14.

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Advertencias: fluff y poco drama. AU de híbridos y omegaverse

―¡Yooooooooooooooooooooooongi!

El alfa se sobresaltó al escuchar la estridente voz llamándolo, y se volteó con el ceño fruncido hacia la puerta de su cuarto. Su primo, Seokjin, estaba bajo el marco con una sonrisa inocente y cargando un bolso en su hombro. Las orejitas de hámster asomaban en su cabello rosado. Su cola no se veía debido a los pantalones.

―¿Qué quieres? ―preguntó Yoongi, enfurruñado.

Jin lo miró, ofendido.

―¿Así saludas a tu primo favorito? ―dijo, entrando al cuarto con indignación―. ¡Tu primo mayor, por si acaso!

Yoongi murmuró unas quejas. Él sabía que Jin y su familia los iría a ver, porque se iban a mudar a esa ciudad. Se quedarían unos días con ellos, sí, en lo que terminaban de pintar su nuevo hogar, y Yoongi no podía estar más emocionado por eso. Irónicamente, por supuesto.

No es como si odiara a su primo o le cayera mal, sólo que Jin era un entrometido. Además, era muy probable que fuera a su mismo colegio, y si era así, sabría que estaba de novio con alguien, y se lo contaría a todo el mundo, sumado al hecho de que le molestaría por años.

―Hyung ―le dijo, y Jin se vio satisfecho―, me caes mal ―Seokjin se rió y Yoongi sonrió contra su voluntad. Al menos, hasta que vio a su primo dejar el bolso que cargaba en el suelo―. ¿Por qué lo dejas aquí?

―¡Porque seremos compañeros de cuarto hasta que me vaya, Yoongi!

La vida de Yoongi no podía ir peor en ese momento.

Estaba caminando hacia la ventana para lanzarse por ella, cuando su celular anunció un nuevo mensaje. Sin pensarlo mucho, lo desbloqueó y sonrió sin poder evitarlo. Era Hoseok.

Hoba bebé:

Te extraño, ¿nos podemos ver hoy?

Por fis!!

Yoon:

Claro que sí, bebé, cuando quieras.

¿Te parece a las cuatro?

En el parque de siempre.

Hoba bebé:

Está bien!!

Pero dime que me extrañas

Yoon:

Bebé

Hoba bebé:

Por fis!!!!!!

Yoon:

Te extraño

No vio la respuesta de Hoseok, que de seguro sería un emoji de corazones, porque Jin habló en ese momento.

―¿Con quién te mensajeas, Yoongi? ―preguntó, asomándose por detrás de él, y Yoongi bloqueó su celular―. ¿Tienes novia o novio?

―¡Qué te importa! ―tartamudeó, con las mejillas poniéndose coloradas por la última pregunta.

Jin sonrió ampliamente. A pesar de ser un híbrido de hámster, tenía la astucia de una pantera, y su instinto le ayudaba a adivinar las cosas con facilidad. Yoongi lo detestaba mucho, ¡siempre sabía qué hacer para fastidiarlo!

―¿Desde cuándo tienes pareja? ―le preguntó―. Cuando vine el verano estabas soltero, ¡y ahora con pareja! ―fingió llorar―. Estás tan grande, por dios, ¡quiero conocerla o conocerlo! ¿Es chico o chica?

―¡Te voy a pegar! ―gritó Yoongi.

―¡Mamá, Yoongi tiene pareja! ―gritó Jin también, saliendo del cuarto corriendo.

Al final, los dos fueron regañados por estar gritando en casa, y Jin le sacó la lengua a Yoongi. Yoongi se preguntó si pasaría algo si se lo comía cuando se transformara en pantera. Sólo sus padres lo extrañarían, pero siempre podían tener otro hijo.

―Mamá, voy a salir ahora ―dijo Yoongi, una vez acabó la comida.

―¿A dónde vas, Gigi? ―preguntó su mamá, diciendo ese ridículo apodo que le tenía.

―Me juntaré con un amigo ―habló.

―¡Qué bien! ―su mamá sonrió―. ¿Por qué no llevas a Jin?

―Eh...

―¡Genial! Hace mucho no salgo con Yoongi ―apoyó Seokjin.

