Capítulo 14

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Jennie estaba paseando nerviosamente frente a ella, moviendo sus manos con evidente ansiedad, y Lisa tampoco estaba colaborando mucho, callada y sin dejar de mirarla.

Después de que Jennie le dijera que era su ex prometido, Lisa tuvo que sentarse en el sofá. No había dicho nada en todos esos minutos, a pesar de que su rostro parecía estar pidiendo una explicación. La única que hacía ruido alguno era Haerin, sentada a metros de ellas y jugando con sus juguetes. La bebé no parecía entender qué estaba ocurriendo.

—Él...

—Me dijiste que no tenías tiempo para esas cosas —le interrumpió Lisa—, que no... Jennie, ¿cómo puede ser tu ex prometido? ¿Por qué no me hablaste de él? —añadió, con expresión herida.

—No es importante —contestó Jen, pero vio que Lisa no parecía satisfecha con esa respuesta, y la alfa decidió sentarte—. Escúchame, preciosa, no es lo que estás creyendo. Él y yo... salimos hace muchos años, ¿está bien? Cuando yo tenía diecinueve y él dieciocho.

Lisa quedó sorprendida con sus palabras, porque eso significaba que ocurrió por lo menos once años atrás. Jennie debía ser recién una estudiante universitaria, al igual que Taehyung.

—¿Cómo? —tartamudeó, atónita.

Jennie parecía algo avergonzada.

—Vengo de una familia... tradicional. Los matrimonios concertados son pan de cada día. Taehyung... es hijo de una amiga de mi padre, y ellos creyeron que sería buena idea —rascó su nuca—. Lo acepté al inicio, él y yo nos conocimos y teníamos muchas cosas en común. Puedo decir que me gustaba.

Lisa escuchó todo en silencio, sintiendo una pizca de celos por esas últimas palabras. No debería desconfiar de Taehyung, se lo estaba explicando todo con calma, pero no podía evitarlo. Esa dolorosa relación con Kangsan le dejó muy insegura acerca de tener novia, a pesar de que no quisiera demostrarlo, porque temía demasiado volver a ser utilizada. No quería quedar como una idiota, con el corazón roto por haber caído ante las redes de una nueva alfa.

—Estuvimos comprometidos dos años cuando me di cuenta de que no podía hacerlo. Taehyung me gustaba como amigo, pero como nada más, y estar en la universidad abrió un nuevo mundo para mí, no limitado sólo a la burbuja en la que crecí —continuó Jennie, agarrándole la mano—. Lo que quiero decir, Lili, es que le terminé, ¿vale? Le terminé hace mucho tiempo, y no hay nada entre él y yo. No quiero a Taehyung de esa forma y tú eres la única que ocupa mi corazón, preciosa.

—Pero... —Lisa no podía evitar la desconfianza, los celos y el miedo—, pero ¿qué hacía acá, Jennie?

La alfa le acarició la palma de la mano, como si quisiera relajarla, sin embargo, seguía muy tensa. El encuentro con Jieun a la hora de almuerzo ya le había arruinado el día, y esto terminó por rebasar el vaso. Una parte de ella quería volver a su departamento con Haerin, aunque una más grande insistía en abrazar a Jennie y acurrucarse contra ella. Lisa estaba un poco asustada de lo que podía significar eso.

—No enloquezcas —pidió Kim, y Lisa no entendió—. Taehyung quiere que lo volvamos a intentar.

—¡¿Que él qué?!

Haerin chilló ante el grito de su mamá.

—¡Baaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! —y rompió a reír, agarrando su pobre y maltratado gatito para llevárselo a la boca.

Jennie parecía un poco divertida ante sus palabras, a pesar de que Lisa no le encontraba gracia alguna.

—Taehyung es omega y viene de una familia tradicional, Lili —explicó con suavidad—. Sus papás no se tomaron bien nuestro quiebre. Él piensa que, si volvemos, los hará sentir orgullosos.

