Capitulo VI

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***Tom-Voldemort***

–Baby, Baby, Pottah –se burló la pelinegra de largos risos negros.

–Bellatrix Lestrange –se dio la vuelta con la mayor calma que pudo y la enfrento, después de todo, pudo con Walburga Black ¿Qué tan diferente era ella? –Un gusto conocerte formalmente por fin –asintió con la cabeza.

–Lo mismo digo –sonrió con locura, mostrando sus dientes rotos por los años de no lavarse.

Ella comenzó a acercarse, lo más amenazante que pudo, y quedo a unos centímetros de distancia, intentando ser amenazante, y honestamente, lo estaba logrando.

"Ella está loca, no te conviene meterte con ella"

"Tampoco dudara en matarte si te ve como una amenaza para el señor oscuro"

Las palabras de Severus resonaron en su cabeza como una advertencia. No la ignoro.

Ella lo examino con la mirada, analizándolo.

– ¿Por qué estás aquí, Potter? –le pregunto por fin, con tanta calma que Harry dudo unos momentos en los rumores de su locura. – ¿Qué planeas? –

– ¿Por qué cree que planeo algo? –jamás aparto sus ojos de los de ella, ni mostro lo incómodo y temeroso que se sentía.

Claro, el creía eso, pero ella podía ver el miedo en sus ojos. Las manos de Harry temblaban levemente, y se apretaban, clavando las uñas en su palma para que no siguiera temblando.

Eso le gusto.

Para cualquier otra persona, el no estaría amenazado, ni asustado, creerían en lo que dice el rostro del muchacho.

–Hace un año eras el niño dorado de Dumbledore –señalo ella entrecerrando los ojos.

–Yo... Jamás he sido el niño dorado de Dumbledore –su voz tembló con enfado –Yo solo le pertenezco a una persona, y ese no es Dumbledore –aclaro con ira.

– ¿Al señor oscuro? –le enarco una ceja.

–No –

– ¿No? –

–Puedo ser su seguidor ahora, y le seré fiel mientras mantenga las condiciones que tenemos, pero no le pertenezco –dijo en un siseo.

Ella lo examino con la mirada, y asintió, entendiendo.

–Bien –sonrió y dio un paso atrás. –Te creo –su voz infantil había vuelto, junto con su locura.

Harry la miro desconcertado ¿esta mujer era bipolar? Probablemente. Ahora tenía la duda de si siempre había sido así o azkaban contribuyo en eso.

–Ahora cuéntame de ti, Potti – pasó un brazo por su hombro, y comenzó a caminar en la misma dirección por la que iban antes.

– ¿Okey? –tartamudeo confundido.

– ¿Por qué razón estas aquí? –esta vez, a comparación de antes, lo pregunto con curiosidad.

– ¿Aquí en la mansión Malfoy o "aquí" siendo un mortifagos más? –

–Ambas –sonrió divertida.

–B-bueno, estoy en la mansión Malfoy porque el señor oscuro me lo pidió, y siendo un mortifagos porque Dumbledore me hizo algo que no puedo perdonar –en rencor sonó en su voz, y Bellatrix lo noto.

– ¿Qué hizo, Baby Potter? –

El no contesto, solo se quedó en silencio, y la mujer respeto su privacidad.

– ¿Podrías dejar de llamarme Baby Potter? –pidió en un susurro avergonzado, cambiando de tema.

–Claro ¿Cómo quieres que te llame? –

– ¿Harry? –

–Bien, Harrinskin –con su mano revolvió sus cabellos.

No pudo evitar sonreír ante el apodo, y pensó que quizás si lograba convencer a los gemelos de estar de este lado, ellos se llevarían muy bien.

Caminaron hasta su habitación, ella haciéndole una que otra pregunta, y fulminando con la mirada a los mortifagos que los miraban sorprendidos.

Cuando llegaron se despidieron, y Harry se quedó, solo, en su habitación.

Se tiro en su cama, ahogando su cara en la almohada.

Eso había salido mejor de lo que él creía. Bellatrix era bastante agradable cuando estabas en su lado bueno, el honestamente, agradecía estarlo.

Su mente comenzó a recordar la reunión.

Al principio tenía miedo de decir su opinión sobre el asunto de la guerra, pero todo termino mejor de lo que esperaba, sin contar lo que sucedió después de ella, que era un gran logro.

Su mente viajo a lo que menos quería pensar. Tom.

***Flashback***

– ¿Qué hacías en estas situaciones? Cuando estaba solo, me refiero –pregunto Harry, abrazado a Tom en el lugar seguro.

– ¿Qué hacía? ¿Qué más iba a hacer? –una mueca de tristeza de apodero de sus rasgos.

–No lo sé... hay niños que cantan bajito, para distraerse. Otros que juegan con sus muñecos. Y algunos se abrazaban a sus amigos aterrados ¿tú que hacías? –miro hacia arriba, atravesó de sus pestañas.

–Nada... me quedaba en este mismo rincón, intentando ignorar lo que sucedía... Me quedaba aquí, abrazando mis rodillas como un consuelo, y cerraba mis ojos, imaginando que nada de esto estaba pasando –

– ¿Jamás tuviste alguien contigo? ¿Un amigo? –comenzó a acariciar suavemente el dorso de la mano de Tom.

–Si tuve –afirmo en un susurro.

Harry lo miro con curiosidad, y el continuo.

–Su nombre era Frederick Becher –

– ¿Qué sucedió con él? –

–Lo conocí cuando tenía 6 años, acababa de entrar a la primaria y no tenía amigos, pero él se acercó... –comenzó a contar en un susurro, con sus ojos mirando a la nada, con un dolor que Harry esperaba curar –Nos hicimos amigos, fue el primero que tuve... pero no duro mucho... cuando estábamos a mitad de año, unos niños mayores del orfanato se acercaron a nosotros y comenzaron a pelearnos, y amenazando con golpearnos. Contaron de lo raro que era yo, que era un fenómeno... Frederick me defendió... hasta que uno de los niños estuvo por golpearlo en la cara, y salió volando... estuvo sostenido contra la pared con mi magia accidental, comenzando a ahogarse con su propio aire... –cayo de repente, y giro sus ojos hacia Harry –Frederick supo que yo lo había hecho, y tal como habían hecho los amigos del matón, comenzó a dar pasos hacia atrás, aterrorizado de mi –apretó los dientes con escondida furia, y Harry quiso ir por ese estúpido chico y golpear su cabeza contra la pared miles de veces.

–Lo siento –Susurro mientras le daba un beso rápido en los labios, temiendo de que la sociedad muggle los viera.

–Eso no fue todo... él se convirtió en un matón, se hizo parte del grupo y comenzó a acosarme junto con los idiotas –

– ¿Qué sucedió con él? –acaricio su mejilla con cariño.

Los ojos celestes y los verdes se conectaron, y ambos brillaron con cariño.

–El cayó accidentalmente del techo de la escuela –lo había dicho con tanta calma que cualquier otra persona le abría creído. Claro, Harry lo conocía mejor –Eso dijeron los diarios "Niño de primaria se suicidó desde el techo de su escuela" –

El menor coloco su frente contra la de Tom, pero jamás dejaron de mirarse a los ojos.

