Capitulo XI

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❀𝑆𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑡𝑢, 𝑐𝑎𝑟𝑖𝑛̃𝑜❀

Harry persiguió a Aiden rápidamente por los pasillos que se encontraban completamente vacíos, ya que todos se encontraban en el gran comedor.

Lo encontró con rapidez en un aula vacía que se encontraba en el segundo piso, estaba sentado en un rincón, mirando por una ventana muy familiar, pero prefiero no pensar en ello. Se acercó y se sentó a su lado, sin decir ninguna palabra. Le tomo ambas manos con las suyas, y atrajo la cara de Aiden hacia el huevo de su cuello.

El chico no lloraba, solo respiraba acompasadamente, y sus manos tenían un muy leve temblor.

El silencio en el salón se prolongó por varios minutos, minutos en los que ambos tuvieron tiempo para pensar.

Harry no podía dejar de reprocharse mentalmente por no hacer nada al respecto, él sabía que algo así sucedería, y sin embargo no había hecho nada, había sido lento en su actuar, y el plan que se estaba formando en su mente no se podría llevar a cabo.

Por un momento, un minúsculo momento odio a Voldemort, por a verle hecho eso a Aiden, pero tan rápido como vino se fue, no podía odiar al hombre, no importa lo que haga.

Suspiro levemente, y con su mano acaricio el cabello del chico.

-Lo siento -susurro débilmente, y aunque Aiden lo tomo como un pésame, Harry lo dijo de forma literal, por no haber podido hacer nada

-No es tu culpa -contesto mientras levantaba el rostro. Harry no respondió, no dijo absolutamente nada -no se merece tu disculpa.

- ¿A qué te refieres? -frunció levemente el ceño.

-Mi padre... No era alguien a quien pudiera querer realmente... Era como esos sumamente estrictos, que no te daban ni la mínima atención, pero si veía que hacías algo mal, te retaba, y te echaba la culpa de toda la mierda de su vida...Creo que mi madre y yo estaríamos mejor sin el -conto mientras con su mano acariciaba la mejilla sonrosada de Harry.

Harry no respondió, no sabía que decir al respecto, lo de consolar no era lo suyo, eso siempre había sido de Hermione, de Walburga y de Fleamont.

Abrió levemente la boca para decir algo, pero el cerro al instante.

-No hace falta que digas nada -sonrió levemente -Con que estés aquí es suficiente.

Harry le devolvió la sonrisa.

-Supongo que te preguntas porque estoy aquí entonces, sin llorar, ni sentirme mal al respecto.

El menor solo asintió con la cabeza.

-Pues... Las personas comenzaran a buscarme, me miraran con rostro de lastima y susurraran entre ellos, y eso es algo que no soporto.

-Entonces nos quedaremos aquí hasta que te sientas mejor -dijo.

-Puedes ir a clases si quieres -enarco una ceja.

-No hace falta. Que falte un día no hará realmente daño.

Aiden sonrió y beso la frente del otro Gryffindor.

-Gracias -dijo simplemente, antes de que ambos quedaran en silencio, simplemente disfrutando la compañía.

***TMR//HJP***

Harry entro furioso a la oficina de Severus, sin importarle no haber tocado la puerta. Y la cerro fuertemente, causando que algunos frascos con cosas de pociones tintinearan entre ellos.

- ¿Harry? -pregunto confuso el hombre, haciendo a un lado su pluma.

- ¿¡Cómo se atreve!? -grito sin siquiera saludar - ¡El hombre era neutral! -gruño mientras caminaba de un lado a otro.

-Harry- llamo Severus con exasperación.

- ¡Podría haber buscado la forma de unirlo a su lado! ¡O-o... Qué se yo, alguna manera de que deje de molestar! -un frasco exploto en algún lugar del cuarto.

-Harry- volvió a llamar mientras se frotaba las cejas, y con un movimiento de varita arreglaba el frasco

-Pero, o no, él tenía que ir por el asesinato ¿¡Ni siquiera pensaba que tenía familia!? ¿¡O pensaba en el sentimiento que provocaría en sus cercanos!? -Dijo furioso - ¡Encima el--!

- ¡Harry Potter! -grito Severus golpeando el escritorio.

- ¿¡Que!? -exclamo dándose la vuelta para mirarlo.

-Cálmate y siéntate -siseo.

Harry respiro onda, aun furioso y con ganas de gritar, y luego se acercó al escritorio, sentándose en la silla frente al profesor.

El silencio se prolongó unos momentos, Snape esperando a que Harry se calmara.

- ¿Ya estas mejor? -gruño.

Harry solo asintió.

-Deberías haber sabido eso del señor oscuro desde el momento en que te uniste a él. Si quiere a alguien muerto, esa persona muere, y los McMahon tienen suerte de que solo allá muerto el padre -le dijo con toda la paciencia del mundo.

-Lo sé, lo se... sabía que no pararía de matar... Pero... -re revolvió el pelo con las manos -Debería haber buscado otra manera de encontrar que el señor McMahon deje de estorbar en sus planes... No... No solo matarlo -gimió, y cruzo sus brazos sobre el escritorio, antes de tirar su cabeza sobre ella.

-Es el señor oscuro, Harry -respondió como si eso lo explicara todo, y lo hacía.

Harry no respondió, solo se quedó en silencio allí.

- ¿Cómo se encuentra el señor McMahon? -pregunto Severus.

-Aiden se encuentra bien -respondió -Al parecer no tenía una buena relación con su padre -murmuro.

-Tiene sentido -asintió -La mayoría de los hijos de sangre pura, ya sean mestizos o puras sangre no tienen una buena relación con sus padres, hay muy pocas excepciones, y creo que tu podrías a ver sido una de ellas -comento.

-Lo sé -Harry sonrió con tristeza.

-Pero tu relación con Bella ha ido bien -dijo, tratando de cambiar de tema, y Harry lo dejo.

-Si -respondió sonriendo levemente.

-La quieres como una madre -Severus le devolvió la sonrisa.

-Sí, se siente como una -levanto la mirada y fijo sus ojos en los negros profundos.

El silencio había caído de vuelta, ambos mirándose fijamente.

Harry abrió la boca para hablar, aunque dudo unos momentos en decir lo que quería, pero al final, tomando la valentía de la que tanto se jactaba años anteriores, dijo:

-Tú también te sientes como un padre -fue un susurro bajo, que apenas se escuchó en la habitación.

Severus no dijo nada por unos momentos, pero no despego sus ojos de los esmeraldas del niño, ojos que tanto le recordaban a Lily, su amada Lily.

El profesor se levantó de su asiento con lentitud, haciendo que Harry se arrepienta de decir esas palabras <<Me va a echar>> dijo su mente, pero Severus solo rodeo el escritorio y se paró a su lado.

-Ven aquí -le dijo.

Harry se levantó algo temeroso, pero de todo lo que pudo haber pasado por su cabeza, jamás imagino que Severus lo abrazara.

Los brazos del mayor le rodearon los hombros, y aunque Harry tardo unos momentos en corresponder, por fin levanto los brazos y se aferró al hombre, enterrando su cara en el pecho.

-También eres como un hijo para mí -confeso, porque era la total verdad.

Desde hace tiempo le tenía cariño a Harry, a pesar de que no solía demostrarlo. Y en ese tiempo que lo había estado conociendo, no pudo evitar verlo como a su hijo, el chico era bueno, inteligente, algo imprudente pero astuto, y le gustaba, le daban ganas de querer abrazarlo y protegerlo de todos los que querían hacerle daño, él era como el hijo que nunca tendría. Y bueno, le gustaría ser como su padre junto con Sirius.

-Gracias -murmuro el menor, mientras se separaba.

Severus solo sonrió.

-Sera mejor que vuelva a la sala común -dijo Harry sonriendo.

El profesor asintió y lo guio hacia la puerta, abriéndosela.

-Por cierto -hablo antes de que el adolescente se vaya.

- ¿Sucede algo? -pregunto.

-Si... Creo que deberías hablar con Sirius... No sé qué sucedió entre ustedes dos, pero está esperando tu carta desde hace mucho -dijo mirándolo fijamente, y Harry se comenzó a sentir terrible.

No le había hablado en meses a Sirius, ahora que lo tenía de vuelta lo ignoraba, era un hipócrita.

-Lo hare -prometió.

Severus asintió, antes de abrazarlo nuevamente.

-Descansa, Harry.

-Descansa, Padre.

Severus se sintió el hombre más feliz del mundo al escuchar a Harry llamarlo de aquella manera.

Seguro james potter se estaba retorciendo en su tumba.

***LV//HP***

Albus Dumbledore miro el periódico frente a sus ojos. Se encontraba sentado detrás de su escritorio, masticando un caramelo de limón pensativo.

No le importaba la muerte de Richards McMahon, no seguía a su causa, simplemente estorbaba, aunque en este tiempo había sido bueno, había logrado que unos cuantos, los suficientes no apoyaran las ideas de los mortifagos, tanto así como para no ganar a la hora de votación.

Mastico su caramelo, saboreando su acido sabor, mientras pensaba en la influencia que estaba dándole Aiden McMahon a Harry. Culpa de él, el chico se había declarado homosexual ante todo el gran comedor, y para empeorar las cosas, en vez de fijarse en alguien como Ron, se fijaba en el hijo de Richards. Y si bien el chico era un Gryffindor, también tenía muchas tendencias a la casa Slytherin, y si no fue ahí, debe a ver sido un error del sombrero seleccionador.

El chico le recordaba vagamente a Tom, aunque Aiden si era bueno, pero su lealtad, y la de toda su familia, de generación en generación, ha sido cuestionable. Jamás se sabe a qué bando siguen realmente, y si bien un día puede apoyarte a ti y a tu causa, al día siguiente te apuñalan por la espalda. El mismo dicho de la familia decía "mantén cerca a tus amigos, pero aún más cerca a tus enemigos".

Así que era imposible confiar en el muchacho, y debía alejarlo de Harry lo más posible, no sabía que consecuencias podía traer esa amistad.

***TMR//HJP***

Aiden se sentó en la cama de su habitación, mientras pasaba las manos por su cara con cansancio.

Había sido retirado de Hogwarts hace unas horas por su madre, quien parecía profundamente triste, destrozada y traumatizada por haberlo encontrado.

En su mansión se encontraba su tío, Gregory McMahon, quien tomara el mando de la familia McMahon hasta que él tenga la mayoría de edad, y fuera considerado un adulto.

Él sabía que su familia esperaba que fuera el nuevo lord, y que haga el título prosperar, pero él no quería eso. Odiaba la atención, y más esos trabajos de papeleos y oficinas. Su sueño era ser un porcionista calificado, o trabajar en el departamento de misterios, inventando cosas nuevas todo el tiempo. Su sueño era casarse con alguien y tener hijos, tres al menos, con la persona que ama, en este caso, Harry Potter.

El niño siempre había llamado su atención, desde esa vez que lo vio por primera vez, mirando con asombro el tren escarlata del expreso Hogwarts, con sus ropas grandes y desgastadas. Sus ojos brillando como un niño inocente, sus cabellos negros alborotados por todos lados. Quiso acercarse, pero no se había atrevido, Harry ya se había hecho amigo de Ron Weasley, y tiempo después de Hermione Granger, y fue como si no hubiera nadie más para él, incluso cuando se peleaban.

Había deseado acercarse cuando no tenía a nadie más con quien acudir, pero no lo hizo "Harry es demasiado especial, demasiado bueno, como para que el, un hijo de una familia hipócrita, se le acerque" había pensado cuando él estaba en tercero, y Harry en segundo año "El solo necesita un abrazo de su mejor amigo, no uno mío" había pensado cuando lo vio sollozar el cuarto año, mientras con sus dedos tiraba de sus cabellos en desesperación. Y no se acercó, siempre miro de lejos, hasta esa vez.

Jamás había querido agradecerle tanto algo a Dumbledore hasta ese momento, cuando fue mandado a llevar a Harry a su oficina. Su pequeña charla se convirtió en más, y ambos se habían prometido un fin de semana en Hogsmeade, pero merlín, que pasó una eternidad, y cuando por fin llegaba ese momento, ocurría algo trágico en su familia.

Quería enamorar a Harry, que realmente lo amase, porque el menor estaba tan roto, y él quería repararlo. Pero no podía, Harry suspiraba por alguien más, alguien que no era el, alguien que llego primero, alguien que lo abrazo mientras lloraba, alguien que tomo su primera vez, que tomo su corazón, su alma y todo de él, solo porque había sido cobarde y no se había acercado.

Se tomó los cabellos con frustración, y tiro de ellos, era un hábito que había sacado de este poco tiempo con Harry.

Se odiaba a su mismo por ser semejante idiota.

"No puedo prometer amarte, pero puedo prometerte intentarlo" había dicho con toda la sinceridad de un corazón roto. Pero era mentira, porque Harry jamás lo amaría, porque su corazón pertenecía a ese tal tom, y no importa cuando él lo intente, no importa cuántas rosas rojas le regale, cuantas noches de pasión compartan, o cuantas citas tengan, no va a cambiar nada, porque Harry no puede amarlo, pero estaba bien, el amor no siempre era correspondido, y había que aprender a vivir con ello.

- ¿Aiden? -llamo la suave voz de su madre.

Su cara Salió de su refugio en sus manos, y la miro.

La mujer se acercó suavemente, dejando su lugar en la puerta. Se sentó al lado de su hijo, y lo atrajo a un maternal abrazo, esos de los que Aiden tanto amaba.

- ¿Cómo te sientes? -pregunto ella.

-Bien, supongo -respondió el, mientras apoyaba su cabeza en el pecho de la mujer, escuchando su latido constante.

-Yo también lo estoy -dijo ella.

-Me alegra escuchar eso... -el silencio cayo en la habitación ¿Qué iban a decir? No había palabras, solo sentimientos del corazón de una familia que sufre una perdida que no duele tanto como debería. - ¿Qué haremos ahora? -pregunto, mas por querer saber algo, que porque realmente le interesara.

-Tu tío será el jefe de familia por estos pocos años... -comenzó.

-Pobre -se burló él.

Su tío jamás había sido de las personas responsables, él era más de viajar, hacer travesuras, y chistes malos, así que lo de ser lord no se le daba.

Él era el primer hijo, pero renuncio al título, pasándoselo a su hermano como consecuencia. "Pero todo vuelve a donde comienza" él ahora tenía su título de nuevo, y era un lord con responsabilidades que no quería.

-Cierto -rio suavemente su madre. -En vacaciones se te darán clases de economía, política, y esas cosas, y ya se que ya las has estudiado antes, pero aun te faltan cosas por aprender y son muy pocos años los que te quedan - le dijo mientras acariciaba su cabello.

Aiden suspiro, pero asintió con la cabeza. Entendía la situación, alguien debía hacerse cargo, alguien responsable, y su tío no era el indicado.

-Lo entiendo, madre. Lo hare -le sonrió a la mujer que lo había criado con tanto amor y cariño.

Su madre se merecía el mundo.

***LV//HP***

Harry camino por los pasillos vacíos y oscuros de Hogwarts. No podía dormirse, no lograba conciliar el sueño de ninguna manera, deseaba tener la cama de Slytherin y tener a tom al lado, pero como no podía, decidió caminar hasta que el sueño baje.

A la mañana siguiente tendría una salida a Hogsmeade con sus amigos, salida que debería haber sido con Aiden, pero que no será. Honestamente no quería ir, pero Hermione y Luna se lo habían casi suplicado, solo para que saliese y tomase un poco de aire.

Sus pies descalzos tocaban el frio piso de piedra, pero de cierta manera era reconfortante. Su capa de invisibilidad se encontraba colgando de sus hombros, esperando el momento en el que Filch apareciera y tuviera que esconderse.

Del interior de sus bolcillos saco unos cigarrillos, hace bastante no fumaba, de hecho, la última vez que lo hizo fue con Orión, un piso más arriba.

Lo prendió y se lo llevo a la boca, para luego aspirarlo. El humo lleno sus pulmones reconfortándolo. Lo mantuvo unos momentos, antes de por fin soltarlo.

Se sentía un poco más calmado, pero aun esa ansiedad estaba, era como un aviso de algo que sucedería. Siempre que le pasaba eso, sucedía algo, así que prefiere estar alerta, no sabía que podía ocurrir.

Comenzó a tararear una melodía perdida, que llego a su mente de la nada... No recordaba escucharla en ningún lado, y tal vez podría escribirla.

Paso, paso, paso. Tarareo, tarareo, tarareo. El sonido de la cigarra, el viento golpeando suavemente las ventanas, el humo del cigarro en el aire frio de la noche. Se perdió tanto en sí, que no noto a donde había llegado.

La entrada de la sala común de Slytherin. Tampoco supo que paso, pero había golpeado la pared, y momentos después, la entrada se abrió, revelando a Draco Malfoy en pijama negro y confundido.

- ¿Harry? -cuestiono viendo al chico.

- ¿Hay alguna habitación vacía? -pregunto en un susurro bajo.

El Malfoy frunció el ceño, pero asintió.

-Claro, una a estado vacía por 50 años... pero si quieres puedes usar la mía, no tengo compañero -ofreció, viendo el estado catatónico de su amigo.

El chico de lentes lo miro unos pocos momentos, antes de negar con la cabeza.

- ¿Puedo quedarme en esa que dices? -pregunto.

"La habitación a estado vacía por 50 años" sonó en su cabeza, y él pensó que quizás, solo quizás, era la habitación que tenía con Tom.

-Claro... Si, si... Pasa -dijo el rubio haciéndose a un lado.

La sala común de las serpientes estaba tal como recordaba. El fuego verde, el retrato de Salazar, la fisura en una de las paredes donde había golpeado a Avery. Lo dejo respirar en paz ese lugar, sacándole un peso en los hombros que no sabía que tenía.

-Acompáñame -hablo Draco sacándolo de sus cavilaciones, mientras caminaba hacia los dormitorios de chicos.

Pasos, pasos, pasos. Llegaron a la última habitación que no tenía nombre.

-Adelante -abrió la puerta -vendré por ti mañana más temprano, así puedo sacarte antes de que los estudiantes te noten -le dijo -Mi habitación está a dos puertas, así que si necesitas algo, llámame -señalo con su pirada la puerta donde decía "Draco Malfoy" con una pulcra letra cursiva.

-Gracias -agradeció el menor mientras entraba.

El rubio asintió con la cabeza, antes de irse a su propio cuarto, en ningún momento preguntando que le pasaba a Harry, sabiendo que este no querría hablar de ello.

Cuando el pelinegro cerró la puerta, miro el cuarto, y sus sospechas eran correctas. Era ese. La ventana hacia el lago, la puerta hacia el baño, la cama pulcramente tendida.

No había nada que le dijera que realmente era la habitación, nada, pero él lo sabía, la magia de Tom bailaba en el aire.

Miro ambas camas, pero se dirigió a una en particular. Se sentó en ella, y luego se acostó, acurrucándose sobre sí mismo. Espero unos momentos, antes de agarrar la almohada y abrazarla.

¿Era posible que un olor persistiera a lo largo de 50 años? No lo sabía, pero allí estaba, la colonia de Tom se podía apreciar.

Hundió su nariz en la almohada, y un sollozo escapo de su garganta, sus ojos se llenaron de lágrimas.

-Tom, Tom, Tom -sollozo -Mi Tom -susurro en el edredón.

A veces se odiaba a si mismo por irse, por dejarlo, a veces desea volver y no irse jamás... Desea profundamente a su chico, desea que esos ojos celestes como el cielo lo miraran con adoración mal disimulada, desea los labios de Tom dejándole suaves besos por el cuello, y Desea acurrucarse contra su cuerpo, sintiendo sus brazos en su cintura, y los besos en su cabello. Merlín, lo deseaba tanto.

"Siempre tú, Tom. Siempre serás tu" dijo su mente.

En otro lugar, Voldemort se levantaba bruscamente de su sueño. Se tocaba la cara empapadas de lágrimas y soltaba un sollozo. Su corazón latía errático, y su respiración era fuerte, apresurada. Su labio inferior tembló.

Se llevó una mano a la cara, tocándosela con extrañeza ¿Por qué lloraba? Hace años no lo hacía.

"Siempre tú, Tom. Siempre tu" dijo su mente, como si alguien más se lo susurrara al oído.

"Siempre yo, querido, siempre tu" se dijo en la mente.

Y Harry, desde su lugar en la habitación de Slytherin, soltó otro Sollozo.

"Siempre yo" se dijo antes de caer dormido.

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Queridos lectores/as:

Espero les haya gustado el capítulo, si es así no dudes en comentarlo y votar <3

A mí en lo personal no me gusto pero tampoco me disgusto. Desee hacerlo más largo, pero no me fluyo mucho la imaginación en estos días, así que desee publicarlo por fin.

Si ven algún error ya sea ortográfico o gramatical espero lo pongas, así puedo corregirlo y hacerles la lectura más satisfactoria.

Si tienen la idea de algún futuro capitulo, o de alguna nueva historia no dudes en coméntalo, si me gusta y va con mi trama capaz la escriba, claro, con sus respectivos créditos.

3351 palabras

Atte: Alaisha Grindelwald

MarLove

Pd: El capítulo no fue leído, así que es muy probable que tengan algunos errores por ahora.

PD 2: estoy escribiendo otra historia tomarry, se llama "ella es un el ahora" así que si quieren pueden pasarse a leerla ♡

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