—¿Qué se cree? —barboteó Lisa—. ¿Cómo se le ocurre...?

—Le dije que no —le interrumpió la castaña—, y antes de que llegaras, le contaba que estaba saliendo con una omega a la que adoro mucho.

Ahora Lisa se ruborizó, viendo la sonrisa dulce de su novia. De repente, todo el enfado y el disgusto se esfumó, y quería reír por los pensamientos tontos que tuvo. ¿Jennie, engañándola? ¿Cómo se le ocurría? Jennie no era Kangsan, su exnovio no le llegaba ni a los talones de Jennie, así que no debía preocuparse demasiado, ¿cierto? Jennie jamás le haría eso.

—¿Y quién sería esa omega? —preguntó, coqueta, y Jennie se rió.

—Qué atrevida eres, preciosa —le gruñó, agarrándola de la barbilla—. ¿Se te pasó el enfado?

—Lo siento —se disculpó, apenada—, me agarró por sorpresa el encuentro con Jieun y conversar con ella, y después... cuando vi a ese chico aquí...

—Oye, no ocurre nada malo —aseguró Jen, dándole un beso suave en los labios—. Fue una sorpresa para las dos, no estábamos listas para eso.

—Estoy cansada de que lo mantengamos a escondidas —suspiró Lisa, devolviéndole el beso.

—Sí, pero queda poco, preciosa —menos de dos meses. Era mitades de enero y las clases terminaban a finales de febrero—. Supongo que te estás preparando para tus exámenes, además.

Lisa se rió, divertida por sus palabras, pero antes de poder decir algo, Haerin rompió a llorar. Las dos se giraron a verla, observando que su peluche de gatito estaba decapitado. Oh, no.

—¡Mami! —lloró Hae—. ¡No gayo! —y lloró con más fuerza.

Lisa se puso de pie, yendo a tomarla en brazos y poniendo una expresión de reprobación. Haerin la abrazó por el cuello, tan triste porque su gatito favorito se rompió. Jennie agarró el decapitado peluche, haciendo un mohín por la cabeza húmeda en babas que Haerin dejó.

—¿Cómo lo rompiste, Hae? —preguntó Lisa, comenzando a tranquilizarla.

—Probablemente lo estaba mordiendo y tiró de él —dijo Jennie—, lo venía rompiendo de a poco, pobre gatito —la mayor, sin poder evitarlo, le quitó el relleno de la cabeza.

—¡BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! —lloró Haerin con más fuerza, horrorizada.

Bastó una hora para consolarla, con la promesa de Lisa de que le arreglaría el gatito y Jennie jurándole que le compraría otro peluche. Una vez quedó tranquila, comenzaron a preparar la cena del día, y comieron con más calma. Lisa quería que Haerin se fuera pronto a dormir, deseando un momento a solas con Jennie.

Así que, una vez Haerin cayó dormida abrazando su segundo peluche favorito, un hámster, Lisa no dudó en agarrarle la mano a Jennie y llevarla al cuarto principal.

—Lili —comenzó a decir Jennie cuando Lisa la besó en la boca—, mañana tenemos clases y un largo día, es mejor...

—Quiero chuparte la polla —le dijo suciamente, y Jennie se calló—, quiero ahogarme en ella, alfa, ¿puedo hacerlo?

Hubo un instante en que permanecieron en silencio, ambas mirándose: Lisa con evidente deseo, y la alfa un poco contrariada.

—Está bien, bebé —suspiró la surcoreana, resignada.

Lisa volvió a besarla, sonriendo por la felicidad, y pronto Jennie comenzó a devolverle los besos con salvajismo. A la alfa le gustaba hacerse la difícil, claro que sí, pero la menor sabía que era sólo una fachada. No podía esperar a salir del semestre para poder follar más seguido.

Empujó a Jennie sobre la cama para que se sentara en el borde, y no tardó en arrodillarse ante ella, acomodándose entre ambas piernas. No era la primera vez que le haría sexo oral, ya lo hicieron un par de veces, y a Lisa le gustaba hacérselo. Se sentía extrañamente bien.

Le desabrochó los pantalones, masajeando por encima del jean y sintiendo cómo la entrepierna de Jennie se endurecía. Se entretuvo un momento en eso hasta que la escuchó gruñir, y sin dejar de sonreír, se los bajó un poco, lo suficiente para mostrar su ropa interior. No tardó en agarrar el bóxer, bajándoselo también, y la polla dura de Jennie se irguió ante ella.

La envolvió con su mano, quedando empapada en el presemen, y pudo sentir el temblor de su novia bajo suyo. Eso le hacía sentir muy feliz, el hecho de saber que podía excitar a alguien de esa forma. Lo acarició unos segundos mientras acumulaba saliva en su boca, y se enderezó antes de dejarlo caer encima del enrojecido glande. Aceleró el movimiento de su mano, usando la baba y el líquido preseminal como lubricante.

—Lili —gruñó Jen, observando a la omega hacer su tarea con ahínco.

—¿Sí, amor? —susurró Lisa, concentrada en su trabajo.

—Vamos, bebé —masculló la alfa—, quiero ver cómo te atragantas con mi verga.

Lisa se sintió a sí misma muy excitada por las palabras de la mujer, y separó sus labios para cerrarlos alrededor de la cabeza del pene, el fuerte sabor a presemen inundando sus papilas gustativas. Con la lengua lo acarició, escuchando el gemido de Jennie y sintiendo la mano de la alfa en sus cabellos. Los fuertes dedos de la profesora se cerraron alrededor de sus pelos y Lisa gimoteó.

Se alejó con un suave pop antes de sacar la lengua y lamer el tronco varias veces, recogiendo su propia saliva y el líquido preseminal. Levantó la vista, encontrándose con los oscurecidos ojos gatunos de Jennie.

—No me mires así —jadeó Kim, observando a Lisa mostrarle la lengua otra vez y lamiéndole repetidas veces—, o voy a follarte el culo, Lili.

—Quiero tanto que lo hagas —admitió la omega—. Profesora, por favor, ¿puede arruinarme?

—Por Dios, Lisa...

La chica humedeció sus labios, sintiendo el tirón en su cabello cuando Jennnie le agarró con más fuerza, y abrió su boca para meterse la polla de la castaña en su boca. Ahuecó sus mejillas para lograr que fuera más profundo, sintiendo el peso en su lengua y con los ojos poniéndose llorosos cuando la sintió empujar en su garganta. Relajó su mandíbula, respirando por la nariz para poder calmarse y destensarse, pues no quería provocar un accidente por su nulo control. No sería divertido si le mordía el pene a su novia.

Escuchó los murmullos de aprobación que Jennie le dirigió, y lloriqueó por el placer de sentir su boca tan llena. La saliva caía por su barbilla, pero a ninguna le importaba estar haciendo un desastre, disfrutando de ese momento íntimo entre ellas. Lisa comenzó a mover su cabeza de arriba hacia abajo, sintiendo el glande empujándose en su garganta hasta provocarle arcadas, aunque se forzó a aguantar.

Quería tanto que se corriera en su boca, que su rostro quedara manchado con el esperma de Jennie, que su polla-

—¡BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! —se escuchó repentinamente, un llanto resonando en todo el departamento.

Lisa se alejó con sorpresa, soltando el pene de Jennie, y su novia se quejó en voz baja. Ambas se miraron: la alfa tenía su polla húmeda en la baba, mientras que la cara de la omega era un desastre.

—Me voy a matar —murmuró la mayor, poniéndose de pie y subiéndose la ropa interior con una mueca de disgusto—. Voy yo, amor. Ve a limpiarte.

Lisa formó un puchero, tentada de esperar a Jennie desnuda. Sin embargo, el llanto de Haerin le quitó todas las ganas de hacer algo más, y sabía que a su novia también le pasó eso. Fue al baño a darse una ducha rápida para limpiarse, escuchando a Jennie consolar a Haerin, y mientras se ponía el pijama, oyó el ruido de la ducha siendo abierta. De seguro la mujer se estaba bañando para quitarse todo rastro de excitación.

Se acostó en la cama, sintiendo poco después llegar a Jennie y poniéndose el pijama, recostándose a su lado. La mayor la abrazó y atrajo contra su cuerpo, y Lisa se rió al sentir unos labios húmedos sobre su cuello.

—¿Qué pasó con Haerin? —preguntó Lisa, volteándose y besando a Jennie.

—Se despertó y no estaba el gato.

Lisa suspiró, cansada por todas las emociones que sintió en ese día.

—Te quiero —le dijo a Jennie.

La alfa le dio otro beso.

—Yo también te quiero, preciosa.

La omega sonrió, cerrando sus ojos para dormir.

***

El resto de la semana transcurrió con normalidad para la pareja, aunque poco se vieron durante esos días.

Jennie estaba atiborrada de tareas y trabajos que revisar, además de que debía preparar los últimos exámenes que llevar a cabo con los estudiantes que tenía a cargo. Por otro lado, Lisa tenía que estudiar para dos exámenes que tendría la semana siguiente, que darían inicio al final del año académico en la universidad. Se encontraba un poco preocupada, pues tenía una clase peligrando, y no deseaba atrasarse en sus estudios.

Por eso mismo llegaron a la conclusión, con Jennie, de verse lo menos posible, pues juntas solían distraerse un montón. Lisa pasaba a verla en algunos recesos y si es que Jennie no tenía clases, pero más allá de eso, no se juntaron durante el resto de la semana. El fin de semana tampoco decidieron verse, acomplejadas por la cantidad de carga académica que poseían.

Haerin, debido a la decisión tomada, estuvo un poco arisca y molesta esos días. Todos los días preguntaba por papá, y Lisa trataba de explicarle lo mejor posible que pronto iría a verlas, pero por ahora no estaba allí. Por supuesto, la bebé no lo entendía muy bien, y eso la ponía irritable, especialmente porque mamá tampoco la tomaba mucho en cuenta.

El viernes, Haerin se puso a llorar cuando la omega le dijo otra vez que papá no iría, y a pesar de que Lisa trató de consolarla, la bebé parecía reacia a detener su llanto. Ni siquiera entregarle su gatito preferido, que Lisa arregló, la consoló. Poco estudió ese día, y la pelinegra sabía que el sábado muy probablemente sería igual, así que llamó a Jisoo una vez Haerin cayó dormida.

Al día siguiente, su mejor amiga apareció temprano, con una sonrisa resplandeciente. Haerin parecía feliz de verla, porque Soo la mimaba un montón y siempre jugaba con ella.

—¿Segura que la puedes cuidar todo el día? —preguntó Lisa por décima vez.

—¡Tranquila! —le dijo Jisoo, acomodando a Haerin en su cochecito—. Descuida, hoy tendré una cita con Ro... La alfa que estoy conociendo —se corrigió con rapidez, sonriendo con inocencia—. ¡Ya le pregunté y dijo que no importaba!

Lisa la miró con sospecha, pero Jisoo le puso el gorrito de gato a Haerin, que se veía muy emocionada con toda esa atención.

—Me llamas si hay algún problema —se despidió la extranjera, yendo a dejarla a la puerta.

—¡Nos vemos!

—¡Baaaaa, mami! —gritó Haerin, agitando su manito en modo de despedida.

El día transcurrió tranquilo y normal. Lisa pudo estudiar todo lo que quiso, tomarse su tiempo y no preocuparse por nada más, pues sabía que Haerin estaba en muy buenas manos. Avanzó muy bien en sus lecturas y resúmenes, sin ruidos que le incomodaran o distrajeran un poco, y sabiendo que podría ir a acostarse relativamente temprano para continuar al día siguiente.

Jisoo llegó a las nueve de la noche con Haerin, que venía durmiendo y apenas se dio cuenta de que Lisa la tomó en brazos.

—La llevamos a un parque y estuvo corriendo mucho. Se cayó un par de veces, pero no parecía importarle —explicó la azabache—. ¿Mañana a la misma hora, Lis?

—Por favor —Lisa le sonrió, un poco preocupada—. ¿No quieres que llame un taxi? Ya está a oscuras y...

—Nah, no te preocupes —Jisoo se despidió de ella—. Me están esperando. ¡Nos vemos mañana, Lis!

Lisa se asomó por la ventana para ver si veía algo, pero estaba muy a oscuras y sólo veía las luces del auto estacionado frente al departamento. Ya le iba a sacar la información necesaria para saber con quién estaba saliendo.

El domingo, Jisoo volvió y Haerin se veía otra vez contenta de salir. Se despidió de su cachorrita, lista a seguir sus estudios ese día.

Para la noche, una vez Haerin estaba durmiendo en su cunita y ella hablaba por mensaje con Jennie, fue que decidió llamarla.

¿Cómo estás, preciosa? —preguntó la alfa, con su voz ronca.

—Te extraño mucho —confesó Lisa—. ¿Qué estás haciendo?

—Yo también te extraño —suspiró—. Termino de revisar sus trabajos.

—Mmm... —Lisa lo pensó un momento—. ¿Me fue bien, profesora?

—No te aproveches —regañó su novia, aunque Lisa casi podía ver la sonrisa en su rostro.

—Jennie —susurró la tailandesa—, quiero tanto que estés conmigo ahora, tocándome y haciéndome gemir.

—Dios, bebé...

Media hora después, Lisa se fue a dormir con una sonrisa enorme en los labios que permaneció incluso cuando despertó para ir a clases.

Ese día debía rendir su último examen de la clase de Fundamentos Filosóficos y Sociológicos de la Educación, que era el que más le preocupaba de todas las asignaturas que tenía. El examen que tuvo más de un mes atrás, y que tuvo que interrumpir porque fue el día en que Haerin se quedó con Jennie por primera vez, fue un desastre para ella. Ahora, necesitaba una buena calificación para aprobar el ramo.

Pero Lisa estaba confiada. Estudió mucho, demasiado, y tenía buena memoria de las clases. Al rendirlo, encontró que contestó lo suficientemente bien todas las preguntas, y lo entregó con la suficiente confianza de haber dado todo de sí. Lo único malo era que el examen fue a las cinco de la tarde, por lo que salió a las siete, cuando ya estaba a oscuras, y salió con sus amigos de la Facultad, dispuesta a ir al paradero para agarrar un bus e irse a casa.

—Disculpa, ¿eres Lisa?

Se volteó a la masculina voz que le habló, encontrándose con un rostro familiar. Lo reconoció enseguida: era el omega que estuvo en el departamento de Jennie, su ex prometido.

¿Qué demonios estaba haciendo allí?

Se despidió de sus amigos, que le miraron con un poco de curiosidad, pero Lisa se volteó al hombre. ¿Se llamaba Taehyung?

—Sí, ¿en qué puedo ayudarte? —preguntó, tratando de mantener el tono educado.

El omega se veía incómoda frente a ella, como si tratara de buscar las palabras correctas qué decir. Lisa comenzó a impacientarse, porque ya era tarde y no tenía tiempo para una discusión o pelea con él.

—Me preguntaba si podía hablar contigo —dijo, mirando un momento hacia el interior del edificio—. Vine con la esperanza de encontrar a Jennie, pero...

—¿Y para que la buscas a ella? —habló, comenzando a alterarse. Taehyung le observó—. Por si no te quedó claro, ella es mi novia.

—¿Es así? —él le miró, apático—. Pareces una estudiante y ella tu profesora, ¿o no? ¿Estás saliendo con tu profesora?

Oh, rayos.

Lisa estaba metida en problemas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro