10.

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Advertencias: fluff y poco drama. AU de híbridos y omegaverse

Hoseok estaba un poco ansioso cuando llegó el lunes. Por un lado, quería encontrarse otra vez con Yoongi, pero por el otro, temía que el alfa actuara como si no lo conociera.

¿Y qué tal si quería que esa extraña relación no fuera pública? No habían hablado acerca de eso en la cita que tuvieron, sin embargo, quizás Yoongi deseaba que no se mostraran afecto frente a otros.

Eso le estaba provocando demasiados nervios y ansiedad, lo que además implicaba que le dieran ganas de comer para calmarse. Pero Hoseok no quería comer, ya estaba tan gordito, ¡ahora quería cuidarse más, en especial por Yoongi!

Vio a Taehyung llegar a lo lejos, saltando por la emoción. Le sorprendía que Tae siempre llegara tan animado a clases, ¿de dónde sacaba tanta energía?

―¡Hyung! ―saludó el zorrito―. ¡¿Cómo te fue en tu cita?!

Prácticamente, lo gritó en medio del pasillo y todos lo miraron. Hoseok sintió sus mejillas coloradas por la vergüenza.

Agarró al chico por su oreja, tirándosela, y Taehyung comenzó a quejarse.

―¡Baja la voz! ―le regañó.

―Pero, ¿ya son novios? ―susurró el zorrito.

―¡No! ―le dijo, y el timbre tocó para iniciar las clases―. Vamos a ir lento.

―Que aburrido eres ―bufó Taehyung, comenzando a caminar hacia el salón―. ¿Dónde está Kook?

Hoseok iba a responder que no tenía ni idea, hasta que giraron en una esquina y luego retrocedieron, para que Jungkook no los viera. Que venía saliendo del cuarto del conserje, con Jimin detrás.

¡Santas bellotas!

―¿Estás pensando lo mismo que yo? ―preguntó Tae, en un susurro para que Jungkook no se diera cuenta.

―¿Jimin está probando la carne de Kookie? ―respondió Hoseok, aturdido.

―Que injusticia ―se quejó Tae―, cuando le dije si podía morderle el brazo, me dijo que no. Kookie es un tramposo.

Hoseok sonrió.

Decidieron, por el bien de ellos dos, no preguntarle nada a Jungkook. Los conejitos eran muy calientes y no querían avergonzarlo, además de que, tal vez, no era nada serio. Su amigo sería el que iba a considerar necesario contarles, una vez estuviera listo.

Además, durante la mañana, no se encontraron ni con Namjoon, ni con Jimin, ni con Yoongi. Era algo normal, después de todo, para garantizar una mejor convivencia en las clases, solían juntar a los herbívoros en una y a carnívoros en otra. A veces, mezclaban a esos grupos con los omnívoros, como ocurrió con Taehyung, pero por lo normal trataban de que todos los grupos trabajaran bien y eso se lograba sólo cuando las especies estaban con pares.

Sin embargo, para la hora de almuerzo, el grupo no pudo evitar juntarse gracias a Taehyung.

―¡Yujuuuuuuu! ―gritó el zorrito, en medio del patio de comidas―. ¡Vengan a sentarse con nosotros!

Hoseok sintió ganas de hundirse en su asiento o salir corriendo cuando los ojos de Yoongi se posaron en él. A pesar de la evidente atracción que sentía por él, ese lado ardillita seguía sintiéndose un poco asustado por el alfa. Suponía que debía ser normal, después de todo, era su instinto.

Iba a tratar de controlarlo, ¡no quería hacer sentir mal a Yoongi!

Los vio caminar hacia ellos, así que se concentró en aliñar la ensalada que llevó de almuerzo. Ese día tenía muchas ganas de comer papas fritas, pero papá le dijo que no se gastara su dinero en comida chatarra, que lo podía gastar en otra cosa mejor. Hoseok no sabía que era mejor que papas fritas, sin embargo, terminó por hacerle caso.

―¡Hola! ―saludó Namjoon con ánimo, sentándose al lado de Taehyung―. ¿Cómo están, chicos?

―Bien ―respondió Jungkook, dirigiéndole a Jimin una mirada precavida cuando se sentó frente a él―. ¿Y ustedes?

―¡Mejor que nunca! ―respondió Jimin, alegre.

Yoongi rodó los ojos, sentándose frente a Hoseok. La ardillita le dirigió una sonrisa tímida que el alfa devolvió sin dudarlo un poco. Qué lindo era el alfa cuando sonreía.

―Te compré algo ―dijo de pronto Yoongi, también un poco animado―. ¿Quieres verlo?

―Está bien ―aceptó Hoseok. Casi esperaba que la pantera sacara un aguacate de su bolsillo.

Se equivocó: en realidad, los aguacates eran mejores que las papas fritas. Qué gran descubrimiento hizo ese día.

Pero Yoongi no sacó un aguacate de su mochila, sino una prenda de ropa. Una sudadera.

Hoseok se quedó congelado al ver la prenda de ropa cuidadosamente doblada. Sintió un poco de vergüenza cuando notó que sus amigos le estaban mirando fijamente, como si esperaran que se lanzara a besar a Yoongi.

O sea, Hoseok si quería besarlo, pero no lo haría frente a sus amigos. Podían quedarse con las ganas.

―Lo vi y pensé en ti ―dijo Yoongi, entusiasmado y tendiéndosela.

Hoseok mordió su labio inferior, agarrándolo para extenderlo frente a sus ojos. Soltó una risa divertida: era de color amarillo con un aguacate estampado en el medio, una caricatura de un aguacate, y un ‹‹¡cómeme!›› bajo el dibujito. ¡Era una total ternura!

―¿Por qué no te lo pruebas, Hoseok? ―dijo Tae, sonriendo con emoción―. ¡Es muy bonito!

El chico titubeó un momento ante la petición, viendo al grupo mirándole con expectación. Incluso Yoongi parecía esperanzado de que se lo pusiera, y Hoseok quería hacerlo, pero... pero...

La sudadera se veía un poco pequeña para él.

Tragó saliva y se quitó el chaleco que llevaba, removiéndose en su lugar porque debajo llevaba una playera. Enrolló la sudadera, sintiendo sus dedos temblando, antes de comenzar a ponérsela.

Su cabeza entró bien, hasta el cuello, pero notó enseguida que era una talla más pequeña de la que necesitaba. Sintió ganas de llorar de pronto, porque esa talla pudo haber estado bien algunos meses atrás. Sin embargo, era invierno, y en invierno siempre comía más para mantener el calor corporal.

―No me queda ―barboteó, su voz tan baja que salió como un gimoteo.

―¿Cómo? ―Yoongi parpadeó, inseguro.

―Me queda pequeña ―Hoseok trató de tragar saliva para no romper a llorar en ese momento. Jungkook lo observó con culpabilidad, antes de dirigir su mirada a Yoongi.

―Pero puedes guardarla ―dijo Tae, queriendo buscarle un lado bueno―. ¡Cuando bajes de peso...!

―¡No la quiero! ―chilló Hoseok, tan fuerte que sobresaltó a sus amigos, y se la quitó―. Lo siento, Yoongi.

Yoongi no pudo decir algo, porque Hoseok se la devolvió de golpe, poniéndose de pie para ir a esconderse. Al baño o a un árbol, que eran sus lugares seguros en el colegio. Quería estar a solas para poder llorar.

Jungkook vaciló un momento, dudando si debía seguirlo o no. Yoongi tenía una expresión culpable y apenada, pareciendo muy afectado por lo que acababa de ocurrir.

―No quería... ―tartamudeó Yoongi―, no pretendía... Jungkook me dijo...

―Olvidé eso ―suspiró Jungkook, tan triste que incluso dejó que Jimin le acariciara un hombro―, que en invierno sube más de peso. Lo siento mucho, hyung, lo he arruinado.

Yoongi no lo observó, luciendo pensativo un momento, y el resto de la mesa decidió no decir algo sobre lo que acababa de ocurrir.

El resto del día, Hoseok se sintió muy miserable por lo que ocurrió y la forma en la que actuó. De sólo pensar en la manera en cómo reaccionó se sentía avergonzado, así que cuando vio a sus mejores amigos, no dudó en pedirles perdón.

―¿Y Yoongi? ―preguntó Jungkook, cuando volvían a clases.

―Mañana hablaré con él ―respondió Hoseok, sorbiendo por su nariz―, si lo veo, me pondré a llorar.

―No lo hizo con mala intención, Hoseokie ―dijo Tae, su expresión triste.

―Sí, lo sé ―la ardillita sorbió por su nariz―, y eso me hace sentir peor.

Los tres no parecían querer hablar más del tema, dejándolo ahí.

Al día siguiente, Hoseok seguía desanimado por lo ocurrido. La sudadera realmente estaba muy bonita y lo consideró un detalle de lo más tierno. Tal vez, debería ir donde Yoongi y pedirle si podía devolvérsela, que ahora la quería de vuelta. Sí, una vez la tuviera, entonces se prometería que iba a bajar de peso para poder ocuparla sin problema, ¡y así podría lucirla con orgullo!

Sin embargo, cuando dio dos pasos para ir a buscarlo, sintió el pánico. ¿Y si Yoongi se ofendió por lo que hizo y ahora no quería saber nada de él? ¿Si ya no quería nada con él? ¿Si ya devolvió la sudadera? Hoseok lo arruinó por completo por su actuar, ¿qué acababa de hacer?

Pudo sentir la ansiedad golpeándolo en el estómago como un puñetazo.

Decidió volver con sus amigos, negándose a hablar por el cambio de opinión que tuvo e insistiendo en ir a clases.

Durante las siguientes horas, se la pasó esquivando a Yoongi y sus amigos, sin querer saber lo que tenían para decirle. Si los veía acercarse, se excusaba con que debía ir a hablar con un profesor o tenía que ir al baño o buscar algo en la biblioteca, corriendo lo más lejos de allí. Si lo evitaba el tiempo suficiente, quizás Yoongi terminaría olvidándolo. De esa forma, ellos podrían continuar con lo que tenían, como si lo que ocurrió nunca pasó. Era un plan fenomenal, según Hoseok.

Aunque fracasó ese mismo día, cuando salió de su última clase, y de pronto alguien lo agarró del brazo. Soltó un grito.

―Hoseok.

Momento de transformarse en ardilla y huir.

¡Pero sus amigos lo traicionaron! Jungkook se le lanzó a los pies y Taehyung se le colgó del cuello. ¡Eran unas ratas traicioneras!

―Quiero hablar contigo ―dijo Yoongi, su voz calmada―, no huyas, por favor.

Mordió su labio inferior un momento, y cuando sus amigos lo soltaron con cautela, se volteó.

Enmudeció al ver a Yoongi llevando la sudadera con el aguacate. Le quedaba un poco grande, por supuesto, porque el alfa era mucho más delgado que la ardilla por donde se viera, pero se veía tan... tan bonito y lindo, que Hoseok sintió ganas de llorar.

En su mano libre, Yoongi sostenía otra sudadera de aguacate.

―Te compré otra, de tu talla ―dijo Yoongi, sonriendo y mostrando sus encías―, para que los dos vayamos a juego.

Hoseok no sabía qué responder, sus labios temblando. Estaba conteniendo tantas ganas de llorar en ese momento, pero por la emoción.

―Lo siento ―balbuceó, su garganta un poco apretada.

Yoongi se encogió de hombros.

―No importa ―afirmó, tendiéndole la sudadera―. Es tuya. Mañana, ven con ella y usaremos ropa de pareja.

Sin poder contenerlo un poco más, Hoseok dio un paso y lo abrazó de golpe, dejándose envolver por los brazos y el calor que el alfa emitía.

Que su alfa le entregaba.

¡gracias por leer!

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