🌹11🌹

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

+comentarios=+actualización

Mientras los hombres se duchan tras el partido, me voy junto con Min ho y las chicas a una salita a esperarlos. Aquí me divierto escuchando sus comentarios.

Loren no ha vuelto a decir nada que me pueda molestar. Eso sí, me mira con gesto extraño. Está claro que saber que soy el novio de Taehyung la ha dejado sorprendida. Media hora después comienzan a salir del vestuario hombretones relucientes y aseaditos.

El primero en acercarse a mí con
curiosidad y sonriendo es un chico tan rubio que parece albino.

-¡Hola! ¿Tú eres Jungkook?

-Sí, soy Jungkook.

Otros dos chicos, en este caso
morenos, se acercan a nosotros y
comienzan a interesarse por mí. Aquí
soy la novedad. Eso me hace gracia y entablo conversación con ellos. De pronto veo a Taehyung salir del
vestuario y mirarme.

Lo incomoda verme rodeados de todos ésos, y yo sonrío. Estos tontos celitos por su parte me gustan y más cuando veo que se para con Min ho, Woojin y el bebé, y espera que sea yo el que vaya a él. Sus ojos y los míos se cruzan, y entonces hace algo que me hace reír. Me indica con un
movimiento de cabeza que me mueva.

Hago caso omiso a su orden. No
quiero comenzar a seguirle como un
perro. No, definitivamente no voy a
volver a ser tan sumiso con él como lo fui meses atrás. Al final, se acerca y,
agarrandome de manera posesiva por la cintura ante sus compañeros, me da un beso en los labios e indica:

-Chicos, éste es mi novio, Jungkook.Por lo tanto, ¡cuidadito!

Sus amigos se ríen y yo hago lo
mismo justo en el momento en que Yoongi se acerca a nosotros y, cogiéndome una mano, me la besa y me saluda.

Inexplicablemente me pongo nervioso, pero mis nervios se relajan cuando soy consciente de que Yoongi no hace ni dice nada fuera de lugar. Al revés, es totalmente correcto. Una vez que me saluda, Taehyung me besa en la sien y entre ellos planean que vayamos todos juntos a cenar algo a Jokers, el restaurante de los padres de Yoongi.

Miro mi reloj. Las siete y veinte de
la tarde.¡Vaya, qué horror!

Pero dispuesto a ello dejo que Taehyung me agarre estrechamente por la cintura mientras observo que con la otra mano agarra a Yong ho. Nos subimos al auto, y el pequeño, emocionado por el partido, no para de hablar con su tío. En ningún momento me incluye en la conversación, pero aun así yo me integro. Al final, no le queda más remedio que contestar a algunas preguntas que yo hago, y eso me hace sonreír.

Cuando llegamos a Jokers,
aparcamos el Mitsubishi, y detrás de
nosotros lo hacen Min ho y Woojin, y tras ellos, Yoongi. Hace un frío de mil
demonios y entramos raudos en el local.

Un alemán algo desgarbado sale a
saludarnos y Yoongi me indica que es su padre. Es un tipo muy simpático.

Tras servirnos unas cervezas, llega
el resto del grupo, e instantes después
una joven del restaurante nos abre un
saloncito aparte y todos entramos. Nos sentamos y dejo que Taehyung pida por mí. Tengo que ponerme al día en lo que se refiere a la comida alemana.

Entre risas, comienza la cena e
intento comprender todo lo que dicen, pero escuchar a tantas personas a la vez conservando en alemán me aturulla.

¡Qué bruscos son hablando!

Mientras estoy concentrado en entender a la perfección lo que cuentan, Taehyung se acerca a mi oído.

-Desde que sé que me has
levantado el castigo, no veo el momento de llegar a casa, pequeño. -Sonrío y me pregunta-: ¿Tú deseas lo mismo?

Le digo que sí, y Taehyung vuelve a
preguntar en mi oído mientras noto cómo su dedo hace circulitos en mi muslo por debajo de la mesa:

-¿Me deseas?

Con gesto pícaro, levanto una ceja,
centrándome en él.

-Sí, mucho.

Taehyung sonríe. Está feliz con lo que
escucha.

-En una escala del uno al diez,
¿cuánto me deseas? -me plantea,
sorprendiéndome.

Convencido de que mi libido está
por las nubes, respondo:

-El diez se queda corto. Digamos,
¿cincuenta?

Mi contestación le vuelve a agradar.

Agarra una papa frita de su plato, le da un mordisco y después me la introduce en la boca. Yo, divertido, la mastico. Durante unos minutos, seguimos comiendo, hasta que escucho a Taehyung decir:

-Vamos, Yong ho, come o me comeré
yo tu plato. Estoy hambriento.
Terriblemente hambriento.

El pequeño asiente, y de pronto, Yoongi suelta una carcajada.

-Taehyung, cuando le he contado a la
nueva cocinera de mi padre que Jungkook es coreano me ha exigido que se lo presentes.

Ambos sonríen, y sin tiempo que
perder, Taehyung se levanta, choca con complicidad la mano con Yoongi, coge la mía y señala:

-Hagamos lo que pide la cocinera,
o no podremos regresar a este local.

Asombrado, me levanto ante la
mirada de todos, y cuando Yong ho se va a levantar para acompañarnos, Yoongi, atrayendo la atención del pequeño, dice:

-Si te vas, me como yo todas las
papas.

El niño defiende su posesión
mientras nosotros nos alejamos del
grupo.

Salimos del salón, caminamos
por un amplio pasillo y, de pronto, Taehyung se para ante una puerta, mete una llave en la cerradura, me hace entrar y, tras cerrar la puerta, murmura, desabrochándose la chaqueta:

-No puedo aguantarlo más, cariño.
Tengo hambre, y no es de la comida que me espera sobre la mesa.

Lo miro boquiabierto.

-Pero ¿no íbamos a saludar a la
cocinera?

Taehyung se acerca a mí con una
devoradora mirada.

-Desnúdate, cariño. Escala
cincuenta de deseo, ¿lo recuerdas?

Con el asombro aún en el rostro, voy
a responder cuando Taehyung me coge con ímpetu por la cintura y me sienta sobre la mesa del despacho. Pero ¿no me ha dicho que me desnude?

Con su lengua repasa primero mi
labio superior, después el inferior y,
cuando finaliza el morboso contacto con un mordisquito, soy yo el que se lanza sobre su boca y se la devora.

Calor.

Excitación.

Locura momentánea.

Durante varios minutos, nos besamos
con auténtico frenesí mientras nos
tocamos. Taehyung es tan caliente, tan activo en esa faceta, que siento que me voy a derretir, y antes de que siga, añado-: No quiero que me rompas ni las medias ni las bragas. Son nuevas y me costaron un montón. Yo me las quitaré.

Sonríe, sonríe, sonríe... ¡Oh, Dios!

Cuando sonríe mi corazón salta
embravecido.

¡Que me rompa lo que quiera!

Taehyung da un paso hacia atrás. Soy
consciente de que su deseo se intensifica por mí. Sin demora, pongo un pie en su pecho. Me desabrocha la bota sin apartar sus ojos de los míos y me la quita. Repite la misma acción con la otra pierna, y él con la otra bota. ¡Guau, qué morboso es mi Iceman!

Cuando las dos botas están en el
suelo, me bajo de la mesa, da un paso
hacia atrás, y yo me quito las medias.

Las dejo sobre la mesa.

La respiración de Taehyung es tan
irregular como la mía y, cuando se
arrodilla ante mí, sin necesidad de que me pida lo que quiere, lo hago.

Me acerco a él, acerca su cara a mis
braguitas, cierra los ojos y murmura:

-No sabes cuánto te he echado de
menos.

Yo también lo he echado de menos y,
deseoso de sexo, poso mis manos en su pelo y se lo revuelvo, mientras él sin moverse restriega su mejilla por mi erección, hasta que con un dedo
me baja las bragas, pasea su boca por
mi tatuaje y le escucho murmurar:

-everything you want.

Sin dejar de repetir esta frase tan
típica de él y que yo tatué en mí, me baja las bragas, me las quita, las deja sobre la mesa y, levantándose, me coge entre sus brazos, me sienta sobre la mesa, abre mis piernas, se baja el pantalón negro del chándal y, cuando clavo mis ojos en su erecto y tentador pene, susurra mientras me tumba:

-Me vuelve loco leer esa frase en tu cuerpo, pequeño. Me tiraría horas
saboreándote, pero no hay tiempo para preámbulos, y por ello te voy a follar ahora mismo.

Y sin más, me acerca su enorme
erección a mi entrada y, de una sola y certera estocada, me penetra.

Sí..., sí..., sí...

¡Oh, sí!

Se oye el hablar de la gente tras la
puerta cerrada, y Taehyung me posee. Lo miro. Me deleito.

-No más secretos entre tú y yo -
musito.

Taehyung asiente. Me penetra.

-Quiero sinceridad en nuestra
relación -insisto, jadeante.

-Por supuesto, pequeño. Prometido
ahora y siempre.

La música llega hasta nosotros, pero
yo sólo puedo disfrutar de lo que siento en este instante. Estoy siendo saciado una y otra vez con vigor por el hombre que más deseo en el mundo, y me encanta. Sus fuertes manos me tienen agarrado por la cintura, me manejan, y yo, dichoso del momento, me dejo manejar.

Taehyung me oprime una y otra vez contra él mientras aprieta los dientes y oigo cómo el aire escapa a través de éstos.

Mi cuerpo se abre para recibirlo y jadeo, dispuesto a abrirme más y más
para él. De pronto, me levanta entre sus brazos y me apoya contra la pared.

¡Oh, Dios, sí!

