18.

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Advertencias: fluff y poco drama. AU de híbridos y omegaverse

Una vez Hoseok llegó a casa, se encontró con sus padres esperándolo.

Por un breve instante, pensó que iban a regañarle porque reprobó el examen de Álgebra y que llevaba ocultando durante todo el semestre. Estaba listo para romper a llorar y pedir perdón por haberle ido mal en el examen, hasta que su mamá habló.

―Hoseok, ¿cuándo traerás a Yoongi a la casa?

Hoseok hubiera preferido que le hablaran de su calificación.

Miró hacia ambos lados de la habitación, buscando la mejor forma de huir de allí. Sin embargo, sólo se quedó pegado en el sillón.

―¿Traerlo? ―preguntó, con los labios temblando―. ¿Y para qué?

―¡Cómo que para qué! ―farfulló su padre―. ¡Para conocerlo! ¡Quiero conocer a mi yerno!

―¡Pero es una pantera! ―explicó Hoseok―. ¡Ustedes van a asustarse!

―¡Qué dices, no somos conejos, Hobi! ―regañó su madre―. Está bien que seamos animales presa, pero no le vamos a tener miedo a tu novio. Ya es momento de conocerlo, no es justo que sus padres te conozcan y nosotros no.

Hoseok no pudo convencerlos para retroceder, entrando en pánico porque no estaba preparado para ello. Apenas pudo con el hecho de haber conocido a los padres de su novio, ¡y ahora esto! Esto no podía empeorar, ¡era la tragedia más grande de su vida!

No, esa tragedia fue cuando llegó al colegio el día siguiente, deprimido, y a la clase de Literatura llegó un nuevo estudiante que Hoseok conocía muy bien. Perdió el color de la cara, espantado, y quiso hundirse en su asiento cuando reconoció el rostro de Han Jisung, el nuevo estudiante, entrando por la puerta.

¡No era posible!

―¿Hobi? ―preguntó Tae, cuando le vio el rostro descompuesto.

―¿Ese no es Jisung? ―farfulló Jungkook, mirándolo.

―¡Sí! ―susurró Hoseok, frenético.

―¿Y quién es Jisung? ―siguió preguntando el híbrido de zorrito.

Hoseok no quería hablar de ello, porque era una de las peores cosas que le pasó en la vida. De sólo recordarlo, se podía poner a llorar por la angustia.

Cuando el timbre sonó para ir al recreo, Hoseok recogió sus cosas y salió casi corriendo, con sus amigos yendo detrás. Se abrió paso entre la multitud de personas, hasta el salón de clases de Yoongi, y pegándosele casi enseguida cuando salió. La pantera soltó un ruido de sorpresa ante el sorpresivo gesto.

―¿Hobibi? ―preguntó, atónito.

―Te necesito ―lloriqueó, haciendo un puchero y sin soltarlo.

Yoongi no preguntó, sólo le devolvió el abrazo, llevándolo al patio.

Allí, Hoseok se lo explicó a medias, con la voz temblorosa. Han Jisung era un híbrido de ardilla, como él, sólo que un alfa. Cuando Hoseok tenía diez años, fue a un campamento de híbridos herbívoros, el mismo campamento en el que se perdió y terminó en medio de una tormenta en el bosque.

Sin embargo, ese no fue el único hecho traumático que vivió. El otro, incluía a Han Jisung.

A Hoseok le gustaba Jisung, lo encontraba una ardilla alfa muy fuerte y protectora. Era bonito y su aroma a avellanas le gustaba mucho a Hoseok, así que no pudo evitar generar una atracción unilateral por el chico.

A esa edad, Hoseok no tenía muchos amigos. En realidad, Jungkook era el único que tenía, pues el resto de los chicos, o lo ignoraba, o se reía de él por estar un poco rellenito. Por lo mismo, admiraba de lejos a Jisung, que además era muy divertido y conocido entre el resto de los híbridos del campamento. A Hoseok le gustaba tanto, que en una actividad de manualidades que hicieron, le escribió una bonita carta donde le declaraba sus sentimientos, con la esperanza de ser correspondido. Después de todo, ambos eran ardillitas y tenían la misma edad, ¡era lo ideal!

