♥ Capítulo 9 • Parte 1

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Felicity los miró con atención solo para preguntarles si todo estaba bien entre ellos.

—Sí, todo está bien —le dijo su padre—. ¿Qué opinas si llevamos a Orquídea a tu colegio para que pregunte si tienen algún puesto de maestra?

—¿Le hablas con su nombre? —Unió las cejas con intriga— ¿y por qué tendría que ir para saber si tienen una vacante para maestra? —cuestionó y en segundos abrió más los ojos al entender todo—. ¿Le dijiste que te gustaba? —Fue muy directa con él.

—Sí, lo he hecho y ambos decidimos conocernos mejor.

La niña comenzó a saltar como un resorte y hacer palmitas mientras los veía sonriente.

—Me alegro mucho —se acercó a ambos—. Tengo que confesar algo, he escuchado un poco detrás de la puerta, pero no entendí mucho.

—Te lo he dicho muchas veces que no debes escuchar detrás de la puerta, Felicity —la reprendió su padre.

—Lo siento, ¿entonces eso era lo que hablaban y que no entendí?

—Así es —contestó el hombre.

—Podría preguntar mañana cuando me lleve al colegio, ¿no?

—O sea que, ¿irán solas?

—Sí —afirmó la niña—. Creo que le puedes preguntar a la secretaria porque escuché que una maestra está por pedir licencia porque va a tener un bebé.

—Gracias, cariño, se lo preguntaré mañana —le acarició la mejilla.

La nena se inclinó y no pudo evitar abrazarla por el cuello.

—Te quiero mucho, Orqui —la miró con una sonrisa.

—Yo también te quiero mucho, hermosa.

Felicity regresó a su asiento para terminar de comer y Nathaniel se levantó de la silla para ir a buscar más refresco.

Cuando entró a la cocina vio a Ofelia beberse una copita de coñac.

—Perdón, patrón, por lo que me serví —admitió con pena.

—Tranquila, nos conocemos hace años, no me molesta que beba una copita. ¿Festeja algo? —interrogó con gracia abriendo el refrigerador.

—Sí, a ustedes. Se escucha claro lo que dicen desde aquí. Felicidades, me alegro de que hayan decidido darse una oportunidad —le dijo contenta—, salud —levantó la copita y terminó por beberse la mitad que le faltaba.

—Te lo agradezco, Ofelia.

—La joven es muy buena y los dos se merecen, me pone feliz saber que usted se dio una oportunidad para sí mismo.

—Muchas gracias —le sonrió—. Regresaré al jardín, usted vaya a su casa, tiene el resto del día libre.

—Gracias, señor.

Cuando Nate volvió a sentarse, escuchó a Orquídea decirle a Felicity que era posible que no fuese más su niñera si conseguía un puesto como maestra.

—¿Serías mi maestra entonces? —Ladeó la cabeza mientras la miraba con atención.

—Puede que sí, dependiendo si hay una vacante disponible para el puesto fijo, de lo contrario quizás me contraten como suplente de la señorita.

—Es posible —dijo con tristeza y agachando la cabeza.

—Pero si pasa eso, podemos vernos en las formaciones de filas y en los recesos —le sonrió para que no se sintiera así.

La niña quedándose conforme, continuó comiendo y ellos dos también. Durante el resto del día hicieron algunas cosas de la casa, Nathaniel regresó a trabajar en la oficina y Orquídea y Felicity se quedaron dentro del cuarto de la menor para hacer la tarea.

El siguiente día cuando la niñera dejó a Felicity que fuera a clases, ella por su parte se dirigió a la oficina de la secretaría por indicación de la niña. Dio unos golpecitos en la puerta y una voz femenina le avisó que podía entrar.

—Hola, buenos días, quería saber si en estos momentos hay una vacante de maestra disponible.

—Buen día, por ahora no hay nada, pero la maestra Cheryl la semana que viene no estará viniendo porque ha pedido una licencia por maternidad, así que, al haber entrado en el noveno mes, su médico le recomendó reposo.

—Entiendo —asintió con la cabeza.

—¿Tienes conocimientos de maestría?

—Sí, he sido maestra rural, así que, sí, tengo conocimientos de las materias básicas.

—Orquídea, ¿verdad?

—Sí —abrió un poco más los ojos quedándose sorprendida.

—¿Tú no trabajas cuidando a Felicity?

—Sí, pero me gustaría enseñar en mis horas libres.

—La maestra que se está por retirar tiene horarios mixtos, por la mañana y por la tarde tres veces a la semana.

—De acuerdo, no tengo problema.

—¿Está todo bien en la finca Colleman?

—Por supuesto. Solo quiero ocupar mi tiempo enseñando a los niños.

—Puedes llenar este formulario, son datos básicos, nada detallado porque aquí nos conocemos todos —le sonrió.

—No tengo inconvenientes en llenarlo, gracias.

A Orquídea no le llevó mucho tiempo en completar la planilla y entregársela, la mujer la miró y sonrió.

—Nos has ahorrado la búsqueda de una suplente para los grados que tiene a cargo. Ven directamente el lunes a la hora de ingreso —le dio en las manos una hoja con los horarios de la anterior maestra—, Cheryl tiene esos horarios, los temas que están viendo y verán los tiene ella, puedes ir a su casa para charlar con ella y pedirle lo que necesites para comenzar. Bienvenida al Colegio Colorado Springs, señorita D'Orè —anunció y le regaló una sonrisa.

—Muchas gracias, pondré lo mejor de mi parte.

—Estoy segura de que sí, señorita, nos vemos el lunes.

—Nos vemos y le agradezco de nuevo.

—La casa de Cheryl es la primera después de la Estancia Las Ramas.

—Bien, gracias, que tenga buen día.

—Gracias, usted también.

Apenas salió del colegio se sintió feliz, pero no le gustó mucho cuando supo que la maestra a la que tenía que visitar vivía cerca de la casa de Thomas.

Se metió en el coche, el cual acostumbraba a conducir desde que a Nathaniel lo había picado la serpiente y retornó a la finca, ya vería luego si primero la llamaba para acordar un día y horario en visitarla para no molestarla.

Algunos minutos después, entró a la casa y se encontró con el hombre que estaba por salir.

—Has vuelto rápido. ¿Cómo te fue?

—No me tomó mucho tiempo y todo ha ido bien, el lunes que viene empiezo.

—Felicitaciones —le dijo con una sonrisa.

—Gracias —se la correspondió.

—¿Quieres acompañarme a la ciudad? Necesito comprar unas cosas, en el camino puedes contarme qué te dijo la secretaria y todo lo demás.

—De acuerdo, te acompañaré.

Ambos salieron de la residencia y se subieron a la camioneta.

Del pueblo a la ciudad tardaron media hora en llegar y apenas se bajaron, caminaron juntos hacia el lugar donde tenía que ir Nate y se cruzaron con Geraldine. El rostro del hombre cambió por completo y la joven se dio cuenta que era la expareja de él, la mujer que le había hecho daño a Felicity.

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