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ORANGE

Un niño de no mas de 8 años corría a toda velocidad mientras se dejaba llevar por el acogedor calor no tan intenso que podía sentirse en aquella casa, amaba mas que nada el que sus padres calentaran cada mañana el ambiente, por obvias razones el no podía hacerlo pues aun no se definía que color portaría, por el momento podía decirse que solo era un niño normal.

— ¡Tae, ven a comer! — Un grito llego a los oídos del menor que al instante detuvo su paso

— ¡Ya voy ma! — Respondió de la misma forma, para comenzar a caminar ahora con pasos mas lentos en dirección a la cocina

En el momento en que llego a su destino pudo divisar el color de la hermosa pero elegante cocina, pues el naranja dominaba mas que los demás, además que de este se basaba la paleta principal de todo el lugar, sus ojos se toparon con la figura de una mujer que conocía a la perfección, esta sostenía una cuchara naranja y llevaba un mandil del mismo color solo que mas opaco.

— Ven a sentarte, ya esta la comida— Ordeno la mujer al darse cuenta que su pequeño hijo había entrado al lugar

El niño solo asintió con su pequeña cabecita y tomo asiento en una pequeña silla que el mismo había elegido cuando sus padres lo llevaron al supermercado, esta tenia unas figuritas y personajes de sus caricaturas favoritas, el simplemente amaba ese raro mueble, su madre tomo un plato que retenía la comida en su interior para después colocarlo cuidadosamente en la mesa, frente a su hijo.

— ¿Qué es esto? — Pregunto muy curioso cuando su ojos se toparon con el extraño liquido que contenía varias verduras además de el repugnante olor que salía del plato, al menos eso creía el pues odiaba mas que nada tener que comer "saludablemente", según así decía su madre

— Es caldo — Contesto de una manera simple mientras regresaba al frente de la estufa para continuar sirviendo en otro plato el caldo de pollo, sin darle mucha importancia a la pregunta del pequeño

— Pero Mama, hace mucho calor— Se quejo del alimento que se le era entregado— además la casa esta muy caliente voy a terminar sudando y dejando mal olor — Un lindo puchero se formo en el pequeño rostro de Tae

El niño sabia muy bien que era un chico muy tierno y usaba eso a su favor para conseguir todo lo que se le venia en gana, lo cual lo convertía en alguien muy peligroso,  mas que nada para la cartera de sus padres.

— Bien, entonces que quieres comer? — Su madre no tardo en rendirse, pues ella entendía que si no aceptaba, su hijo formaría un insoportable berrinche

— ¡¡Helado!!— grito en respuesta ante la estupenda oferta que se le había echo, tenia una gran sonrisa e irradiaba una incontable felicidad pues de tan solo pensar en el helado de vainilla siendo lentamente saboreado, podía sentir como se le hacia agua en la boca

— Bien— soltó un fuerte suspiro antes de volver a hablar— vamos— Extendió su mano para que su hijo pudiera tomarla y poderlo guiar a la salida

Su madre no estaba del todo feliz, pues que el hijo de unos NARANJAS fuera tan amante del helado no daba tan buena señal que digamos

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