Esa misma noche, se la entregó a Jisung al encontrárselo a la salida del comedor. Esperaba que el chico la leyera en privado, pero el alfa recibió la carta con una expresión de desconcierto, la abrió y leyó, antes de estallar en carcajadas.

―¡No, que asco! ―gritó, llamando la atención de todo el mundo―. ¡No quiero que el gordo esté enamorado de mí!

―Ji-Jisung... ―tartamudeó, con sus ojitos llenándose de lágrimas.

―¡Eres tan repulsivo! ―siguió gritando Jisung, provocando las risas de sus compañeros―. ¿Realmente crees que algún alfa va a querer estar con alguien gordo como tú? En lugar de una ardilla, deberías ser un hipopótamo, Hoseok, ¡por lo obeso!

Hoseok estuvo llorando toda la noche en brazos de Jungkook, que trató de consolarlo lo más posible. Fue una fortuna que el campamento terminara una semana después, pero tuvo que soportar las burlas de todo el mundo en lo que quedaba del campamento. Jisung lo ignoró por completo después.

Cuando Yoongi escuchó su relato, Hoseok estaba desatado en lágrimas otra vez, con el corazón doliendo por los recuerdos. La pantera lo seguía abrazando, emitiendo un ronroneo bajo que servía, sorprendentemente, como una forma de calmarlo.

―Oh, bebé ―suspiró Yoongi, apenado―, ojalá te hubiera conocido antes, así te habría defendido de todos esos idiotas.

―¿Te gusto a pesar de estar gordito? ―preguntó Hoseok, lloroso.

―Te amo a pesar de todo ―aseguró Yoongi―, te amo sin importar qué. Eres mi omega, mi dulce y bonito omega.

Eso era lo que quería oír de Yoongi. Le gustaba saber que alguien si podía quererlo de esa forma, a pesar de no ser un hermoso y perfecto omega.

―Mis papás quieren conocerte ―le dijo, dándole un beso en los labios, que Yoongi aceptó con gusto―. ¿Puedes ir el sábado a almorzar a mi casa?

―¡Claro que sí! ―Yoongi lo agarró de las mejillas y le dio más besitos, de esos que tanto le gustaban a Hoseok―. Así conoceré a mis suegros.

Sus palabras le causaron risa, y volvió a recibir nuevos besos en su boca.

Hoseok, para el resto de las clases, fingió no conocer a Jisung y no verlo, a pesar de que muchas veces sintió los ojos del alfa puestos en él. Lo que menos quería era mirarlo, de seguro si lo reconocía, se volvería a burlar de él como lo hizo cuando eran más pequeños.

Jungkook pareció contarle a Taehyung, que no hizo más preguntas y también se puso en modo sobreprotector a su alrededor. A pesar de ser omega también, Tae a veces podía asustar a la gente que los molestara, siendo agresivo y gruñendo con ira. Hoseok estaba agradecido de tener tan buenos amigos.

Sin embargo, no podía estar siempre acompañado. Y cuando tocó el timbre para la última clase, que era de Química, Tae y Jungkook se adelantaron a hablar con la profesora, pues les fue mal en el último examen y querían ver la posibilidad de hacer un trabajo para subir sus calificaciones. En ese momento, mientras Hoseok buscaba un libro en su mochila, fue que sintió un aroma a avellanas cerca.

Levantó la vista y se encontró cara a cara con Jisung.

El pánico entró en él.

―Con permiso ―jadeó, bajando la vista.

―¿Hoseok? ―preguntó Jisung, llamándolo directamente―. ¿Eres Jung Hoseok?

Mordió su labio inferior, asintiendo con furia.

―¿Me recuerdas? Soy Han Jisung ―añadió.

Hoseok miró a su alrededor con desespero, como buscando a alguien que le ayudara. Sin embargo, el pasillo se estaba vaciando y no veía a nadie conocido cerca.

―Um, sí ―tartamudeó.

―Fuimos al campamento de verano juntos ―Jisung se rió con suavidad, como si los recuerdos fueran agradables―, wow, estás... Hueles muy bien, Hoseok.

Se sobresaltó ante sus palabras, todavía algo desesperado. Sin embargo, le miró a los ojos, y sólo vio suavidad allí. Aunque de seguro sólo se lo decía para después decir algo hiriente.

―Mmm, gracias ―murmuró―, de-debemos ir a clases...

―Ah, sí ―Jisung rascó su nuca, ahora viéndose apenado―. Lo que quiero decirte es que... ―se preparó para el insulto―, lo siento mucho, no me porté bien contigo ese verano.

Abrió los ojos con sorpresa, aturdido por lo que estaba escuchando. Jisung se veía ahora incómodo, como si no supiera bien qué decir, y Hoseok también estaba fuera de sí. No entendía un poco lo que pretendía con eso.

―¿Cómo? ―preguntó.

―Lo lamento demasiado ―dijo Jisung, honesto―, lo que hice... Lo que dije, fui muy inmaduro y cruel contigo. No estuvo bien que lo haya hecho. Pensé en pedirte perdón cuando volviera a verte en el campamento, pero no te vi más.

Claro que no, luego de lo ocurrido, Hoseok nunca más quiso ir a ningún campamento.

―Ah...

―De verdad que lo siento ―añadió Jisung.

En ese momento, como si fuera un ángel salvador, Jin apareció por el pasillo, silbando. Le dirigió una mirada de desesperación al primo de Yoongi, que la interpretó enseguida, y corrió en su auxilio.

―¡Hoseok, hola! ―gritó, sobresaltando a Jisung, que retrocedió un paso―. ¿Qué haces aquí todavía, acaso te perdiste?

―Hola, Jin ―dijo, agarrándolo del brazo con gusto―. Ya iba a clases...

―Vamos, iré a dejarte ―respondió Jin, dirigiéndole una mirada a Jisung―, a mi primo no le agradaría saber que dejé a su novio sin protección ―tiró de él y Hoseok se dejó llevar―. ¿Te contó el otro día que amenazó con comerme si no te cuidaba?

Hoseok se rió ante sus palabras, mucho más aliviado de estar a salvo ahora. Sin embargo, eso no quitó que haya quedado un poco intrigado con lo que acababa de hacer Jisung, y es que no se esperaba nada como eso.

Si Jisung hablaba en serio, era la primera vez que una persona le pedía perdón por sus burlas.

Pero no se iba a quedar a averiguarlo. Tal vez sólo quería agarrarlo desprevenido para molestarlo y hacerlo sentir peor.

Le dio las gracias a Jin cuando lo dejó fuera del salón de clases, corriendo a sentarse con sus amigos. Poco después Jisung apareció, pero volvió a ignorarlo.

Para su propia fortuna, Yoongi pasó a buscarlo al salir de clases. Lo abrazó, sin importarle si estaban en público, y se inundó por su aroma. Le gustaba mucho el olor de su alfa.

―Hoseok ―llamó una voz conocida.

Miró de reojo a Jisung. Era un poco gracioso, porque Jisung era un alfa bajo, incluso más que Yoongi, pero su aroma le provocaba muchos nervios a Hoseok.

Yoongi gruñó en advertencia, y Hoseok tuvo que haberse asustado, pero sólo se pegó más a él. Su omega sabía que Yoongi jamás le haría daño.

―¿Pasa algo? ―preguntó su novio―. ¿Te está molestando, bebé?

Con Yoongi a su lado, se sentía un poco más en confianza. Sabía que nada le pasaría si Yoongi estaba con él.

―No, tranquilo, mi amor ―le aseguró, pero no se alejó de él―. ¿Necesitas algo, Jisung?

Jisung se removió en su lugar.