– ¿Se lo merecía? –

–Lo hacía –asintió, y no dio más explicaciones. Harry le creyó.

Fin del flashback

Harry recuerda ese día. Los bombardeos habían comenzado, y ellos se retiraron con todo el orfanato a su lugar seguro. Ese día Tom le confeso uno de sus mayores secretos, sabiendo que Harry no lo acusaría.

Su respiración se acorto, y sin que él se diera cuenta, las lágrimas comenzaron a caer de su rostro.

Voldemort. Él no era su Tom, a pesar de lo mucho que intentase verlo de aquella manera.

Quería entender que había sucedido, él sabía que la historia tendría que a ver cambiado, pero no lo había hecho. Cuando murió, espero despertar en una cama desconocida, con sus padres vivos, y un Tom como ministro. Pero no fue así, y quería arrojar todo al carajo.

Thomas se había hecho tan dulce con el tiempo que había estado con él, tan cariñoso, tan amoroso. Quería sentir sus manos en su cuerpo mientras hacían en amor. Quería despertar en las mañanas con su típico dolor en la parte baja de su espalda, y las marcas en su cuello. Quería despertar en la habitación de Slytherin, y ver a sus compañeros de cuarto roncando. Tener charlas astutas con Abraxas. La incomoda pero divertida presencia de Orión. La gruñona e histérica Walburga. Incluso quería ver a Avery. Quería estar en la sala común de las serpientes y jugar Snap explosivo, y ajedrez junto al fuego verde de la chimenea, con tom a su lado dándole besos en la mejilla. Quería salir a volar con Fleamont, y escuchar sus estúpidos chistes, quería escuchar las estupideces que hacía con los gemelos Fayolle.

Lagrimas caían de la bronca por a ver vuelto ¿Qué clase de juego del destino era este? Parecía que el hijo de puta se divertía jugando con su juguete favorito Potter.

Unos golpes sonaron en la puerta, y trato de respirar con normalidad. Aclaro su mente y se calmó.

–En un momento –grito mientras iba al baño y se lavaba la cara.

Al salir y abrir la puerta, Draco Malfoy se encontraba allí, tratando de parecer lo más casual posible.

–Malfoy –dijo, y se sintió tan extraño decirlo, que su mente voló hacia Abraxas. Que diferentes eran ambos.

–Potter –contesto, sin mirarlo a los ojos.

– ¿Qué quieres? –fue al grano el menor, enarcando una ceja.

–B-bueno... me preguntaba si quisieras... ¿salir a volar? –tartamudeo.

¿El orgulloso Malfoy acababa de tartamudear? Sorprendente.

El menor lo pensó unos momentos. Le vendría bien aquello, volar un rato y despejar su mente.

–Claro –asintió mientras abría por completo la puerta y entraba dirigiéndose a su baúl, donde saco su escoba. – ¿Sabes volar, Malfoy? –pregunto con burla.

El rubio lo fulmino con la mirada, ofendido, y su actitud arrogante de antes volvió.

–Claro que se volar. Vuelo desde que aprendí a caminar –hablo con orgullo.

–Me alegro –sonrió de lado divertido –Vamos –

***LV//HP***

–Bien, soltaremos diez soplones, y el que más agarra gana –hablo Malfoy mientras montaba su escoba.

–Okey. Te deseo suerte –

–No la necesito –lo fulmino con la mirada, pero Harry ya estaba volando.

Cuando ambos estuvieron en lo alto, las Snich comenzaron a volar por todo el jardín, y ellos comenzaron a buscarlas a toda velocidad.

El viento daba en su cara, sus cabellos volaban sobre su rostro, y sus dedos agarraban fuertemente el palo de la escoba.

Una sonrisa estaba en su rostro.

Por unas horas todo problema se había ido, y era solo un adolecente jugando con otro adolecente, con una vida normal.

Pero solo por unas horas.

Cuando estuvieron en el suelo, sudados y divertidos, vieron cuantas tenían cada uno.

Tenían 5 y 4, una se había perdido, así que Draco gano.

–Que no se te suba el ego –se rio Harry, mientras golpeaba suavemente el hombro.

–Ya es tarde –le sonrió petulante.

La distancia de los dos era corta, Harry no lo había notado, pero Draco si lo había hecho, y le encantaba, su mente empezó a creer que tal vez si tenga una oportunidad con su chico de oro.

–Heredero Malfoy, Potter –hablo una voz a su costado, y la mano pálida que estaba subiendo para ahuecar una mejilla de Harry bajo de inmediato.

Se separaron como un rayo, y miraron a la persona que había aparecido.

–Mi lord –ambos se inclinaron, y luego se enderezaron.

Draco mantuvo la mirada baja con respeto, Harry no, más porque no se dio cuenta que cualquier otra cosa.

– ¿Qué hacen? –pregunto con voz fría en un susurro, y Harry noto que llevaba la apariencia de una serpiente. Un escalofrió le recorrió toda su columna al verlo de aquella manera.

–Volábamos, mi señor –contesto el rubio.

El hombre con rostro serpentino asintió.

–Bien. Creo que tu madre te estaba buscando, Draco, será mejor que vayas –

–Sí, iré ahora mismo –contesto mientras se inclinaba en despedida –Que tenga una linda noche, mi señor, Harry –saludo a ambos y se enderezo, para caminar hacia la mansión.

Harry se quedó allí, incomodo. Desvió su mirada hacia el cielo y vio que la luna ya estaba, y el sol debe estar escondiéndose, pero no se veía a causa de la gran casa.

Voldemort se acercó a Harry con pasos rápido, y quedaron a unos centímetros de distancia.

El pelinegro intento dar un paso hacia atrás con miedo, pero el lord lo tomo de la mandíbula fuertemente con sus dedos largos y pálidos, con unas extremadamente afiladas.

Harry bajo su mirada, sin atreverse a verlo.

El lord examino su rostro en silencio, antes de preguntar con ira.

– ¿Me temes? –su mano se apretó fuertemente.

El menor no respondió.

–Responde –siseo con enojo.

El Gryffindor trago saliva y asintió levemente, sin mirarlo.

–Con palabras –ordeno.

–Si –susurro.

La mandíbula del lord de apretó aún más, y tirando levemente del rostro del chico, le hablo.

– ¡Mírame! –

Su mirada se levantó, y verde con rojo conectaron. Sin poder evitarlo, la mirada celeste se coló en sus pensamientos, y sus ojos se cristalizaron.

– ¿Temes mi verdadero rostro? –Pregunto. Y Harry quiso decirle, quiso decir que ese no era su rostro, que su Tom tenía una nariz perfecta, su rostro con pómulos afilados, sus labios gruesos y color melocotón, su mirada celeste, que cuando se enojaba se volvía como una tormenta. Quiso decir que su Tom tenía cabello, uno tan bello y rizado que caía en su rostro con tanta perfección, que tenía dedos largos, color piel, que tantas veces lo habían preparado antes para hacerle el amor.

Pero no lo hizo, el no dijo nada, no respondió.

La mano en su mandíbula se soltó, y Voldemort dio un paso atrás. La apariencia de Tom Riddle volvió, con todo, menos sus ojos rojos.

El lord no dijo nada más, solamente comenzó a caminar, pasando por su lado y volviendo a la mansión, dejándolo solo allí.

Los ojos esmeraldas miraron al cielo ya oscuro y estrellado. Su mano se levantó y toco su mejilla húmeda por las lágrimas ¿En qué momento había comenzado a llorar? No lo sabía.

Apretó la mandíbula, pero un sollozo escapo igual.

– ¿Por qué lloras pequeño Harrinskin? –hablo una voz que a su espalda, que le paso un brazo por los hombros y lo abrazo maternalmente.

El menor no contesto, solo abrazo a la mujer con tanta fuerza, manchando su hombro con lágrimas. Ella no dijo nada, solo acaricio su cabello con su mano.

Cuando paro de llorar se separó lentamente, con vergüenza. Ella solo le acaricio la mejilla con su pulgar, borrando las lágrimas.

– ¿Quieres que te acompañe a tu habitación? –susurro.

El solo asintió con la cabeza.

Una mano volvió a pasar por sus hombros, y el apoyo su cabeza en el hombro de ella, mientras caminaban en dirección a la mansión.

***TMR//HJP***

Los días pasaron rápidamente, ya era un día antes de navidad, y con Draco habían decidido ir al callejón Diagon a comprar algunos regalos. Había hecho una poción multijugos con el cabello de un niño muggle, que Harry bebió para pasar desapercibido.

No habían hablado con Voldemort en ninguno de esos días, no tenía ganas para ello, y él lo ignoraba, incluso en las comidas. Si alguien lo noto, no dijo nada.

Su relación con Bellatrix iba muy bien después de que lo encontró llorando por el jardín. Ella se sentía como una madre, claro, Harry jamás le admitiría eso.

Lo mismo había pasado con Draco, su relación mejoraba, se había convertido rápidamente en el mejor amigo de Harry. Aunque este último no notaba los sentimientos del rubio hacia él.

–Bien, bebe esto –le paso el frasco de la asquerosa poción.

Con una mueca el pelinegro lo bebió, dio unas arcadas pero no vomito como en su segundo año.

Su rostro comenzó a cambiar. Sus mejillas se hicieron más gorditas, con la grasa de bebe de un niño. Su estatura se hizo aún más baja, y su cuerpo pequeño. Su cabello se volvió rubio cenizo y sus ojos negros oscuros. La ropa pequeña que se había puesto antes y tanto le apretaba, se acomodó rápidamente.

–Perfecto, pequeño Timmy –Draco le revolvió el cabello con diversión.

Harry solo lo fulmino con la mirada.

– ¿Timmy? ¿Enserio? –le entrecerró los ojos.

–Timothée Lestrange –hablo feliz Bellatrix mientras lo abrazaba. (Capten indirecta JAJAJJA)

–Que gran nombre –Se burló Harry, para luego soltar una carcajada por su voz, que salió como la de un niño pequeño ¿Qué había hecho Severus con esta poción?

–Ahora vayan, cuiden a mi pequeño Timmy– pidió Bellatrix, después de darle un largo beso en la mejilla, que logro enrojecer al ahora niño.

Cuando estaban por entrar a la chimenea, Voldemort apareció, con su apariencia humana, y los miro a todos muy seriamente.

–Si lo descubren, ustedes pagaran las consecuencias –les entrecerró los ojos amenazante había la pareja Malfoy.

–No lo harán, Mi señor –aseguro el rubio mayor.

–Eso espero. Ahora lárguense –

Y así hicieron, tiraron polvos flu y aparecieron en el caldero chorreante.

Los Malfoy habían parado bien, con sus espaldas rectas y solo un poco de polvo, contrario a Harry, que termino en el suelo y lleno de cenizas.

Rápidamente se paró avergonzado, y Lucius hizo un hechizo de limpieza, dejándolo como nuevo.

Las personas que estaban allí sonrieron con ternura hacía en niño que no debía tener más de 9, 10 años.

Salieron del caldero chorreante con calma, y caminaron por Diagon. Le dejaron a Draco una bolsa con galeones. Harry ya tenía la suya.

–Ustedes vayan y compren los regalos que quieran, nosotros estaremos en Madame Toe –dijo Lady Malfoy, mientras señalaba con la mirada el salón de té.

–Si quieren ir a Knockturn nos avisan –dijo Lord Malfoy antes de que se retiraran.

Draco tomo la mano de Harry por inercia. El menor lo miro con una ceja levantada.

Cuando el rubio de dio cuenta de lo que hizo, enrojeció.

–Ahora eres un niño, y hay mucha gente –hablo con su tono altanero.

–Okey –se rio divertido, mientras comenzaban a caminar.

– ¿A dónde vamos primero? –cuestiono Draco.

Harry miro el callejón, antes de detenerse en la tienda de calderos e ingredientes para pociones.

– ¿Qué tan si vamos por el regalo de Sev? –miro hacia arriba, odiando a Draco por ser tan alto.

–Claro –asintió.

Ambos comenzaron a caminar y entraron a la tienda. Cada uno compro lo suyo y después salieron.

Fueron a diversas tiendas, comprando cada regalo para cada persona. Y cuando por fin pensaron que tenían los de todos, una persona le llego a la mente.

– ¿Se les compran regalos de navidad a señores oscuros? –le pregunto al rubio.

Draco lo miro unos momentos, y después asintió.

–Normalmente si, la mayoría de sus seguidores le regalan cosas para ganarse su favor. Mis padres siempre se encargan de su regalo –

– ¿Debemos regalarle algo? –

–Yo no creo, seguro mis padres le compran algo, pero tú no se –se encogió de hombros.

–Creo que por las dudas le compro... –susurro, mientras su mente comenzaba a pensar que comprarle. – ¿Qué se le regala a un señor oscuro? –murmuro para sí mismo, pero Draco respondió de todas formas.

–No lo sé –frunció el ceño pensativo, antes de sonreír burlón y mirar a Harry –Shampoo –

La cara de Harry se contrajo con horror y le pego en el hombro fuertemente.

–Él ya tiene cabello, recuerda –le susurro fuertemente.

El Malfoy hizo una mueca, y asintió.

–Lo había olvidado –arrugo la nariz con diversión, y ambos estallaron a carcajadas, pero claro, alguien debía arruinarlo.

–Miren quien tenemos aquí – dijo una voz frente suyo –La rubia Barbie –soltó una risa burlona.

Al levantar la vista, vieron a Ron allí, con Hermione, que tenía una mueca apenada. La matriarca Weasley, y el señor Weasley, que fingían mirar una vidriera, ignorando lo que sucedía aquí.

–Vaya, Vaya, si no es la comadreja Weasley –respondió con una sonrisa de sorna el rubio.

La cara de Ron enrojeció de ira. Hermione tiraba de su manga, con el intento inútil de sacarlo de allí.

– ¿Y quién es esta pequeña mierdilla? –Pregunto mirando a Harry –No me digas que tenías un hermano, que ocultaron todo este tiempo por ser tan feo... y tuvieron que hacer pociones para arreglar su asqueroso rostro endogámico –se burló.

Malfoy estuvo a punto de arremeter, pero Harry interfirió de inmediato, soltando una risita. Levanto el rostro superiormente y dio un paso adelante, divertido con el ceño fruncido con confusión de la Comadreja.

–Soy Timothée Lestrange –contesto con orgullo, a pesar de que era falso.

– ¿Lestrange? –pregunto Molly, que por fin se dio vuelta para mirar lo que sucedía.

Vieja chusma.

–Si –se cruzó los brazos, con el mentón alto, y a pesar de que era mucho más bajo que la matriarca, tenía mucha más superioridad y clase que la mujer.

Malditas pero bendecidas las clases de etiqueta de Walburga.

–Así que seguro tus padres son la asquerosa mortifagos Bellatrix y su horrendo esposo –

– ¡Mamá! –regañaron los gemelos, que acababan de llegar de comprar algunos dulces y cosas para sus bromas.

–Pero seguro es cierto –contesto ella mirando a los iguales.

–Sí, es cierto –sonrió con superficiencia el menor, a pesar de querer destrozar a la mujer por hablar de Bella de esa forma –Ella es mi madre –afirmo con orgullo.

– ¡HA! –Soltó una carcajada asquerosa –Lo sabía, Eres hijo de esa rata asquerosa –

–Mire quien habla –sonrió de lado con burla –Usted, matriarca Weasley, no es nadie para hablar. No solo fue repudiada por los Prewett, sino que también se casó con un apellido que ya no tiene fuerza en este mundo, el apellido de un don nadie. Eres pobre, vieja y gorda. Gritona, y mandona, eres una ladrona, estoy seguro. Y estas tan necesitada que tuviste siete hijos, y estoy seguro que ahora mismo es estéril, porque si no tendría siete más. Te reproduces como conejos en celo. Familia orgullosa de Gryffindor, que también estoy seguro, si no fuera por Harry Potter ustedes ya hubieran sido olvidados en esta sociedad... Tu hijo Percy entendió la clase de mierda de familia que son, por eso los dejo, yo también preferiría apoyar al ministerio que ser parte de ustedes manga de tontos sin modales y cultura –gruño, siempre con la cabeza en alto, sin levantar la voz, pero dando fuerza y poder a sus palabras.

–Ya, Ya, Timothée... No hacía falta ser tan rudo –hablo Lord Malfoy, que apareció en su espalda y apoyo una mano en su hombro.

El menor levanto la cabeza y lo miro. El otro no le devolvió la mirada, estaba enfocado en el matrimonio Weasley.

–Señor Weasley, Matriarca Weasley –saludo tranquilo, y divertido en su interior por la furia que había en el rostro de la mujer.

–Lord Malfoy, Lady Malfoy –saludo, algo avergonzado, el hombre Weasley.

–Lamento la falta de respeto de Timmy. A veces suele ser muy directo con lo que piensa –sonrió de lado.

– ¿No le dirá que se disculpe? –demando Ron con enojo.

– ¿Disculparse por qué? –miro con fingida curiosidad al mocoso.

– ¡Por lo que ha dicho! –lo señalo con el dedo.

–Niño sin modales, señalar con el dedo es una extremada falta de respeto –Le gruño Harry, fingiendo ser un niño pequeño.

–Pero si ha dicho la verdad ¿Por qué disculparse? Fue sincero –esta vez hablo Narcissa.

–Sin contar que el comenzó la pelea, él y su sucia familia –hizo un puchero de enfado el ahora rubio.

–Cierto –asintió Draco dándole la razón.

–Ya... Vámonos de aquí –dijo con furia Molly, mientras comenzaba a tirar de Ron.

–Ni siquiera se despidieron... Que maleducados –otro puchero se formó en sus labios, mientras miraba a Lucius.

–Cierto –Se rio el, antes de mirar a su alrededor.

La gente miraba las escenas, algunos divertidos, otros curiosos, y algunos con ternura por el "niño" pequeño.

–Sigamos con los regalos –dijo Narcissa mientras comenzaba a caminar, con todos a su lado.

– ¿Quién les falta? –pregunto Lucius una vez que la gente se alejó de ellos.

–El señor oscuro –

–bien, iremos al callejón Oscuro para eso –dijo, y lanzo un hechizo de "No me notes" sobre todos, y comenzaron a caminar hacia el lugar.

Harry miro a Draco, y con sus manos pequeñas le hizo señas para que lo alzara.

–Creo que estas abusando de tu privilegio de niño pequeño –le entrecerró los ojos.

– ¿Qué puedo decir? Nadie me ha alzado jamás, debo aprovechar –sonrió divertido.

Draco ignoro la triste afirmación de comentario, para indagarlo después, en cambio puso los ojos en blanco y lo tomo en brazos.

Pasaron por cientos de tiendas, al principio ninguno encontraba nada adecuado, pero los Malfoy encontraron un libro muy bueno sobre artes oscuras y se lo compro, pero Harry no encontraba absolutamente nada.

– ¿Qué crees que le guste a un señor oscuro? –pregunto por segunda vez.

–No lo sé... no es como que entablemos charlas normales con el –sonrió burlón.

El menor le entrecerró los ojos, pero asintió. Continuaron caminando, viendo vidrieras, hasta que los vio, eran gemelos con forma de serpientes y con ojos esmeraldas... como los suyos.

En ese momento lo recordó. Era el cumpleaños de Tom, se habían encaminado al callejón Diagon, pero terminaron en el callejón oscuro viendo las cosas, Tom había visto unos parecidos, no recordaba si eran esos, pero había dicho:

–Cuando sea alguien más poderoso e influyente, un hombre que trabaje en el ministerio y tenga el puesto más alto, tendré esos gemelos, me los comprare yo mismo– había prometido, con una sonrisa de orgullo en su rostro. Harry se los quiso comprar, pero entendió que él lo haría por sí mismo, era una meta, y aunque realmente no se tratara de los gemelos, si no que de lo que lograría, él los tendría de igual forma.

–Entremos a esa tienda –señalo.

Los tres Malfoy y el entraron. El lugar era polvoriento, pero tenía cientos de cosas. Le hacía falta una buena limpieza, pensó mientras pasaba un dedo por un mueble.

–Buenos días –saludo un hombre que salió del fondo de la tienda – ¿Buscan algo en especial? –pregunto mientras miraba a Lucius.

–Si –asintió Harry.

El hombre giro su rostro extrañado hacia él, pero no dijo nada.

–Hay unos gemelos con forma de serpiente en la entrada... los quiero –miro hacia la vidriera.

El señor asintió, y fue a buscarlos.

–Serian 5 galeones –dijo mientras se ponía detrás de la mesa y guardaba los gemelos en una caja de terciopelo negro.

Harry saco la plata y pago, mientras miraba alrededor de la tienda. Allí había algo que también quería, no, no solo quería, necesitaba.

–Quiero esos espejos bidireccionales –los señalo, el hombre asintió y los tomo a ambos.

–Son 7 galeones –

Harry volvió a pagar, y luego salieron de la tienda.

–Volvamos, se está acercando la hora de la cena –recomendó lord Malfoy.

–Bien –asentimos.

Lucius puso una mano en la cintura de Narcissa, y ella una mano en el hombro de Draco, y como Harry ya estaba en contacto con el rubio, por estar alzado, se aparecieron en el patio de la mansión.

Comenzaron a caminar hacia adentro, Harry aún no se bajaba, demasiado cómodo, no tenía ganas de caminar.

