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Lo mejor de esa tarde no fueron los regalos ni la gran porción del delicioso postre de chocolate con fresa que encantó a BamBam, para él lo mejor fue estar al lado de su compañero, compartir momentos íntimos entre ellos susurrándose cosas lindas y algunos "te quiero", al tomarse de la mano o ese momento en el que el tailandés se sentó sobre JinYoung y llenó de besos sus mejillas. Le encantaba hacer eso, porque el pelinegro lo envolvía por completo entre sus brazos y su calor le hacía sentir en el lugar correcto.

—Bebé— BamBam pasó los brazos al cuello de Park cuando éste le habló, rodeándolo y haciendo que sus rostros quedaran muy cerca. Había pasado una hora desde que los dos fueron a casa de JinYoung para recoger sus cosas y afinar otras. —¿Necesitas algo más antes de irnos?

Oh, pero claro que Bam necesitaba algo antes de partir. 

—Sólo necesito hacer esto.

JinYoung percibió los suaves labios del menor cubriendo los suyos e inmediatamente tomó al chico por las caderas. El ritmo fue lento pero la necesidad era evidente, el lugar comenzó a sentirse pequeño cuando el beso se volvió más intenso, BamBam gimió al sentir la lengua de JinYoung rozarse contra la suya y al parecer eso fascinó al pelinegro. Park le impulsó para que el menor le rodeara la cintura con sus delgadas piernas y Oh, joder, cuán exquisito fue para los dos. El lobo de BamBam aullaba por más, quería que su compañero lo tomara por completo... Necesitaba ser marcado por su fuerte y caliente alfa, necesitaba marcarlo a él. Quería hacérselo saber sin decir una palabra así que mordió los labios del pelinegro y se restregó un poco sobre el miembro ajeno.

JinYoung estaba a punto de perder la cabeza y salirse de control, el omega estaba liberando su fragancia mucho más fuerte, llamando a su lobo, volviéndolo aún más caliente. El animal gruñía porque JinYoung no le dejaba apoderarse por completo del cuerpo de su pareja, por lo tanto la sangre del mayor quemaba horrible por dentro. La lengua de BamBam se pasaba por su cuello y mordía su piel con sus colmillos, esa fue la señal para que Park detuviera al chico. No quería reclamarlo en esas circunstancias aunque ambos lo desearan.

—Bammie— murmuró con voz pesada. — Ya es hora de irnos.

—Pero, Jin-JinYoung— BamBam lloriqueó ante lo que éste repuso mientras un puchero se formaba en sus labios.

—Sólo un poco más, dulzura. Lo prometo.—El pelinegro dejó que el menor colocara nuevamente los pies sobre el suelo y acomodó sus cabellos para finalizar con un beso en su frente. 

BamBam caminó detrás de su compañero cuando por fin salieron de la casa, la emoción comenzó a apoderarse de cada parte de su cuerpo, sintiendo un revoltijo en el estómago y el pecho. Aquél sentir aumentó en el momento en que JinYoung tomó su lugar dentro del auto y su aroma con aquél toque fuerte llegó hasta lo más profundo de su ser. 

El chico con cabellos color ocre no sabía a dónde se dirigían por lo tanto se mantuvo saltando impaciente en su asiento cada vez que algo llamaba su atención a través de la ventana.

"Mira, JinYoung, ese árbol es enorme".

"Ese es muy pequeño".

"¿Ese es un pino naranja? "

"¡Mira ese conejo gordo, Jinnie!"

Park sonreía cada vez que el menor abría la boca, cada frase le hacía recordar que su pareja era un chico que aún conservaba esa inocencia sofisticada, digna de él.
BamBam preguntó muchas veces a dónde iban pero JinYoung solamente respondió "Es una sorpresa" por lo que se vio obligado a dejar de lado las preguntas sobre su destino y cambiar de tema.

Kunpimook no lo había admitido, pero él adoraba el hecho de que su compañero fuese mayor que él, Park sabía un montón de cosas interesantes y él era muy curioso, le gustaba aprender cosas nuevas todo el tiempo, así que el viaje no se le hizo aburrido. Iba tan concentrado en mirar y escuchar al alfa que no se dio cuenta cuando el auto se detuvo por fin. 

BamBam salió del auto y volteó para observar a su alrededor, estirando sus extremidades adormecidas. Lo que vio le fascinó; una casa rodeada de grandes árboles frondosos, se podía distinguir un pequeño lago no muy lejos de donde se encontraba, hojas verdes, cafés y amarillas por doquier. La luz del atardecer iluminaba el lugar, el viento y el canto de los pájaros, todo en perfecta armonía. 

—¿Te agrada?— JinYoung le sacó de sus pensamientos, estaba saliendo de la casa después de haber llevado dentro las maletas.

Bam asintió con una sonrisa en su rostro, dándole a entender al pelinegro que estaba a gusto en ese sitio. Era perfecto para correr por ahí y cazar, para jugar entre los árboles, beber del dulce claro y zambullirse en él. Era perfecto para él, para ellos. BamBam supo que ése era su lugar en el momento en que imaginó a su lobo corriendo libremente junto a su compañero.

—JinYoung— llamó la atención del mayor. Park miró el rostro del chico y ahí fue cuando supo que había quedado prendado por el lugar.
— Me encanta, ¿viviremos aquí?— El pelinegro asintió feliz de que Bam quisiera quedarse. 

El entusiasmo era evidente en el omega y él se sentía de la misma manera. Durante el paso de los años JinYoung se atrevió a construir el lugar para su futura familia donde anteriormente había estado la cabaña de los Park, la cual únicamente era utilizada durante las vacaciones. Su padre se la obsequió sabiendo lo mucho que le gustaba.

JinYoung iba a ese lugar para escapar de sus frustraciones, así que comenzó a remodelar el área y en el transcurso llegó a concluir que cuando encontrara a su pareja, los dos vivirían ahí. Esa sería la casa donde vería crecer a su manadita.

—¿Te parece bien si jugamos un rato?

A BamBam pareció agradarle la idea. Sus ojos brillaron con anticipación, pues sería la primera vez que vería a su alfa en su forma completa. Su lobo rasguñó su interior por querer salir y danzar alrededor. 

JinYoung comenzó a despojarse de su ropa y Kunpimook observó la piel que era bañada por los dorados rayos del sol dormilón, su pecho, sus brazos y las piernas que también quedaron descubiertas tras haberse quitado los pantalones. El chico ansiaba poder ver totalmente al mayor así que cuando por fin la última prenda fue retirada, la ansias de tocar el cuerpo de su pareja se apoderaron de él, pero Bam no se movió ni un centímetro, fue JinYoung quien caminó con paso lento pero decidido y cuando estuvo frente a él, sus manos comenzaron a deshacerse de la ropa estorbosa.

JinYoung ya había visto la piel de Kunpimook, pero ese no fue motivo para no sorprenderse por la suavidad de ésta, por lo tersa que era y lo hermosa que se veía. Sus ojos se dilataron aún más cuando bajó los jeans del menor junto con su ropa interior, dejándolo indefenso y dispuesto para él. Sin embargo ésta era la primera vez que Park observaba el cuerpo completo de su pareja en todo su esplendor. Si antes pensaba que el menor era bellísimo, ahora sabía que la hermosura de BamBam era inimaginable. Su piel comenzaba a picar, era su lobo que le hacía saber las ganas que tenía por transformarse.

Ambas respiraciones se mezclaban y se perdían con el ruido de los árboles moviéndose junto al viento, se miraban mutuamente reflejando el deseo del otro en los ojos contrarios mientras las grandes manos se cernieron a la cintura del menor, quien soltó un suspiro por el contacto. BamBam se aferró a los brazos de su compañero cuando éste descendió a su cuello y olfateó profundo, mientras trazaba líneas con su lengua al mismo tiempo, saboreando la dulce piel del omega. 

—Bam— JinYoung se retiró de su cuello y le miró con los ojos cambiando a un color azul intenso. Eran lo ojos de su lobo. El chico se removió cautivado por ver los preciosos orbes de su compañero. —Transfórmate.

JinYoung dejó que el cambio se diera y al fin se presentó a su pareja con la forma del gran lobo que era. Se sentó y esperó paciente a que el menor también cambiara. BamBam le admiraba maravillado, acercó sus manos a ese pelaje caoba y acarició suavemente por detrás de las orejas. Pudo ver cómo el gran alfa se derretía ante esos toques y movía la cola de un lado a otro, era duro pero al mismo tiempo se sentía suave bajo las manos del chico. Tocó por última vez las orejas del lobo y comenzó a tranformarse. 

Dio paso a un lobito de tamaño medio con el pelaje claro y ojos dorados. JinYoung aulló gustoso de ver a su pareja en aquella forma. Cuando fueron a visitar a sus padres el menor jugó con YuGyeom en su estado lobuno pero él no pudo verlo esa vez, así que le parecía tan irreal tenerlo ahí frente a él, tan precioso y magnífico que por un momento Park temió porque todo fuese un sueño, un hermoso sueño. No tenía tiempo que perder, se levantó en sus cuatro patas listo para ir tras él. BamBam vio lo que su alfa quería, así que con el corazón acelerado comenzó a correr hacia los árboles para esconderse entre la maleza, sintiendo las hojas y la tierra bajo sus acolchonadas patas.

JinYoung esperó unos segundos antes de salir disparado, siguiendo el rastro que el omega dejaba a su paso. Con su característico olor perfumaba la maleza y entonces Park supo la ansiedad del menor por ser atrapado. Aceleró su trote y agudizó el oído para hallarlo más rápido, ubicando al de cabellos ocre en unos cuantos segundos. Estaba detrás de él a menos de tres metros pero JinYoung fingió no saber los planes del menor y dejó que BamBam saltara sobre su lomo e iniciara una pequeña guerra de mordidas ligeras. Ambos cuerpos lobunos rodaron contentos por los suelos del bosque y se persiguieron como en el juego de "las traes" hasta que el sol se ocultó por completo y la gran luna apareció en el cielo. Luego de haber jugado durante un rato, JinYoung se sentó junto al omega y aulló fuerte, haciéndole saber a la gran guardiana de la noche cuán agradecido estaba por haber puesto BamBam en su camino.

Bajo los suaves tonos plateados y brillantes que el astro en el cielo proporcionaba, la pareja caminó al interior de la casa y nuevamente se transformaron. BamBam perdió de vista a Park por un momento y se dio el tiempo para observar a su alrededor, encontrando que el lugar era muy parecido a la otra casa que el mayor tenía, lo nuevo eran los ventanales y las cortinas que hacían juego con la alfombra del centro, en medio de los muebles negros de cuero había una mesita y muchos cuadros adornaban las paredes. BamBam no sabía mucho de arte pero pudo identificar unos cuántos de algún pintor famoso entre las obras que decoraban las paredes y los pasillos. Los ventanales no se encontraban abiertos y la puerta estaba cerrada pero Kunpimook sintió un poco de frío y su cuerpo tembló, percatándose justo cuando JinYoung colocó una acogedora manta sobre sus hombros.

—¿Qué te gustaría cenar, Bam?

—¡Pasta!

A BamBam le encantaban las pastas, siendo éstas su comida favorita, y en ese momento le apetecía comer un poco ya que su estómago exigía alimento luego de haber gastado energía.

El pelinegro guió a BamBam hasta la cocina y le hizo sentarse a esperar la cena. El bebé de JinYoung no tenía que hacer nada y puso de excusa "Es tu cumpleaños, déjame hacerlo para ti".

Kunpimook balanceaba los pies mientras aguardaba pacientemente. Observó bien a su alfa y se ruborizó un poco porque había olvidado que ambos seguían con la piel descubierta, él sólo tenía la caliente manta y JinYoung únicamente estaba cubierto de la parte inferior. ¿Cómo no se percató de eso? Sería imposible de ignorar. 

"Deben ser los nervios" pensó. O tal vez porque con JinYoung estaba tan acogedor y a gusto que ese tipo de cosas quedaban en segundo plano. Pero bueno, incluso así no iba a desaprovechar para mirar descaradamente cada parte de su alfa. Teniendo los músculos marcados, se propuso a trazar cada uno con la lengua, en otro momento por supuesto. 

—Jin— Kunpimook llamó al mayor.

—¿Qué pasa, cariño?

—¿Alguna vez pensaste que la luna no encontraría a tu compañero? ¿Que no me encontraría?

La expresión de JinYoung cambió drásticamente. No iba a mentirle a su adorado BamBam, cada noche pensó en aquello desde que era un lobo de doscientas noventa lunas.

—Lo hice, y para ser honesto sentía que la luna me estaba castigando por algún motivo que desconocía. Le pedí una señal, que me diera algún indicio sobre mi compañero pero me ignoró cada noche durante mucho tiempo. — JinYoung caminó hacia el menor, tomando asiento a su lado. —Fueron años desastrosos, muy fríos. No era feliz por completo porque me hacía falta mi otra mitad. Me hacías falta, BamBam. 

El nombrado no tenía idea de lo que sufrió su compañero, le dolió saber que se sintió solo e infeliz durante muchos años. Quiso abrazarlo con todas sus fuerzas y decirle que estaba bien, ya no tendría que sentirse solo nunca más. El menor de cabellos ocre sostuvo bien la manta sobre su cuerpo, se levantó de la silla donde estaba y se sentó en las piernas del pelinegro, acurrucándose con él. 

—Pero eso ya no importa. Ahora estás aquí. 

—Siempre estaré contigo, JinYoung. De ahora en adelante siempre estaremos juntos.

—Siempre... Me agrada la idea.

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La cena transcurrió bien para ambos. JinYoung nuevamente le dio de comer a BamBam y éste le reclamó en forma de broma si acaso nunca le dejaría comer por su propia cuenta, a lo que Park respondió con un "Si está en mis manos, haré todo lo posible porque así sea". 

Al acabar ambos, JinYoung lo levantó en su brazos y lo cargó hasta su habitación entre risas y palabras quejumbrosas por parte del chico. Cuando lo dejó sentado sobre la cama, tomó una cajita que estaba dentro del buró y la abrió para él, Park había estado resguardando ese anillo para su pareja destinada.

Kunpimook acariciaba el grabado en el anillo, "In perpetum" que significaba para siempre. Tenía el cabello un poco húmedo y su cuerpo seguía sin estar cubierto, pues había salido del baño luego de que JinYoung y él acabaran de ducharse juntos y cepillarse los dientes justo como había imaginado. Mientras continuaba observando el aro en su dedo recordó lo que su alfa le reveló, había elegido esa frase porque serviría para recordarle que él lo amará para toda la eternidad. 

JinYoung salió del baño y se encontró con la bella sorpresa de que Bam estaba parado frente a la ventana tocando el anillo que le regaló. La luz de la luna bañaba su pálida piel caliza, el alfa se tomó un tiempo para observarle detalladamente, pasando los ojos por cada centímetro del cuerpo de su compañero sabiendo que por fin podría marcarlo como ansiaba desde hace mucho.  

Con paso lento se acercó al chico y se colocó detrás de su espalda, comenzando a acariciar su vientre con las manos al mismo tiempo que inhalaba la esencia que emanaba desde su cuello. Besó toda la piel que estaba a su alcance y cuando el aroma del omega se intensificó, sus colmillos descendieron raspando y dejando marcas rojas en su sensible cuello. Mordió con más fuerza y Bam dejó escapar un jadeo que hizo que su miembro terminara de erguirse por completo. Cuando el omega sintió la dura y cálida polla de su alfa, su instinto hizo que se restregara contra él para sentirlo más. Soltaba jadeos por las lamidas en sus hombros y el baile de caderas que JinYoung le daba. 

—Ah, alfa— la fricción comenzó a tornarse insistente y sus gemidos dejaron de limitarse. JinYoung le dio la vuelta y BamBam saltó sobre el pelinegro, enronscando sus piernas alrededor de su cuerpo. Cuando el omega fue acostado suavemente en la cama, Park dirigió sus manos a los muslos contrarios y le hizo abrir las piernas para hacerse paso y estar pegado a su compañero. 

JinYoung balanceó las caderas y BamBam lo abrazó por el cuello, su piel se erizaba cada vez que el mayor iba hacia adelante. Necesitaba probar sus labios nuevamente, así que lo atrajo cerca de su rostro, a centímetros de sus belfos.

El pelinegro observó las facciones de su chico, podía ver la necesidad brotar de cada parte de su cuerpo, sus ojos le daban a entender cuánto lo quería.
El no resistiría más, no cuando su compañero lo llamaba de esa manera.

Soltó un gruñido al momento de cubrir la boca del menor con la suya y llevó sus manos hasta los pequeños pezones del omega, presionaba y los estiraba hasta hacer que Kunpimook se derritiera bajo su toque. Separó sus labios y mordió uno con suavidad, el menor gimió alto y JinYoung percibió que el aroma de BamBam llenaba la habitación haciendo que su lobo aullara por la disposición de su pareja.

JinYoung llevó sus dedos temblorosos hasta la entrada de BamBam. Estaba húmedo. El menor estaba empapado de su lubricante natural del mismo modo que Park, líquido blanquecino bañaba su erección, listo para llevar a cabo la unión.

—Cariño— JinYoung susurró al oído del menor— Vas a marcarme, ¿de acuerdo?— podía ver la expresión confusa que surcaba su bello rostro, siendo porque los reclamos mutuos no eran comunes. —Quiero que lo hagas— tras recibir un asentimiento, alineó su miembro a la entrada de BamBam, mostrándose dulce en todo momento —Por favor, dime si te sientes incómodo. No quiero herirte.

El omega jadeó ansioso por ser llenado, la espera había sido suficiente, lo necesitaba con urgencia. Kunpimook abrió la boca cuando el miembro de Park se introdujo en él. Lento y muy tortuoso, dejaba salir la delicia que sentía en forma de jadeos fuertes y gemidos queditos. JinYoung se enterró en él por completo y gruñó al sentir la calidez y lo estrecho que era Bam.

Esperó unos segundos para que el menor se acostumbrara a tenerlo dentro, sabía que no le dolió por lo bien lubricado que estaba pero aún así lo que menos quería era lastimarlo, lo que Park realmente quería era que BamBam sintiera placer. 

El omega se movió buscando el toque de JinYoung y su lobo comprendió que ya estaba listo, se retiró casi por completo y empujó las caderas para dar inicio a su balanceo. Soltó un jadeo y miró hacia su compañero, tenía los ojos semi abiertos, los labios separados y el cabello un poco húmedo, en su cuello comenzaban a formarse pequeños hematomas por las mordidas que le había dado. Era una imagen tan espléndida y lo fue aún más cuando el chico intensificó la fuerza de sus piernas alrededor de la cintura de JinYoung y sus dedos se enterraron su cabello, dejando escapar un gemido fuerte. 

Ya no podía contenerse. JinYoung rotó las caderas, rápido y más rudo, deleitándose al ver a BamBam temblando por cada embestida.

—¡Oh, JinYoung!— al parcer había dado contra la glándula del omega y no se detendría ahora. El menor estaba deshecho en jadeos y cada uno de ellos hacía que la erección dentro de él pulsara cada vez más. —Jin-Jin...— BamBam pronunciaba las palabras con dificultad, no podía hilarlas con semejante placer que sentía. Cerró los ojos fuertemente cuando el miembro de su alfa golpeó casi de manera frenética contra la pequeña glándula en su interior. Sentía que todo se acumulaba en su parte baja y estaba a punto de explotar con los asombrosos gruñidos que Park dejaba salir. 

La habitación se llenó del golpe entre sus pieles y de la esencia combinada de ambos, jadeos incesantes y aullidos fuertes. JinYoung tuvo la urgencia de morder la deliciosa boca del omega quien chilló gustoso por eso y separó los labios para que la lengua del contrario rozara con la suya, frotando sus pequeños colmillos contra la boca del pelinegro.

Y entonces comenzó a suceder. JinYoung sintió cuán cerca estaba por liberarse. Abandonó los labios de BamBam para posar sus colmillos sobre el cuello de su compañero y comenzó a preparar la zona.

—¡Ah! ¡Si, JinYoung!— Él comprendió inmediatamente, BamBam quería que lo marcara y siendo honestos, él ni siquiera iba a poder contenerlo unos cuántos segundos más. Sus caninos traspasaron la delicada piel del menor y la sangre caliente y deliciosa inundó sus sentidos, entonces fue el turno del menor, desplegó sus colmillos y los incrustó en JinYoung. Gruñó contra el cuello de su compañero mientras estrellaba sus caderas y succionaba necesitado el delicioso elixir carmesí.

BamBam estaba sumergido en un enorme placer, diminutas lágrimas bajaban por su rostro y se sacudió bajo JinYoung al momento de liberarse y bañar el pecho de ambos con su almizcle. El orgasmo de BamBam retumbó en JinYoung de manera intensa y se derramó dentro de su adorado compañero mientras lo oía aullar. Liberó la tierna piel entre sus labios y lamió una última vez para sellar la herida, recibiendo el mismo trato cariñoso.

Siguieron moviéndose mientras Park le susurraba a BamBam lo hermoso que era y lo mucho que lo amaba, hasta que el calor comenzó a disiparse y cayó sobre el pecho de su pareja, siendo apresado por éste con sus brazos. Ambos respiraban agitadamente, dejando que su golpeteo en el pecho se normalizara y estremeciéndose al percibir la unión de sus corazones. 

JinYoung bañó con besos el rostro de BamBam, pasando por su frente, sus mejillas húmedas y sonrosadas, besó su naricita y por último sus suaves y regordetes labios. Park se sentía tan encantado, tan feliz. Por fin se había acoplado a su compañero. La alegría en su cuerpo comenzó a acumularse en sus ojos, y cuando unas mínimas gotas cayeron, Kunpimook se encargó de retirarlas suavemente con los dedos. 

Se aferró al chico y se resguardó en su pecho mientras que este dirigía las manos a su cabello y su espalda comenzando a acariciar los mechones y la piel a su disposición, dando paso al cansancio y el ligero sueño que se prendió en él. 

—Ante la luna y los demás, eres mi compañero, JinYoung.

Demonios, que bien se escuchaba viniendo del pequeño Kunpimook. JinYoung sonrió al sentir la nueva sensación de estar acurrucado junto a su pareja, ahora era el lobo más dichoso del mundo teniendo a su otra mitad. 

El sutil toque en su cuerpo y la dulce esencia que adormecía sus sentidos, le recordaban cada instante que a partir de ahora ya no estaría solo y ya no sufriría la ausencia de amor que tanto anheló dar y recibir, porque ahora tenía a Kunpimook, su precioso compañero. Esperó por él durante muchos largos y dolorosos años, pero si lo pensaba bien, había valido la pena. JinYoung estaría dispuesto a pasar la misma cantidad de desolados ciclos lunares con tal de ver, tocar, probar a BamBam y recibir uno de sus encantadores besos una vez más. 

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(Editado y modificado)

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Hasta aquí llegó esta historia.

Fue la segunda que escribí, no tiene la mejor redacción y el argumento tampoco es el mejor, pero opté por mantenerlo así. Ver el avance de mi escritura me motiva a seguir.

Las siguientes serán mejores.

Gracias a las personitas que leyeron este mini fic.

Nos vemos en la próxima historia. Byeee.

-BlueSapphireBoy

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