[Serendipia]

Era extraño, comencé a pasar al frente de la solitaria vivienda de matices plateados. 

Todos temían a la extraña encapuchada que caminaba en las mañanas. Tan ajena y temerosa a su alrededor, sin confiar en los demás... y a mí me daba curiosidad.

—De nuevo soñando despierto, Demon— escuche la voz Twigo, uno de los más buscapleitos del pueblo. Todos los días buscando la revancha desde que le di la paliza de su vida, aunque sinceramente, no me gustan las contiendas.

Yo solo me pasé de largo ajustando el agarre de mi maletín donde tengo mis acrílicos, lo único con lo que cuento para vivir mi día antes de regresar a mi región laboral, ignorando los insultos que llegaban por la espalda.

[...]

Llevo al menos media hora frente el horizonte del bosque, mi papel sigue en blanco y el sonido titubeante del mi lápiz golpea contra la hoja repetidamente.

El aire sopla mis cabellos y con ellos la imaginación a mi parecer. Últimamente me sentía vacío y deprimido, las ideas huían lejos a un lugar mejor. 

Quisiera huir también.

Reviso la hora en mi reloj de mano soltando un suspiro vago. Hoy no fue mi día, pero quizás mañana si...

Quizás...
La excusa más utilizada en mi vida.

Tal vez no era tan malo, ya estaba acostumbrado a poco, pero codiciaba algo más, algo sin igual.

Los sollozos escondidos detrás de la fauna del monte llamaron mi atención, un lamento amargo para una voz tan dulce. 

La curiosidad me guio a la extraña que todo señalan en las mañanas; "Es un fenómeno", "La nieta de Goddess", "Nunca te le acerques a ella"... eso y más había escuchado entre los rumores, pero no dejaban de ser eso, rumores...

Jamás creí encontrarme con alguien sin igual; el blanco perfecto de su tez, lo plateado que era su cabello largo, ojos cristalinos como el cielo y lo maltratada que se encontraba.

—¿Estas bien?— pregunte...