Una vez dentro, se encontraron a Voldemort pasando "casualmente" por allí.

Los Malfoy rápidamente se inclinaron, Harry solo bajo la cabeza.

–Veo que han vuelto –dijo él.

Todos se enderezaron y lo saludaron. Los ojos rojos comenzaron a examinarlos con la mirada, deteniéndose en Harry y Draco, que aún estaban juntos.

–Ya puedes bajarme –sonrió levemente hacia el rubio, que obedeció y lo dejo en el suelo.

–Espero que hayan conseguido todo –desvió su mirada con fingida indiferencia de ellos dos, y miro a los mayores.

–Lo hemos hecho, mi señor –respondió Lucius.

–Me alegro –

– ¡Pequeño Timmy! –apareció Bellatrix con su esposo al lado. Ella automáticamente abordo a Harry.

–Harry, Bella, Harry –Corrigió exasperado Rodolphus.

–Tks, apuesto a que le gusta más Timothée –le entrecerró los ojos a su esposo – ¿Tu que dices? –miro nuevamente al ahora niño.

El menor enrojeció, y se encogió de hombros ¿Qué esperaba? ¿Qué dijera que si?... Bueno, si le gustaba, imagínate, Harrison Timothée Lestrange, sonaba bien, pero jamás diría eso.

– ¡Ves, Si le gusta! –chillo mientras le sacaba la lengua al hombre, que solo rodo los ojos. –Ahora serás, Harry Timothée –

– ¿Bien? –murmuro avergonzado.

–Lucius –llamo Voldemort, algo molesto por ser ignorado. –A mi oficina, ahora –

***LV//HP***

– ¿Mi señor? –llamo Lucius una vez en la oficina, inclinado.

–Levántate –

Lucius se enderezo y miro al lord.

– ¿Sucedió algo en Diagon? –le pregunto mientras juntaba sus manos en la mesa.

–Sí, ha sucedido algo –asintió. El lord solo lo miro para que continuase –Draco Y Potter se encontraron con los Weasley cuando no estábamos, llegamos y vimos la parte más importante de la discusión –

–Muéstrame el recuerdo –pidió mientras con un movimiento de mano invocaba un pensador.

Lucius saco su varita y comenzó a extraer el recuerdo lentamente, cerrando los ojos y recordándolo.

Una vez fuera se lo alcanzo a la varita del lord, que lo tiro en el pensador, y sumergió la cabeza.

Voldemort vio el recuerdo, impresionado por la forma de hablar del chico, y a la vez fue excitable. Esa fue una demostración más de cuanto odiaba a los Weasley, y que no mentía.

Cuando salió, miró fijamente al Malfoy, que seguía en el mismo lugar de antes.

– ¿Mi señor? –pregunto Lucius, al verse observado fijamente.

–Ha actuado bastante bien, aunque fue imprudente revelar el nombre que le han dado –

–Concuerdo en eso –

–Pero creo que se me ha formado un nuevo plan –sonrió peligrosamente mientras apoyaba ambos codos en la mesa, y su barbilla en sus manos juntas.

Un escalofrió recorrió la columna del Malfoy.

***TMR//HJP***

Voldemort vio al rubio salir de su oficina, y en cuanto la puerta se cerró, su glamour cayó automáticamente. Su apariencia cambio a la serpentina, ya no había más cabello, mas nariz ni labios, ahora estaba en su verdadera forma.

Quedo en la misma posición de momentos antes, con su mente divagando en el plan que se había formado en su cabeza, y esperaba que funcionara.

Su mente regreso a lo que había sucedido unos días atrás. Le había molestado tanto que Potter temiera a esa apariencia. Cuando llego a él, tenía la barbilla en alto y se atrevió a mirarlo fijamente a los ojos, se había atrevido a hablar en su reunión de mortifagos, dando su verdadera opinión, había dejado que lo tocara y le diera placer con sus manos, pero el niño tonto temió verlo así. Aun recordaba como sus manos temblaban y sus ojos no se atrevían a mirarlo, ojos que después se empañaron con lágrimas cuando rojo y verde se conectaron, empañando sus ridículos lentes. Había estado allí, oculto cuando se fue y lo dejo solo, lo vio volverse débil y dejarse abrazar por Bellatrix, y no podía creer que el solo hecho de que su cuerpo fuera de esta forma el llorara como lo hizo. Sabía que había algo más ahí, pero no sabía que, y eso lo enojaba.

Vio cómo se puso rígido cuando aparecía durante las comidas, como se tensaba cuando tenía mis ojos en él, y seguía sin creer que estar en su forma real hubiera provocado eso.

Niño tonto tonto.

"Usted, matriarca Weasley, no es nadie para hablar. No solo fue repudiada por los Prewett, sino que también se casó con un apellido que ya no tiene fuerza en este mundo, el apellido de un don nadie. Eres pobre, vieja y gorda..." Lo que le había dicho a esa mujer sonaba en su cabeza, el odio en su voz era evidente, y eso le encantaba.

Bajo su mano hasta su erección debajo del pantalón, y la saco.

Comenzó a acariciarse lentamente, con su mente recordando el rostro del chico, y a pesar de que sintió asco de sí mismo por pensar en el de esa manera, no pudo parar.

–T-tom... tom~... m-mas –

–Harry~–

Su mano freno de repente, al ver ese pensamiento en su cabeza ¿Cómo había imaginado eso? Era extraño, Harry estaba en la cama que había sido suya cuando iba a Hogwarts, debajo de él, con solo la camisa abierta y la corbata de Slytherin colgando de su cuello. El parecía de no más de 17 años, ambos, Harry y él. Hace años no pensaba en sus años de escuela, y que de repente llegara esa fantasía, tan realista, era extraño.

–Te amo –dijo Harry antes de besar a su novio, sabiendo que por mucho que Tom lo quisiese, no recibiría una respuesta.

– ¿Quieres otra ronda, cariño? –susurro contra los labios del menor.

–Me encantaría... pero –se sentó en las piernas del mayor, y comenzó a besar su cuello suavemente.

– ¿Pero? –le enarco una ceja, mientras ponía una mano en la nuca del menor y tiraba levemente la cabeza hacia atrás.

–Tenemos clases... de transformaciones. Dumbledore se pondrá de locos si faltamos –levanto la cabeza y lo beso en los labios.

– ¿Y? ¿Qué paso con mi Evans rebelde? –le dio otro pequeño beso.

–Se tiro a la basura cuando tuvo una detención con el viejo por no ir a sus clases, y tener que escribir cinco pergaminos de "no debo faltar a clases de transformaciones" –

– ¿Esa frase te da vía libre para faltar a las demás? –esta vez tom comenzó a besarlo en el cuello.

–No lo creo, me parece que puso "de transformaciones" solo para hacerme escribir ma-as... mmgh –gimió al sentir un beso en su punto sensible detrás de la oreja, tomo solo soltó una risita y le susurro roncamente.

–Ese viejo nos odia –sus manos apretaron el trasero de Harry.

–Y con justa razón –le sonrió, antes de que su boca sea asaltada por la de él. –Va...mmg... tom... –regaño y le pego en el hombro por no dejarlo hablar, pero el otro lo ignoro y profundizo el beso, metiendo su lengua en su boca, y explorándola toda, como si nunca lo hubiera hecho.

Voldemort se levantó de golpe de su silla, tirándola hacia atrás con el movimiento.

Sus manos temblaban, y sus pupilas estaban dilatadas, pero ya no con excitación.

Acomodo sus pantalones nuevamente, y se dirigió a la puerta.

–/Nagini /–llamo a la serpiente que dormía al lado del fuego.

Ella levanto la cabeza perezosamente.

–/ ¿Tom? /–pregunto con confusión ella.

–/Vamos /–ordeno, y la serpiente, refunfuñando, comenzó a seguirlo.

Camino con pasos largos hacia la sala de trono, ignorando a Potter y al Heredero Malfoy jugando ajedrez en la sala de té, también ignorando la mirada curiosa de Harry.

Una vez allí, convoco a un par de mortifagos seleccionados, que aparecieron segundos después, ya preparados.

–Haremos ahora mismo un ataque, a Godric Hollow, iré con ustedes –dijo con voz firme –solo heridos magos, y muertos muggles –ordeno, antes de que todos comenzaran a aparecer.

Era hora de desquitarse esta extraña ira que sentía.

***LV//HP***

La orden del fénix se encontraba reunida en su cuartel general, la casa Black.

Sirius estaba sentado en la punta opuesta de Dumbledore, y fingía seguir siendo parte de ellos. Severus estaba en una esquina, del lado de Sirius, tan silencioso como este último, analizando a todos como siempre.

Los escuincles Weasley estaban esparcidos por todo el lugar, Molly sentada al lado derecho de Albus, y Moody en el izquierdo. Arthur estaba parado atrás de su esposa, y Ron al lado de su madre. Los Gemelos del lado de Sirius, estando con el rostro serio, pero preocupado, reconocerían a Harry en cualquier lado, incluso con su voz y apariencia cambiada. Remus estaba al lado izquierdo del Black.

Los demás miembros esparcidos por todos lados.

– ¿Qué sucedió? –pregunto Albus por fin.

–Nos encontramos con los Malfoy en Diagon –comenzó Arthur, y todos lo miraron curiosos, pero Molly interrumpió lo que iba a decir, y aunque casi imperceptible, el hombre apretó la mandíbula. Severus y Sirius lo notaron, y se miraron de reojo.

–Tenían a un niño –exclamo con enojo.

– ¿Un niño? –pregunto confuso Shacklebolt, que curiosamente, no estaba de lado de ninguno.

–Sí, su nombre era Timothée Lestrange –prosiguió la matriarca –Hijo de Bellatrix –escupió con asco.

–No sabía que habían tenido un hijo –pregunto confundido Sirius, más interesado en la conversación.

–Ni yo –asintió de acuerdo Arthur.

– ¿En qué momento fue concebido? –se preguntó Dumbledore confundido, antes de mirar a Sirius. – ¿Escuchabas a tu prima, cuando estabas en azkaban me refiero? –pregunto confundido.

La mente de Sirius trabajo rápidamente.

Timothée Lestrange.

–Si yo tengo un hijo, su nombre será Timothée– había dicho Bella en una cena familiar.

– ¿Qué clase de nombre es ese, Bella? Sabes la tradición familiar –la había regañado Duella.

–A mí me gusta –asintió Walburga, antes de mirar a su sobrina –mientras el segundo nombre sea de una estrella, todo estará bien –

La sonrisa de Bellatrix ese día era la más grande que Sirius había visto nunca en ella.

Luego vinieron los recuerdo de las risas, de los gritos de Bella en la prisión, y el enojo por a ver sido encerrada y no a ver tenido un hijo.

Harry" susurro su mente, y el rápidamente se dio cuenta de la situación... probablemente había sido Harry.

–No... ahora que lo pienso correctamente, jamás la he escuchado. Si oí a Rebastan, pero no a Rodolphus y a Bellatrix... oí a muchos mortifagos pero ninguno de ellos... creo que me revolqué demasiado en mi miseria y ni siquiera lo note –murmuro, con una cara de fingido horror.

Su rostro parecía destrozado, pensaban que era por la pérdida de Harry, pero en realidad, era por las noches con Severus, que podía llegar a ser salvaje en la noche el muy animal.

Una cara de horro pasó por Albus y por todos, pero antes de que la conversación pudiera continuar, un aparato de Kingsley sonó en la habitación, dando a entender que había un ataque en un pueblo muggle, todos sabían que era Voldemort, y se prepararon automáticamente.

Todos se aparecieron en el pueblo de Hollow, pero era demasiado tarde.

Los hombres con máscaras y trajes negros desaparecieron con un puf, dejando a medio pueblo muertos, y a personas gravemente heridas.

Magos con sus varitas estaban tirados por todo el lugar, sus ropas estaban destrozadas y ensangrentadas, habían sido torturados, pero ninguno había muerto. Los niños mágicos fueron desmayados solamente, los muggles muertos con una simple maldición asesina. Y las personas no mágicas torturadas hasta la muerte, sin el privilegio de morir sin dolor.

El mensaje era claro "los muggles y los magos no deberían estar juntos". Los aurores y los de la orden del fénix lo supieron de inmediato.

***TMR//HJP***

Hoy era 24 de diciembre, un día antes de Yule, que se iba a celebrar en la noche.

Los Malfoy, los Lestrange, Voldemort, y Harry se encontraban en la mesa desayunando, después del desayuno se daban los regalos, así que todos estaban felices.

Voldemort lo había evitado aún más después de que desapareció en la sala de trono y volvió todo ensangrentado horas después.

Harry no pregunto, ni se acercó para ver si tenía heridas, por mucho que quisiera hacerlo, solo por dos razones, la primera, era que estaba con su apariencia de serpiente, que le aterraba profundamente, y en segunda, porque sabía que la sangre no era suya.

En ese momento dos lechuzas entraron, con el familiar diario mágico de él profeta.

Bellatrix, que estaba a su lado, tomo su diario y lo abrió.

Lo que había pasado estaba en primera plana.

"Ataque al pueblo mágico y muggle Godric Hollow"

El hermoso pueblo de Hollow, donde murieron los amables James y Lily Potter, padres del niño que vivió, fue ataca el día anterior al anochecer.

120 muggle murieron y 60 magos fueron heridos.

Según la descripción de los aurores, los atacantes iban con túnicas y máscaras de mortifagos, y desaparecieron en cuanto pudieron entrar, a causa de las barreras anti-aparición. ¿Sera que el que no debe ser nombrado realmente ha vuelto, como dice el afamado niño de oro? ¿O son solo mortifagos en busca de atención? No podemos estar seguro de eso, lo único que sabemos, es que Harry Potter admite que no sabe que vio esa noche, que el dolor de ver a su pareja muerta tal vez le dio una mala pasada. Quizás los mortifagos buscaban atención, y secuestraron a Harry, para asustarlo, quizás solo sea un pobre niño con miedo, que fue asustados por personas terribles.

Este ataque de esta noche, seguro es una llamada de atención de los hombres del fallecido señor oscuro. Pero no lo sabemos, lo único que tenemos claro, que los aurores nos han dicho, es que han dejado un mensaje implícito.

"Los Magos y los Muggles no deberían juntarse"

Quizás tengan razón en eso, pero creo que esa no es la manera de conseguirlo.

Rita Skeeter.

Para saber más detalles del ataque, vaya a la página 5.

Si desea saber las palabras exactas de Harry Potter, vaya a la página 10.

El silencio recayó sobre la mesa, y sus miradas se dirigieron a Voldemort, que ya había terminado de comer y se estaba limpiando elegantemente con una servilleta. Cuando termino se relamió los labios, y Harry no pudo evitar seguir el movimiento, y copiarlo con su misma lengua, Voldemort lo noto, claro.

–Que tengan un buen Provecho –sonrió educadamente y se levantó de la mesa –Permiso –y se fue sin decir más.

–Hicieron un ataque y no fui invitada –jadeo ofendida Bellatrix.

Harry no pudo evitar sonreír con divertido cariño.

– ¿Y si abrimos los Regalos mejor? –pregunto Narcissa, intentando romper la tensión de la habitación.

Todos estuvieron de acuerdo, y se dirigieron hacia la sala de té, donde había montones de regalos con nombres.

Los dos Malfoy, con Rodolphus se sentaron en los sofás, mientras que Harry, Bella y Draco, se sentaron en el suelo de forma de flor de loto. Rebastan no estaba, le había caído bien a Harry, pero por alguna razón hoy no estaba, supuso que abriría los regalos luego.

–Bien, comencemos –aplaudió emocionada Bella, y todos comenzaron a intercambiar regalos.

–Yo... lo siento si hay algo que no les gusta, no soy muy bueno con esto de los regalos –sonrió avergonzado mientras se frotaba la nuca.

–No hay problema, Cariño –sonrió maternalmente la Lestrange.

Todos recibieron sus cosas, desde libros oscuros y caros, joyas, y túnicas, hasta cosas de quidditch y maquillaje.

Harry recibió todas esas cosas, claro, no mucho, solo unos pocos libros, una o dos joyas, un par de túnicas, regalo de Narcissa, un quit de limpieza de escoba, que claramente recibió de Draco, y... un delineador... que le regalo Bella, y aunque no quisiera admitirlo, realmente le gustaba.

También recibió regalos de sus amigos, que habían llegado por lechuza el día anterior, de Sirius y Severus, este último le regalo un tomo de pociones, con la nota dentro de "a ver si aprende algo" que lo divirtió mucho.

Pero de Voldemort no recibió nada, y aunque no lo admitiera tampoco, le dolió.

***Flashback***

–Abre tu regalo –le dijo Tom en la segunda navidad que tenían juntos.

Harry tomo la caja cuadrada con envoltorio verde esmeralda, como sus ojos, y lo abrió.

Dentro había algo que encanto a Harry, algo que lo hizo llorar de felicidad, cariño y amor.

Dentro había un cuadro, eran ellos dos, abrigados por el invierno, estaban en los terrenos de Hogwarts, se podía ver el sauce boxeador a la distancia. Estaban bailando un poco, riéndose, antes de abrazarse y besarse. Por alguna razón, le había hecho acordar a la foto que tenia de sus padres, y le encantado.

Ese día habían vuelto a hacer el amor, se volvieron a completar juntos.

***Fin del Flashback***

Un suspiro nostálgico salió de Harry, y aunque todos lo notaron, no dijeron nada, viendo que él no querría hablar del tema.

En ese momento, Bella tomo una pequeña caja envuelta en un envoltorio negro brillante, con un lazo plateado.

La emoción recorrió a Harry, y al mismo tiempo el temor.

Ella, al abrirlo, se encontró con algo hermoso. Era una simple cadena de oro, con un corazón, corazón que podía abrirse para poner dos fotografías.

Rápidamente vio el nombre de la pequeña tarjeta, y cuando lo leyó, abrazo automáticamente a Harry, con tanto amor que casi lo hace llorar.

Nadie lo había abrazado así antes. Si, recibió abrazos de Sirius, Hermione, Walburga, Tom, Severus antes de viajar, pero nada se sintió así, como este, y no pudo evitar devolvérselo.

Ella necesitaba un hijo.

El necesitaba una madre.

Ella quería un hijo.

Él quería una madre.

***LV//HP***

Era la noche, el ritual de Yule estaba por comenzar. Todos vestidos con batas blancas, tan puras como la magia. Había un tronco en el medio, y ellos tenían una cinta roja en sus muñecas.

Harry levanto la mirada, con algo de miedo, pues jamás había hecho esto, pero rápidamente se calmó cuando sus ojos se conectaron con los rojos.

Cuando comenzó, ambos comenzaron a citar "como se consume el leño viejo, también se consume el año viejo" muchas veces. Luego Voldemort, volviendo a su forma serpentina, que Harry no se atrevió a ver, se acercó y tiro la cinta al fuero, el siguiente fue Severus, y Luego Narcissa, y así, todos tiraron, hasta que llego su turno.

La magia vibraba en el aire, calándose en sus huesos profundamente, maravillosamente. Se sentía mareado con un placer que nunca sintió, no placer sexual, más bien el placer de la relajación, de la calma. Sus músculos ya no estaban tensos, y su respiración estaba tan tranquila como el aire.

Camino con lentitud al centro, sus pies descalzos tocando la tierra húmeda, las hojas cejas, y el piso frio por la nieve que había momentos antes aquí.

Desato suavemente la tela y mientras la soltaba, levanto la vista hacia los ojos rojos.

Ya no había miedo, con la calma que tenía no lo sentía. Ya no importo su rostro que tanto lo aterraba, simplemente era él, era como si mirara a su Tom de siempre, a pesar de no ser igual. Y aprovecho su embriagacion para mirarlo, mientras daba pasos hacia atrás, sabiendo que después de que esto terminara, el miedo volvería nuevamente, así que miro. Miro sus ojos, su cabeza sin cabello, sus labios sin labios, las rajas de la nariz, su piel pálida, súper extraña con la túnica blanca. Sus dedos largos con uñas afiladas, las pocas escamas en su cuello.

No pudo evitar amarlo y desearlo con la mirada.

Todas las cintas fueron quemadas, y aunque el aire embriagador y tranquilo seguía, él no se atrevió a mirarlo de nuevo.

Todos comieron las cultivaciones, con vasos de champan caro y mágico en sus copas. Charlas amenas entre mortifagos, que ya no temían ser torturados, no esta noche, claro. Algunos incluso se atrevieron a empezar pequeñas charlas con Voldemort.

Harry hablo con Draco y con algunos de sus amigos, que le habían caído extrañamente bien. Se divirtió un rato, hablo con Bella, y con Rebastan que por fin había aparecido, tenía los ojos rojos, así que supo de inmediato que se había drogado horas antes de venir.

Volvió su vista a Voldemort por inercia, y lo vio entrando a la mansión.

–Vuelvo en un rato –se despidió de los chicos, antes de empezar a caminar a la gran casa.

Primero se fue a su cuarto, y busco el regalo que daría, y luego fue a la oficina de Voldemort.

Con temor, toco la puerta, y se prometió ser valiente a la apariencia.

Cuando escucho el pase, respiro hondo y entro.

Voldemort se encontraba allí, sentado en su silla, con un champan en la mano, y su apariencia de Tom Riddle, lo agradeció de inmediato mentalmente.

–Mi señor –se inclinó como saludo, algo dudoso.

–Harry –devolvió el saludo, y el menor se enderezo – ¿Qué necesitas? –le pregunto con inusual calma.

¿La calma antes de la tormenta quizás? Lo dudaba mucho.

–Yo... vengo a... –comenzó con un tartamudeo, enrojeciendo de vergüenza.

– ¿A? –enarco una ceja interrogante.

–A darle su regalo –dijo por fin, desviando la mirada.

– ¿Mi regalo? –le cuestiono curioso, pensando que no le había dado nada, desde la mañana creía eso, y le había enfurecido internamente ese hecho.

–S-si –tartamudeo.

–Bien –asintió.

Harry se acero más al escritorio, y sacando sus manos de su espalda, dejo el regalo sobre el escritorio.

Voldemort lo miro a los ojos un momento y Harry no pudo apartar la mirada. Antes de que estirara la mano y tomara el pequeño paquete envuelto en un papel plateado, con tiras de verde.

Los ojos de Voldemort se agrandaron al ver los gemelos, gemelos que cuando era un adolecente vio y prometió tener.

Levanto los ojos con un poco de asombro que no pudo ocultar, y miro al chico.

– ¿Le gusta? –pregunto, cambiando su peso de un pie a otro, inquiero.

–Me gusta –asintió, antes de ponérselos.

Sin poder evitarlo, el menor sonrió levemente emocionado.

–Me alegro que le guste –sonríe un poco más grande, y el lord lo miro fijamente. –Era solo eso, mi señor. Ahora me retiro –dio un paso atrás y se inclinó.

– ¿Te he dicho que te puedes ir? –pregunto.

El cuerpo de Harry se tensó automáticamente, y se dio cuenta de su error con temor.

Cuando estaba por responder, Voldemort siguió hablando.

–Yo también te tengo un regalo –dijo él.

El rostro de Harry se levantó de inmediato, mirando sorprendido a... a su Tom no Tom.

– ¿Enserio? –el asombro desbordaba de la palabra.

–Si. Dos de hecho –contesto mientras sacaba dos paquetes del cajón del escritorio. Ambos eran largos, pero uno era más alto que el otro, solo un poco. –Toma, Harry. Feliz Yule –

El menor lo miro a los ojos, mientras tomaba la caja más alta, y su respiración se acorto unos momentos cuando vio lo que había dentro.

¿Qué clase de jugarreta del destino era esta?

Un familiar estuche para guardar varitas se encontraba allí, era del mismo color, blanco con incrustaciones de Esmeraldas ¿Qué tenía su vida con las esmeraldas honestamente?

–Toma, pequeño león– sonó en su cerebro, era lo que había dicho Tom en la primera navidad que pasaron juntos.

–Gracias –susurro bajito Harry, aun mirando el estuche.

–Aun te queda uno –sonrió divertido.

Harry lo miro, antes dejar el regalo sobre el escritorio, y tomar el otro.

Al abrirlo, dentro había un collar de plata, con un pequeño dije de serpiente de ojos rubí. Y ese regalo lo aprecio aún más, porque era el primero que venía de parte de Voldemort, y no Tom.

Su sonrisa se ensancho y lo tomo suavemente en su mano.

–Es hermoso –susurro encantado.

–Note que te gustaba mucho el collar con forma de serpiente que te di la otra vez, así que pensé que este también te gustaría –sonrió levemente, feliz de que le haya gustado su obsequio. –Ven aquí, te lo pondré –

Harry lo miro unos momentos, antes de asentir y dar la vuelta al escritorio.

El señor oscuro se paró, y cuando el menor estuve frente suyo y se puso de espaldas, pasándole la cadena, se la engancho con delicadeza.

El ojiverde se dio la vuelta y lo miro, fijamente, y se sintió terrible por temer a su forma verdadera, pero no podía hacer nada al respecto.

La distancia entre ellos era casi nula, así que a ninguno le sorprendió que terminaran besándose primero tiernamente y luego fogosamente.

Las manos de Voldemort en su cintura, y las suyas en su rostro.

–Mmhg –gimió en el beso el Gryffindor.

Ambos se separaron y se miraron fijamente a los ojos.

–Ven aquí–ordeno mientras se sentaba en la silla.

Harry rápidamente obedeció y se sentó encima de él. Y siguieron besándose.

Las manos de Voldemort exploraban todo el cuerpo de Harry con deseo, sus dedos pasaron debajo de la túnica y tocaron sus pezones, los tocaron y apretujaron, antes de bajar a su miembro y comenzar a estimularlo con su mano.

Harry gemía en su boca por cada toque, gemía igual que la vez que lo toco en la sala de reuniones, e igual a la fantasía que había tenido.

Quería follarlo allí mismo, pero aun no era el momento.

Harry eyaculo en su mano, y apoyo su frente, cansado en su hombro.

–Que buen niño eres –elogio Voldemort, acariciando su cintura y espalda.

Harry gimió y se removió hasta que se tensó, al igual que el lord, cuando sintió la erección del mayor.

Harry se bajó con lentitud de su regazo, y Voldemort tenso la mandíbula, creyendo que se iría, pero en cambio, Harry se arrodillo entre sus piernas, y lo miro fijamente.

Voldemort supo al instante que estaba por hacer, y no se opuso.

El menor levanto su túnica y dejo libre su miembro, tan grueso y largo como siempre había sido.

El chico lo tomo entre sus manos y comenzó a estimularlo.

Las manos de Voldemort se agarraban fuertemente del apoyabrazos, conteniendo las ganas de tomarlo del cabello y meter su polla en su pequeña boca.

Harry comenzó a tocarla, acerco su lengua y lamio la punta, para luego lamer los costados.

Esta no era la primera vez que hacia una mamada, se la había hecho a Tom muchas veces, y sabia cuáles eran sus puntos sensibles, así que los presiono todos.

Con una mano lo estimulaba y con la otra tocaba sus bolas, masajeándolas.

Abrió lo más que pudo su boca y metió el miembro, comenzando una mamada. Una mano de Voldemort había ido a su cabello, y no se quedó cuando a veces marcaba un ritmo, solo se dejó.

Chupaba y labia, a veces pasaba suavemente sus dientes, como sabía que a él le gustaba, antes de hacerle garganta profunda, lo más que podía.

Cuando Voldemort se corrió en lo profundo de su garganta, el trago todo.

El lord le levanto la cabeza con una mano, y con un pulgar le abrió la boca, mostrando toda la cavidad y demostrando que no había nada dentro.

–Que buen niño... Mi buen Niño –

◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈

Querido lector/a:

Espero hayan disfrutado del capítulo, y lamento la demora en publicarlo, pero en compensación lo hice más largo.

Si ves un error ya sea gramatical, ortográfico o de algo que no concuerde con la historia, no dudes en comentarlo, me ayudaría muchísimo.

Por cierto, siempre suelo leer los capítulos, pero este no lo he hecho, así que tal vez tendrá algunos errores en la corrección, que veré mas tarde <3

8984 palabras.

Atte: Alaisha_Grindelwald 
MarLove

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