Keith Kogane, el mejor paladín de Voltron, se encontraba en un gran aprieto; estaba rodeado por múltiples guerreros galras y para rematar no tenía su bayard con él.

Agradecía que pudiera defenderse en pelea cuerpo a cuerpo, pero ya sentía que se iba cansando.

Y cuando creía que ya no podía ganarles.

Algo pasó muy rápido por el lugar, tan sólo fue en pocos minutos, pero todos que le tenían rodeado se encontraban muertos en la fría tierra.

Escucho un gran carcajada, este provenía de una chica.

- ¡Son tan débiles!- exclamó ella, dejando escuchar una rara pero dulce voz.

Ella volteo para verlo, encontrándose con un chico de traje rojo con peinado raro.

Keith sintió algo raro pasar por su cuerpo cuando vio los ojos rojizos de ella brillar con emoción por el hecho reciente.

- ¿Eh?- sólo pudo exclamar eso por la confusión.

- Oh vaya- habló ella.

Tenía a una nueva presa.