Espectadores

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Todo iba de mal en peor, todas sus hermanas se encontraban sumamente alteradas y los gritos, llantos, peleas y arrebatos no tardaban en ocurrir.

Habían sido muchos los eventos que habían ocurrido en una misma noche, tanto que Lori era incapaz de procesar todo cuanto había escuchado y observado.

El comportamiento de su madre había sido extraño los últimos días solo para verle esa mañana con una sonrisa en su rostro, una que solo acostumbraba a ver en muy escasas ocasiones y generalmente estaban restringidas para una persona en ese hogar, algo que no terminaba de agradarle, por lo que sin siquiera el menor interés de colaborar con la cena de ese día se había terminado marchando al patio, dejándoles solas mientras se sentaba tranquilamente en el pórtico de la entrada.

Lo que siguió fue aquello que algo que no olvidaría fácilmente.

Escuchar la sincera opinión de su madre respecto a 4 de sus hermanas menores, quizás hasta una opinión similar a las demás pensando en su forma de ser le había conmocionado y el hecho de sumarle el aviso de que una nueva hermana venia en camino como remate le había dejado en un débil estado mental agradeciendo haber hecho casi en una reacción previa la orden a todas sus hermanas de subir a sus habitaciones para evitar que la atención de estas se centrara en la discusión. Quizás lo peor fue observar como su gentil y cariñoso padre que había conocido de toda su vida parecía olvidar cualquier rastro de conciencia o empatía habitual en él para golpear sin la menor piedad el rostro de la mujer sin importarle los esfuerzos y lamentos de esta al intentar detenerlo, cosa que solo fue lograda por una muy molesta y horrorizada Leni quien no respeto su orden de mantenerse en la habitación y alcanzo a presenciar el inicio del ataque.

Ver a su inocente hermana golpear a su padre, llamarle con palabras que jamás espero oír de ella o directamente maldecir al hombre fueron el último golpe mental que necesitaba antes de entrar en una crisis de pánico, algo a lo que no era ajena, pero siempre había estado su padre para contenerle... si no fuese por aquella expresión que el adulto tenia en su rostro antes de alejarse del lugar corriendo, una expresión que posiblemente jamás olvidaría de su padre.

Y ahora se encontraba allí.

Con un padre quien había huido corriendo.

Con una madre en una ambulancia camino al hospital.

Sola con sus 8 hermanas y al borde de una crisis.

En medio de un desastre producto de la desinformación, la no controlada furia remanente de Leni y la ausencia total de una figura adulta que ayudase a calmar las rencillas que se formaban entre todas. Ni siquiera sus amenazas o gritos eran capaces de controlarlas, simplemente eran victimas del pánico colectivo de los últimos acontecimientos, dividiéndose, llorando, insultando... todo era valido para expresar su reacción ante el punto de vista de Leni y la llegada de la ambulancia.

Aún en medio de todo las palabras de su madre todavía resonaban en su cabeza, aquella frialdad con la que había mencionado a las pequeñas, aquella soberbia con la que trataba a su padre, en el fondo al notar el acercamiento del hombre y ver como aproximaba su puño sintió que apoyaba internamente aquel actuar de su padre y por más que le molestara consigo misma... le había agradado escuchar las suplicas de su madre por piedad. 

Por ello mientras separaba a las gemelas de Lynn observo de reojo a una Leni furiosa quien discutía con Luan, no sabía si era por aquel trato agradable de Rita o si era por su forma de ser pero no solo reacciono unilateralmente por la adulta, sino que aun con las horas seguía escupiendo veneno sobre aquella figura que se había desvivido por ella y las demás. Sumándose a el caos de su mente otra pregunta.

¿Qué tan idealizada tenia a Rita por sobre Lynn? 

Si le hiciese esa pregunta a cualquiera de las demás la respuesta sería un apoyo casi ciego hacia el castaño gracias al trato agradable y paternal que les daba por sobre las instrucciones desinteresadas y muestras lejanas de afecto que daba la rubia. Siendo ese el caso solo podía suponer dos opciones ante el actuar de su hermana menor.

O no había escuchado nada al igual que las demás...

O algo había sido introducido muy dentro de su subconsciente, algo que no le agradaba.

Desgraciadamente era algo en lo que no podría inmiscuirse en ese momento, pues tenia que evitar que las demás se siguieran lastimando o muy probablemente su vecino terminaría llamando a la policía, el último de los problemas que necesitaba en aquella noche.

Ante ello paso las siguientes horas separando a cada una de sus hermanas, incluso había tenido que hacer uso del baño y el descuidado closet al final del pasillo para enfriar los ánimos, por lo que con la situación más controlada pudo trabajar en su propio caos mental, dirigiéndose al garaje en búsqueda de ocultar aquella desesperación y angustia que apelaba en su mente, dejándose llevar finalmente por aquellas amargas sensaciones que la inundaban mientras más analizaba y pensaba en la fría actitud de su madre, pensando como aquello era quizás la primera vez que escuchaba su real opinión de ellas, recordando aquella destruida expresión en aquel que había sido gran parte de su vida su pilar y apoyo en la crianza de sus hermanitas, dejando por fin que sus propias lágrimas escaparan por sus ojos mientras tiraba de su cabello y apretaba con fuerza su boca al punto de romper parte de su labio.

¿Qué podía hacer ella en una situación así?

Siempre había tenido que sacar la cara por su familia ante el desinterés de su madre y la parcial ausencia de su padre, era la figura que traía calma al desastre que era aquella casa, no podía ni siquiera quebrarse frente a sus hermanas y se debilitara aquella firme imagen de que todo mejoraría tal como le acababa de pasar con a ella con su padre...

Su padre...

El debía de estar peor que ella...

Después de tanto era evidente que para él, ellas eran su mundo.

¿Qué tanto daño pudo haberle hecho el ataque de Leni o las palabras de Rita? Si lo Rita había sido suficiente para arrinconarle a algo que una persona pacifista como él jamás haría... con la reacción de Leni...

Aun con su propio estado sumamente frágil tomo su móvil y rápidamente intento contactarse con su padre, en ese momento quizás se encontraba solo, en un pésimo estado mientras sufría.

El tono de marcado se le hizo eterno, sentía como los segundos de espera parecían horas, necesitaba consuelo tanto como la persona a la que estaba marcando, en el mejor de los casos ambos se apoyarían para salir de esa.

Pero el tiempo pasaba... y nadie contestaba.

Después del decimo intento arrojo con fuerza su móvil sin importarle en lo más mínimo el daño que este pudiese recibir, no había sido útil en el momento donde más le necesito, sensación que solo empeoraba aquella frustración y rabia que se apoderaba de su ser por jamás haberle logrado sacar la información de donde residía.

No fueron pocos los intentos de ella y sus hermanas por saber donde vivía, siempre con excusas y evasivas, incluso era capaz de perderles cuando le seguían, nunca entendieron por que lo hacia hasta que supieron de esos niños y supuso que era porque tenia otra familia. Pero...

¿Estaría con ellos en ese momento? O peor...

¿Podría alejarse de ellas y enfocarse solo en esa familia desde ahora?

Solo pensamientos que aumentaban su frustración rondaban por su cabeza en ese momento, y si sus mayores terrores se hacían realidad... probablemente odiaría para siempre a varías personas...

Con eso en mente se levanto del lugar y se dirigió a tomar su móvil, corroboro que este aun funcionaba pese a las grietas que ahora poseía la pantalla e intento marcar nuevamente.

- Por favor papá (sollozo) respóndeme...

- ...

- Por favor... - nuevamente el tiempo pareció ralentizarse, algo que solo provoco una nueva descarga de lágrimas por parte de Lori - te necesito...

- ...

- (desesperada) Papá...

- Hola, soy Lynn, deja tu mens...

Al día siguiente, en la tarde

- ¿Entonces hoy tampoco vino?

- No maestro, de hecho estábamos pensando ir a verle, quizás las cosas salieron muy mal y nos necesite

- Yo creo que lo mejor es darle espacio por hoy, es mejor que vayan mañana aprovechando que es sábado y le dejes procesar, es cierto que cuando alguien esta herido es bueno demostrarle afecto y compañía, pero también se necesita un periodo de calma para pensar y no sienta tu presencia como una molestia

- (decaído) Entiendo

Al verle en ese estado Ethan dio una leve sonrisa mientras acariciaba los dorados cabellos del muchacho, feliz de ver aquella genuina preocupación en el niño por su amigo, sintiéndose feliz de saber que había sido capaz de encontrar una amistad así.

- Tranquilo Jayden, ya verás que todo mejorara con el tiempo, Lincoln es fuerte

Después de ello las palabras entre ambos fueron pocas, despidiéndose casualmente de su maestro mientras pudo ver como a la distancia se reunía con el grupo notando algunas reacciones mixtas. Aunque el recuerdo el muchacho de blancos cabellos volvió a su mente una vez distinguió que los niños se alejaban.

La reacción del niño no había sido la mejor, eso era claro, pero había sido comprendida, aquella felicidad que irradio durante la velada se había visto totalmente ennegrecida cuando abrió la puerta y no había ninguna presencia más que el vacío pasillo frente a él, buscando con desesperación por el pasillo y la escalera, intentando encontrar la figura del adulto con suéter verde solo para fracasar en ello, aun era capaz de recordar el silencio que se produjo al ver la figura del muchacho al entrar en el departamento.

Era un rostro totalmente desecho, vacío, carente de espíritu, casi parecía una cruel y bizarra jugarreta el intentar compararla con la expresión que hace menos de 5 minutos tenía en su rostro, incluso recordaba bien el último dialogo que pudo escuchar esa tarde.

- Lincoln, nosotros... - la chica de la trenza se acerco lentamente al niño quien se había parado en medio de la sala, intentando posar su mano en el hombro de este 

- Por favor, váyanse - la voz era carente de vida, de felicidad, era un tono seco y vacío

- Lincoln... - el castaño de lentes fue quien hizo el segundo intento, pero el peliblanco no demostraba otra reacción

- Por favor, déjenme solo

- Linc...

- DÉJENME SOLO - el tono del pequeño lejos de sonar enojar era más bien desesperado, algo que los presentes pudieron notar al ver como sus ojos comenzaban a cristalizarse, momento en el que decidieron que lo mejor era darle su espacio

Para Ethan eso era un recuerdo sumamente amargo, quizás debió de quedarse con el pequeño en ese momento pero alguien debía de llevar a su hogar a los otros menores y sabía que en el momento en que observase al castaño terminaría por romperle la cara, escena que el muchacho no necesitaba en su frágil estado, por lo que tuvo que dejarle solo.

En el transcurso a su hogar no podía dejar de recordar la expresión del pequeño, a ese punto de su vida no podía ni negaría el afecto que le había cogido al pequeño al punto de verle como el hijo que siempre había deseado pero que la vida se había encargado de impedirle, motivo que solo le enfurecía más por ver como su susodicho padre solo le causaba sufrimiento cuando el muchacho ni siquiera daba problemas más allá de sus conflictos parentales y consecuencias con las que podía notar seguía luchando tal como habían conversado el día anterior antes de la velada. Cuando volviese a ver al pequeño sabía que necesitaría ayuda y estaba dispuesta a dársela, incluso si eso significara luchar por la custodia de este.

Ya con el pasar de las horas y con la proximidad a comenzar a preparar la cena pudo escuchar como alguien le llamaba a la puerta, no esperaba visitas ese día por lo que no tenía mayor idea de quien podría ser, en el mejor de los casos era Lincoln quien no soportaba estar en su hogar y decidió escaparse donde él, por lo que con la intriga fue a la puerta donde pudo ver que tenía en frente a un uniformado del departamento de policía junto a una mujer de traje.

- ¿Buenas tardes? 

- Buenas tardes ¿Usted es el señor Ethan Dawkins verdad?

- Si, soy yo, dígame en que puedo servirle

- Mi nombre es Isabelle Moore, vengo de servicios de protección infantil

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