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PURPLE

Miles y miles de libros estaban perfectamente acomodados en aquellos gigantes estantes pegados a la pared, había de todo, desde mapas para conocer cada rincón del mundo hasta de Matemáticas para solucionar problemas que a simple vista podían ser catalogados como imposibles

Un niño sentado en un gran escritorio sostenía en su mano un lápiz con una filosa punta, mientras que en su mente comenzaban a crearse varias respuesta para el pequeño papel que tenia en frente

— ¿Cuál es la capital de España?— Leyó en voz alta la quinta pregunta y luego llevo el lápiz con dirección a su boca mordiendo un poco la parte superior cuando este ya se encontraba en el lugar deseado— Esto es super fácil, claro que es Madrid

Bajo su vista un poco, después de haber anotado la respuesta correcta, grito eufórico al darse cuenta que el siguiente era un ejercicio matemático, esos que tanto amaba y que consideraba como sus favoritos

— Ten hijo, traje tu calculadora— Un hombre demasiado alto llegó al lugar en el que su pequeño se encontraba estudiando, este llevaba una camisa morada junto con un pantalón lila y su rostro era opacado por unos grandes anteojos que en definitiva ayudaban a su escasa capacidad de la vista

— No papi, yo puedo hacerlo solito, no necesito la calculadora— Nam en seguida movió su cabeza de un lado a otro en señal de negación

Su padre solo sonrió y acercó la calculadora de nuevo para después alejarse y permitir que su pequeño tuviera total concentración para solucionar el problema

— Si doce por tres es treinta seis, el valor de la x... — El pequeño susurraba cosas que para la gente normal podían ser considerado como incoherencias pero al niño le ayudaban a encontrar el resultado de manera correcta, anotaba los procedimientos a un lado de la pregunta y con fervor sumaba y restaba, la sonrisa que sostenía en su rostro alegraba a la persona que espiaba discretamente al menor

— Sin duda nació para ser un morado — Susurró su padre antes de voltearse y continuar su andar acompañado de una gran sensación que inundaba su seco corazón

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