⚜️24⚜️"Extraño"

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—¡Con un demonio William! ¿¡Y eso a qué se debe!? —cuestiona enardecido el  vampiro del medio tratando de comprender alguna de las cuestiones que pudo visualizar en este par y acomodando parte de las sábanas del lecho para que no parezca lo que finalmente era al entrar.

El vampiro menor, lejos de responder, simplemente se arropa con su ceño fruncido y su semblante abatido. Nada de lo sucedido debería de haber sido así. Si tan solo se hubiera aguantado. Si hubiera borrado los recuerdos del joven que tomó posesión sobre su pecho tan veloz como una ráfaga de viento, no tendría que estar lamentando el asco que visualizo en sus ojos cuando sucumbido en el miedo finalmente cruzaron miradas.

Arthur, por su lado, anonadado con las palabras liberadas con total liviandad del vampiro del medio que arregla la desordenada habitación. No puede dejar de pensar que está metido en la boca del diablo, la mayor de las guaridas para los monstruos que acechan en las frías y obscuras noches. Seres repugnantes, chupas sangres que se alimentan de la linfa de otros sin un ápice de duda o compasión.

Pero de inmediato, sale de su trance asombrado cuando siente un tibio paño repasar despacio cada una de sus manchadas mejillas. Y en un momento se sobresalta al observar totalmente consciente y tan cerca de su rostro al pálido morocho. Pero contra todo pronóstico, su cuidado tacto posteriormente lo relaja.

—Déjame limpiar tu rostro mientras te acomodas nuevamente en el lecho —.  Suelta el no muerto menor mirándolo directo a sus ojos, en tanto Arthur obedece sin ninguna objeción a las palabras susurradas por el hombre frente suyo. —Se que nada de lo que diga o haga hará que me observes de otra manera, pero realmente nunca fue mi intensión dañarte —. Articula William a medida que moja, nuevamente, el retazo de tela frunciendo su rostro cuando una pequeña gota inquieta rebota y lo moja.

El vampiro del medio, con algo más de color y decidido a seguir con la pantomima, se dirige hacia el acceso de la habitación en donde se encuentran próximos a arribar su acalorado amante con la fémina visitante en cuestión.

Mientras un nuevo paño humedecido se arrima hacia el rostro del joven rubio, éste suelta entre susurros y dubitativo: —¿P-por qué? —sin sacar sus ojos de los renegridos del vampiro menor. Cómo buscando algunas respuestas a sus desordenados cuestionamientos.

Y cuando William palidece aún más, bajo el intenso escrutinio del joven rubio tratando de formular vocablos que de algún modo lo ayuden a mermar con las consecuencias de lo sucedido, la puerta se abra raudo dando paso a un tormentosa y esbelta figura femenina que para nada dicta de sufrida al estar tan arreglada como para una imprevista visita.

Avasallante como pocas y otro poco más entrometida, se deja caer al otro lado del rubio exagerando sus quejidos y lamentos de haberse enterado tarde sobre lo sucedido.

Arthur recibe de pocas ganas el intenso abrazo mientras escucha el retumbe de palabras agudas emitidas entre mohines, como si fuera una pequeña niña la que habla y no la mujer como la cuál está arropada. Pero no deja de escudriñar con su mirada al hombre bestia que con suaves toques a su rostro proporcionó una quietud que no logra percibir con el cobijo de los brazos de la fémina.

Entonces, el no muerto menor, distraído y a la vez dolido de observar como ella puede interactuar libremente como los amantes que son, intenta escapar velozmente de la habitación. Pero la firme y decidida voz del doliente joven lo deja estancado en su función.

—No te preocupes cariño, si no fuera por el buen hombre aquí presente que me ayudó en todo momento, no sé si hubiera contado el cuento.

El menor de los vampiros creyendo que se refería al vampiro que le sigue, emprende nuevamente su huida pero una vez más, la voz del joven recubierto de los brazos de otra que no son los suyos, lo detiene. —¿No es así joven William? ¿Que usted evitó una catástrofe ayudándome desmedido?

Pares de ojos se posan recorriendo una línea imaginaria entre el no muerto menor, que palidece aún más en sus tonos, y el joven rubio altivo y abrazando totalmente indiferente a su novia.

—Cuéntele a mi bella prometida ¿cómo logró tamaña hazaña? —escupe venenoso el joven rubio, acción que no escapa para nada al par de vampiros observadores de la cuestión.

—Bueno, bueno... creo que ha tenido demasiadas emociones por el día de hoy joven Arthur, debería descansar y mañana, o cuando pueda, retomar la cuestión a la que vino en primer lugar. Desde ya señorita, quédese tranquila que yo velaré por el bienestar de su pareja, como su jefe responsable me haré cargo. Ahora sí me permite, la acompaño o... ¿prefieren unos minutos a solas?

William no demuestra realmente lo roto que la situación lo coloca, él ha dañado lo que tanto ha anhelado y encima recibe cuidados en brazos de otras. Así que sin querer escuchar más de lo estrictamente necesario, saluda con un asentimiento de cabeza hacia el joven que no pierde detalle alguno de su pisada.

—¡Vete! —se escucha proveniente de los labios resecos del rubio, que de inmediato parece darse cuenta de sus formas al modificar sus vocablos —Deberías irte y dejarme descansar. No es necesario que vengas cariño, yo estaré comunicándome pronto contigo.

A todo esto, el no muerto menor, ha escapado sintiéndose asfixiado por la intensidad de la mirada del rubio. Sin poder creer ser capaz de retener las inmensas ganas de acercarse y tocarlo, sintiendo un fuerte cosquilleo recorriendo su sistema y que nada tiene que ver con sexo. Y eso... es lo que más lo aterra.

¿Cómo puede ser capaz de enamorarse como un maldito desquiciado si el rubio siquiera ha dado parte de sentirse aunque sea levemente atraído hacia su soma? Porque estar metiéndose mano desesperado con parte de su sangre intoxicada recorriendo las venas del joven rubio no es sinónimo de ser amantes ni mucho menos amado.

Es la maldita naturaleza que lo rebasa, exigiendo a gritos que den rienda suelta a sus más bajos instintos. Nada más superficial que fornicar por el simple deseo de añorar la piel del otro.

Es más... ¿Su jodido y marchito corazón será capaz de amar y ser amado alguna vez? ¿Será capaz de no hacer daño?

Así que reteniendo en su cabeza pensamientos que no deberían estar o definitivamente alejarlos, se aleja lo más que puede del lugar.

Por otro lado, la esbelta mujer que observa sin poder creer el ser echada luego de tardar largo rato acomodando sus prendas para dar la mejor impresión al trío de supuestos hermanos, se acerca a robar un efímero beso de su amado y nada grata sorpresa se lleva, cuando el supuesto amante en cuestión esquiva sus labios y deposita un sonoro toque más bien frío sobre su cabeza.

Ambos vampiros no pierden detalle alguno del suceso y el no muerto del medio, sin poder retener sus incipientes risas acota: —Es que le duele la boca porque se la marcaron a...

Y Jhon, totalmente sorprendido con lo que su amante acota, lo codea sacándole la respiración para decir luego bajo la atónita mirada del rubio y la confundida de su supuesta novia: —Se pego sobre su boca, cuando cayo, cayó sobre su boca, eso.









Si hay tensión, que no se note🤣

Gracias por leer, comentar y votar.🥰

Los amito mucho♥️

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