Sus penetraciones se hacen cada vez
más intensas. Más posesivas. Uno...,
dos..., tres..., siete..., ocho..., nueve...
embestidas, y yo gimo de placer.

Sus manos, que me sujetan, me
aprietan el culo. Me inmovilizan contra la pared y sólo puedo recibir gustoso una y otra vez su maravilloso y demoledor ataque. Éste es Taehyung. Ésta es nuestra manera de amarnos. Ésta es nuestra pasión.

Calor. Tengo un calor horrible cuando siento que un clímax asolador está a punto de hacerme gritar. Taehyung me mira y sonríe. Contengo mi grito, acerco mi boca a su oído y susurro como puedo:

-Ahora..., cariño..., dame más
fuerte ahora.

Taehyung intensifica sus acometidas,
sabedor de cómo hacerlo. Se hunde
hasta el fondo en mí mientras yo disfruto y exploto de exaltación.

Taehyung me da lo que le pido.

Es mi dueño. Mi amor. Mi sirviente. Él lo es todo para mí, y cuando el calor entre los dos parece que nos va a carbonizar, oigo salir de nuestras gargantas un hueco grito deliberación que acallamos con un beso.

Instantes después, se arquea sobre
mí y yo le aprieto contra mi cuerpo,
decidido a que no salga de él en toda la noche.

Cuando los estremecimientos del
maravilloso orgasmo comienzan a
desaparecer, nos miramos a los ojos y él murmura, aún con su pene en mi interior:

-No puedo vivir sin ti. ¿Qué me
has hecho?

Eso me hace sonreír y, tras darle un
candoroso beso en los labios, respondo:

-Te he hecho lo mismo que tú a mí.
¡Enamorarte!

Durante unos segundos, mi Iceman particular me mira con esa mirada tan suya, tan alemana y castigadora que me vuelve loco. Me encantaría estar en su mente y saber qué pasa por ella mientras me mira así.

Al final, me da un beso en los labios y me suelta a regañadientes.

—Te follaría en cada rincón de este
lugar, pero creo que debemos regresar con el resto del grupo.

Me muestro conforme animadamente. Veo mis pantalones, las medias y la braga sobre la mesa, y de prisa me las pongo, aunque antes Taehyung abre un cajón y saca servilletas de papel para limpiarnos.

—Vaya…, vaya, señor Kim—apunto con gesto pícaro—, por lo que
veo no es la primera vez que usted viene aquí a satisfacer sus necesidades.

Taehyung sonríe, y tras limpiarse y tirar el papel a una papelera, contesta en tanto se ajusta su pantalón negro:

—No se equivoca, joven Jeon. Este local es del padre de Yoongi y
hemos visitado este cuarto muchas veces para divertirnos y compartir
ciertas compañías.

Su comentario me resulta gracioso,
pero esos celos tan característicos en mi personalidad me hacen dar un paso adelante. Taehyung me
mira.

—Espero que a partir de ahora
siempre cuentes conmigo —señalo,
achinando los ojos.

Taehyung sonríe.

—No lo dudes, pequeño. Ya sabes
que tú eres el centro de mi deseo.

Fuego…

Hablar tan claramente sobre sexo
con Taehyung me enloquece. Él, consciente de ello, se acerca a mí y me coge por la cintura.

—Pronto abriré tus piernas para que
otro te folle delante de mí, mientras yo beso tus labios y me bebo tus gemidos de placer. Sólo de pensarlo ya vuelvo a estar duro.

Rojo…, debo de estar más rojo que
un tomate en rama. Sólo imaginar lo que acaba de decir me aviva y enloquece.

—¿Deseas que ocurra lo que he
dicho?

Sin ningún atisbo de vergüenza,
muevo la cabeza afirmativamente. Si mi padre me viera me desheredaría. Taehyung, divertido, sonríe y me besa con cariño.

—Lo haremos, te lo prometo. Pero
ahora termina de vestirte, precioso. Hay una mesa llena de gente esperándonos a pocos metros de aquí y, si tardamos más, comenzarán a sospechar.

Atizado por lo ocurrido y, por sus
últimas proposiciones, termino de ponerme las medias. Después, Taehyung me ayuda a abrocharme las botas.

—¿Vuelvo a estar decente? —
pregunto una vez vestido, mirándole.

Taehyung me mira de arriba abajo y, antes de abrir la puerta, susurra:

—Sí, cariño, aunque cuando
lleguemos a casa te quiero totalmente
indecente. —Su comentario me hace reír y, tras resoplar, indica—: Salgamos ya de esta habitación, o no voy a ser capaz de contenerme para no romperte esta vez tus preciadas medias y bragas nuevas.

Por la noche, cuando llegamos a
casa y Taehyung acuesta a Yong ho, cerramos la puerta de nuestra habitación y nos entregamos a lo que mas nos gusta:

sexo salvaje, morboso y caliente.

si ven alguna incoherencia xfa avisenme

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro