Chapter 10 [🦋]

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Narrador omnisciente;

La tensión era algo que sobraba en esa gran habitación con ventanales amplios en la que se encontraban ambos chicos. Jungkook la miraba con su típica mirada intensa y algo intimídate para ella, cuando en realidad sentía una mezcla de preocupación con rabia y sobre todo impotencia; la impotencia de saber que no pudo hacer nada por Alexandra y que ella se encontraba en un situación poco agradable debido a las personas que los estaban persiguiendo. Mientras tanto, Alexandra no hacía más que sostener con dedos temblorosos las sábanas de seda negras que la cubrían, tratando de evitar la mirada dura y profunda que le daba el pelinegro frente a ella.

—¿Quién fue? Dímelo —siseó el de cabellos negros, quien mantenía su mandíbula tensa.

La castaña seguía sin poder mirarlo, ella sabía las sensaciones que causaban esa mirada, pero sobretodo, no se atrevía a decirle la verdad. Le daba mucha vergüenza y a la vez miedo. Ella no entendía el porqué Jungkook se tomaba tantas molestias con ella, ni porqué podrían interesarle sus problemas familiares cuando solo se conocían desde hacía una semana y no había nada entre ellos excepto esa tensión sexual que siempre los envolvía, pero definitivamente tampoco le gustaba la manera en que el pelinegro apretaba sus nudillos hasta el punto de dejarlos blancos.

Eso le asustaba realmente.

—N-no fue nada... —respondió y se reprochó muy en el fondo cuando hasta su propia voz le falló. Carraspeó antes de volver a hablar— No tiene importancia.

Obviamente al pelinegro no le había gustado para nada esa respuesta, y la manera en la que sus párpados se cerraron y su mandíbula se tensó, lo confirmó. Era evidente que trataba de mantener el control de si mismo, no quería mandarse una cagada frente a la mujer que lo había tenido como idiota hormonal durante la última semana, pero no estaba siendo nada fácil.

¿Cómo podía simplemente decir que no tenía importancia lo que había sucedido?

¿Acaso no se daba cuenta de que había llegado con dos perforaciones en su cuerpo?

¿A eso le llamaba nada?

Esas preguntas rondaban por su cabeza mientras procuraba retener la poca paciencia que aún quedaba en él.

—G-gracias... por haberme salvado... —la voz de la fémina salió casi en un pequeño hilo de voz, mientras sus ojos estaban fijos en algo tan simple como lo era jugar con sus dedos.

Estaba agradecida con Jungkook, eso era un hecho. De no ser porque él no había dudado ni por un segundo en traerla directamente a su casa y haber conseguido un médico para atenderla, no sabría lo que hubiese sido de ella, en ese estado de desorientación en el que se encontraba luego de haber sido golpeada tan fuertemente por su madre. Pero acá la realidad era otra y era que por más agradecida que estuviera, estaba más que claro que ella pretendía cambiar de tema para desviar la atención del pelinegro de ese asunto tan desagradable como lo era su madre.

Jungkook no pudo evitar que una sonrisa incrédula con cierto tono de ironía se plasmara en sus labios.

¿De verdad ella pensaba que él se dejaría persuadir de ese modo tan fácil?

Claramente no lo haría. Él conseguiría una respuesta, su decisión era determinante.

—Alexandra —habla entre dientes— No trates de cambiar el tema. Estás en mi cama, golpeada y con dos heridas, y eso, no es algo sin importancia, como acabas de decir. Así que te lo volveré preguntar, ¿quién te hizo esto?

La sorpresa en el rostro de la castaña era más que evidente. Era obvio que su intento de desviar el tema no le había funcionado. Jungkook no era tonto, y ella se había dado cuenta de eso desde la noche que lo conoció, pero aún así esperaba al menos poder persuadirlo del tema de su golpiza. Pero era solo eso, una mínima esperanza, una que se esfumó cuando el pelinegro endureció más su mirada sobre ella, haciéndola temblar en su lugar.

—¿No me lo dirás? —inquiere el pelinegro cuando ve que la chica no dice ni una palabra aún— Bien, está perfecto. No hay necesidad de que me digas. Puedo descubrirlo por mi cuenta.

Las palabras de Jungkook alertaron a la castaña. Mucho más cuando se levantó del filo de la cama, dispuesto a salir de la habitación.

—¡No espera! —lo toma de la mano, hace una mueca cuando siente un tirón en su herida debido al gesto brusco— ¿Qué vas a hacer?

—Regresar a tu casa —responde simple, pero con la misma expresión dura en su rostro— Supongo que la persona que te hizo esto sigue ahí, y también supongo que no tendrá inconveniente alguno en contarme que sucedió.

El rostro de la castaña era de puro horror. Por más sereno y calmado que se escuchara Jungkook en estos momentos, ella sabía que la rabia lo estaba consumiendo, ya lo había visto enojado la noche en que su ex jefe intentó abusar de ella y le daba pavor lo que pudiera suceder si Jungkook llegaba a su casa y se encontraba a su madre.

—¡No, por favor! —lo detiene nuevamente y este se gira, mirándola expectante desde su posición— Te voy a contar, pero prométeme que no harás nada.

—No trates de manipularme con eso Alexandra —expresa en tono severo— Esa persona debe pagar por lo que te hizo.

—Por favor —volvió a suplicar.

El pelinegro se lo pensó por unos segundos. Él no entendía porqué la castaña se empeñaba tanto en defender a esa persona que la hizo mierda, pero tampoco podía negarse y menos cuando ella técnicamente se lo suplicaba de ese modo.

—¿Quién fue? —reiteró su pregunta volviéndose a sentar en el filo de la cama, haciendo que la castaña soltara un suspiro del alivio al ver que había conseguido al menos calmar su rabia.

Tragó saliva con dificultad antes de soltar sus palabras.

—Fue... —pasó las manos por su cabello inhalando profundamente— Fue mi madre.

En ese momento un silencio demasiado pesado se apoderó de toda la habitación. Jungkook aún procesaba las palabras que le había dicho Alexandra las cuales le habían caído como un balde de agua helada encima, mientras que la chica se mantenía con la mirada fija en sus dedos, rezando internamente porque Jungkook mantuviese la calma.

—¿Tú madre? —inquiere con su rostro lleno de confusión aún— ¿Estás segura?

Y con un solo asentimiento por parte de la castaña fue suficiente para que Jungkook sintiera como la ira comenzaba a recorrer nuevamente cada parte de su cuerpo.

—¿Jungkook? —lo llama la castaña cuando ve como este se levanta de la cama y se comienza a alejar de esta.

El de cabellos negros no hablaba, no emitía ni siquiera un gruñido como estaba acostumbrado a hacer cuando algo le molestaba y eso comenzaba a preocupar a Alexandra. Prefería que le pegara un grito aunque sea para saber que pensaba, a ese silencio demasiado incómodo que había entre ambos.

El grito lleno de horror que pegó la castaña resonó por todo el lugar. Y es que no se pudo contener de hacerlo cuando vio como el pelinegro lanzó al suelo todo lo que había encima de la mesita de centro que se encontraba en medio del juego de muebles que adornaba la habitación del chico.

Había sucedido lo que la castaña tanto había tratado de evitar.

Jungkook había perdido el control sobre él.

—Jungkook cálmate por favor —pide desesperada.

—¡¿Cómo mierda fue capaz de hacerte eso?! —inquiere hecho furia.

El pelinegro exigía algo a lo que la castaña no tenía respuesta tampoco. Ella jamás sería capaz de entender como su madre podía ser capaz de algo tan salvaje como lo era golpearla de ese modo.

—¡Esto no se va a quedar así! —amenazó alertando a la castaña.

—¡Jungkook, no!

La voz de la castaña era una mezcla entre el miedo y la preocupación por lo que pudiera hacer Jungkook, pero ni siquiera así logró que el pelinegro se calmara.

Trató con todas sus fuerzas de levantarse cuando vio las intenciones del chico de irse en ese estado, ignorando el dolor que sentía en su cuerpo. Pero en un mal gesto perdió el equilibrio, terminando por caer al suelo. El pequeño alarido de dolor que salió de sus labios alertó a Jungkook, quien se giró, encontrándose con la castaña en el suelo sosteniendo su cuerpo magullado y desnudo, gracias a que la sábana que la cubría había caído luego del golpe.

El pelinegro no dudó ni por un segundo en ir hasta ella y sostenerla en sus brazos para levantarla.

—¿Estás bien? —inquiere, rodeando su espalda baja con sus brazos, sosteniendo contra él, su cuerpo cubierto únicamente por las bragas que usaba. Ésta solamente asiente— Debes tener más cuidado.

—S-sí —responde la castaña apretando la camisa del chico con sus dedos.

Nuevamente el silencio reinaba entre ellos, mientras la tensión que siempre había entre ambos volvía a hacer acto de presencia.

Ambos habían vuelto a la realidad nuevamente, una en la que la castaña luchaba contra la vergüenza de estar desnuda frente al chico que le gustaba y que la mojaba de forma extravagante, y en la que Jungkook hacía un esfuerzo sobrehumano por mantener el autocontrol y no mirar más allá de los ojos azules de la chica, mientras sentía los pezones de la castaña aprisionados contra su pecho.

Las manos de Jungkook abandonaron la cintura de la castaña para llevarlas a su camisa y comenzar a desabotonar los botones de esta bajo la atenta mirada de la chica, quien estaba más que apenada y con las mejillas de un rojo intenso. Retiró lentamente la prenda de su cuerpo, para colocarla sobre el cuerpo de Alexandra quien seguía sostenida del pecho ahora desnudo del chico, sin dejar de mirar sus ojos cafés. La fémina se sintió más que aliviada al sentirse cubierta aunque sea mínimamente por la prenda y se sostuvo fuertemente del cuello del pelinegro cuando este se agachó un poco para cargarla en sus brazos y depositarla suavemente en la cama.

—G-gracias... —expresa cuando el chico se sienta nuevamente a su lado en la cama. Este asiente— Jungkook —lo llama por su nombre, atreviéndose a hacer la misma petición de antes, este la mira atentamente— No hagas nada... por favor.

El pelinegro da una fuerte inhalación antes de responder.

—Descuida —comenta, aliviando a la castaña con su respuesta— Descansa, Jin vendrá a revisarte luego.

La chica asiente y cierra los ojos repentinamente cuando siente que el pelinegro la toma de la nuca para dejar un pequeño beso cerca de sus labios. Sintió como el corazón comenzó a latirle más rápido de lo normal.

Jungkook no dijo o hizo algo más. Solo se levantó y se dirigió hacia la puerta, dejando atrás a la chica con un leve sonrojo en sus mejillas y disfrutando de la sensación de haberla besado así aunque haya sido un simple beso de mejilla.

Estando ya en el pasillo, atravesó este directo hacia las escaleras y comenzó a bajarlas sin importar que estuviese desnudo del torso, a la par que sacaba su celular del bolsillo de su pantalón.

Marcó el número y luego de unos cuantos timbres, escuchó como responden a su llamada.

—Te espero en mi despacho —comienza a hablar sin saludar o dejar que la otra persona dijera algo— Tenemos trabajo que hacer.

[🦋]

Bueno, bueno, ¿pero que está pasando aquí?😏

Espero que disfruten el capítulo porque a partir de aquí se viene lo chido😏

Y no digo más😇

Lxs leo en los comentarios.

Bye💜

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