El Conflicto

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

"Mientras el Dios único se acercó a la humanidad con humildad, amor y compasión, las demás deidades del mundo parecen demandar ritos y ofrendas para que los humanos puedan acercarse a ellas. En este contraste divino, se revela la esencia de la fe que trasciende dogmas y ceremonias, mostrando que la conexión con lo divino es un llamado del corazón que va más allá de las barreras impuestas por el hombre."


Capítulo 2

Cuando llegaron a Ahu Nau Nau, uno de los tesoros ocultos de la Isla de Pascua, vieron una plataforma ceremonial, cuidadosamente construida, cerca de la costa, a orillas del océano Pacífico; construida con piedras cuidadosamente colocadas, creaba una base sólida y estable para las estatuas. Y a su alrededor, el paisaje natural se desplegaba con una belleza deslumbrante. 

Las aguas cristalinas del océano se extendían hasta el horizonte, mientras que la vegetación exuberante y el verde intenso de la hierba complementaban el entorno. Aquel ahu, se distinguía por cuatro moai de tamaño impresionante, esculpidos con maestría, se alzan en fila sobre la plataforma, mirando hacia el horizonte con una serenidad ancestral. A diferencia de otros moai de la isla, estos poseían un distintivo tocado cilíndrico sobre sus cabezas, conocido como pukao. Estos tocados, tallados en roca roja, agregaban un toque de color y simbolismo a las figuras, otorgándoles una apariencia aún más enigmática.

Pasada un par de horas a pie, según el mapa que habían escaneado de la isla, habían llegado a Rano Raraku. Estaba claro que era un lugar sorprendente, bello y emblemático que, con la información que Luis les había transmitido, podían imaginar un poco la historia de aquel sitio.

Se trataba de una antigua cantera volcánica, enclavada en el paisaje, que evocaba una sensación de asombro y misterio a quienes la contemplan. Este se trataba de un volcán extinto cuyas laderas están adornadas con una multitud de moai inacabados. La vista era impresionante, con decenas de estas estatuas de piedra emergiendo de la tierra, en diversas etapas de tallado y producción.

Las escarpadas laderas estaban cubiertas de hierba verde y musgo, creando un fuerte contraste con la piedra grisácea de los moai. La vegetación se aferraba a las rocas y el viento soplaba suavemente, llevando consigo un aura de misticismo y encanto.

—¿Esto qué es? —Escucharon preguntar a Rafael.

Todos se movieron hacia él, y observaron en una roca con petroglifos. Algunos de estos símbolos incluían círculos, espirales, líneas onduladas y figuras humanas estilizadas. En otra piedra, se veía una especie de máscara, en otro habían grandes ojos circulares, cejas arqueadas, una boca y una nariz prominente. Vieron al chico pasar sus manos por los símbolos, mientras que el dispositivo de Vemna lo escaneaba para enviárselo a Luis.

—Ese es Make Make —dijo Luis, una vez recibió las imágenes y luego de analizarlas—. Es una deidad importante en la mitología de la Isla de Pascua. Es considerado el dios creador y fertilizador, asociado con la agricultura y la prosperidad. Era representado con una figura robusta y atlética, de piel oscura y musculosa, que simbolizaba su fuerza y vitalidad. Su cabello era largo y oscuro, y caía en su espalda, enmarcando un rostro sereno y enigmático, en conjunto de sus ojos, profundos y penetrantes; además, vestía una túnica ceremonial, adornada con símbolos sagrados y motivos relacionados con la fertilidad y la vida. En su mano derecha sostiene un objeto emblemático, que representaba su poder sobre los elementos y la capacidad de crear y sustentar la existencia.

—Según la leyenda, Make-Make, después de crear la Tierra, sentía que algo le faltaba. Un día, descubrió su reflejo en el agua de una calabaza y quedó asombrado al ver un rostro con un pico, alas y plumas. Mientras observaba su reflejo, un pájaro se posó en su hombro. Al notar la similitud entre su imagen y la del pájaro, decidió unir ambos reflejos, dando así origen a su primer hijo.

—A pesar de esto, Make-Make deseaba crear un ser a su imagen, uno que pudiera hablar y pensar como él. En primer lugar, fecundó las aguas del mar, lo que dio lugar a la aparición de los peces. Sin embargo, el resultado no fue el esperado. Luego, fecundó una piedra con tierra colorada y de ella surgió el hombre. Make-Make se alegró al haber creado al hombre, la criatura que había imaginado. Al darse cuenta de que se sentía solo, también creó a la mujer.

—Mucho tiempo después, Make-Make se le apareció en sueños a Hau-Maka y le indicó cómo llegar a una isla deshabitada, la Isla de Pascua, donde el Rey Hotu Matu'a y su pueblo podrían encontrar un nuevo hogar. Más tarde, Make-Make y Haua llevaron aves a los motu, los islotes frente a Rano Kau, para ser honrados en la ceremonia anual de Tangata Manu, el hombre-pájaro.

—Suena como la historia de Adán y Eva —dijo de pronto Rafael, con un semblante de extrañeza.

—Tiene sentido para mí —mencionó Jorge, ante el comentario del chico—. Tanto Make-Make como el Dios del Génesis, son figuras creadoras que dan vida a seres vivos y les otorgan un propósito en el mundo. Y también hacen referencia a la soledad del ser humano y su necesidad de compañía, ya sea mediante la creación de una pareja o de otros seres.

—Suena un paralelismo para mi, entre dos culturas diferentes e independientes —mencionó Robert—. Uno con una revelación más limitada que la otra.

—¿Qué importa como se cuente, no? Creo que lo interesante es que dos culturas y razas diferentes de personas confirmen un hecho: La creación —añadió Leiman, sorprendiendo a todos que dijera algo que valiera la pena en ese momento. 

—Es cierto —dijo Vemna, divertida por sentir que esa respuesta no parecía ser él mismo. 

La distancia desde Rano Raraku hasta Ahu Tongariki era de aproximadamente 2,5 kilómetros. Se supone que debía llevar alrededor de 30 a 45 minutos realizar la caminata. Sin embargo, la ruta podía incluir terrenos irregulares y empinados. La ruta serpenteaba a través de terrenos accidentados y empinados, desafiando a cada paso la resistencia y el equilibrio. A medida que ascendía por la pendiente, notaba un cambio notable en la vegetación circundante. La exuberante flora verde y vibrante que había caracterizado el inicio del camino comenzaba a ceder espacio a un panorama más siniestro.

Los árboles y arbustos que antes mostraban su esplendor ahora lucían mustios y descoloridos, como si fueran víctimas de alguna maldición. A lo largo del sendero, hongos retorcidos y de colores extraños brotaban entre las raíces y los troncos, creando una atmósfera ominosa. Parecían portales a un mundo subterráneo y misterioso, sus cuerpos cubiertos de una pátina de humedad que brillaba con reflejos fantasmales.

Pero no eran solo los hongos los que llamaban la atención de Vemna. En el suelo, se vislumbraban gusanos que reptaban con movimientos sinuosos y repugnantes. Su presencia añadía un elemento perturbador a la caminata, como si estuvieran arrastrándose desde las profundidades de la tierra misma.

A medida que avanzaban, no podían evitar sentir una sensación de inquietud y fascinación ante esta transformación del entorno. El camino, ahora adornado con hongos y habitado por gusanos, revelaba un aspecto desconocido y místico de la naturaleza. Era como si la misma tierra estuviera susurrando secretos ocultos y revelando su lado oscuro.

—Luis, ¿logras ver esto? —Le preguntó al chico desde su intercomunicador. 

—Lo siento, hace un par de minutos que ya no logro visualizarlos —respondió el muchacho. 

—Ya lo escaneo —agregó Leiman, haciendo que su dispositivo saliera y emitiera una luz roja, escaneando una parte del ambiente a su alrededor—. Y enviado... 

—Nunca había visto algo como esto —admitió Luis, con un tono sorpresivo—. Shannon, ¿podrías evaluarme que información tienes sobre este cambio en una zona tropical? 

"Por supuesto, —escucharon decir a la inteligencia artificial—. Se trata de un fenómeno biológico y ecológico extraordinario. Y puede ser visto desde diferentes aspectos: Primero, mutación genética,  podría haber ocurrido una mutación masiva en la flora existente, lo que resultó en el desarrollo y crecimiento acelerado de especies de hongos y setas. Estas nuevas especies mutadas podrían haberse adaptado mejor a las condiciones ambientales cambiantes, lo que les permitió prosperar y suplantar a las plantas tradicionales.

Segundo, contaminación o cambio climático, una alteración significativa en el medio ambiente, como la liberación de toxinas o la contaminación ambiental, podría haber afectado gravemente a la vegetación original. Esto habrá creado un entorno más favorable para el desarrollo y proliferación de las especies fúngicas y las mariposas negras.

Tercero, una introducción de especies invasoras, es posible que una especie de hongo o mariposa proveniente de otra región haya sido introducida en la zona tropical, sin sus depredadores naturales. Esto habría permitido que estas especies invasoras se propagaran sin control y desplazaran a la flora autóctona.

Cuarto, ciclo natural de la vida, en algunas ocasiones, los ecosistemas pueden experimentar cambios drásticos y ciclos naturales, lo que lleva a la dominancia temporal de ciertas especies. Podría ser que las setas gigantes, hongos líquenes y mariposas negras estén pasando por un período de crecimiento y expansión en su ciclo natural.

Y quinto, convergencia evolutiva, las condiciones específicas del ambiente tropical podrían haber favorecido la evolución de ciertas especies fúngicas y mariposas negras que, por casualidad, comparten características que les permiten prosperar en el nuevo entorno."

—Santa Shannon ha hablado señores —dijo Luis, soltando una risa—. Parece que sea lo que haya pasado allí, la isla no es la misma que antes se conocía. Y creo que ustedes, en este caso, son los primeros exploradores en registrar estos cambios en la isla. 

—Creo que Shannon sería la mejor esposa —dijo Leiman de pronto. Todos le miraron extrañados—. ¡Claro!, solo habla cuando se le pide que lo haga y te responde con lo que necesitas. ¡Es perfecta! 

—Creo que mejor los dejo —huyó Luis, de inmediato.

—¡Leiman! —le chilló Vemna—.¡ No voy a tomarme personal ese comentario tan misógino sobre las mujeres, pero será mejor que hables cuando sea necesario si realmente quieres llegar sin ningún rasguño a Venezuela! 

—Yo solo decía...

Jorge le hizo señas de que mejor no dijera nada y no continuó. Así, entonces, siguieron caminando. 

Cuando finalmente llegaron a Ahu Tongariki, envuelto en el manto de la noche, se dieron cuenta que, al igual como el resto de la isla, emanaba una presencia majestuosa, pero enigmática y misteriosa ahora que había caído el sol. Las sombras se alargaban sobre los imponentes moai que se alineaban con elegancia a lo largo de la plataforma ceremonial, creando una silueta imponente contra el cielo estrellado.

La luz de la luna se filtraba entre las nubes dispersas, arrojando destellos plateados sobre las figuras de piedra ancestral. Sus rostros tallados con maestría y sus cuerpos erguidos parecían cobrar vida en la oscuridad, sus siluetas perfiladas con un halo misterioso. Un suave viento nocturno susurraba entre los moai, como si las antiguas voces de sus creadores resonaran en el aire. El susurro se mezclaba con el murmullo del océano cercano, creando una sinfonía etérea que envolvía el lugar sagrado.

—Esto es escalofriante —dijo Robert en su paso. 

Pudieron haberse quedado, pero no tenían demasiado tiempo. Sin tomar descanso, siguieron finalmente su caminata hacia la empinada, donde finalmente llegaron a Rano Kau, pero en lugar de sumirlo en una quietud típica de la noche, el lugar se transformaba en un escenario surrealista y misterioso. Bajo el resplandor de la luna, el cráter volcánico se revelaba como un reino de sombras y vida exuberante.

—Creo que el fenómeno que esté ocasionando este cambio en la flora de esta isla, está más grave de lo que creíamos —añadió Jorge, al mirar hacia el cráter. 

En las profundidades del cráter, las setas y los hongos florecían en una sinfonía de colores y formas. Sus sombreros se extendían en tamaños y diseños variados, desde pequeñas y delicadas especies hasta grandes y majestuosos ejemplares que alcanzaban alturas imponentes. Sus tonalidades vibrantes contrastaban con el oscuro suelo del cráter, creando un espectáculo visual fascinante. Los hongos desprendían un aroma embriagador, mezcla de tierra húmeda y misterio, que llenaba el aire y envolvía los sentidos con su dulce fragancia. Las esporas flotaban en el aire, creando un velo etéreo que parecía danzar con la brisa nocturna.

Pero no eran solo los hongos los protagonistas de esta escena nocturna. Una multitud de orugas, de variadas formas y colores, se deslizaba entre las hojas y tallos. Algunas eran brillantes y llamativas, mientras que otras camuflaban su presencia con tonalidades más discretas. Su constante movimiento llenaba el ambiente con un crujido suave y una sensación de vitalidad latente. La combinación de setas, hongos y orugas creaba un cuadro casi irreal. La luz lunar los iluminaba sutilmente, destacando sus formas y texturas. Era como si el cráter volcánico se hubiera transformado en un jardín encantado.

—¿Esto realmente puede ser normal? —preguntó abiertamente Leiman, recordando lo que Shannon había expuesto.

—No —respondió Vemna de inmediato—. Algo está perturbando a la isla y puede poner en peligro no solo la flora, que ya lo está, sino su fauna. Y de por sí, ya es bastante limitada. 

—¿Qué tipo de fauna posee? —La pregunta de Rafael, estaba llena de preocupación. 

"La fauna de Rapa Nui, es relativamente limitada debido a su aislamiento geográfico. Al ser una isla remota en medio del Océano Pacífico, la fauna autóctona es escasa en comparación con otras regiones más grandes y conectadas. entre ellas están, algunas aves como las manutaras, los roedores, como la rata polinesia, que es considerada una plaga; los caballos y el ganado, que han traído un impacto a la vegetación, y por supuesto, la fauna marina, como peces, tiburones, delfines, tortugas marinas, entre otros. Es importante mencionar que la fauna original de la Isla de Pascua pudo haber sido más variada en el pasado, pero la introducción de especies foráneas y otros factores han contribuido a su disminución y alteración."

La voz de Shannon había interrumpido de inmediato para darle una explicación al joven mutante. Vieron a Leiman, pero este hizo un gesto con sus manos, que indicaba "en boca cerrada no entran moscas", intentando decir que no tenía nada que decir, aunque veían su esfuerzo por reírse y decir algo. Solo suspiraron y siguieron andando. 

Con una mirada más, continuaron la empinada. La distancia desde Rano Kau hasta Orongo fue de aproximadamente 1,5 kilómetros. Les tomó unos 30 minutos llegar, pero al llegar a la cima, quedaron completamente anonadados con el cambio total del lugar: El antiguo sitio ceremonial se convertía en un escenario sombrío y enigmático, envuelto en un velo de misterio y peligro. En medio de este paisaje, emergían setas gigantes de formas caprichosas y colores intensos. Sus sombreros, del tamaño de escudos, se alzaban majestuosos en el suelo y parecían emitir una suave luminiscencia, con formas y contornos que emitían una presencia amenazante.

