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GREEN

— Mami, que es esto?— Un niño castaño de ojos color miel señalaba con su pequeña manita una extraña planta, para después intentar estirarse un poco, con todas las intenciones de tocar las hojas de aquella extraña planta un poco rara, pero antes de lograrlo una mano agarro la suya rápidamente y lo detuvo de manera brusca, causando que diera un pequeño grito

— Lo siento, pero debes tener cuidado cariño, es muy peligrosa, no debes tocarla, bien?— Su madre comenzó a sobarle lentamente su manita para que el ardor desapareciera, aunque aquella mujer se sintiera culpable, sabia que era mejor precaver que lamentar

El pequeño movió su cabecita en forma de comprensión con una gran sonrisa en su linda carita, su mano ya no dolía, pues las pequeñas caricias que le daba su mami lo animaba de manera incondicional.

— ¡¡¡Oh mami, esa flor es hermosa!!!, puedo tomarla? — Formo un tierno puchero, junto sus manitas y pestaño varias veces los ojos, intentando convencer a su progenitora que le diera el permiso de arrancar aquella flor tan perfecta

El lugar en el que estaban era un gigante huerto cerca del bosque, en el que había cientos de plantas, flores y arboles, era mas que normal que unos VERDES tuvieran incluso cosas venenosas, claro que no podarlo, les encantaba estar rodeadas de césped y plantas, eso era asqueroso a los ojos de los demás colores, pero no les importaba, no podían negar lo que eran y aun así no querían.

— No deberías arrancar flores solecito, aunque no lo parezcan, estas sienten el dolor, y tomarlas de esa manera, para ellas es muy doloroso— Su madre trataba de sonar los mas tranquila posible, pero pensar en que alguien arrancara alguna flor le rompía de una manera tan horrible su pequeño corazón, con una mano acaricio una hermosa rosa roja para luego tomar el agua y regarla ligeramente

— Las flores sienten?— Un gesto de confusión se formo en su carita, ¿Cómo seria aquello?, se pregunto el pequeño en su mente

— Si, también oyen y hablan— Sonrió por la hermosa imagen de ver a su pequeño estar tan interesado en el tema de las plantas, era como un sueño para ella, o mas bien para cualquier padre al ver que su hijo le importa el tema del color que porta

— Puedo hablar con una ?— Agrando su sonrisa y miro a su madre con un intenso brillo en sus ojos

— Claro, dame tu manita — Extendió su mano para recibir la de su hijo, y este sin dudarlo tomo a su mama

— Que debo hacer?— Pregunto confundido pero a la ves emocionado por la grandiosa y descabellada idea de hablar con un florecita

— Solo cierra los ojos y confía en mi

El niño que irradiaba felicidad obedeció la curiosa orden y después de tener los ojos cerrados, espero pacientemente a que algo sucediera, llevándose una enorme decepción al ver como absolutamente nada pasaba, con un  puchero y sintiendo la tristeza volvió a abrir sus ojos encontrándose con algo majestuoso, que lo dejo congelado.

Era un enorme campo lleno de flores, sumamente hermoso
Margaritas, rosas, tulipanes y millones mas abundaban el hermoso prado

El cielo era de un color azul con algunas nubes invadiéndolo, el sol brillaba de una manera que no abrumaba, sino transmitía un acogedor calor y una ligera ráfaga de viento podía sentirse, era algo milagroso a los ojos de aquel niño lleno de sueños.

— Hola — Una voz interrumpió los pensamientos, sonaba tan dulce y melodiosa que juraría podía dormir mientras esta le cantaba alguna canción de cuna

— Hola?, quien esta ahí— Pregunto curioso, al darse cuenta que no había ningún cuerpo humano parado en todo el extenso lugar

— Soy Rose, estoy aquí — El niño aun confundido volteaba a ver a sus alrededores sin poder encontrar la dueña de aquella voz — Aquí cariño — El pequeño escucho aquel sonido saliendo de una, flor?

— Ho..la?

— Hola, como te llamas? — La flor era una perfecta Rosa roja, al instante pudo observar unas pequeñas gotitas de agua que caían por sus pétalos, además que espinas decoraban todo su tallo, pero aun con todo eso era sin duda, extremadamente hermosa y digna de ser admirada por horas

— M..e llamo Ho..seok, ¡¡Pero dime Hobie!! — El cambio de humor que el niño había tenido en un abrir y cerrar de ojos confundió un poco a la rosa, pero aun así esta decidió ignorar aquel extraño hecho, el pequeño Hosoek amaba mas que nada el apodo que su madre etiqueto exclusivamente para él

— Oh ya veo, espera, ¡¡NO PUEDE SER, ERES HOBIE!!, Es un gusto conocerte, tu madre habla maravillas de ti, sin duda a sus ojos eres un gran niño

— Muchas gracias — Un fuerte sonrojo recorrió sus dos mejillas haciendo que se viera aun mas tierno de lo que en si ya era

— Auww, siéntate, siéntate

Hobie no dudo ni un solo momento y puso su cuerpo en posición de indio para caer al piso que era cubierto por una espesa capa de césped, después de algunos segundos comenzó una animada y divertida conversación, aquella flor lo oía y reía de sus anécdotas, sin duda había ganado una gran y valiosa amistad.


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