―No, nada ―rascó su nuca―. Nos vemos por ahí. Fue un placer volver a verte, Hoseok.

Y Jisung se marchó, tranquilo.

Hoseok frunció el ceño, sobresaltándose repentinamente cuando sintió un beso suave dejado en su cuello.

―Jamás volverá a hacerte daño ―le prometió Yoongi.

Hoseok sonrió, hipnotizado por los lindos ojos de su alfa.

―Te amo ―le aseguró, enamorado.

Yoongi le dio otro beso. Nadie haría sufrir a su omega nunca más.

Cuando llegó el sábado, Hoseok estaba nervioso otra vez, ¿y si las cosas se salían de control?

Jiwoo se encontraba ayudando a su mamá a preparar la cena. Su hermana mayor estudiaba Gastronomía, así que sabía preparar platos que incluyeran carne para Yoongi. Hoseok, mientras, estaba limpiando la casa de arriba hacia abajo con los mellizos, que más que ayudar, se ponían a corretear entremedio de él. Por último, su papá estaba cuidando a Chaeyeon, que tenía dos años y por lo mismo no podía ayudar en nada.

―Hobi, ¿por qué estás tan nervioso? ―preguntó su mamá―. No le haremos nada malo a tu novio.

―En el peor de los casos, él nos va a comer ―señaló su padre.

―¡PAPÁ! ―gritó Hoseok, horrorizado.

―¡Era una broma, cachorro! ―bufó el hombre.

Hobi estaba seguro de que su padre se llevaría muy bien con el de Yoongi. Ambos parecían tener un sentido del humor retorcido.

Media hora después, el timbre tocó. Hoseok entró en nervios una vez más, pero trató de controlarlos para no dar una mala imagen, y corrió a abrirle la puerta a Yoongi.

Sonrió cuando lo vio con una flor en su mano, que se la entregó con una mirada tímida.

―La vi y pensé en ti ―le dijo Yoongi, acercándose y dándole un beso.

―Qué dulce eres, Gigi ―se rió Hoseok.

―No me digas así ―gimoteó Yoongi, avergonzado.

Hoseok lo llevó al interior de la casa. Era un poco más pequeña que la de Yoongi, pero también más desordenada, pues tenían muchas cosas en las que podían colgarse al ser todos híbridos de ardilla. Los mellizos ya estaban en el comedor, hiperactivos y listos para jugar.

―Ella es Somin ―presentó.

―¡Hola, novio de Hobi! ―gritó la niña.

―Y él es Haein ―continuó Hoseok, colorado.

―¿Serás el esposo de hyung? ―preguntó el niño.

Hoseok enrojeció con más fuerza, que Yoongi temió que pudiera estallar por los nervios. Sin embargo, lo encontró muy adorable también, así que sólo se rió ante esas palabras.

―Claro ―dijo Yoongi, dándole un apretón de manos―, cuando seamos más grande, será mi esposo.

―¿Cómo es eso?

Y quien habló fue la mamá de Hoseok, con expresión sorprendida.

Ahora Hoseok pegó un gritito, saltando en su lugar, y Yoongi también se puso como un tomate, sin saber donde meterse.

―¡Mamá! ―gritó Hoseok, espantado―. Él... él es Yoongi, mi novio...

―Y futuro esposo ―añadió su padre, apareciendo también y cargando a Chaeyeon, que quería ir a jugar―, eso lo escuché muy bien.

Hoseok parecía a punto de tener un ataque de pánico, pero Yoongi, a pesar de estar avergonzado, dio un paso e hizo una inclinación de respeto.

―Buenas tardes, señores Jung ―saludó―, um, soy Min Yoongi.

―Yah, Hoseok, no te asustes ―dijo Jiwoo, entrando al cuarto―. Sabes que papá y mamá no harán nada malo con Yoongi.

Su novio ardillita seguía callado, sin saber qué decir o dónde meterse. Nunca se preparó para un escenario como ese, pues en primer lugar, jamás se imaginó que pudiera tener un novio. ¿Y si sus padres asustaban a Yoongi?

Sin embargo, sus papás se portaron muy bien. A diferencia de lo ocurrido con los padres de Yoongi, los suyos parecieron aceptar con facilidad el hecho de que saliera con una pantera. Su novio, además, fue muy educado y sólo se rió cuando dos pequeñas ardillas corretearon entremedio de sus pies.

Para la comida, parecía muy sorprendido con recibir un plato con carne. No pensó que le fueran a hacer algo especial.

―Vamos a buscar nuevas recetas ―dijo su mamá, vigilando a Chaeyeon para que comiera bien―, vas a tener que venir más seguido desde ahora, ya que estás saliendo con nuestro Seok.

―¡Claro! ―dijo Yoongi, sonriendo―. Yo feliz de venir cuando quieran, señores Jung.

―¿No deberías decirnos "suegros"? ―preguntó su papá.

No podía ser. Su padre debía estar disfrutando esto por completo.

―Si insisten... ―dijo Yoongi, sonriéndole a Hoseok, que seguía colorado.

―Ya era momento de que Hope presentara a su novio ―dijo Jiwoo, sirviéndose ensalada―. Nos tenía con grandes expectativas por lo bien que hablaba del amor de su vida.

―¡Noona! ―dijo Hoseok, avergonzado.

―¿Qué? ¿Dije una mentira? ―preguntó Jiwoo, inocente.

―... No ―masculló Hoseok, provocando más risas. Yoongi le dio un beso en la mejilla, feliz.

Horas más tarde, fueron a dar una vuelta juntos. A pesar de toda la vergüenza, Hoseok se sentía muy contento de cómo resultó todo. Le gustaba formalizar, de alguna forma, su relación con Yoongi.

―Pensé que a tus padres no les agradaría que tu novio fuera una pantera ―dijo Yoongi, llevando de la mano a Hoseok.

―¡Oh, no! ―la ardillita bajó la vista―. Es decir, algunos años lo intentaron. A veces... uh... Las ardillas tenemos un... un período de cortejo, en abril ―rascó su nuca―. Por lo normal, todas las familias se reúnen y hacen una gran cena en un parque, para poder conocer parejas o amigos ―soltó una risa forzada―. Jisung no fue el único en rechazarme de forma grosera, así que mamá y papá nunca me presionaron para tener otra pareja ardilla.

Yoongi le escuchaba en silencio, sin soltar un poco la mano de Hoseok. Le daba un poco de pena ver a su novio así, tan afectado por culpa de gente estúpida y superficial.

―Pero tú... ¿A ti te habría gustado ser cortejado por alguien de tu misma especie? ―preguntó Yoongi, un poco preocupado.

―Sí ―confesó Hoseok―, es decir... Habría sido bonito para mí, supongo. Qué alguien de mi misma especie... ―se interrumpió, sacudiendo su cabeza―. Pero ya no importa. Me gustas tú y te quiero a ti, Yoongi.

Yoongi abrazó a Hoseok, recibiendo un beso en la mejilla, pero sintiéndose también un poco confundido por las emociones que burbujeaban en su interior.

¿No sería mejor que Hoseok estuviera con alguien como él?

No quiso tomarle importancia, sin embargo, quedó muy sorprendido por la casa de los Jung. Era desordenada, no en un mal sentido de la palabra, sino por la cantidad de lámparas, redes y mallas colgadas en el techo y la pared, puestas allí para que las ardillas tuvieran dónde agarrarse. Por lo que notó, las ardillas eran animales muy hiperactivos, en cambio, las panteras...

Por primera vez, notó lo diferentes que eran, y la sensación no le gustó para nada.

Pero la ahogó. Yoongi no quería preocuparse por eso, no ahora, y sólo abrazó a Hoseok para hacerle saber que lo amaba mucho.

vamos a tener algún que otro drama pequeño, pero no se asusten jejejej

¡gracias por leer!

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