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Park iba todos los días a ver a su pequeño cuando éste regresaba de la escuela, ya habían pasado unos cuántos y cada instante se enamoraba mucho más de él. Las cualidades que el omega poseía hacían que su corazón bombeara muy desenfrenado por el menor; era tan dulce, tan noble, muy risueño e inteligente, sin embargo, a JinYoung le sorprendía descubrir que detrás de esas pequeñas facetas se hallaba un lobito de mentalidad madura para su edad. Lo cual combinado con sus despampanantes virtudes, convertían a BamBam en el complemento perfecto para Park.

Esa tarde lo llevaría a conocer a sus padres así que estaba esperando al chico en la entrada de su colegio que también era únicamente para omegas.

—¡Oye Bam! No te vayas. Queremos hablar contigo— escuchó a lo lejos. Agudizó su mirada y encontró a su pequeño junto a dos omegas más, una chica y un chico quienes detuvieron el andar de Kunpimook.

—Oímos que encontraste a tu pareja— el menor asintió mientras sonreía.— Pero también nos enteramos que es alguien de unas setecientas lunas. ¿Crees que pueda reclamarte como se debe?— Bam pestañeó mostrándose confundido.—Es una lástima, ¿no crees? Aunque pienso que el problema serías tú y no él.

—Apuesto que cuando te marque te romperás a llorar como nena ya que no soportas nada. Siento lástima por ese alfa viejo. Pudo conseguir algo mejor.

El lobo de JinYoung gruñó furioso. ¡Estaban atacando a su compañero!
Con la cara roja por la rabia bajó de su auto y caminó apresurado hacia donde estaba el chico. Cuando se paró detrás de él, lanzó una mirada amenazante a los dos que estaban al frente suyo.

—JinYoung— Kunpimook se dio la vuelta y le miró con ojitos muy abiertos, tal vez un poco sorprendido por no haberle escuchado llegar.

—¿E-es tu alfa?— al parecer los omegas nunca pensaron que JinYoung fuese alguien que exoneraba una escencia muy imponente, además de guapo.

—Lo soy.

Aquellos lobos inmaduros se encogieron en sus lugares ante el tono rabioso que soltó Park. Sí, estaba muy enojado.

Cuando alguien faltaba el respeto a un lobo o pertubaba la tranquilidad, éste podía reportarlo para un castigo, todo dependiendo de la clase de agresión y si ésta resultaba grave, el consejo podría tomar la opción de mandarlo a cazar.
Que atentaran de esa manera a su pareja sí que era una muy buena razón para reportarlo y los dos tontos omegas estaban a punto de llorar por temor a recibir algún castigo.

—¿Nos dará caza?

—No, soy muy viejo para perseguirlos— el tono sarcástico de JinYoung salió a flote.— Por eso lo dejaré a manos del consejo.

—No quisimos ofender. Sólo fue una broma—el chico y la chica aullaron alarmados.

—¿Ah, si? Entonces ya veremos qué tan divertido será encontrarlos suspendidos o encerrados.

Tomó la mano del menor de ojitos avellanados y se dio la vuelta. Con eso tendrían. Esos bobos omegas jamás se atreverían a insultar a su compañero y esperaba que ambos corrieran la voz para hacer saber a todos que BamBam tenía un alfa fuerte que iba a dar la cara por él en todo momento, inclusive por la cosa más insignificante.

Le abrió la puerta del copiloto y tomó asiento después de que Bam entrara cabizbajo al auto. Estaba frunciendo el ceño, tal vez triste e incómodo por la situación de hace unos instantes.

—Deja de hacer gestos, te harás tan viejo como yo— bromeó con el. Park se alivió cuando vio sonreír a su bebé.

—Gracias, JinYoung.

.

.

.

La casa de los Park era realmente grande y lo más asombroso es que estaba rodeada de árboles enormes y arbustos frondosos.
BamBam se cambió la ropa y al llegar al jardín se encontró con la acogedora familia de su alfa. Kunpimook quedó aturdido por los abrazos y palabras aduladoras que la madre de JinYoung decía, no paraba de repetir lo lindo que era. Por otro lado, el padre de Jin era un poco más serio pero muy amable, todos lo eran. Estuvieron hablando amenamente hasta la llegada del hijo menor, YuGyeom, quien lo raptó unas cuántas horas para llevarlo a correr por los senderos del bosque, mostrándole cada uno de sus sitios favoritos.

JinYoung estuvo a punto de seguir a los menores para unirse a sus juegos de mordidas y corretearse la cola, pero le fue imposible marcharse ante la repentina pregunta que su madre le hizo.

—¿Ya pensaron cuántos cachorros van a tener?

—Él aún es muy joven para criar uno y yo no me siento capaz todavía. No es algo que se deba tomar a la ligera. Tendrá que pasar algo de tiempo antes de que nos convirtamos en padres.

—Cierto, hijo— la señora Park bebió de su té.—Disculpa.

—Pero entonces tienes que tomar las medidas necesarias. Ya sabes que es muy probable que conciban uno al enlazarse— dijo el señor Park.

—Tranquilos, ya me encargué de eso.

JinYoung estaba al tanto de todo lo que podría suceder. Siendo profesor de Anatomía y Fisiología del cuerpo omega sabía los riesgos que traería la concepción de un cachorro. No quería hacer pasar un tormento a su pareja, su cuerpo no estaría tan preparado para ello debido a que el omega se enfermaba constantemente. Ya había comprado lo necesario para evitar el embarazo.
Apenas lo estaba descubriendo, quería pasar un tiempo a solas con él antes de que un nuevo huésped arribara.

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.

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La hora de partir hacia casa llegó cuando el sol se ocultó, después de una buena cena y anécdotas divertidas. Les tomó bastante tiempo despedirse porque su madre no quería soltar a BamBam.
La habían pasado bien pero desde que entraron al auto el humor del menor decayó notablemente. JinYoung se atrevió a preguntar, vaya sorpresa que se llevó con la respuesta de BamBam.

—¿Por qué no quieres tener crías conmigo?

—¿Que?— el alfa había sido tomado desprevenido.

—¿Es por lo que dijeron esos tontos omegas?— así que era eso.

—No, cariño.

—¿Entonces por qué no quieres?

—Es muy pronto para tener uno, Bammie. Además, aún eres muy joven y no puedo hacerte cargar a medias una responsabilidad enorme.

El omega probablemente escuchó algo de la conversación que tuvo con sus padres. Pero es que realmente no podía pensar en concebir cachorros en ese momento, a pesar de que una manadita era lo que más había anhelado después de enlazarse con su compañero, por supuesto. Si BamBam llegaba a tener el cachorro con sus doscientas lunas recién cumplidas, podría ser muy riesgoso para ambos, pues su cuerpo aún carecía de cierta madurez que sería muy importante a la hora de que el bebé comenzara a desarrollarse en su vientre. Y además, tenía que tomar en cuenta que Kunpimook era un lobito extremadamente delicado, por lo tanto el riesgo sería doble.

JinYoung no podía hacerle eso a su pareja. Aún tenían muchos ciclos lunares para comenzar a formar los pilares de la manadita que tanto ansiaban. Todo eso podría esperar.

El pelinegro detuvo el auto cuando oyó un sollozo lastimero.

—No, bebé. No llores—su lobo aullaba de tristeza al ver a su omega tan afligido. —Aclaremos esto, ¿si? No quiero verte triste.

Kunpimook asintió y limpió sus lagrimitas, frotándose los ojos con las mangas de su suéter. Se veía realmente dolido por la declaración de JinYoung.

—Perdón, los malditos dijeron la verdad. Soy muy sensible y frágil.

—Ignora eso— el mayor le tomó la mano y dejó caricias lentas para calmarlo. —No vale la pena pensar en eso. Tú eres un omega magnífico y cuando llegue el momento, nuestros cachorros serán tan fuertes como tú.

BamBam se subió a su regazo y lo abrazó con fuerza, porque el aroma de su alfa le hacía sentir en paz.

—En todo caso prefiero que sean igual de fuertes que tú. Sería mejor, ¿no crees?

—Si eso quieres, entonces será de esa manera.

El omega sonrió y Park dejó escapar un suspiro, su pequeño era tan inocente y adorable, pero también era fuerte y valiente. Lo amaba demasiado.
JinYoung se atrevió a acercar sus labios a los de Kunpimook y besarlos con suavidad.

En el auto sólo se escuchaba el respirar de ambos y los sonidos de los besos que poco a poco se tornaron húmedos mientras la luna subía a los cielos y el soplar de la brisa en el bosque daba un ambiente relajado. JinYoung llevaba un ritmo lento pero aún así le costaba un poco a Bam poder coordinar bien los movimientos, cada vez que su alfa se apoderaba de su boca, su cerebro dejaba de funcionar, no podía pensar con claridad y su cuerpo se estremecía por completo.

—Separa un poco tus labios, dulzura —susurró el alfa. Bam obedeció ansioso sabiendo lo que se venía.
La lengua de su pareja se encontró con la suya y tembló ante esa deliciosa sensación. Lo habían hecho un par de veces y el tailandés aún no podía controlarse. Así que el mayor propuso ir practicando poco a poco, pero era tan difícil para él, era todo un inexperto mientras que JinYoung era todo un Dios en el arte de los besos. Al inicio se sintió mal al pensar que no daría la talla con su alfa pero Park le reveló lo mucho que amaba sus torpes besos.

—Ah, JinYoung— gimió quedito cuando le mordió los labios. El mayor soltó un gruñido satisfactorio porque la voz de su omega era música para su lobo. Le besó castamente y miró a su compañero, parecía como si quisiera decir algo con esa apariencia inquieta que se reflejaba en su mirada.

—¿Qué ocurre, pequeño?— acarició sus cabellos y llevó un pequeño mechón detrás de su oreja.

—Yo...— Kunpimook lucía algo nervioso por lo que iba a decir— Yo quiero que...

—Dime qué quieres, Bammie— el nombrado se sonrojó y presionó juntos sus labios, desvió su mirada porque claramente estaba avergonzado. JinYoung llevó los dedos a su barbilla y con cuidado le volteó el rostro para que nuevamente conectaran sus miradas. —No tengas miedo de decirlo.

Bam respiró profundo y soltó el aire acumulado en su pecho. —Quiero seguir besándote, me gustan mucho tus besos, JinYoung.

El menor le miraba suplicándole y quién era Park JinYoung para negarse ante ese pedido de su compañero, como todo buen alfa debía ver por lo que su omega quisiera y si eso era besarse hasta el amanecer, con gusto lo haría.

—Yo también adoro tus besos, así que adelante, precioso. Hazlo.

—¿Te gusta cómo beso?— la voz del menor llevaba un toque de sorpresa.

—Por supuesto, Bam. Tus besos son los mejores.

El lobo de BamBam aulló de alegría al oír ese halago de su pareja, pero de un momento a otro se detuvo. No era posible lo que JinYoung decía, Park era mucho más grande que él y sabía que había besado otros labios, había estado con otros lobos mucho más experimentados que él, entonces, ¿cómo podía decir aquello cuando Kunpimook apenas estaba aprendiendo?

—No digas mentiras, JinYoung— la voz del omega se coloreó de tristeza.

—¿Mentiras? ¿Qué quieres decir?

—No es posible que mis besos sean los mejores. Sé que has estado con otros lobos, así que no tienes por qué decir eso para hacerme sentir mejor.

Oh, no. Estaba abordando un tema delicado y lo sabía, BamBam se sentía poca cosa al pensar en los amantes que pudo tener antes de que la luna los presentara. ¿Cómo le daba a entender que no era una mentira?

—Bam, estoy diciendo la verdad. Tú me haces sentir emociones tan fuertes, que no tenía idea de que pudieran existir. Cada vez que me abrazas, me besas o tan siquiera me miras, me siento flotar en las nubes— le acarició sus mejillas con ternura mientras le veía a los ojos. —Eres mi compañero destinado, así que no dudes en ningún momento lo que digo sobre ti, ¿de acuerdo?— el menor asintió con el corazón bombeando muy rápido.

—De acuerdo, JinYoung. Lo prometo— la sonrisa que su alfa le dio parecía ser la más sincera que vio en toda su vida.

—Ahora, precioso, ¿por qué no mejor me besas?

BamBam acercó su rostro al mayor y percibió su aliento chocar contra sus labios que poco a poco se acercaron hasta tocarse por completo.
Park dejó que el omega implementara el ritmo y disfrutaba cada roce, era lento pero por instantes subía la fogosidad del acto. Le tomó de las caderas y acarició despacio, suspiró satisfecho por lo rápido que Bam se despojó de su inseguridad.
El chico se separó y dio besos por toda su cara, frente, mejillas, nariz y luego bajó hasta el cuello, donde se acurrucó disfrutando de la calidez que su compañero emanaba y mientras cerraba los ojos, unas manos grandes se paseaban por su espalda y cabello.

—No puedo esperar a que amanezca— susurró el menor.— ¿No sientes lo mismo?— Kunpimook le miró con emoción pero JinYoung pudo percatarse del cansancio en su rostro. Era de esperarse, ambos tuvieron un día ajetreado en especial BamBam, quien se puso a jugar en su forma de lobo con YuGyeom.

—Por supuesto, Bammie. Es lo único en lo que he pensado todo este tiempo—Kunpimook colocó su rostro en el hombro de su alfa y comenzó a cerrar sus ojos, estaba haciendo un gran esfuerzo por mantenerse despierto para seguir hablando con el mayor pero el agotamiento logró vencerlo. —Duerme, amor. Mañana será un gran día— JinYoung acarició la orejita del omega y finalizó con un beso en su frente.

Dentro de un par de horas su pequeño cumpliría doscientas lunas. Park no dejaba de suspirar pensando en el momento en que por fin podrían enlazarse.

La familia de Bam iría a su casa a celebrar su cumpleaños y de paso a conocer al alfa que tomaría a la joyita de la familia.
Los Park también iban por lo mismo, todos querían conocer a su pareja destinada.

Cuarenta minutos más tarde, JinYoung llegó a la casa del menor, detuvo el auto, se bajó y tomó al menor entre sus brazos. Bam había estado durmiendo en lo que restó del camino.
Lentamente subía las escaleras para evitar que despertara pero el omega comenzó a moverse.

—¿Jin-JinYoung?

—Tranquilo, aquí estoy— dijo para calmarlo.

Cuando entró a la habitación del chico, se volteó para cerrar la puerta, luego se dirigió a la cama y lentamente dejó a Bam sobre las sábanas color crema. Le quitó el pantalón de mezclilla para que no se sintiera incómodo y mientras bajaba la prenda aprovechó para acariciar sutilmente sus delgadas piernas. Oh mierda, cuántas ganas tenía de lamer esos muslos hasta el cansancio y marcar ambos con sutiles tonos violáceos y rojizos.

El lo haría, por fin podría hacerlo.

Una vez colocado el pantaloncillo para dormir, le ayudó a deshacerse de la prenda superior para colocarle la parte faltante del pijama que el chico de cabellos ocre ocupaba. El menor se acomodó entre las sábanas y Park dejó un beso en su mejilla, estaba por irse pero pronto se sintió presionado por los brazos del tailandés.

—No te vayas, JinYoung. Quédate conmigo.

JinYoung no podía decirle no a su pareja. Se colocó a su lado y Bam se acurrucó inmediatamente en el pecho de su alfa, acariciando con sutileza mientras su aroma lo hacía sentir adormilado. Nuevamente cerró los ojos y el mayor acercó sus labios para darle un besito de buenas noches antes de cerrar los suyos.

Durmió tranquilo a su lado hasta que los primeros rayos del sol comenzaron a colarse en la habitación. Park observó un largo rato al menor, su hombrecito era tan bello, se sentía tan afortunado.
BamBam comenzó a despertar al sentir que su cara se llenaba de suaves besos.

—Feliz cumpleaños, bebé.

Miró fijamente a su alfa, su corazón estaba como loco y sentía unas ganas inmensas de llorar. Ver a su compañero entre sus sábanas mientras los rayos del sol resaltaban su fino rostro fue tan prodigioso.

—Gracias, Jinnie— respiró profundo para evitar lanzarse a llorar realmente, no quería que JinYoung le viera llorar como lo hizo unas horas atrás.

—Es hora de levantarse, un delicioso desayuno te espera.

Kunpimook estaba muy contento. Por primera vez su alfa durmió con él, sabía que a partir de ahora las noches serían mucho más cálidas gracias a la compañía de JinYoung. De ahora en adelante haría todo con su alfa, despertarían dándose besos y caricias justo como habían hecho esa mañana, desayunarían juntos, se ducharían y cepillarían los dientes juntos, en las tardes pasarían el rato viendo televisión o corriendo por los bosques, por último se prepararían para ir a la cama usando pijamas iguales.
Mientras iban al comedor el chico no podía dejar de crear una vida de ensueño junto a Park, saltaba los escalones de dos en dos mientras que JinYoung iba tras él con el corazón a punto de salir de su cuerpo por temor a que su compañero se lastimara.

Logró llegar sano y salvo hasta la mesa en donde se encontró con sus padres colocando el desayuno para Jin y para él, enseguida lo rodearon y le hicieron tomar asiento.

—Ten cariño—su madre dejó un plato frente a él, eran hot cakes con forma de gato. El menor sonrió, amaba el hecho de que su padre aún hiciera sus comidas con forma de animales, según él porque se había acostumbrado a hacerlo.

—Nos vemos más tarde—su progenitor anunció.—Tu madre y yo iremos a arreglar algunas cosas antes de que tus tíos y primos lleguen. Disfruten el desayuno.

Siendo los únicos en el comedor, JinYoung veía enternecido cómo el pequeño lobo llenaba su boquita con trozos de hot cakes y fruta. Tomó una fresa y se la acercó a sus regordetos labios. Esa acción ocasionó que Bam lo mirara curioso.

—Abre esa linda boquita, bebé— joder, BamBam amó la manera en que la gruesa voz de su compañero inundó sus sentidos. Hizo lo que su alfa le pidió, con los orbes clavados en los oscuros ojos del pelinegro, gimió un poco al morder la fruta por el dulce sabor así como por los dedos de JinYoung sobre sus belfos retirando el jugo que se le escapó por la comisura de sus labios. Le hizo ansiar un poco más ese toque.

El alfa sonrió y se llevó a la boca el trozo restante de fresa, dando un pequeño golpe a sus piernas le indicó que se sentara sobre sus muslos y Kunpimook, muy gustoso se subió sobre el gran lobo.
Park estuvo dándole de comer y el menor no dejaba de reír de manera risueña, esperando que todas las mañana hicieran eso en el desayuno, darse de comer mutuamente.
Cuando acabó todo lo que el mayor le dio, BamBam agarró la última fresa que quedaba en el plato y se la ofreció a JinYoung.

—Abre esa linda boquita, bebé— citó las mismas palabras que el pelinegro le dijo unos minutos atrás, Park soltó una pequeña carcajada.

—Para ti, con gusto— separó sus labios y la fruta roja tocó el inferior, mordió y seguidamente sintió el grato sabor en su lengua. Sabía bien pero el sabor se intensificó cuando de un instante a otro vio al pequeño lobo con cabellos ocre meterse a la boca lo que restaba de la fresa y estampar su boca contra la suya.
JinYoung gimió al instante, la dulce lengua de su chico tocaba la contraria muy suavemente. Una fresa jamás supo tan exquisita, era un verdadero manjar cuando se combinaba con el sabor inconfundible de su pareja.
Colocó sus manos sobre las caderas del menor y apretó un poquito, ocasionado un leve jadeo. Se separaron por falta de aire que poco a poco fueron recuperando mientras sus belfos se tocaban delicadamente.

—Cielos, Bam. Me tomaste por sorpresa.

—Esa era mi intención— el menor mordió su labio inferior, ligeramente cohibido por su confesión.

Park pasó ligeramente los dedos para que Kunpimook liberara su labio y le diera un último besito antes de levantarse. Ya eran las diez de la mañana, sólo tenían una hora para arreglarse.

—Bueno, pequeño. Te veré más tarde— Bam abrazó fuerte a JinYoung, pidiéndole que no se demorara tanto y el pelinegro prometió volver lo más pronto posible.

Kunpimook corrió escaleras arriba para darse un baño. Cuando entró a su habitación vio la ropa que seguramente su madre le dejó antes de salir. Juntos habían ido de compras para buscar el atuendo perfecto para su cumpleaños y cuando vio aquella camisa blanca con destellos dorados no pudo evitar pensar en lo mucho que le gustaría a su alfa, en especial porque tenía una abertura en la parte de las clavículas y BamBam sabía lo mucho que Park amaba verlas.

Entró al baño y se despojó de su pijama, dando la vuelta pudo verse en el espejo, era algo grande así que su cuerpo se podía apreciar casi por completo.
Frunció el ceño, su cuerpo no era la gran cosa, era delgado y sus caderas habían pasado de ser huesudas a retener un poco de grasita que él odiaba. Se llenó de angustia al imaginar que JinYoung sintiera asco al verle sin nada que lo cubriera, pero no, su alfa no era así. La gran luna le otorgó al mejor compañero de la faz de la tierra, nunca pasó por su cabeza que su alfa pudiera ser tan guapo, alto, serio pero al mismo tiempo cariñoso. Simplemente perfecto.

Cuando dejó que las gotas frías lo mojaran cerró los ojos imaginando el toque de JinYoung por su cuerpo, tenía la certeza de que sería tan sutil al momento de acoplarse, él lo ansiaba tanto.

Salió de la ducha con nuevas energías, se vistió con unos pantalones negros y zapatillas doradas al igual que los brillos de su camisa. Decidió dejar su cabello alborotado pero al verse en su tocador supuso que el toque final sería un maquillaje natural así que aplicó sombra color avellana sobre sus párpados, sólo para enmarcar su mirada. No era tan extravagante pero se daba a relucir, estaba bien, sólo esperaba que a JinYoung le gustara.

Miró la hora. ¡Ya eran las once de la mañana! Abrió desmesuradamente los ojos cuando oyó el timbre de la casa y corrió despavorido para abrir pensando que era Park pero la desilusión le llegó de momento al ver que eran sus padres.

—Que bueno que ya estás listo— habló su madre. —La familia ha llegado.

—¿Todos?

—Sí, incluyendo la familia Park.

—¡Qué!— el alma casi se le sale del cuerpo. Estaba muy nervioso. Ya había conocido a los padres de su querida pareja, ellos fueron muy amables con él pero no estaba seguro si sería aceptado por los demás Park. —¿Tan pronto?

—Son puntuales, como tu alfa. Por cierto, ¿dónde está?

—No ha llegado— se le hizo algo irónico que su madre alabara la puntualidad de JinYoung cuando evidentemente no se encontraba ahí.

La preocupación invadió a Bam. Su compañero se destacaba por ser puntual y lo había demostrado en cada una de las citas que tuvo con él. ¿Por qué se demora? ¿Le habrá pasado algo? ¿Y si...? No, JinYoung no lo dejaría, él lo sabía pero, ¿por qué dudaba entonces?

"Tranquilo, ya debe estar por llegar".

.

.

.

Por un demonio, lo que le faltaba. JinYoung estaba retrasado, eso no iba a dar una buena impresión a la familia de su pequeño. Pero es que no podía irse sin antes encontrar el regalo que había guardado para Kunpimook. Tan despistado era que olvidó donde lo había puesto. Estaba como loco moviéndose de aquí para allá en busca de aquello que si no se calmaba comenzaría a sudar y no estaba para darse otro baño, se retrasaría aún más. Mierda, debió haber guardado la cajita en un mejor lugar. JinYoung guardaba cosas importantes en un lugar secreto, sencillo de recordar, pero el nerviosismo por ser visto como buen alfa para Bam le estaba costando buena coordinación y que su cerebro trabajara de forma correcta. ¡Ya iba veinte minutos tarde!

Se lanzó desanimado a la cama y al caer sobre el colchón recordó que ese lugar secreto era debajo de la almohada, pero no, el regalo no estaba ahí. Su teléfono comenzó a vibrar, muy frustrado metió su mano en el bolsillo interior de su chaqueta y como si por arte de magia se tratase, la cajita apareció. ¡No podía ser cierto! Todo el tiempo estuvo cargando con el regalo.

Cuando tuvo el teléfono en su mano verificó el mensaje que le había llegado. Era de su hermano menor.

Hyung, ¿todo bien?
Todos están extrañados
por tu demora.

Siento la tardanza.
Llego en menos de
diez minutos.

¿Y BamBam? ¿Todo bien con él?

Si, no te preocupes por él.

No ha dejado de recibir mimos
y halagos por lo lindo que se ve.

Pero apresúrate, la tía Sunmi lo
dejará sin mejillas.

Respondió un "No me tardo", salió corriendo hacia su auto y justo como dijo a su hermano, llegó exactamente a los diez minutos. Caminó lento hasta la puerta, no tuvo que tocar el timbre porque YuGyeom abrió justo cuando iba a presionarlo. JinYoung volvió a sentirse ansioso desde el momento en que dio el primer paso hacia el interior de la casa. Claro, él no necesitaba toda la aprobación de la familia de su omega, la de nadie en realidad, era su pareja destinada y nada ni nadie iba a impedir que fuera feliz a su lado.

Llegaron al patio trasero donde se encontraban muchos alfas y omegas alrededor de su pequeño. Veía al menor sonreír por las cosas lindas que seguramente le estaban diciendo, recibía regalo tras regalo, abrazos y muchos apretones de mejilla. Le vio levantar la cabeza de manera rápida y luego sus lindos ojitos se encontraron con la mirada profunda que él le daba.

JinYoung soltó la respiración retenida, no se dio cuenta de aquello hasta que recibió una brillante sonrisa por parte de Kunpimook, éste comenzó a correr hacia él mientras que Park caminaba en su dirección. El omega se detuvo cuando estaban a escasos centímetros uno del otro, fue en ese momento donde Jin se percató de lo que el menor traía puesto, sus clavículas se veían tan apetitosas y el sutil maquillaje sobre sus párpados hacía que la mirada del menor resaltara un poco más. Era perfecto. Park ocultó su sonrisa con una de sus manos, hacía unas horas que se vieron y aún sabiendo que sería muy cursi, sintió que fue una eternidad lejos del omega. Dirigió sus dedos hasta la mejilla de BamBam y acarició lento, sintiendo la suavidad de la piel que su pareja poseía.

—Te ves precioso— Park vio cómo las mejillas del pequeño Kunpimook se volvían de color rosita y se removía, claramente contento por lo que le dijo.

—Gra-gracias, Jinnie— le respondió con voz apenada. El menor le recorrió el cuerpo con la mirada de manera rápida y soltó un suspiro. —Te ves muy apuesto— BamBam llevó sus manos al pecho del mayor y se acercó para que el pelinegro pudiese abrazarlo por la cintura. Los dedos traviesos de JinYoung le hicieron cosquillas cuando rozaron su cuello y clavículas. Su alfa acercó los labios a su cuello y dejó un pequeño beso para después aspirar la fragancia del omega.

JinYoung amó la reacción del menor, notó su leve estremecimiento y siendo consiente en lo que causaba a su compañero, se tomó su tiempo para susurrarle al oído. —Eres un lobito malo, sabes lo mucho que me tientas cuando me enseñas tu delicada piel— BamBam soltó un jadeo quedito al oír a su alfa, su cara se sintió más caliente y su cuerpo comenzó a reaccionar ante la declaración de su pareja.

—Sabía que te iba a gustar verme con esta camisa.

—Tienes razón, me gusta, pero sería mucho mejor verte sin ella— JinYoung soltó una pequeña carcajada al ver que logró su cometido, el menor quedó completamente ruborizado. Dejó un último beso en su mejilla antes de separarse de él y mirar por instinto a su alrededor.

Que vergüenza. Todo ese tiempo tanto su familia como la del menor estuvieron observando muy atentos a lo que hacían, unos filmaban y otros tomaban fotos. Una situación embarazosa.

Con pasos un poco torpes caminó junto al chico de cabello ocre, hasta llegar donde se encontraban los miembros de las dos familias, el pelinegro se sofocó un poco cuando fueron rodeados.

"No lo puedo creer, son tan lindos" "¡El alfa de BamBam es tan guapo!" "JinYoung, tu compañero es una lindura".

No dejaba de oír ese tipo de comentarios sobre él y su pareja. De un momento a otro fue separado del chico y lo llevaron a sentarse alrededor de los Horvejkul, todos los alfas le lanzaban miradas curiosas mientras que los y las omegas, parejas de aquellos, se mantenían dando vueltas a su alrededor mientras murmuraban lo felices que estaban porque se emparejara con el menor. Él respondía un pequeño "gracias" y unas cuántas reverencias cada que recibía halagos y sonreía divertido cuando alguno le tocaba los brazos para comprobar su fuerza y murmuraban cosas como "Woah, JinYoung, qué fuerte eres" "Bam es afortunado". Los alfas tuvieron que acercarse y decir a sus parejas que al menos lo dejaran respirar un poco.

Park creyó que al fin se libraría pero se equivocó, pues había llegado el momento de recibir los regalos que trajeron para él, Bam había recibido su parte cuando estuvo ausente. La verdad es que se había divertido con todos, reía mucho por las bromas que hacían o por los regalos que recibía, como por ejemplo, el obsequio que el primo Jackson le dio.

—Éstas te van a servir mucho— Jackson le entregó una caja que contenía pastillas azules. Dales muy buen uso— JinYoung pensó que de todos los familiares de BamBam, Jackson había sido su favorito.

—Gracias, las aprovecharé— Jackson comenzó a reírse muy fuerte ocasionando que todos voltearan a verle y se preguntaran por el regalo que había dado.

"No sean chismosos y dejen de agobiar a Park" les murmuró.

Un BamBam curioso se acercó hasta él y preguntó por el regalo que había recibido, JinYoung le explicó la función de esas pastillas azules y el menor quedó estupefacto. Más que enojado, se sentía muy avergonzado por el chiste de Jackson. No ayudó para nada el comentario que YuGyeom hizo sobre la situación ya que, según él, la reunión se asemejaba a la de los humanos cuando se comprometían o casaban.

Qué bochornoso. 

.

.

(Editado y modificado)

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Así es, esas pastillas que el primo Jackson regaló eran viagra. 

Nos leeremos en el último cap.

-BlueSapphireBoy

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