15.

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Advertencias: fluff y poco drama. AU de híbridos y omegaverse

este capítulo es nuevo uwu

Yoongi estaba mirando a su presa, escondido entre el alto césped del patio escolar. Sus ojos seguían los movimientos del pequeño animalito a metros de él, una bonita ardillita que estaba abrazando un aguacate, tan concentrada en su alimento que no se percató del peligro tan cerca de ella.

La pantera no lo pensó más y se lanzó a atacar a su presa, su cola sacudiéndose en el aire. La ardilla se dio cuenta tarde de lo que estaba ocurriendo, pero ya no tenía escapatoria, así que recurrió a su último y desesperado recurso: hacerse bolita.

Namjoon suspiró al ver la escena ante él. Yoongi, en su forma de pantera, tenía a Hobi entre sus patas delanteras, lamiendo su pelaje. La ardillita parecía algo asustada, sin embargo, abrazaba y seguía comiéndose el aguacate.

―La próxima vez lo matará de un infarto ―dijo Tae, sentado a su lado.

―Yoongi es un poco idiota con su cortejo ―aceptó Namjoon, guardando el recipiente donde llevó su comida en el interior de la mochila―. Um, ¿cuándo volveremos a cazar conejos? ―le preguntó con un poco de torpeza.

Taehyung sonrió con felicidad. De su grupo de amigos, él era el que iba avanzando más lento con Namjoon, y es que el híbrido de perrito todavía no le pedía que fueran novios. Estaba un poco preocupado de no gustarle lo suficiente a Namjoon, sin embargo, sus miedos se esfumaban cuando lo invitaba a citas. ¡Tal vez el mayor quería que se conocieran bien antes de dar el gran paso!

―¿Es una indirecta? ―preguntó, coqueto. Namjoon parecía desconcertado―. ¿Iremos a hacer lo que el sucio conejito Koo hace con su novio?

Namjoon enrojeció, pero antes de poder decir algo, alguien más habló:

―¡¿Qué estás hablando de mí, Taehyung?!

Tae saltó de su lugar y la ardillita Hoseok se asustó por el gritó. Un puf resonó y ya no había un animalito, sino un chico de dieciséis años, algo aturdido. Yoongi, en su forma de pantera, gruñó, y ahora Jungkook saltó con espanto a los brazos de Jimin, que lo agarró para que no se cayera.

Otro puf y Yoongi apareció en su forma humana.

―¡Me dejaste la cola pegajosa! ―se quejó Hoseok, acariciando su esponjosa y enorme colita de ardilla.

―¡TAEHYUNG! ―volvió a gritar Jungkook, recuperando la valentía―. ¡¿QUIÉN TE CREES QUE ERES PARA HABLAR ASÍ DE MÍ?!

El híbrido de zorrito se veía desconcertado.

―¡Tu amigo! ―dijo, como si fuera obvio―. Ay, no te hagas el mojigato, Jungkookie. Todos sabemos que Jimin y tú hacen cosas sucias, ¡ya de inocente no te queda nada!

―¡Eres un estúpido!

―¡Jungkookie tiene fetiche con lobos! ―se rió Tae, antes de voltearse a Hoseok, que limpiaba su colita―. ¡Jungkook y tú están cortados por la misma tijera, mira que interesarse por carnívoros y animales tan grandes!

―Deberías detenerte, Tae ―intervino Namjoon, agarrándole la mano al chico―. Como sigas así, Jungkook va a orinarte.

Esos dos estaban hechos definitivamente el uno para el otro, pensó Jungkook con enojo. Sin embargo, su enfado se esfumó cuando Jimin le agarró la colita esponjosa, y fue como si un botón automático se activara: se transformó en un conejito blanco y esponjoso, que fue agarrado con rapidez por el alfa.

―No te enfades, Koo ―le dijo Jimin, sonriente, y lo apretujó contra su pecho―, hyung va a cuidarte.

Pobre conejito.

Yoongi, por otro lado, no pudo aguantarse y, a pesar de estar escuchando los regaños de Hoseok por dejarle la colita húmeda, lo agarró de las mejillas y se las apretujó, abultándole los labios para darle un par de besos.

―¿Me quieres? ―le preguntó el alfa, sonriente.

Hoseok fingió pensarlo.

―Um...

―Porque yo te quiero tanto ―añadió Yoongi.

El omega no lo aguantó más y sonrió.

―¡Sí, te quiero! ―afirmó, tan enamorado.

El timbre de que el almuerzo acabó sonó en todo el patio, así que ya era momento de volver a la jornada escolar de la tarde. Yoongi empezó a quejarse, pero Hoseok ya se había escapado de él para buscar a Tae y recoger a Jungkook, que volvió a su forma normal.

―¡Nos vemos después de clases! ―se despidió de los alfas, corriendo al interior del edificio.

Taehyung se iba rabiando por haber sido alejado de Namjoon, pero Jungkook le sonrió a Hoseok, con un poquito de burla en su mirada.

―¡Parece que pronto te convertirás en Hobi de Min! ―se burló.

Hoseok se detuvo, agarrándole las orejas de conejo a Jungkook. El chico chilló.

―¡Cállate, que a ti no te decimos cuántos niños tendrás con Jimin! ―atacó la ardillita.

―¡Guerra de herbívoros! ―gritó Taehyung, y se lanzó a morderlos. Los dos salieron corriendo, espantados.

Mientras, los tres carnívoros iban caminando hacia su salón, molestando a Namjoon como actividad favorita en ese momento.

―Vale, pero ¿cuándo le propondrás ser novio a Taehyung? ―preguntó Jimin.

―¡Ya somos novios! ―respondió Namjoon.

―¿Se lo propusiste? ―interrogó Yoongi, escéptico.

―Ah...

―¡Eres un tonto! ―se burló Jimin.

―¡Hola, chicos!

Los tres se giraron al escuchar una alegre voz, y contemplaron a Seokjin detrás de ellos, llevando una mochila en sus hombros. Yoongi soltó un grito de horror.

―¡No!

―¡Sí! ―Jin se le colgó del hombro, atrayendo a Namjoon para sostenerse igual―. ¡Ahora somos compañeros de clases!

Jimin y Namjoon miraron a Seokjin, con ojos como platos. Yoongi estaba a punto de sufrir un infarto.

―Hyung, ¿cómo estás? ―preguntó Jimin, sonriendo con humor.

―Yoongi hyung, no es para tanto ―suspiró Namjoon.

―¡Porque ustedes no tienen que compartir habitación con él! ―sollozó Yoongi, entrando al salón de clases.

―No saben de lo que se pierden ―dramatizó Jin.

El resto de las clases se la pasaron molestando a Yoongi cuando podían, y el híbrido de pantera pensaba que sus peores pesadillas se habían hecho realidad. Al menos, se decía como consuelo, tenía un novio al que llorarle.

―¿Así que también están saliendo con alguien? ―preguntó Jin al acabar las clases―. ¡Vaya, increíble como soy el único soltero!

―Debe ser por lo encantador que eres ―bufó Yoongi, buscando entre la multitud de estudiantes a Hoseok.

Jin se rió, llamando la atención de todo el mundo por sus particulares carcajadas.

―¡Oh, Yoongi, yo no estoy hecho para el noviazgo! ―exclamó Jin, sonriendo. A pesar de ser un híbrido de hámster, en ese momento, su sonrisa era como la de una pantera―. A mi me gusta divertirme a mi forma.

Yoongi bufó otra vez, sabiendo a qué se refería exactamente. Su primo, a pesar de lucir tan bromista y juguetón, era todo un rompecorazones y disfrutaba de las relaciones sin compromiso. Cada vez que iba a visitarlo, estaba con un o una omega distinto.

Se empezó a fastidiar al no ver aparecer a Hoseok, así que decidió ir a buscarlo, un poco preocupado. Jungkook y Taehyung habían aparecido cinco minutos antes, diciendo que Hoseok iba a conversar con un profesor acerca de un trabajo, y se marcharon con sus respectivos novios. No es como si quisiera estar encima de Hobi, sin embargo, él sabía lo mucho que lo molestaban por el tema de su peso, por lo que decidió ir a verlo al salón de profesores.

Jin lo siguió, parloteando acerca de lo fea que era la pintura en el salón, pues no combinaba para nada, y Yoongi lo iba escuchando a medias.

Al llegar al edificio que funcionaba como oficina de los profesores, buscó a Hoseok, pero no tuvo buenos resultados. Jin, para su sorpresa, se calló al notar la expresión preocupada de su primo, y le siguió en silencio cuando volvieron al edificio principal. Yoongi marcó el número de su novio, sin embargo, no le contestó.

―¿Quieres que nos separemos para buscarlo? ―preguntó Jin, con tono calmo.

―No ―replicó Yoongi―, prefiero que sigamos juntos. Si por algún motivo...

Al llegar al tercer piso, olisqueó el aire y se calló. Fue cuando sintió las feromonas de terror, unas que conocía muy bien. Su rostro se oscureció, siguiendo el rastro hasta dar con el baño, de donde salían un montón de risas.

Pateó la puerta, entrando al lugar y viendo a Youngdo y sus amigos, sosteniendo...

―¡¿QUÉ MIERDA ESTÁN HACIENDO?! ―gritó, enfurecido, y Youngdo soltó a Hoseok.

El pequeño híbrido de ardilla tomó aire, ahogado por el agua del inodoro en donde habían estado hundiendo su cabeza, y lloriqueó con desesperación.

Yoongi se lanzó a golpear a Youngdo, mientras que Jin atrapó a Sikyung, impidiendo que escapara. Los otros dos chicos, híbridos de hiena también, escaparon entre carcajadas.

―¡Era sólo una bromita! ―gritó Youngdo, riéndose, pero se calló cuando recibió un puñetazo en su rostro.

―¡Te he dicho que lo dejes en paz! ―gritó Yoongi, iracundo, y escuchó otro gritito. Sabía, sin necesidad de voltearse, que Jin se estaba haciendo cargo de Sikyung―. ¡A ver si con esto aprendes, imbécil!

Lo golpeó dos veces más, hasta que lo consideró suficiente, y lo soltó. Youngdo escapó entre quejidos, seguido de Sikyung, y sólo recién Yoongi se volteó hacia Hoseok, que hipaba y no dejaba de llorar. Toda su carita estaba empapada, tanto por el agua del inodoro como por sus lágrimas, y su sudadera también estaba húmeda.

―Oh, bebé ―suspiró Yoongi, arrodillándose y acercándose al omega―, lo siento tanto, cariño...

Hoseok siguió llorando unos minutos, sin ser capaz de hablar por lo que acababa de ocurrir. Él sólo se separó unos minutos de sus amigos, mientras se iba hablando con el profesor, y una vez acabó, se despidió y quiso ir en busca de Yoongi. De pronto, esos alfas aparecieron de la nada y lo arrastraron hacia allí, burlándose y riéndose de él, y Hoseok les suplicaba que se detuvieran, que ya fue suficiente, pero no logró convencerlos. Youngdo incluso lo amenazó que, si se convertía en ardilla, ellos lo iban a perseguir y a comer.

Jin buscó en su mochila el rollo de papel higiénico con el que siempre cargaba, entregándoselo a Yoongi, y el alfa comenzó a limpiarle el rostro al omega.

―Ven aquí, mi bebé lindo ―susurró Yoongi―, alfa va a cuidarte, ¿está bien?

―E-estoy... estoy su-sucio... ―tartamudeó Hoseok, sin dejar de sollozar.

―Claro que no ―habló Yoongi, tratando de tranquilizarlo―, jamás estarás sucio para mí, precioso...

El omega seguía hipando y sorbiendo por su nariz, llorando, y Yoongi se volteó hacia Jin. Su primo le hizo un gesto suave.

―Te espero fuera ―dijo, amable, y Yoongi se lo agradeció en silencio.

Una vez quedaron a solas, el alfa se acercó una vez más a Hoseok, que parecía un poco más calmado. Con suavidad, lo abrazó por el hombro y recostó contra él, con su cabello empapado por el agua.

―Voy a matar a esos idiotas ―le dijo Yoongi―, cuando los vea...

―No, no ―murmuró Hoseok, limpiando su rostro con las mangas de su sudadera―, eso te... te metería en problemas...

―No me interesa ―Yoongi podía sentir la ira todavía en él, la rabia y el disgusto de lo ocurrido―, ¿cómo se les ocurre...? Se excedieron, Hobi, lo que te acaban de hacer fue horrible. Merecen la expulsión.

―No es la... la primera vez...

Yoongi lo miró, observando la carita triste y apenada de su novio. El omega abrazó sus rodillas, enterrando su cabeza entre ellas, pero Yoongi no podía dejar de verlo, tan incrédulo por lo que había dicho. Es decir, él sabía que lo molestaban, lo vio en primera fila desde que se fijó en Hoseok. Pero de ahí a eso... De ahí a agredirlo de esa forma...

Hoseok, mientras tanto, no podía con la penita y la humillación que sentía, el dolor de haber sido agredido de esa forma. Ya lo habían hecho antes, es decir, no era algo seguido, y siempre lo hacían cuando estaba solo. Taehyung solía defenderlo si iban juntos, lanzándose a mordisquearlos si trataban de llevárselo. Sin embargo, a veces, lo pillaban sin compañía, como cuando debía ir a la biblioteca o ver a algún profesor o sus amigos se enfermaban. Siempre eran más crueles cuando no tenía a nadie a su alrededor, golpeándolo o metiendo su cabeza en los inodoros. La última vez debió haber sido antes de salir de vacaciones, el semestre pasado.

―Pues no lo harán más ―dijo Yoongi, quitándose su sudadera, y se ubicó frente a Hoseok. El omega lo miró, con ojos todavía llorosos―, me encargaré de eso, Hoba.

―Pero...

―Pero nada ―Yoongi le agarró la sudadera a Hobi, comenzando a quitársela. El chico se dejó hacer―. Si tengo que amenazarlos, entonces lo haré, Seokie. Nadie te molestará más.

―Yoongi, ¿qué haces...?

El alfa comenzó a ponerle su propia sudadera a Hoseok, aprovechando que era unas tallas más grandes. Estaba comenzando a hacer frío por el invierno, por lo mismo, iba con ese tipo de ropa. El omega olisqueó el aroma de Yoongi, sintiendo sus nervios calmarse un poco.

―Te llevaré a casa, ¿vale? ―le dijo, preocupado, y lo agarró de las mejillas―. ¿Confías en mí?

―Sí ―dijo Hoseok, observando los ojos del mayor.

―Y sabes que te adoro, ¿cierto?

Hoseok vaciló un poco ante la pregunta. Yoongi esperó la respuesta con paciencia, sin presionarlo para que contestara.

―¿Sí? ―preguntó, tímido.

Yoongi le sonrió, más relajado y tranquilo al verlo recuperar la calma. Eso era lo que quería.

―Claro que te adoro ―afirmó el alfa―. Ahora, ¿qué tal si te transformas en una ardillita y te llevo en mi bolsillo? ¿O en mi hombro? Como tú...

No habló más, porque de pronto, Hobi se transformó en esa pequeña y adorable ardillita, subiendo por la pierna de Yoongi con facilidad, hasta su hombro, y metiéndose bajo la playera. El alfa sintió las garras aferrándose a su piel, pero no le importó, porque ese pequeño gesto significaba que Hoseok confiaba en él.

Vio la pequeña cabecita asomarse por el cuello de la playera, observándolo, y le acarició entre las orejas. Agarró la mochila de Hoseok y salió del baño, encontrándose con Jin y una bolsa de semillas de girasol.

―Son un manjar ―habló el alfa, mirando con curiosidad al animalito en el hombro de Yoongi―. ¡Hey, Hobi, qué lindo eres!

Yoongi le gruñó en señal de advertencia, pero la ardillita hizo un extraño ruido de complacencia. Seokjin sonrió ampliamente.

―¿Quieres una? ¿Ustedes comen estas cosas? ―le preguntó Jin, comenzando a parlotear sobre la comida.

Hoseok se fue todo el camino a casa comiendo las semillas de girasol que Jin le iba ofreciendo, acurrucadito en el hombro de Yoongi, y el alfa le iba arrullando en voz baja. No le importaba si su primo lo encontraba gracioso, ahora su novio necesitaba de él y no lo iba a defraudar.

Veinte minutos después, llegaron a la casa de Hoseok. Cuando se detuvieron en el exterior, la ardillita bajó por debajo de la playera de Yoongi, arrancándole unos pequeños grititos por la sensación de las garras en su piel. Hoseok saltó al suelo, y se transformó en un chico otra vez, con sus mejillas coloradas de rojo y una expresión tímida.

―Mmm, iré a ver algo a la tienda de la esquina ―comentó Jin, despidiéndose de Hoseok.

El omega esperó hasta que estuviera lo suficientemente lejos para hablar.

―Jin tiene un puño fuerte a pesar de ser un hámster ―habló Hoseok.

Yoongi sonrió.

―Es mitad pantera, y aunque sea un hámster, tiene sus mañas ―contestó el alfa, volviendo a agarrarlo de las mejillas―. ¿Te sientes un poquito mejor, precioso?

―Shi ―masculló Hoseok―, gracias, Yoongi.

―Dame un beso ―pidió la pantera.

Hoseok sonrió con timidez, inclinándose y dándole un pequeño beso en los labios. Poco después, le dio otro más largo, y luego uno aún más largo. Al alejarse, se veía incluso feliz.

―Voy a devolverte la sudadera, deja...

―No, consérvala ―dijo Yoongi―, yo me llevaré la tuya y la lavaré, ¿bueno?

―Pero Yoongi...

―No te preocupes ―insistió el alfa―, usa la mía si te sientes un poco mal y me extrañas. ¿Qué tal si duermes con ella, bebé?

―¿Puedo hacerlo? ―preguntó Hoseok.

―Claro que sí ―aseguró Yoongi―. Dame otro beso.

El omega se rió, abrazando a su novio y recibiendo más besitos en la boca y el resto de su cara. Poco después, se despidió de él y entró a casa, dejando un rastro de feromonas de felicidad, y recién Yoongi se volteó para marcharse.

Jin volvía a esperarlo, ahora comiéndose una tableta de chocolate.

―Estás enamorado ―afirmó Jin, pero no había burla en su voz.

―Claro que sí ―bufó Yoongi―. ¿Has visto a Hoseok? Es el chico más perfecto de la vida.

―Qué dulce eres, Gigi ―ahora sí su primo comenzó a reírse―, así que, ¿cuándo será la boda? ¿Puedo ser el padrino? ¡Estoy seguro de que tendrán muchos bebitos, qué dulzura!

Yoongi se fue todo el camino soportando las burlas con dignidad.

Hoseok, en su casa y luego de la cena, cuando ya se duchó para quitarse la sucia sensación de lo ocurrido, estiró la sudadera de Yoongi en la cama, bajo las frazadas, y se transformó en una ardillita, metiéndose entremedio de la tela y suspirando por la felicidad. El aroma de Yoongi lo rodeó por completo, como si se tratara de una especie de nido, y no cabía en su alegría por eso.

Hoseok concluyó, en aquel instante, que estaba muy enamorado de Yoongi, y ese pensamiento, por primera vez, no le asustó ni aterró.

Decidió, en ese momento, que no soltaría a Yoongi por nada en la vida. Yoongi era suyo y de nadie más.

¡gracias por leer!

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