Sus cuerpos bulbosos y venenosos destacaban en un negro intenso, y entre sus tallos, orugas de aspecto exótico y mariposas negras revoloteaban en un ballet nocturno. Las orugas, con sus cuerpos espinosos y vibrantes tonalidades, se deslizaban con elegancia por los troncos y las hojas, mientras las mariposas negras, en contraste con su apariencia delicada y etérea, irradiaban una aura de mal augurio. Sus alas desplegadas, de un negro profundo y sin un destello de color, parecían absorber la luz que las rodeaba. Su vuelo silencioso y errático aportaba una sensación de inquietud, como si fueran mensajeras de un presagio oscuro.

—No toquen nada —advirtió Vemna, con sumo cuidado, viendo que los petroglifos que debían estar en las rocas, casi eran borrados por un manto de musgo que luchaba sobrevivir en aquel sitio.

A medida que se adentraba en Orongo, se podía sentir el peso del miedo en el aire. Los susurros de la brisa nocturna parecían cargar consigo historias de antiguos rituales y sacrificios. La combinación de las setas gigantes, las orugas deslizándose y las mariposas negras creaba una escena macabra, un lienzo de pesadilla que parecía desafiar las leyes de la naturaleza.

Finalmente, la distancia desde Orongo hasta Hanga Roa era de aproximadamente 4 kilómetros, lo que le llevó al menos otra hora más en llegar finalmente a su destino. Era casi la media noche cuando llegaron a la pequeña ciudad.

Con todos los dispositivos para escanear de todo el grupo haciendo su trabajo para determinar alguna presencia, por algún motivo, se dieron cuenta que el aire estaba impregnado de un ambiente opresivo y una sensación de desolación. El pueblo, en un pasado vibrante y lleno de vida, ahora yacía en ruinas, testigo silencioso de días mejores. Las calles desiertas se extendían como laberintos sombríos, donde la escasez de luz apenas permitía distinguir los contornos de las edificaciones sobrevivientes.

En medio de este paisaje distópico, se alzaba imponente el enorme Fuerte de FACTORY, una estructura ahora en decadencia, con sus muros agrietados y su estructura corroída por el paso del tiempo. Las señales de batallas pasadas y conflictos internos se evidenciaban en las grietas y escombros dispersos por el suelo. El Fuerte, antes símbolo de poder y control, ahora se alzaba como un monumento a la desesperación y la desolación.

—¿Qué sucedió aquí? —Preguntó Robert, tan extrañado como el resto del grupo al internalizarse dentro de la ciudad.

—Es obvio que FACTORY ya no está aquí —dijo Jorge, analizando el entorno.

Vemna, se dio cuenta que afortunadamente, Hanga Roa había logrado escapar de la invasión de las setas y orugas que azotaban otras partes de la isla. Sin embargo, la vegetación autóctona prácticamente había desaparecido, reemplazada por un paisaje estéril y desprovisto de vida. Solo algunas plantas resistentes y marchitas lograban aferrarse a la tierra árida, añadiendo un toque desolador a la escena.

Las edificaciones salvadas, aunque mostraban los estragos del abandono y la falta de mantenimiento, aún conservaban vestigios de su antiguo esplendor. Las fachadas desgastadas reflejaban un pasado próspero, mientras que las ventanas rotas y las puertas carcomidas revelaban el abandono y la desesperanza que habían invadido el lugar.

"Alerta, presencia humana detectada", escucharon decir de todos los dispositivos de escaneres por encima de ellos, y a la misma vez. 

—¿Quiénes son ustedes? —escucharon preguntar la voz de un hombre.

Al volverse a mirar, descubrieron a un grupo de personas, con ropas desgastadas y sucias, y con los rostros marcados por el temor y la desconfianza. Estaban estáticos, en silencio, y parecían evitar el contacto visual directo. En todos ellos, pudieron ver la mirada de las mil yardas expuestas, como un símbolo natural de la vida para ellos. ¿Qué era lo que habían vivido esas personas?

Vemna y los demás se mantuvieron en silencio, observando con atención a las personas que se habían acercado a ellos. Las miradas de ambos grupos se encontraron, pero nadie parecía dispuesto a romper el tenso silencio que los envolvía.

Vemna, siendo la líder del equipo, decidió tomar la iniciativa y hablar:

—Somos viajeros y veníamos a ayudarlos contra FACTORY. Pero ahora que vemos el estado actual de la isla, nos damos cuenta, que en realidad necesitamos buscar respuestas sobre lo que está ocurriendo en esta isla. No somos una amenaza para ustedes ni para este lugar —Su tono de voz era sereno y comprensivo, tratando de transmitir confianza a los nativos que la miraban con cautela.

—Vemna, no olvides tu misión —escucharon decir todos a Luis, desde el intercomunicador.

El hombre que había hablado antes, un anciano con arrugas profundas en su rostro, finalmente rompió el silencio:

—Han llegado en un momento extraño. Un tiempo de oscuridad y abandono —sus palabras parecían sinceras, pero cansadas—. Hace muchos años, FACTORY llegó a nuestra tierra prometiendo progreso y prosperidad, pero en su lugar, nos trajeron destrucción y desesperación. Nos arrebataron nuestras tierras, nuestras tradiciones y nuestras esperanzas. Hicieron que nuestra gente luchara entre sí, sembraron la discordia y nos obligaron a enfrentarnos, hasta que nuestra propia esencia se vio empañada por el miedo y la desconfianza. Ahora, apenas somos un pueblo de sobrevivientes, que lucha cada día por mantener viva nuestra cultura y resistir el dominio de quienes gobiernan ahora.

Vemna asintió con comprensión y respeto. Sabía por su propia experiencia sobre las acciones despiadadas de FACTORY en otras regiones y conocía que su presencia no había sido para nada benéfica.

—Lamentamos profundamente lo que ha sucedido aquí —respondió Vemna con sinceridad—. Nuestra intención es ayudar, no queremos traer más problemas a su pueblo. Estamos aquí para descubrir la verdad sobre lo que pasó y, si es posible, corregir las injusticias cometidas.

El anciano miró a Vemna fijamente, escudriñando sus ojos en busca de la verdad. Tras un momento de silencio, asintió con aprobación y habló de nuevo:

—Si su intención es sincera, entonces bienvenidos sean. Nuestra gente ha sufrido mucho y necesitamos toda la ayuda posible para reconstruir lo que hemos perdido. A lo largo de los años, algunos de nosotros hemos preservado fragmentos de nuestra historia en los pocos libros que quedan. También tenemos mapas que datan de tiempos ancestrales, que señalan lugares sagrados y secretos que se han transmitido de generación en generación. Si están dispuestos a escuchar nuestra historia y a respetar nuestra cultura, les ayudaremos en lo que podamos.

El resto del equipo asintió con agradecimiento. La oportunidad de conocer la historia de la isla directamente de los nativos era invaluable.

—¿De verdad piensas traerlos? —Un chico joven fue el que habló.

El anciano miró al muchacho, luego a los extranjeros, y preguntó:

—¿Son superdotados? —Todos ellos asintieron. El anciano suspiró y vio de nuevo al muchacho: —¿Quieres detenerlos? Pues, adelante.

Los pobladores restantes vieron al muchacho, escudriñando su valentía, pero este palideció cuando vio al grupo. Por algún motivo, estas personas parecían temerle a los mutantes. Era como si hubieran experimentado un horror tremendo con los de su clase.

—No vamos a lastimarlos —dijo Jorge, al reconocer el miedo en sus ojos—. En serio, venimos en son de paz.

El muchacho retrocedió y comenzó a correr huyendo. El grupo se miró entre ellos, y la gente comenzó a caminar más allá de las estructuras deterioradas en el que estaban.

Mientras seguían a las demás personas, dieron una última mirada a Hanga Roa. Las sombras se extendían sobre las calles una vez llenas de vida, y ahora solo el eco del pasado parecía resonar en los rincones. Los destellos de la luna iluminan las estructuras deterioradas que alguna vez fueron testigos de una vibrante civilización. A lo largo de la ciudad, los efectos del tiempo y la naturaleza se hacían evidentes. Las fachadas de los edificios, alguna vez impregnadas de vivos colores, habían perdido su brillo, desgastadas por los embates del clima. Las paredes, ahora cubiertas de musgo y enredaderas, parecen fusionarse con la vegetación circundante, como si la naturaleza reclamara lo que una vez le perteneció.

A medida que avanzaban, se descubrían escombros y restos de lo que alguna vez fueron estructuras imponentes. Columnas caídas, fragmentos de estatuas y ruinas de antiguos templos y casas permanecen como testigos silenciosos del pasado glorioso. También, se vislumbraban algunas estructuras que habían logrado resistir el paso de los siglos. Una antigua iglesia de piedra, aunque resquebrajada, se erguía como un símbolo de fe y resistencia en medio de la devastación circundante. A su alrededor, grandes árboles crecían, como guardianes silenciosos que protegen el relicario del pasado.

Y finalmente, fuera de la ciudad, un pequeño campamento abierto en la naturaleza. El suave susurro del viento entre las hojas de los árboles y el murmullo lejano del océano, creaban una sinfonía nocturna que envolvía el lugar en una atmósfera cálida y serena. Las tiendas de campaña, hechas de telas resistentes y ligeras, se alineaban en formación. Las luces de las linternas titilaban suavemente, creando una danza de sombras y destellos que se reflejaban en las hojas y la hierba circundante.

Era toda una comunidad sumida en risas y conversaciones animadas que se mezclaban con el crepitar de una hoguera cercana. El aroma a madera quemada se entrelazaba con la brisa nocturna, llenando el aire con un toque ahumado y reconfortante. Sin embargo, entre la multitud de caras sonrientes y risas contagiosas, rostros serios comenzaron a aparecer cuando vieron llegar a los extranjeros.

—Bienvenidos —les susurró el mismo anciano—. Esto es lo que queda de Hanga Roa. Pueden sentarse junto al fuego para que se calienten un poco, pronto les servirán comida.

—Gracias por su amabilidad, señor...

—Agustín —le respondió el anciano a Robert—. Pueden llamarme de esa forma.

Los chicos asintieron. Si bien, no necesitaban del calor del fuego para protegerse del clima puesto que Carlos había diseñado con ayuda de Andy los trajes especiales con regularizador térmico en cualquier ambiente, de igual forma, obedecieron al anciano y se sentaron en un enorme tronco acostado que estaba allí.

Se dieron cuenta que había una enorme olla de barro sobre el fogón de leña, y dentro de la olla burbujeante, se mezclaban tiernos trozos de carne de vacuno con hueso, verduras frescas, como la zanahoria, el choclo —maíz tierno—, la patata y la calabaza, flotaban sobre un caldo dorado y aromático, impregnado con el sabor de hierbas como les pareció que se trataba de laurel y orégano. En segundos, platos humeantes estaban sobre sus manos, como Agustín había dicho.

—Es cazuela —la voz los sorprendió a todos, y se dieron cuenta que se trataba del mismo muchacho que había desconfiado de ellos al principio—. Lo mejor de este plato es su sencillez y su autenticidad, es un manjar que alimenta no solo el cuerpo, sino también el espíritu, ¿socios? Me llamo Juan Carlos —su mano se elevó, queriendo hacer amistad con los demás.

Todos asentaron su mano, y se presentaron con el muchacho. La verdad, es que comprendían que estuviera un poco asustados de ellos, en las condiciones que estaba la isla según observaban.

—¿Esta vez no te irás corriendo? —Le preguntó Leiman juguetonamente al muchacho. Y mirando a  Jorge añadió: —Te dije que habría alguien que corriera más que tú, el nuevo forrest grump

El muchacho no respondió, sino que se sintió más bien avergonzado. Vemna le dio una miradilla a Leiman para que se comportara. Este volvió a hacer el símbolo de "boca cerrada". 

—¿Sabes exactamente qué ocurrió aquí? —Preguntó Jorge, mientras sorbía un poco de su caldo.

—Bien, voy a tratar de contarte la historia que he oído —comenzó Juan Carlos, con los ojos directo al fuego, tomando un matiz brillante, con aquel semblante que solo hablaba que algo ardía por dentro de él—. Se trata de poderosas mutantes que habitan en esta isla. La primera es María Vargas, conocida como La Mariposa Negra. Desde muy joven, María demostró una conexión especial con las mariposas y las orugas que habitaban su tierra natal. Su capacidad para comunicarse con estos seres y controlarlos se convirtió en un don asombroso.

—Cuando FACTORY llegó a la isla con planes nefastos, María se dio cuenta de que su hogar estaba en peligro. Fue entonces cuando se encontró con la Reina Fúngica, una talentosa científica llamada Isabella Mendoza, que tenía la capacidad única de controlar y manipular el crecimiento de los hongos.

—Juntas, María e Isabella decidieron unir fuerzas para enfrentarse a FACTORY y protegernos a todos. Creímos que eran dos heroínas. Utilizando la naturaleza como su arma, estas dos amigas se convirtieron en una fuerza imparable. Su valentía y determinación las llevaron a derrotar a FACTORY y liberar a los mutantes de su opresión.

—Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, sus ideales comenzaron a divergir. Mariposa Negra comenzó a encontrar una forma de extender su poder, pero eso comenzó a traer desequilibro en la flora y fauna de la Isla. Las orugas arrasaban todo. Por otro lado, la Reina Fúngica se dejó llevar por la sed de poder y venganza también al darse cuenta de lo que su amiga buscaba hacer, y utilizó sus habilidades para propagar enfermedades y dominar la flora local.

—Estas diferencias ideológicas llevaron a una ruptura entre las dos. Cada una siguió su propio camino, reclutaron personas con poderes, estableciéndose en lados opuestos de la isla y luchando por su visión personal. La Isla de Pascua quedó atrapada en un conflicto interno, entre la Mariposa Negra y la Reina Fúngica enfrentándose constantemente, cada una utilizando sus poderes, con sus equipos de superdotados, para imponer su voluntad y prevalecer.

—La Isla ahora sufre las consecuencias de la batalla entre estas dos poderosas villanas. La naturaleza misma se está viendo afectada por sus poderes destructivos, y ahora todos nosotros vivimos bajo el temor y la incertidumbre.

—Ahora tiene sentido porque este lugar tiene setas, orugas y mariposas como una jodida historia fantástica —refunfuñó Jorge—. Shannon no es tan perfecta, entonces.

Miraron a Leiman, y este solo volvió a hacer el símbolo de "boca cerrada". En verdad el muchacho, incluso aquello, lo estaba llevando con un motivo de broma. 

—Pero si dejamos que las cosas continúen, no solo la isla desaparecerá, ustedes morirán en medio del conflicto y podría extenderse sus ambiciones más allá de esta región —añadió Robert.

—Eso las convertiría en una amenaza peor que FACTORY —sopesó Rafael, pensativo.

—Y lo son —Juan Carlos afirmó—. Esa empresa no duró demasiado en caer gracias a estas. Bastó que la Mariposa Negra creara un ejército de orugas y mariposas que deterioraran los sistemas eléctricos y para consumir la energía y que la Reina Fúngica enfermara a todos para que vieran caer a la compañía. Además, tienen aliados mutantes poderosos. Pero para ellas, ninguno de nosotros somos nada.

Mientras el grupo estaba sumido en la conversación con Juan Carlos, un ruido repentino resonó en la ciudad en ruinas, interrumpiendo el murmullo de la comunidad. El estruendo fue tan fuerte que incluso las sombras de las hojas de los árboles temblaron. Los pueblerinos se miraron entre ellos con temor, y en cuestión de segundos, todos se apresuraron a esconderse en las tiendas y detrás de las estructuras deterioradas. Ellos no sabían que estaba pasando, pero fuera lo que fuera, estaba ocurriendo en el corazón de Hanga Roa

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro