Borroso

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

- Sigh, supongo que no está aquí.

Luna termino por cerrar la última caja apilada en el garaje, encaminándose hacía la salida de este, la conversación que había mantenido esa tarde con Lincoln le había hecho recordar varias cosas, entre ellas el tiempo donde tocaba su violín, el primer instrumento que aprendió a tocar, quizás era simple nostalgia pero le habían dado ganas de encontrarlo, pero su cabeza ahora se encontraba concentrada en las últimas palabras del mismo niño, la situación con su hermanita menor.

Lisa había sido siempre una niña tranquila y algo espeluznante si tenía que ser honesta consigo misma, la expresión siempre tensa de esta le había hecho apartarse un poco solo atendiéndole respecto a sus necesidades principales, pero ciertamente no había prestado atención a esos detalles, podía decir lo mismo de Lucy en ese aspecto, teniendo tan poca presencia y con tanto Lynn como Luan metiéndose en tantos problemas siempre fueron la prioridad en las ordenes de Lori, cuando Lori dejo de preocuparse se centro en las emergencias, pero cada vez eran más problemas, más situaciones difíciles y Lori simplemente no parecía estar dispuesta, quizás ella era la que estaba fallando como hermana mayor al ser incapaz de ver todos los problemas tal como lo hacía Lori, simplemente no lo sabía.

Hace menos de un año era una adolescente en plena rebeldía, ahora era alguien que intentaba velar todo lo posible por su disfuncional familia.

Quizás por eso quería ver ese violín, recordarse a si misma de tiempos más tranquilos, ni siquiera se había puesto a pensar que su cabello había crecido en esos meses al punto de llegarle a los hombros, recordaba algún cumplido suelto de Sam respecto a él pero no les había dado mucha importancia, y pensando en eso ingreso a la cocina, notando que Luan estaba por cocinando la cena.

- Hey, se suponía que hoy yo haría la cena.

- Apestas a la hora de sazonar.

- Eso fue innecesariamente cruel chica, pero tienes razón.

- En algo que me encuentres la razón.

- (Seria) Luan.

- ...

- Luan.

- (Molesta) ¿Qué?

- Anoche ya hablamos de esto.

- ¿Qué cosa? ¿Qué no puedo expresarme libremente?

- No empieces.

- No, no, para nada, claramente mi percepción de las cosas no sirve y debo callarme.

- No te pongas así, ayer querías golpear a Lucy, no podía permitir eso.

- Tenía mis motivos.

- No, además devolvió el cuaderno y no hizo nada, (Tono gentil) Luan, entiende que no quiero más problemas entre nosotras. - Luna apoyo gentilmente su mano en la espalda de Luan, notando como esta se estremeció ligeramente pero no reacciono negativamente a ello.

- Yo tampoco quiero seguir peleando contigo Luna.

- No hablo solo de nosotras, hablo de todas como familia.

Luan dejo de cortar la zanahoria que tenía enfrente, soltando el cuchillo tranquilamente sobre el mesón, apoyándose con ambas manos sobre este.

- No es fácil para mí.

- No lo es para nadie, todas estamos pasando por varios problemas.

- ¿Y cómo puedes priorizar a las demás si tú también tienes tus problemas?

- Yo... lo intento, supongo. - Luna soltó su mano de la espalda de su hermana. - Yo tampoco se si todo lo que estoy haciendo está bien, ni siquiera pude notar que mi hermanita no ve nada.

- (Confundida) Espera, ¿De qué hablas?

- Lincoln ha estado conviviendo con Lisa y me dijo que ella no ve nada, posiblemente necesita gafas.

- ¿Y simplemente le crees?

- ¿Y porque me mentiría con eso?

Luan quiso replicar, realmente no pensaba bien de ese niño, nada con él parecía significar cosas buenas, pero ciertamente algo así no le da ni le quitaría nada, por lo que mentir al respecto realmente no importaría, volteándose en dirección hacia la escalera.

- (Curiosa) ¿Dónde vas?

- Tengo... curiosidad.

Luna siguió a Luan, ambas se encaminaron rumbo a la escalera solo para notar que Lisa se hallaba tranquilamente sentada sobre el sofá con un cuaderno sobre sus piernas, uno al que miraba con una expresión severa, casi como si estuviese molesta.

- ¿Lisa?

La castaña levanto la mirada del cuaderno, fijándola en Luan.

- ¿Sí?

- Oye, ¿Es verdad que no ves bien?

- ¿Ver bien? ¿Hablas de la vista de adulto?

- ¿Vista de qué?