Yoongi iba a hacer un berrinche, pero sólo se quedó callado, pensando en si cancelarle a Hoseok esa pequeña cita. Probablemente, el omega iba a desanimarse y pensar en que le estaba evitando. A esas alturas, el mayor ya conocía bien cómo funcionaba la adorable mente de su novio, y tenía claras cuales eran todas sus inseguridades. Yoongi no quería hacerlo sentir más inseguro de lo que ya era, porque desde que esos idiotas le dijeron que todo era una apuesta, que andaba un poco más pegajoso que lo normal.

No es como si Yoongi se quejara. Le gustaba que Hoseok fuera afectuoso con él, le tomara la mano y le pidiera besos. Yoongi le daría todos los besos que el omega quisiera, hasta que sus inseguridades desaparecieran y confiara en él un cien por ciento.

Así que, al final, no le canceló. Decidió irse por otra estrategia, que implicaría una negociación con Jin. A su primo le gustaba negociar algunas cosas, como si todo fuera un juego para él. Yoongi realmente no lo entendía bien.

Una vez salieron y caminaron unas cuadras, lo miró.

―¿Por qué no vas a dar unas vueltas lejos de aquí? ―le preguntó Yoongi.

Jin alzó una ceja.

―¿Es una forma elegante de decirme qué me pierda? ―contestó Jin, divertido.

―Si lo quieres interpretar así...

―¿Qué me das a cambio?

Yoongi lo pensó un momento. Para que Jin aceptara, debería ser algo de gran valor para el chico, no necesariamente dinero, sino algo que le divirtiera lo suficiente.

―Te dejaré mi cama ―le dijo, y Jin hizo un gesto de sorpresa―, el tiempo que estés en casa. Podrás dormir en ella hasta que se marchen.

Su primo parecía bastante entretenido con lo que le decía Yoongi, y es que era algo novedoso para él: jamás en la vida Yoongi le prestaba su cama cuando se juntaban. La cama del híbrido de pantera era sagrada, sólo la podía tocar una persona y no se la entregaba a nadie más.

―Debes querer demasiado que me marche ―habló Jin, luego de unos segundos―, pero no lo quiero.

―¿Entonces qué quieres? ―saltó Yoongi, enfurruñado.

―¡Nada! ―Seokjin soltó unas carcajadas―. Quiero conocer a tu pareja, Yoongi.

―¡Eres el peor! ―gritó Yoongi, y salió corriendo con la esperanza de separarse de Jin.

Hasta el mismo Seokjin quedó sorprendido por ese gesto, porque Yoongi nunca corrió tan rápido en su vida como hasta ese momento. Eso significaba que realmente tenía pareja, y Jin no podía perderse eso, por lo que corrió detrás de él.

Así, entre gritos y empujones, llegaron ambos al parque en donde quedaron en juntarse.

―¡Aléjate de mí, psicópata! ―gritó Yoongi.

―¡Yoongi, no me hagas esto, yo te amo! ―replicó Jin, dramático gracias a sus clases de actuación.

―¡Te voy a dar un puñetazo!

―¡En el rostro no, que soy demasiado guapo!

―¿Yoongi?

Los dos dejaron su discusión cuando una tímida voz habló a pasos de ellos, y ambos se voltearon hacia Hoseok, que jugueteaba con sus manos. Ese día, la ardillita llevaba el pelo en bonitos rizos, con sus orejitas asomando entremedio del esponjoso cabello. Vestía un bonito suéter amarillo, con un estampado de ardilla escalando un árbol, y unos pantalones rotos en las rodillas. Además, tenía los labios pintados y brillantes.

―Hobi ―saltó Yoongi, empujando a Jin y yendo con su novio―, te ves más precioso de lo que ya eres, bebé.

―¿De verdad? ―preguntó Hoseok, feliz, y Yoongi le tomó la mano―. ¿Quién es él, Yoon?

―Nadie importante.

―¡Su primo! ―exclamó Jin, sonriendo con encanto―. Me llamo Seokjin y soy el primo favorito de Yoongi. ¿Tú eres el novio de Yoongi?

Hoseok puso una expresión de duda, poniéndose colorado antes de alejar su mano bruscamente de la de Yoongi. Parecía algo avergonzado.

―¿Um, Yoon? ―tartamudeó, mirando a la pantera.

Yoongi pudo adivinar enseguida el motivo de ese comportamiento: Hoseok debía estar pensando que, quizás, él no quería sacar su noviazgo a la luz. Que quería mantenerlo oculto de todos, porque debía sentir vergüenza de salir con la ardillita.

A pesar de que su plan no era que Jin lo supiera, no iba a dejar que Hobi creyera tremenda estupidez. Yoongi jamás se sentiría avergonzado de que su novio fuera Hoseok, ¡por el contrario! El mundo debía tenerle envidia por salir con ese atractivo y perfecto chico.

―Sí, es mi novio ―le dijo a Jin, petulante, y volvió a agarrarle la mano a Hoseok, que parecía estupefacto―. Así que no quiero que lo veas, le hables o lo toques, ¿entendido?

―¡Yoongi! ―reclamó Hoseok, aunque se rió.

―¿Qué? ¡Tú eres mío, sólo mío! ―rabió Yoongi.

―¡Qué meloso eres, Yoongi! ―se burló Jin, y la pantera lo miró mal―. Trataré de no quitarte a tu chico, pero lo veo poco probable, a mi atractivo nadie se resiste.

Yoongi le daría un puñetazo en toda la cara, a ver si le rompía la nariz.

Antes de poder hacerlo, Hoseok tiró de su mano, llamando la atención del chico. Yoongi, de forma inmediata, prestó atención a su novio. Tenía muchas ganas de besarlo y probar su labial, pero eso haría que Jin se burlara de él por días.

―¿Me das un beso? ―preguntó Hoseok, tímido.

Por dios, ¿cómo Yoongi podía decirle que no? No tenía el corazón para ello.

Se volteó hacia Jin, que parecía contener la risa frente a él, y le miró con el ceño fruncido.

―Ve a comprarte un helado y déjame con Hoba ―le dijo.

―No traje dinero ―replicó Jin.

Yoongi, en su desesperación, sacó su billetera y se la lanzó. Jin la atrapó.

―¡Piérdete!

―¡Como digas, gato gruñón! ―dijo su primo, marchándose―. ¡Cuidado, Hobi, que a Yoongi le gusta meterse cosas a la boca!

Yoongi agarró una piedra y Jin salió corriendo.

―Es simpático ―comentó Hoseok cuando Yoongi volvió a mirarlo.

―Es un pesado ―bufó Yoongi, pero su humor cambió de forma inmediata―. Entonces, ¿quién quiere un besito?

―Yo ―dijo de forma inmediata Hoseok, enrojeciendo―, yo, yo.

―Lindo, mi lindo bebé ―Yoongi lo agarró de las mejillas, poniéndose de puntillas para alcanzarlo mejor, y le dio un beso superficial. Los labios de Hoseok sabían a fresa―. Mi perfecto y bonito Hoba, ¿quién quiere más besitos?

―Yo ―ahora, Hoseok se rió, muy feliz―, ¡yo, yo!

Yoongi no escatimó en darle más besos, ya no superficiales, sino más y más profundos, sintiendo los labios de Hoseok abrirse para él. Lo escuchó soltar un ruido entrecortado, pero el alfa estaba contento con su novio en brazos. Realmente esperó mucho tiempo para eso.

Estuvieron unos minutos en eso, hasta que decidieron que era momento de pasear. Más tarde seguirían con su sesión de besos.

―¿Dónde se habrá metido ese idiota? ―preguntó Yoongi, buscando a Jin.

―Tal vez se devolvió a casa ―aventuró Hoseok, relajado.

―Si ese cretino...

―¡Así no se trata a los mayores! ―los dos saltaron cuando alguien habló detrás de ellos, y se giraron para ver a Jin. Yoongi miró lo que sostenía en sus manos.

―¿Qué es eso? ―preguntó, con la voz temblando.

―¡Comida para nosotros, claro! ―habló Jin, que tenía tres bolsas de donde salían muchos olores deliciosos―. Quiero conocer más a Hoseok.

―¿Y lo compraste todo con mi dinero? ―reclamó Yoongi―. ¡Me dejaste pobre!

―¡No seas llorón! ―Jin caminó hacia Hoseok, pasando un brazo por los hombros del chico y obligándolo a caminar―. Debes atender las necesidades de tu chico, aunque quedes pobre. Vamos, Hoseok, ¿sabías que cuando Yoongi era pequeño, se quedaba atrapado en los árboles en su forma pantera? Vieras como maullaba el pobre...

Yoongi sintió el tic en el ojo.

¡aquí quedamos cuando me eliminaron la cuenta! El próximo capítulo será completamente nuevo

¡gracias por leer!

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