de Zippleback lo miraron fijamente y él hizo una mueca.

—Oh, venga ya.

La segunda cabeza le rugió, las alas del Zippleback se sacudieron hacia fuera, como un animal declarando dominio. Y Hiccup les dio ese dominio y cayó de espaldas, arrastrando los pies lejos de las cabezas que chasqueaban y gruñían. Volvió a oír a Gobber gritar su nombre, incluso Valkyrie (y Astrid, si uno podía creerlo) parecían dispuestas a ayudarlo, pero Hiccup no necesitaba su ayuda.

A medida que las cabezas se acercaban, olieron algo que inmediatamente los hizo retroceder. Hiccup soltó una pequeña sonrisa para sí mismo. ¡Funcionó! Se puso de pie y extendió las manos. El Hideous Zippleback continuó retrocediendo más y más, regresando a su jaula. Hiccup extendió más la solapa de su chaleco de lana, mostrándoles lo que habían temido por su olor: una anguila. Al verlo, hicieron una mueca. Él sonrió.

—¡Atrás! —ordenó, acercándose mientras retrocedían—. ¡Atrás, atrás! —detrás de él, el resto de los adolescentes y Gobber se quedaron en silencio, congelados por la sorpresa. Hiccup les prestó poca atención, concentrándose en el dragón que tenía delante. Lo condujo más atrás, con las manos extendidas, y la anguila a la vista—. Venga, no me obligues a repetírtelo. Sí, eso es. Vuelve a tu jaula... —consiguió meter al dragón de nuevo en su recinto, un poco sorprendido de sí mismo—. Y ahora piensa en lo que has hecho —buscó la anguila bajo su chaqueta, agarrando el extremo de su cola y la arrojó dentro, y el Zippleback corrió hacia la esquina de la jaula, desesperado por alejarse de ella. Hiccup cerró las puertas con llave y se quitó el polvo de las manos como si acabara de afilar la espada de alguien.

Suspirando, miró hacia atrás y se encontró con las miradas atónitas de los demás. Nunca había visto a ninguno tan sorprendido, incluyendo a Valkyrie, que lo miraba boquiabierto. A Fishlegs se le cayó el cubo.

Hiccup forzó una sonrisa incómoda en su rostro.

—¡Vale! —soltó, tratando de romper la tensión—. ¿Hemos terminado? Porque hay un par de cosillas que... uh... sí... ¡Hasta mañana!

Valkyrie lo miró irse, pasmada. ¿Cómo lo hizo? ¿Cómo ha sido capaz? Conocía a Hiccup desde bebé, todos lo conocían, quisieran admitirlo o no. Era aquel molesto chaval que intentaba seguirles a todas partes y se volvía tan pesado que Valkyrie lo empujaba de los muelles. Hiccup. El enano de la camada. Hiccup el Horrendo lo llamaban, porque era terrible en todo. Hiccup el Horrendo, el mismo que acababa de devolver a su jaula a un dragón, un Hideous Zippleback, como si fuera una especie de yack u oveja.

No podía creer lo que veía.

Y el hecho de que él la hubiera sorprendido tanto... la tomó por sorpresa e hizo que su ira se multiplicara por diez. Se suponía que ella era buena en esto. Se suponía que Hiccup era malo. Por Thor, ¿qué había pasado por la noche?

(Quizá sea algo puntual... sí, eso es. Mañana volverá a ser peor. Valkyrie no tenía nada de qué preocuparse...)

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Tras abandonar el Entrenamiento de Dragones y emprender el largo camino de vuelta a casa con Astrid a su lado, la vikinga rubia y furiosa blandía su hacha y espantaba a los pájaros que se habían posado en el poste de madera junto a ellos.

—¡Eurgh! —soltó tras un poderoso golpe que los hizo graznar—. ¿Cómo ha hecho eso? —Astrid se giró hacia Valkyrie—. ¿Cómo puede dejar quieto a un Hideous Zippleback de esa manera?

—No lo sé —Valkyrie estaba quizás tan frustrada (y si no confundida) como Astrid. No blandía su arma de aquí para allá... lo hizo una vez, y sólo una vez, y fue bastante embarazoso. No estaba hecha para el tipo de agresión expresiva que demostraba Astrid.

—Ha sido rarísimo —Astrid apretó los dientes. Pasaron junto a unos niños que jugaban entre los muelles. Valkyrie vio a la niña a la que había regalado la flor el otro día. El cielo era claro y soleado, pero el viento del invierno arreciaba... todos podían sentirlo en los huesos. Los inviernos eran muy largos en Berk. Estaban acostumbrados al frío, pero aún así debían estar alerta ante las duras tormentas de nieve invernales que llegaban en los dos meses siguientes. Normalmente, en el segundo ciclo lunar después de éste, la nieve les llegaba hasta las rodillas.

—Es Hiccup —Valkyrie no estaba segura de a quién le estaba diciendo eso; si a Astrid o a ella misma—. Solo tuvo buena suerte... mañana volverá a ser igual de gafe.

—Eso espero —dijo Astrid. Subieron la pendiente y regresaron al acantilado principal—. Porque si sigue así, perderemos nuestra oportunidad para enfrentarnos al Monstrous Nightmare.

—Hazme caso —dijo Valkyrie, sin embargo, su instinto parecía susurrar, no estés tan segura—. Es Hiccup el Horrendo. Ni siquiera puede sostener su escudo en vertical. Estaremos bien.

—Puede ser —su mejor amiga balanceó más su hacha. Al ver que encontraba un defecto, se detuvo y se ajustó las correas de las muñecas; las desató a la altura de los pies, antes de volver a subirlas y bajarlas por el brazo. Giraron a la izquierda y subieron unas escaleras. Pasaron junto a los hermanos de Valkyrie, Erik y Mak, que jugaban a algo parecido al escondite, excepto que en lugar de buscar, amenazabas con golpear al escondido con una piedra si te encontraban. Era un juego que no les estaba permitido jugar.

Cuando Valkyrie los vio, suspiró y gritó:

—¡Mak, Erik! ¡Ya basta!

Ambos se giraron para mirarlas a ella y a Astrid. Erik levantó la piedra por encima del casco de su hermano.

—¡No eres nuestra madre!

—¿Ah, no? —ella levantó su mazo amenazadoramente—. ¿Queréis apostar?

Se detuvieron y Valkyrie suspiró. Volviéndose hacia Astrid, llegaron a su casa y se quedaron junto a la puerta. Val fijó una flor en el mango de su maza mientras Astrid fruncía los labios. Antes de atravesar la puerta de madera, giró sobre sus botas y le dijo a Valkyrie:

—Puede que no lo veas como una amenaza, Val, pero hay algo raro en él... más de lo habitual.

Entró a su casa y dejó a Valkyrie afuera, sumida en sus pensamientos. Meneando su mazo, comenzó a caminar hacia el bosque en busca de flores frescas para mañana. Las palabras de Astrid la hicieron preocuparse un poco, cosa que la frustró. No debería preocuparse por Hiccup el Horrendo. Él no era como ellos. Él era diferente. No era lo que un vikingo debería ser, a diferencia de Valkyrie. No necesitaba preocuparse por él para nada. Fue sólo suerte de un día.

Sólo un día.

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