- La vista de adulto, Lincoln hablo sobre ella, me dijo que la conseguiría para mi ahora y no tendría que esperar más tiempo.

Las dos adolescentes al escuchar esto se miraron por inercia, confundidas ante las extrañas palabras que la niña mencionaba, aunque ambas podían hacerse una idea de a que se refería la pequeña, por lo que Luna termino por acercarse a Lisa, sentándose a su lado.

- Lisa, ¿Tú ves borroso?

- ¿Borroso?

- Ya sabes, no poder identificar las cosas, cosas como el rostro de Luan y el mío.

- ¿Son diferentes?

Esa oración dicha con total curiosidad por parte de la pequeña logro sorprender a ambas por igual, escuchar dicha frase con genuina duda podría parecer una broma en la mayoría de los casos, un mero sarcasmo con el que reírse ante la irrisoria propuesta, pero ser incapaz de distinguir algo que más de una vez ha visto de cerca y en alguien de quien nunca han visto hacer una broma era sorpresivo.

- H..Hey, Lisa, - Luan fue quien se acercó esta vez, sentándose en el otro lado de la pequeña mientras tocaba con su dedo el cuaderno que esta tenía sobre sus piernas donde estaba dibujado un niño. - ¿Puedes ver este animalito?

Luna miro confundida a Luan, pero esta solo pudo miraba algo confundida la hoja.

- ¿Es un animal? Mmm... ¿Es un perro?

No había señal de risa, tampoco de algún posible sarcasmo o la sensación de ser condescendiente ante una pregunta estúpida, era genuina curiosidad y duda por parte de la pequeña.

- Lisa, ¿Tú sabes que es un perro? - Insistió Luan.

- Es un animal que mucha gente le gusta como mascota y pueden ser de varios colores.

- ¿Y sabes lo que es una persona?

- Una persona es... ¿Algo como tú o como yo?

Luan pudo notarlo, no sentía el sarcasmo que ella hubiese empleado para burlarse de alguien que hace preguntas raras, o bien podía ser un guion perfectamente orquestado por Lisa o quizás ese niño peliblanco para burlarse de ella o... su hermana realmente era incapaz de distinguir incluso cosas que sabía, pero que su vista le impedía notar.

- Si, algo así... eh... tengo que ir a terminar la cena, buena charla Lisa.

Rápidamente esta se levanto en dirección a la cocina, Luna seguía pensando sobre el problema de la niña, uno que tal como dijo Lincoln parecía ser más grave a cada momento que pasaba, ya que era un problema visual bastante serio.

- (Pensando) En serio se dio cuenta de ello.

Su mirada termino desviándose en el cuaderno de la niña, fijándose mejor en que aquel niño no solo se le hacía conocido, sino que realmente era un dibujo.

- ¿De donde sacaste el cuaderno Lisa?

- Es de Lincoln, son sus dibujos.

- Vaya, realmente dibuja bien.

- ¿Lo crees?

- Si, es bastante bueno.

Ante esas palabras la niña endureció todavía más su expresión, fijándose mucho más detenidamente en el papel sobre sus piernas, algo que Luna pudo notar y le causo un poco de gracia por lo que termino acariciando su cabeza, algo que la niña ni siquiera se inmuto al concentrarse en observar el cuaderno, el acto de Luna solo duro unos momentos antes de levantarse y dirigirse nuevamente a la cocina para observar a Luan cortando nuevamente los vegetales.

- Creo que Lincoln tiene razón sobre lo de Lisa.

- (Decaída) Si.

- Oye, no te lo tomes de forma personal.

- No lo estoy haciendo.

- ¿Entonces por qué sigues cortando vegetales?

- Los necesito.

- ¿Quieres hacer un salteado de vegetales?

- No, si, tal vez, no lo sé, déjame sola.

- Luan, cálmate.

- Estoy calmada.

- Luan.

- (Molesta) Te dije que estoy calmada, ya déjame terminar la cena.

Luna resoplo, sabía que cuando su hermana se molestaba se encerraba en alguna tarea por lo que le dejo ser, sabía que era lo mejor para ella por lo que se retiro en silenció con dirección hacía el segundo piso.

Luan volvió a centrarse en cortar, ya ni siquiera estaba pensando en algún platillo en especifico o siquiera en la cena, todo lo que quería era dejarse llevar por alguna tarea cuando su propia mente no podía centrarse realmente en ello, todo porque su mente había sido dominada por un pensamiento en específico, Lincoln.

