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El sábado 29 de diciembre Taehyung me pide dedicarle el día entero a su sobrino. Sus ojos al decírmelo me indican lo inquieto que está por ello, pero yo asiento convencido de que es lo mejor para todos, en especial para Yong ho.

Eso sí, éste no desperdicia la oportunidad siempre que puede de hacerme ver que yo estoy de más.

No se lo tomo en cuenta.

Es un niño.

Jugamos gran parte del día a la
Wii y la Play, lo único que al niño
parece motivarlo, y le demuestro que los donceles sabemos hacer más cosas de las que él cree.

Me divierte observar cómo me mira
cuando gano a Taehyung jugando a Moto GP o a él mismo jugando una partida de Mario Bros. El niño no da crédito a lo que ve.

¡Un doncel ganándoles!

Pero me dejo ganar por él al Mortal Kombat para darle un poco de chance y que no me odie más.

Yong ho es un niño duro de pelar, digno sobrino de mi Iceman.

Durante todo el día, Taehyung y yo nos dedicamos totalmente a él y, por la noche, tengo la cabeza como un bombo de tanta musiquita de videojuegos. Pero a la hora de la cena, sorprendido, me percato de que Yong ho me pregunta siquiero ensalada y me rellena mi vaso de coca-cola sin que yo se lo pida cuando se me acaba.

Esto es un comienzo, y Taehyung y yo sonreímos.

Cuando por fin conseguimos agotar
al niño y acostarlo, en la intimidad de
nuestra habitación, Taehyung vuelve a ser mío. Sólo mío. Disfruto de él, de su boca, de su manera de hacerme el amor, y sé que él disfruta de mí y conmigo.

Mientras me penetra, no dejamos de
mirarnos a los ojos y nos decimos cosas calientes y morbosas. Su juego es mi juego, y juntos disfrutamos como locos.

El domingo, cuando me despierto,
como siempre estoy solo en la cama.

Taehyung y su poco dormir. Miro el reloj. Las diez y ocho minutos. Estoy agotado. Tras la noche movidita con Taehyung sólo deseo dormir y dormir, pero soy consciente de que en Alemania son muy madrugadores
y debo levantarme.

De pronto, la puerta se abre, y el
objeto de mis más pecaminosos y
oscuros deseos aparece por ella con una bandeja de desayuno. Está guapísimo con ese jersey granate y los pantalones.

-Buenos días, bebé.

Este apelativo tan de mi padre me
hace sonreír. Taehyung se sienta en la cama y me da un beso de buenos días.

-¿Cómo está mi novio hoy? -pregunta con cariño.

Encantado de la vida y del amor que
le profeso, me retiro el pelo de la cara y respondo:

-Agotado, pero feliz.

Mi contestación le gusta, pero antes
de que diga nada, me fijo en la bandeja y veo algo que me deja atónito.

-¿Ramyeon? ¿Esto es ramyeon?

Él asiente con una grata sonrisa.

-¡Mmm, qué rico!

La carcajada de Taehyung retumba en la habitación.

Cuando me voy a limpiar con la servilleta, al cogerla, el anillo que le devolví a Taehyung en la oficina aparece ante mí.

-Vuelves a ser mi novio y quiero
que lo lleves.

Lo miro. Me mira. Sonrío. Sonríe, y
mi loco amor agarra el anillo y me lo
pone en el dedo. Después, me da un
beso en la mano y murmura con voz
ronca:

-Vuelves a ser todo mío.

Mi cuerpo se calienta. Lo adoro. Lo
beso en los labios y, cuando me separo
de él, cuchicheo:-Por cierto, novio mío -sonríe-, ¿puedo preguntarte algo de Yong ho?

-Por supuesto.

-¿Por qué no me habías dicho que
tu sobrino Yong ho es latino?

Taehyung suelta una carcajada.

-No es latino. Es alemán. No lo
llames así, o lo enfadarás mucho. No
sé por qué odia esa palabra. Mi hermana se fue a vivir a Argentina durante dos años. Allí conoció a *inventense un nombre XD*.

Cuando se quedó embarazada,
decidió regresar a Alemania para tener a Yong ho aquí. Por lo tanto, ¡es alemán!

-¿Y el padre de Yong ho?

Taehyung tuerce el gesto.

-Era un hombre casado y nunca
quiso saber nada de él. -Hago una
señal de asentimiento, y sin yo
esperarlo, él continúa-: Tuvo un padre en Alemania durante dos años. Mi hermana salió con un tipo llamado Leo. El niño lo adoraba, pero cuando ocurrió lo de mi hermana, ese imbécil no quiso volver a saber nada de él. Me dejó claro lo que siempre había pensado: estaba con mi hermana por su dinero.

Decido no preguntar más.

No debo.

Sigo comiendo, y Taehyung me besa en la frente. Durante unos segundos nos miramos y sé que ha llegado el momento de hablar sobre lo que me ronda por la cabeza. Antes, tomo un sorbo de café.

-Taehyung, mañana es Nochevieja, y
yo...

No me deja continuar.

-Sé lo que vas a decir -asegura,
poniendo un dedo en mi boca-. Quieres regresar a Corea para pasar la
Nochevieja con tu familia, ¿verdad?

-Sí. -Taehyung asiente, y yo prosigo
-: Creo que debería irme hoy. Mañana es Nochevieja y..., bueno, tú me entiendes.

Suspira, mostrándose conforme. Su
resignación me toca el corazón.

-Quiero que sepas que, aunque me
encantaría que te quedaras aquí
conmigo, lo entiendo. Pero esta vez no te voy a poder acompañar. He de
quedarme con Yong ho. Mi madre y mi hermana tienen planes, y yo quiero pasar la noche con él en casa. Lo comprendes tú también, ¿verdad?

Recordar eso me rompe el corazón.

¿Cómo se van a quedar solos?

Pero antes de que yo pueda decir nada, mi alemán añade:

-Mi familia se desmoronó el día en
que mi hermana murió. Y no puedo
reprocharles nada. El que desapareció
la primera Nochevieja fui yo. En fin...,no quiero hablar de esto, Kook. Tú vete a Corea y disfruta. Yong ho y yo estaremos bien aquí.

El dolor que veo en su mirada me
hace tocarle la mejilla. Deseo hablar
con él de eso, pero mi Iceman no quiere que me compadezca de él.

-Llamaré al aeropuerto para que
tengan preparado el jet.

-No..., no hace falta. Iré en un
vuelo normal. No es necesario que...

-Insisto, Kook. Eres mi novio y...

-Por favor, Tae no lo hagas más
difícil -le corto-. Creo que es mejor
que me vaya en un vuelo regular. Por
favor.

-De acuerdo -dice tras un
silencio más que significativo-. Me
encargaré de ello.

-Gracias -murmuro.

Resignado, parpadea y pregunta:

-¿Regresarás después de la
Nochevieja?

Mi cabeza comienza a dar vueltas.

Pero ¿cómo me puede preguntar eso?
¿Acaso no se ha dado cuenta todavía de que lo quiero con locura? Deseo gritar que por supuesto volveré cuando él me toma las manos.

-Quiero que sepas -añade- que,
si regresas a mi lado, haré todo lo que
esté en mi mano para que no extrañes nada de lo que tienes en Corea. Sé que tu sentimiento hacia tu familia es muy fuerte, y que separarte de ellos es lo que peor llevas, pero conmigo estarás cuidado, protegido y, sobre todo, serás muy amado. Deseo que seas feliz conmigo en Múnich, y si para eso todos tenemos que aprender costumbres coreanas, las aprenderemos y conseguiremos que
te sientas en tu casa. En cuanto a Yong ho, dale tiempo. Estoy seguro de que antes de lo que esperas ese pequeño te
adorará tanto o más que yo. Ya te dije
que era un niño algo particular y...

-Tae -le interrumpo, emocionado
-, te quiero.

El tono de mi voz, lo que acabo de
decir y su mirada hacen que el vello de todo mi cuerpo se erice, y más cuando le oigo decir:

-Te quiero tanto, pequeño, que el
sentirme alejado de ti me vuelve loco.

Nuestras miradas son sinceras y
nuestras palabras, más. Nos queremos. Nos amamos locamente, y cuando se está acercando a mi boca para besarme, la puerta se abre de par en par y aparece el pequeño Yong ho.

-¡Tíooooooooooo!, ¿por qué tardas
tanto?

Rápidamente los dos nos
recomponemos.

-Tío, te espero abajo para jugar.

Y antes de que ninguno pueda decir
nada más, cierra la puerta y se va.

Cuando nos quedamos Taehyung y yo
solos en la habitación, lo miro risueño.

-No tengo la menor duda de que Yong ho se alegrará mucho de mi marcha.

Taehyung no dice nada. Calla, me da un beso en los labios, y después se levanta y se va. Durante un rato miro la puerta sin entender cómo Eon Jin y Chung ha, la madre y la hermana de Taehyung, los pueden dejar solos en una fecha así. Eso me apena.

A las seis y media de la tarde, Taehyung, Yong ho y yo estamos en el aeropuerto. No tengo que facturar mi equipaje. Sólo llevo una mochila con mis pocas pertenencias. Estoy nervioso. Muy nervioso. Despedirme de ellos, en especial de Taehyung, me parte el corazón, pero tengo que estar con mi familia.

A pesar de la frialdad que veo en sus
ojos, Taehyung intenta bromear. Es su mecanismo de defensa.

Frialdad para no sufrir.

Cuando el momento de la despedida finalmente llega, me agacho y
beso en la mejilla a Yong ho.

-Jovencito, ha sido un placer
conocerte, y cuando regrese, quiero la
revancha de Mortal Kombat.

El niño asiente y, por unos segundos,
veo algo de calor en su mirada, pero
mueve la cabeza y, cuando me vuelve a mirar, ese calor ya no existe.

Animado por Taehyung, Yong ho se aparta de nosotros unos metros y se sienta a esperar.

-Tae, yo...

Pero no puedo continuar. Taehyung me besa con auténtica devoción y cuando se separa un poco clava sus impactantes ojos azules en mí.

-Pásalo bien, pequeño. Saluda a tu
familia de mi parte y no olvides que
puedes volver cuando quieras. Estaré
esperando tu llamada para regresar al
aeropuerto a buscarte. Cuando sea y a la hora que sea.

Emocionado, asiento. Tengo unas
ganas terribles de llorar, pero me
contengo. No debo hacerlo, o pareceré
uno tonto débil, y nunca me ha
gustado eso.

Por esa razón, sonrío, vuelvo a dar otro beso a mi amor y, tras guiñarle el ojo a Yong ho, camino hacia los arcos de seguridad. Una vez que los paso y que recojo mi mochila, me vuelvo para decir adiós, y mi corazón se rompe al ver que Taehyung y el
pequeño ya no están.

Se han ido.

Camino por el aeropuerto con
seguridad, busco en los paneles mi
puerta de embarque y, tras saber cuál es, me dirijo hacia ella. Queda más de una hora para que la puerta se abra y decido dar un paseo por las tiendas para entretenerme. Pero mi cabeza no está donde tiene que estar y sólo puedo pensar en Taehyung.

En mi amor.

En el dolor que he visto en sus ojos al separarme de él, y eso me parte segundo a segundo más el alma.

Cansado y agotado por la tristeza
que tengo, me siento y observo a la gente que pasea por mi lado. Gente alegre y triste. Gente con familia y gente sola.

Así estoy durante un buen rato, hasta que de pronto mi móvil suena. Es mi padre.

-Hola, bebé. ¿Dónde estás, mi
vida?

-En el aeropuerto. Esperando a que
abran la puerta de embarque.

-¿A qué hora llegas a Seúl?

Miro el billete.

-En teoría, a las once tomamos
tierra, y a las once y media cojo el
último vuelo que va a Busan.

-¡Perfecto! Estaré esperándote en
el aeropuerto de Busan.

Durante un rato, charlamos de cosas
banales.

-¿Estás bien, mi niño? -pregunta
de pronto-. Te noto algo decaído.

Como soy incapaz de ocultar mis
sentimientos al hombre que me dio la
vida y me adora, respondo:

-Papá, es todo tan complicado
que..., que... me agobio.

-¿Complicado?

-Sí, papá..., mucho.

-¿Has vuelto a discutir con Taehyung? -indaga mi padre sin entenderme bien.

-No, papá, no. Nada de eso.-Entonces, ¿cuál es el problema,
cariño?

Antes de decir algo, me convenzo de
que necesito hablar con él de lo que me pasa.

-Papá, yo quiero estar con ustedes
en Nochevieja. Deseo verte a ti, a la pequeña y a la loca de Yang mi, pero..., pero...

La cariñosa risa de mi progenitor me
hace sonreír aun sin ganas.

-Pero estás enamorado de Taehyung y también quieres estar con él, ¿verdad, cariño?

-Sí, papá, y me siento fatal por ello
-susurro mientras observo que dos
azafatas se ponen en la puerta de embarque por la que tengo que entrar en el avión.

-¿Sabes, bebé? Cuando yo conocí a tu madre, ella vivía en Daegu y, como bien sabes, yo en Busan, y te aseguro que lo que te pasa a ti, yo lo he sentido anteriormente, y el consejo que te puedo dar es que te dejes llevar por el corazón.

-Pero, papá, yo...

-Escúchame y calla, mi vida. Tanto la pequeña como tu hermana o yo sabemos que nos quieres. Te vamos a tener y a querer el resto de nuestras vidas, pero tu camino ha de comenzar como antes comenzó el mío y después el de tu hermana cuando se casó. Sé egoísta. Piensa en lo que tú quieres y en lo que deseas. Y si en este momento tu corazón te pide que te quedes en
Alemania con Taehyung, ¡hazlo! ¡Disfrútalo! Porque si lo haces yo estaré más feliz que si te tengo aquí a mi lado triste y ojeroso.

-Papá..., qué romántico eres -
sollozo, conmovido por sus palabras.

-Bebé.

-¡Aisss, papá! -lloro con emoción
-. Eres el mejor..., el mejor.

Su bondad vuelve a llenarme el alma
cuando lo oigo decir:

-Eres mi niño y te conozco mejor que nadie en el mundo, y yo sólo quiero
que seas feliz. Y si tu felicidad está con
ese alemán que te saca de tus casillas,
¡bendito sea Dios! Sé feliz y disfruta de la vida. Yo sé que me quieres, y tú sabes que yo te quiero. ¿Dónde está el
problema? Da igual que estés en
Alemania o a mi lado para saber que nos tendremos el uno al otro el resto de nuestras vidas. Porque tú eres mi bebé, y eso, ni la distancia, ni Taehyung, ni nada, lo va a cambiar. -Emocionado por sus palabras, lloro, y él sigue-: Vamos..., vamos..., no me llores, que entonces me pongo nervioso y me sube la tensión. Y tú no quieres eso, ¿verdad?

Su pregunta me hace soltar una carcajada cargada de lágrimas. Mi padre es grande. ¡Muy grande!

-Vamos a ver, mi niño, ¿por qué no
te quedas en Alemania y pasas la
Nochevieja alegre y feliz? Éste es el
comienzo de la vida que habías
planeado hace poco y creo que
empezarla en Navidades será siempre un bonito recuerdo para ustedes, ¿no
crees?

-Papá..., ¿de verdad que no te
importa?

-Por supuesto que no, mi vida. Por
lo tanto, sonríe y ve en busca de Taehyung.

Dale un saludo de mi parte y, por favor,sé feliz para que yo lo pueda ser
también, ¿de acuerdo?

-De acuerdo, papá. -Y antes de
colgar, añado-: Mañana por la noche los llamaré. Te quiero, papá. Te quiero
mucho.

-Yo también te quiero, bebé.

Conmovido, emocionado y con mil
sensaciones en mi interior, cierro el
móvil y me limpio las lágrimas.

Durante varios minutos permanezco sentado mientras mi cabeza piensa en qué debo hacer.

¿Papá o Taehyung? ¿Taehyung o papá?

Al final, cuando la gente de mi vuelo
comienza a embarcar, agarro la mochila y tengo muy claro dónde tengo que ir.

En busca de mi amor.

si ven alguna incoherencia xfa avisenme

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