Si lo que había dicho era cierto y su vida había sido tal como él la había descrito, ese niño no tenía idea de lo que significaba ser un hermano mayor, no tendría porque tener esos detalles que le permitieran notar esas cosas, no ganaba realmente nada preocupándose con Lisa de esa forma, no tenía porque comportarse como un buen hermano mayor con una niña que llevaba menos de una semana de conocerla, y aun así... ¡Aun así!

Su pensamiento se vio interrumpido cuando sintió un poco de ardor en uno de sus dedos, se había cortado ligeramente uno de sus dedos al haber aumentado progresivamente la velocidad de corte.

- Se supone que yo soy una hermana mayor, él es un niño cualquiera, no tiene hermanos, yo tengo 5 hermanas menores... y aun así...

Su mirada se enfoco en su dedo, dejando el cuchillo de lado para dirigirse a lavar el corte.

Al menos, de una forma retorcida, había encontrado algo con lo que no pensar en ese niño en ese momento.

Luna por su parte había vuelto donde Lisa, aprovechando la atención de la niña para revisar los dibujos de ese cuaderno, notando para su sorpresa al pasar las páginas que no solo habían dibujos, también habían algunos escritos, sobre todo recetas, estás eran escritos más burdos y poco detallados, observando como en algunos casos algunos ingredientes o las cantidades estaban tachados con el lápiz, como si estuviese corrigiendo la receta, en ocasiones esto estaba hecho varias veces, le era curioso y quería seguir revisando pero dependía de la velocidad de Lisa, pues no quería interrumpirla, en ese momento pudo escuchar un golpe en la puerta, como si alguien se hubiera cargado sobre esta.

Esto alerto a la castaña quien estaba por tomar a Lisa y esconderse en alguna parte, pero pudo escuchar en ese momento una voz quejándose detrás de la puerta.

- Carajo... la pu..puerta se mueve.

Escuchar esa voz no le calmo, pues si bien su preocupación porque otra persona intentase irrumpir se había desvanecido, escuchar a Lori hablar con esa dificultad y quejándose de esa forma no le agradaba en lo absoluto.

- (Seria) Lisa, quédate quieta y en silencio, ¿Está claro?

Lisa no alcanzó a responder cuando pudo notar que Luna se alejaba en dirección a la puerta, Luna al llegar a ella inhalo todo el aire posible para calmarse y abrió la puerta, teniendo que hacer fuerza ante el repentino peso que esta tuvo al soltar el seguro.

Lori estaba cargándose totalmente en la puerta, casi tropezándose en el momento que la puerta fue abierta.

- ¿Se abrió? Finalmente.

- Lori, ¿Estás bien?

- Oh, Luna, Luna, si, si, estoy bien, fue un buen día jejeje.

Mientras hablaba Lori no solo logro incorporarse para soltar la puerta, sino que acerco su rostro al de su hermana, permitiéndole a esta sentir el hedor etílico proveniente de la adolescente.

- L..Lori, acaso... ¿Estabas bebiendo?

- Para nada, solo estaba calmando un poco mi mente, ya sabes, respirar libre y sin preocupaciones, tenías razón cuando insistías en eso.

- (Incomoda) Lori, entiendo que estés estresada, pero esto no es una solución.

- ¿Solución? ¿Crees que podemos solucionar algo de esto? ¿De toooooooodo esto? No seas tan inocente niñata.

El tono casi risueño de sus respuestas anteriores fue reemplazado por casi el asco de escupir dichas palabras finales, avanzando hacía el interior ignorando a su hermana, como si no tuviesen nada más que hablar tras esa declaración.

- Lori, - Luna cerró la puerta, volteándose para tomar el brazo de Lori y evitar que se alejara más. – por favor, te necesito conmigo, tú siempre has sido una buena hermana, casi una madre para nosotras, este ha sido un tiempo difícil, sobre todo desde que Lola...

- (Seco) No pronuncies su nombre.

El tono golpeado fue suficiente para detener a Luna, fue incapaz de descifrar cuanto odio había en dicha frase, como si hubiese perdido el derecho para referirse a la pequeña, podía notarlo también en su mirada, no había ni cariño ni compresión, o siquiera la neutralidad de los últimos días de Lori, podía notar la furia hacia su persona solo por evocar el nombre de esa pequeña.

- Lori, lo sien...

- No me interesan tus disculpas, - Lori termino llevándose su mano izquierda a su brazo derecho, casi como si fuese una señal de reflejo. - Se perfectamente lo que tengo que hacer.

En ese momento Luna pudo notar que el brazo de Lori estaba vendado, justo donde llevo su brazo, algo que ni siquiera había notado.

- (Preocupada) Lori, por dios, déjame tratar eso.

- ¡No necesito tú ayuda!

Luna intento acercar una de sus manos al brazo de su hermana, principalmente para ver la "herida" y ayudarle con ella, si su hermana se había lesionado gravemente por culpa de su estado no le importaba, ella necesitaba atención y tenía que dársela, los pensamientos y dolor que tuviese venían después de la salud de su hermana, pero Lori al notar su mano acercarse le dio un fuerte manotazo, rechazando totalmente el gesto de Luna mientras esta asustada termino retrocediendo, sintiendo el fuerte ardor en su mano.

- Te pedí tu ayuda tantas veces, tantas jodidas veces, puta madre Luna, tenia que literalmente destruirse mi familia para que dejaras de ser la maldita niñita consentida que no le importa una mierda más que sus cosas, ¿Crees que te necesito ahora? No, tuve que aprender a hacer las cosas por mi parte sin contar con nadie y, ¿Qué crees? Siempre funciono, ni una jodida vez te necesite, ¿Por qué lo haría ahora? ¿Por qué tienes lástima? ¿De que mierda te sirve lamentarte ahora cuando ya todo no importa? - Luna miraba con horror a su hermana, sintiendo como sus ojos se cristalizaban. - Ya esta familia no importa, a nadie, se murió, se acabó, haz lo que quieras, ¿Por qué no mejor te vas con esos imbéciles que tanto te importaban? ¿No querías libertad de tus responsabilidades y de mi mal carácter? ¡Lo lograste! ¡Lo obtuviste! ¡Lárgate con tus amigos y déjame en paz hacer mi mierda!

Lori agarro la cinta que envolvía su brazo, arrancándola con violencia para mostrar su brazo ligeramente enrojecido, pero con un dibujo en este, un rostro ligeramente distorsionado de Lola, con la leyenda "mi ángel" bajo este.

- (Seria) Se lo debo a ella ya que no pudiste protegerla, así que déjame protegerla a mi modo.

Lori se volteo y encamino al segundo piso, su misión era clara, una vida por otra, su ángel por el de Rita, era lo único que importaba, Rita debía sufrir su mismo dolor amplificado, ella debía sufrir, debía gritar en agonía mientras se lamentaba existir, tenía que suplicarle que la matara como un acto de clemencia, era la única forma en que se aseguraría que su hermanita descansaría en paz, que su asesina sufriese más que cualquiera y sabía perfectamente como hacerlo, después de todo dormía a pocos metros del objeto perfecto para hacerle sufrir.

Pero cuando logro llegar al segundo piso su vista se desvió por un momento, notando como la puerta de esa habitación estaba abierta, necesitaba fortalecer su determinación, recordar su pequeño y tierno rostro una vez más, por lo que se acerco a la habitación de Lola, una que estaba a oscuras, no le importaba, realmente lo único que le importaba de esa habitación no estaba allí, solo necesitaba recordar, pero al asomarse se apoyo en la puerta y la vio, pudo verla, observarla en silencio.

La niña de pelo suelto, dorado como el mismo sol, con su vestido de tonalidad pastel un poco más largo de lo necesario pero que aumentaba su adorabilidad, guantes a cada lado que protegían sus finas y delicadas manos con una de las cuales sostenía firmemente su tiara, mirándose fijamente al espejo con una expresión serena, pero dolida.

Estaba allí, era ella, no había duda, era la misma estatura, el mismo rostro, el mismo cuerpo, era su hermanita perdida, era... Lola.

Se quedo contemplándola por un momento, luchando para distinguir si era una ilusión producto del alcohol o si realmente era ella, contemplándola en búsqueda de cualquier error, cualquier cosa que le ayudase a distinguir ese momento de una cruel ilusión o una maravillosa realidad, pero lo que termino por definirle lo ocurrido fue cuando la pequeña se volteó, mirándola con ese rostro inocente que siempre había tenido, depositando en sus oídos dos bellas palabras que no creyó volver a escuchar con esa voz.


- ¿Mamá... Lori?

Se obligo a avanzar una pierna, luego la otra, como si ambas fueran dos trozos inútiles de carne que no pudiesen desplazarse, quería perder la compostura y gritar por la furia de tener dos extremidades tan inútiles que no se acercaban a la pequeña, pero poniendo toda su fuerza de voluntad logro hacerlo, un paso a la vez, siempre fija en aquel pequeño milagro hasta que estuvo frente a este y se dejó caer al piso, arrodillándose frente a esta para sostener su rostro con ambas manos con tanta gentileza como le era posible, como si sostuviese un bello pero frágil objeto de cristal el cual pudiese romperse con la menor brisa.

- Lola.

- Mamá Lori.

- Lola, estás... estás aquí, junto a mí.

- Yo soy... ¿Lola?

- Lola, mi niña preciosa, estás aquí, estás aquí.

Sus manos soltaron las mejillas de la niña, usándolas para envolverla en un abrazo lleno de todo el amor que Lori era capaz de transmitir.

- Lola, mi pequeñita, ya todo esta bien, mami está aquí y no dejara que nada malo te vuelva a pasar.

- Lola...

- Si cariño, tú eres Lola, mi Lola.

- Lola...

Esa noche, ni Lori ni la niña salieron de esa habitación.


Al días siguiente

Lincoln observaba con calma la habitación, recordó con algo de nostalgia cuando despertó en casa del profesor y en casa del anciano, sus recuerdos estaban algo difuminados pero lo que más podía recordar era el miedo de no saber dónde estaba, esta vez sabía perfectamente donde estaba y se sentía tranquilo, lo que no le agradaba era el pensamiento que tuvo durante toda la noche, el caso de Lisa.

Por más que se cuestiono sobre eso no logro definir que haría, no era demasiado el tiempo que le quedaba y tampoco sentía que fuese totalmente su responsabilidad, algo disgustado giro su cuerpo y quedo mirando la cama de su compañera de cuarto, notando que está no se encontraba recostada.

- ¿Dónde...?

Y en ese momento sintió una patada en su espalda, al mismo tiempo que un suave graznido somnoliento, provocando que Lincoln se volteara para ver que la niña se encontraba dormida a su lado.

- Cierto, anoche se asustó con los gritos.

Ver a la pequeña dormida era curioso, recordar cuando despertaba y miraba la cama a su lado para encontrarla vacía nunca fue una experiencia satisfactoria, Lynn siempre desaparecía, muy probablemente viniendo a esa casa, le hubiera gustado más de una vez sentirse en compañía al despertar y ver a la pequeña durmiendo plácidamente le transmitió un poco de lo que suponía era esa sensación de agrado al punto que no pudo evitar acariciar levemente su mejilla, provocando que la pequeña despertase.

- ¿Lincoln?

- Lo siento, no quería despertarte.

- Entonces déjame dormir un poco más papá.

Dicho eso la pequeña se recubrió más con la sabana y le dio la espalda al chico, destapando ligeramente a Lincoln quien se rio ante aquel descarado acto, solo para procesar unos momentos después la palabra que acababa de escuchar.

- ¿Me dijo papá?

Decidió no pensar demasiado en eso y se levantó, finalmente había llegado el fin de semana y quería ponerse al día con varias cosas, o al menos poder darse el tiempo de organizar su mente, si bien había podido traer lo que le importaba y organizarlo un poco su mente no se encontraba en una situación similar, aun las palabras del anciano seguían rondando en su cabeza, la idea de mudarse nuevamente pero esta vez alejarse de Royal Woods, la sensación que le producía ver la situación de Lisa, entre otras cosas que ni siquiera tenía claro y no se iba a esforzar en pensar, pero si algo era cierto es que los castigos del anciano ya no le deberían de afectar, por lo que se vistió rápidamente y salió de la casa en silencio, decidido a dejarse llevar caminando como hace mucho tiempo no podía hacerlo.

Tuvo la suerte de que ese día sábado era un buen día, con pocas nubes a la distancia y para ser temprano una temperatura agradable al punto que ni siquiera se molesto en ocupar algún abrigo grueso más que su ropa habitual, permitiéndose contemplar el ambiente, algunas de las personas que pensaba debían ser sus actuales vecinos hacer su mañana tranquilamente, la zona era tranquila, más de lo que esperaba, en el departamento era habitual escuchar sonidos extraños que Lynn se preocupaba y le decía que tapara sus oídos ya fuese temprano o muy tarde en la noche, con el anciano siempre tenía al anciano para molestarlo, ahora era simplemente paz, mucha paz, y era algo que agradecía.

- Debería aprovechar de tomar algunas imágenes a Royal Woods antes de irme.

Aquel pensamiento dicho al aire rápidamente tomo peso en su mente, decidido a dedicar el día en la exploración, tomar fotografías o simplemente caminar, era perfecto para no pensar demasiado, pero su teléfono comenzó a sonar.

La noche anterior también había estado llena de llamadas, todas del mismo número, cansado termino aceptando la llamada solamente para que dejase de molestarle por el resto del día.

- ¿Qué? ¿Quién es?

- Lincoln, buenos días, ¿Recuerdas mi voz?

Para desgracia de Lincoln, si la recordaba.

- Si, es el señor Leonard.

- Puedes llamarme abuelo si gustas Lincoln.

- Prefiero señor Leonard.

- Entiendo, oye, he intentado contactarte estos días y me gustaría que nos reuniéramos, pensando en la hora bien podría invitarte a desayunar, ¿Te parece? Puedo pasar a recogerte.

- No lo sé, ya tenía planes para el día.

- Solo te pido una hora.

- Mmm... está bien.

- Gracias, pasaré por ti pronto. - El anciano colgó.

- Espere, no estoy en casa, ¿Hola? - Nota que la llamada había terminado. - Demonios.

Con visible pereza el niño termino volviendo sobre sus pasos, no había avanzado demasiado pero tampoco sentía deseos de estar en esa casa, si había aceptado era para que el anciano no insistiese y bien podría aprovechar de comer algo sin gastar dinero.

- Dinero... podría intentar pagarlo, ahorre mucho del dinero del anciano.

No tardo mucho en llegar, no estaba convencido de esa solución tampoco, vio nuevamente la casa de reojo antes de sentarse en la acera, esperando que nadie le notase el tiempo que demorase en aparecer el señor Leonard.

- ¿Dónde estabas?

- ¡Ahhh! - Lincoln asustado puso su mano en el pecho, notando a la pequeña que estaba sentada junto a él. - ¿Disfrutas haciendo esto verdad?

- Un poco, tu cara es divertida.

- Ja, ja, muy gracioso Lucy.

- ¿Entonces? ¿Dónde estabas? Luna estaba preocupada.

- Quería salir a caminar, eso es todo, y ahora alguien viene a por mi para ir a desayunar.

- ¿Puedo acompañarte?

- No, esto es algo personal.

- Entiendo.

Lincoln retorno su mirada a la calle, pero noto que la pequeña no se movía de su lado.

- ¿Sabes que no iras verdad?

- No me dijiste que no podía acompañarte a esperar.

- Eso es... un buen punto.

Ambos quedaron en silencio en ese momento, Lincoln principalmente porque no quería molestarse con la pequeña, Lucy en cambio disfrutaba esa sensación.

Cualquier otro miembro de la familia le hubiera dicho que se fuera, pero él no, algo que apreciaba, por más que le asustaba no la repelía, no sentía que se estuviese esforzando en aceptarla como Luna o que directamente le repeliera con miedo como Lynn, simplemente le trataba como otro ser humano y eso era suficiente para Lucy, quien dejo caer su cabeza sobre el hombro de su hermano.

- ¿Lucy?

- Dormí poco, ¿Puedo descansar mi cabeza así un momento?

- Eh... claro.

Lucy solo observaba, una vida de silencio le había dado el gusto por observar, y eso le decía que estaba preocupado por algo.

- Me has escuchado varias veces, me gustaría escucharte a ti.

- ¿De qué hablas?

- Algo envenena tu alma y provoca que no logres un descanso efectivo, me gustaría permitirte desahogar tu pesar aunque sea un poco.

- (Sorprendido) Eso fue bastante elocuente.

- Me gusta la lectura, aprendes varias palabras en el proceso, además... no importa.

- Yo creo que si importa, ¿Qué otra cosa te gusta?

- Es algo ridículo.

- Somos un chico dientón de pelo blanco y una chica pálida que asusta a sus hermanos, puedo con el ridículo.

- Pff... jajaja, ¿Dientón?

Lincoln abrió su boca, señalando sus prominentes dientes frontales.

- ¿Go los ges?

- ¿Eh?

Lincoln cerro su boca. - ¿No los ves?

- Bueno, si son algo grandes.

- ¿Ves? Vamos, dilo.

- Pues... (Avergonzada) Me gusta la poesía.

Lincoln simplemente la observo fijamente, confundido por dicha revelación.

- Es tonto, lo sé.

- La verdad no se porque te avergüenza, es lindo, supongo.

- ¿Lindo?

En ese momento un vehículo se detuvo frente a Lincoln, pudiendo notar que estaba siendo conducido por la persona que le había invitado ese día: su abuelo.

- Buenos días Lincoln, - Leonard le esbozo una sonrisa. - ¿Todo listo?

- Si, adiós Lu... - En ese momento Lincoln noto que la pequeña había desaparecido. - ¿Eh? ¿Cómo lo hace?

- Si hablas de la niña a tu lado, la verdad tampoco tengo idea, desapareció cuando te salude.

- Juró que no tengo idea como lo hace.

- Eh... ¿Te parece si mejor te subes? Tengo varias cosas que quisiera conversar contigo.

- Sigh, está bien.

Lincoln subió al vehículo, mirando de reojo una vez más la casa antes de dirigirse al asiento del copiloto, esperando que esa nueva visita no fuese como la anterior.


Horas después, casa de Jayden

Con su madre de compras y con el tiempo pasando, Jayden miraba la hora en su teléfono, eran pasado del medio día y Lincoln aun no le había hablado, el día anterior al despedirse le acepto juntarse ese día, después de una semana caótica y lo poco que habían podido conversar esperaba poder conversar y ponerse al día de lo ocurrido, Lincoln siempre lo había hecho, le conversaba de todo tanto como él le conversaba de todo lo que ocurría con su madre, eran mejores amigos por algo, casi hermanos, pero el tiempo pasaba y su amigo ni siquiera se había pronunciado.

- Vamos Linc, ¿Me vas a llamar o no? Le dije "nos vemos mañana", siempre le digo algo parecido cuando nos vamos a reunir, ¿Por qué no lo hace? ¿Le paso algo malo? Podría en este momento estar llorando porque su abuelo no salió de la cárcel o esas Loud pudieron haberle hecho la vida imposible estos días.

Entre más pasaban los minutos más vueltas se daba, había probado incluso improvisar un juego con sus balones solo en el patio, encestando en un aro que colgaba del muro del garaje, cambiando a jugar con su consola y revisar el teléfono, casi como si fuese un ciclo que era incapaz de interrumpir hasta que termino viendo nuevamente la hora, viendo que apenas habían pasado unos 15 minutos.

- ¡Ahhhh! Pudo pasarle algo y yo aquí perdiendo el tiempo.

Termino marcando, cada momento en que sonaba el tono de marcado Jayden sentía que su angustia aumentaba, pero para su desgracia la llamada solo terminaba con el sonido del buzón de voz.

- Vamos Linc, contesta.

Y lo intento una vez más, solo para escuchar el tono del buzón de voz una vez más.

Jayden simplemente se dejó caer en el sofá, estaba preocupado y triste, pero posiblemente su amigo estaría peor, y eso era lo que más le disgustaba, gritándole al cojín del sofá en un acto de impotencia mientras la puerta era abierta por la madre del muchacho.

- ¡Jay, ya llegué! - Nota que esta tirado en el sofá. - Uy, para ser sábado te ves cansado.

- Lincoln no contesta ni tampoco se apareció por aquí, pudo haberle pasado algo.

Lincoln, un nombre que su hijo repetía mucho, posiblemente más que el suyo propio, la mujer no estaba especialmente alegre de saber que su hijo nuevamente se estaba estancando en una amistad.

- Cariño, tienes exámenes la próxima semana, podrías aprovechar de estudiar.

- Pero y si mi amigo...

- Lincoln solo debe estar ocupado, ya verás que te contesta más tarde.

- Pero durante la semana también estuvo distante, ayer me dijo que no le acompañara, como si no me quisiera cerca.

- Cariño, todos tenemos momentos donde queremos algo de privacidad, ya deja eso de lado y mejor me ayudas a hacer el almuerzo, ¿Te parece bien?

Con desanimo el niño se levanto y casi arrastrando los pies se dirigió hacia la cocina, algo que Martha veía con preocupación.

Su hijo era alguien con un carácter bastante problemático, no solo porque fuese un poco revoltoso, sino que era alguien que no sabía trazar limites, culpaba a su padre por eso, el tipo siempre siguió el camino de ser un buen amigo sin importarle nada, cuando perdió todo su dinero y entro en una fuerte depresión termino desapareciendo y Jayden jamás dejo de verlo como un héroe, pensó que como era joven en ese tiempo no sería algo que perduraría demasiado y su hijo entendería, con el tiempo, que la distancia es necesaria, tristemente eso le paso factura durante sus primeros años educativos donde debía aprender a relacionarse... y termino por quedarse solo.

Aquellos días su hijo estuvo muy triste, era alguien inocente que solo pensaba que tenía que dar y dar sin importar nada más, converso con sus maestros e incluso se planteo llevarlo a un especialista, pero en ese momento fue cuando apareció él, ese niño de triste sonrisa.

No iba a negarlo, cuando se conocieron no esperaba que la amistad de ambos perdurara, pero contra todos sus pensamientos ambos congeniaban bastante bien, tanto que al ver a su hijo tan feliz y verlo seguir con sus problemas para relacionarse en su escuela termino por cambiarlo a la de Lincoln, una decisión extraña, pero que tuvo frutos rápidamente.

Su hijo mejoro en su actitud, le veía más animado, había incluso aprendido a relacionarse con más gente, parecía que ese niño peliblanco había aparecido como un regalo para mejorar el problema de su hijo, pero luego...

- Lincoln está triste, paso su cumpleaños y es incluso peor, ¡Tengo que darle una buena fiesta para que se anime!

Comenzaba a ver los síntomas, su hijo lentamente comenzó a borrar la línea entre amistad y algo más, casi como una dependencia del estado emocional de su amigo afectaba directamente el suyo, Lincoln había sido una buena ayuda en su momento, pero realmente no había arreglado nada.

Era triste, pero Lincoln aunque era un buen chico tenía una fortuna horrible.

Y eso solo alimentaba más el retorcido concepto de amistad que su hijo tenía.

Tal como estaba ahora, totalmente triste porque no puede aceptar que su amigo tiene su propia vida y problemas en los que no debería meterse.

- ¿Te lavaste las manos Jay?

- (Desanimado) Si...

- Oye, levanta ese ánimo, voy a preparar lasaña, ¿Te gusta la lasaña no?

- Si, supongo...

- Jay...

- Mamá, la verdad no quiero, ¿Puedo ir a mi habitación?

- Sigh, bien, pero vamos a tener una buena charla después de comer jovencito, además... hay algo que me gustaría comentarte.

- Claro, lo que digas.

Jayden podía entender lo que buscaba su madre, siempre que le veía desanimado buscaba que de distrajese con algo pero en esta ocasión no sentía las fuerzas para hacerlo, simplemente arrastro sus pies hasta que logro llegar a su cuarto y se tiro sobre su cama, mirando con cansancio su teléfono en búsqueda de cualquier notificación o aviso, todo le servía, cualquier atisbo de información que le diese a entender que las cosas con su amigo estaban bien, incluso tenía ganas de ir y buscar la dichosa casa donde ahora habitaba, no le importaba si le tomaba todo el día, bien podrían tenerlo amordazado en el sótano de esa casa y nadie le ayudaría... algo que solo lograba preocuparle más cerrando con fuerza sus ojos.

Hasta que sintió el tono de llamada de su teléfono.

Tan rápido como su cuerpo le permitió abrió sus ojos pensando que finalmente sus mensajes serían contestados, pero para su desagrado no era otro más que Trent. Pensó en simplemente cortar pero también estaba la remota probabilidad de que hubiese recapacitado, por lo que se incorporo para sentarse en el borde de la cama y contesto.

- ¿Qué quieres?

- Se que estamos peleados, ¿Pero por qué no me dijiste que Lincoln se va a ir de Royal Woods?

Aquella frase, esas palabras, su amigo... ¿Irse?

- ¿Q..Qué?

- Vamos, no te hagas el idiota, debió contártelo, se que por como hablamos el otro día no crees que aprecie a Lincoln pero si me agrada, y si se va me gustaría que al menos lo despidiésemos de buena forma.

- Yo... no tenía idea...

- ¿Eh? Pero si Chandler me lo dijo, dijo que el mismo Lincoln le dijo.

- ¿Chan... dler?

- Oye, ¿Estás bien?

- Te... llamo luego.

- Oye, espe...

Ni siquiera quiso terminar de escuchar la frase, no le importaba.

- ¿Se va? ¿Por qué? ¿No se iba con esos Louds? ¿Acaso... me mintió?

Simplemente dejo el teléfono sobre la cama, recostándose en silencio mientras miraba el cielo de su habitación.

Todo volvía a repetirse.

- Lincoln... ya no me considera su amigo... no, no es el caso, hemos compartido tanto, él... él es mi hermano de otra madre, debe ser una cruel broma de ese matón roba amigos. - Tomo el teléfono y marco nuevamente a Lincoln, teniendo la suerte que esta vez, su amigo si contesto. - Lincoln, finalmente, estaba preocupado.

- Jay, hola, dime.

- ¿Vas... ajem, vas a venir?

- ¿Ir? ¿Dónde?

- Ya sabes, a mi casa, se suponía que... nos juntaríamos hoy.

- Jay... creo que hoy no...

- Por favor, ven, m..mamá prepara lasaña, es... es deliciosa, podríamos jugar videojuegos toda la tarde, o podrías ayudarme a estudiar para los exámenes, c..como tú prefieras amigo.

- Yo... ¿Esta seguro? No lo sé, aunque creo que tiene razón, está bien.

- ¿Linc?

- Voy en una hora Jay, nos vemos. - Colgó.

- Nos... vemos Linc.

Algo no andaba bien, eso era seguro, tal calma e intranquilidad... solo pudo cambiar su mirada a la ventana, notando como las nubes comenzaban a cubrir por completo el cielo de lo que parecía ser en un principio un bello día para todos. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro