22.

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Advertencias: fluff y poco drama. AU de híbridos y omegaverse

―Yoongi, ¿prometes que no vas a dejarme?

―Claro que no, bebé. ¿Por qué te dejaría?

―No lo sé...

Yoongi suspiró y se arrodilló en el césped. Hoseok parecía muy afectado, con los ojos llorosos y un puchero en sus labios, que temblaba cada tanto. Se veía que estaba a punto de llorar, y eso le rompía demasiado el corazón al alfa. Odiaba tanto cuando su novio se ponía a sollozar, ya fuera por cualquier cosa.

―Te amo ―le dijo Yoongi, serio, y le dio un suave beso en la boca―, y quiero estar contigo para siempre, ¿bueno?

―¿Para siempre, siempre, siempre? ―insistió Hoseok, recibiendo más besos en sus labios. Eso, de alguna forma, le ayudaba a relajarse y pensar en otras cosas.

―Para siempre, siempre, siempre ―confirmó Yoongi, sacándole unas risas suaves al omega―. ¿Qué tal si después te quedas en mi casa, bebé? Sólo si quieres...

―¡Sí, me encantaría! ―chilló Hoseok, feliz―. Me gusta dormir contigo, ¡eres tan calientito! Y me gusta cuando ronroneas, Yoonie.

Yoongi sintió un poco de vergüenza ante sus palabras, como si las palabras de su novio le pusieran vulnerable. Él no era mucho de ronronear, pero no podía evitarlo cuando se trataba de Hoseok, además de que se dio cuenta de que era una forma de relajarlo.

Lo que más quería, en ese momento, era que no se preocupara de muchas cosas. Al día siguiente tenía su primera hora con su nueva psicóloga, que su mamá buscó para el muchacho, y Hoseok estuvo toda la semana muy nervioso. Hoseok quiso esquivarlo de mil formas, pero a fin de cuentas, Yoongi le insistió tanto que terminó aceptando ir a regañadientes. El alfa comprendía que fuera difícil, que le provocara muchos nervios y pánico a su pareja, y por eso mismo, estaba allí para apoyarlo.

―¡Hoooope! ―gritó Jungkook, apareciendo con la respiración agitada―. ¡Necesito que me escondas!

―¿Cómoooooooooooo?

Hoseok no tuvo tiempo para preguntarlo, porque Jungkook se convirtió en conejito y comenzó a luchar para meterse en su mochila. De paso, le sacó todos los cuadernos a pesar de sus quejas, y Hoseok le puso el cierre, amontonando lo que antes estuvo en el interior. Yoongi trataba de reprimir una sonrisa.

―¡Oigan, ustedes!

Se sobresaltaron al escuchar la indignada voz de Jin, que llegó con el ceño fruncido. Hoseok se puso de pie, recogiendo sus cosas y colgándose la mochila en el hombro.

―¿Por qué estás interrumpiendo mi sesión de besos con Hoba? ―preguntó Yoongi, y el omega se coloreó de rojo.

―¡Hyung! ―chistó.

―Estoy buscando a Jungkook, ¡me debe algo! ―se quejó Jin, mirando a su alrededor―. ¿No lo han visto?

―No ―dijo Hoseok, agarrando la mano de Yoongi para ayudarlo a ponerse de pie―. Es decir, lo vimos pasar, pero desapareció entre los arbustos.

―Mmm ―Jin le miró con sospecha―. ¿Y por qué llevas tus cuadernos allí y no en tu mochila?

Hoseok abrió la boca, sin saber exactamente qué decir, pero Yoongi intervino.

―Es que le regalé un nuevo juguetito para que lo use cuando me extrañe, y no le cabía con las cosas dentro ―dijo el alfa, moviendo sus cejas de manera sugerente.

El rubor en el rostro de Hoseok empeoró, chillando por la indignación y golpeando en el brazo a Yoongi, que soltó unos quejidos. Jin rodó los ojos.

―¡Cochino! ―acusó, y se dirigió a los arbustos―. ¡Jungkook, regresa aquí, conejo aprovechador!

El omega se fue al interior del edificio todavía medio enfadado con Yoongi por haber dicho eso, que sólo se reía con suavidad a pesar de los golpes que recibió.

―No seas así, Hoba ―le dijo Yoongi―, fue sólo para despistarlo.

―¡Eres muy malo conmigo! ―se quejó Hoseok, quitándose la mochila y dándola vuelta. Un conejo cayó al suelo de forma desordenada, y de pronto, apareció Jungkook soltando un chillido.

―¡Qué estafa! ―exclamó―. No había ningún juguetito dentro de tu mochila, hyung.

―¡Jeon Jungkook! ―protestó Hoseok.

―¡Te pillé, Kookoo!

Jin apareció de pronto, con una sonrisa maquiavélica, y Jungkook palideció. Parecía a punto de escapar, sin embargo, cuando se dio vuelta, chocó de llenó con Jimin. El conejito, en pánico, volvió a su forma animal y el híbrido de lobo lo sostuvo con fuerza contra su pecho.

―Seokjin hyung ―comenzó a regañar Jimin―, ¿otra vez persiguiendo a Koo? ¡Déjalo, o te meará encima!

―¡Jungkook me debe algo! ―reclamó Jin―. ¡Y tú deja de defenderlo! No te metas entre mi novio y yo.

―¡¿Tu novio?! ―Jimin bufó―. ¡Es mi novio!

―¡Es mío! ―gritó Taehyung de pronto, arrancando a Jungkook de los brazos de Jimin. El pobre conejito gritó―. ¡Te voy a comer, Kookoo!

Namjoon apareció y le agarró la oreja a Tae, que se quejó.

―¿Qué hemos dicho de comernos a nuestros amigos, TeTe? ―le dijo con ternura.

Hoseok suspiró, murmurando un ‹‹que desastre más grande de híbridos››, y para fortuna de Jungkook, el timbre tocó en ese momento. Taehyung se escabulló de Namjoon, agarró la mano de Hoseok y tiró de él, sin dejar de llevar a Jungkook en brazos.

―¡No hay que llegar atrasados a clases! ―se despidió, a pesar de que Tae siempre llegaba tarde a sus clases.

En ese momento, tenían clase de biología, que les tocaba con los del otro salón. En dichas clases, los cursos se dividían en herbívoros, carnívoros y omnívoros. Taehyung los dejó en el salón de herbívoros, revolviéndole el cabello a Jungkook cuando se transformó en humano otra vez.

―¡Me salvaste, Tae! ―dijo Jungkook, abrazando al zorrito.

―Claro que no ―Tae se rió―. Nos debes una explicación a mí y a Hoseok, ¡¿Seokjin y Jimin te follaron juntos o no?!

Del entusiasmo, el zorrito lo dijo casi gritando. Jungkook se puso rojito, como un tomate, mientras a su alrededor los estudiantes se giraron a verlos. Hoseok quería desaparecer de su lugar.

―¡Cla-claro que no! ―dijo Jungkook.

―¡Te está creciendo la nariz, por mentiroso! ―acusó Taehyung―. Conejito goloso.

Jungkook chilló por la indignación y le pegó en el hombro al híbrido de zorrito, que decidió huir antes de acabar muerto. Hoseok empujó al conejito dentro del salón, mascullando maldiciones y groserías por el descaro que tuvo Tae para decir esas cosas.

―Kookie ―le susurró Hoseok, pocos minutos después cuando la profesora llegó y empezó con su clase―, oye...

―¿Qué pasa? ―preguntó Jungkook, desganado.

―Tú ya lo has hecho con Jimin, ¿cierto?

Al menos, Hoseok tuvo la decencia de decirlo en voz baja, sólo para que su amigo escuchara. Aún así, el rostro del conejito volvió a ponerse colorado.

―¿Por qué quieres saber eso? ―le preguntó Jungkook.

Hoseok mordió su labio inferior, con vergüenza también por la situación. Hace mucho que quería preguntárselo a Jungkook, pues de los tres, parecía el más experto. Es decir, no es como si el omega fuera alguien sexualmente activo, pero al ser conejito, tenía algunas... necesidades que satisfacer. Y desde que estaba con Jimin, que parecía más lleno de feromonas alfas a su alrededor.

―Es que... uh... ―miró a la profesora, que les hablaba sobre...

―¡EL APAREAMIENTO! ―dijo la profesora, una híbrida de jirafa, entusiasmada―. El apareamiento es algo normal en todas las especies de animales, ¡también puede ser considerada una necesidad muy básica! Cuando encuentren a sus parejas, ya sean alfas u omegas, ¡puede que quieran tener un momento muy especial como ese! Pero ¡recuerden, niños y niñas! ¡La protección es muy importante!

―Profesora, ¿es cierto que los conejos viven apareándose? ―preguntó Jihyo, que era una híbrida de gacela, tan elegante y bonita.

―¡POR SUPUESTO QUE NO! ―saltaron los conejitos de la clase: Jungkook, Somi, Soobin, Wonho, Jinki y Jisoo.

Jihyo hizo un puchero. La profesora tuvo que calmar la clase.

―No hagan preguntas descaradas, niños y niñas ―regañó la profesora―. Aunque según un estudio, los híbridos de conejitos son los primeros en tener su contacto sexual, um...

Jungkook golpeó su frente contra la mesa. Favorablemente, la mujer pasó a otros temas, hablando sobre la protección en el sexo.

Hoseok, todavía metido en sus ideas, le golpeó el costado a Jungkook para llamar su atención, que se veía más que aburrido en la clase.

―¿Pero lo has hecho o no? ―le susurró.

―Sí ―admitió Jungkook a regañadientes―, ¡pero eso no significa que sea un caliente!

Hoseok chistó para callarlo. No quería que nadie, por casualidad, escuchara lo que ellos tuvieran qué decir.

―¿Y cómo es? ―preguntó, y puso cara deprimida―. ¿Es bueno o no, Koo?

Jungkook pareció adivinar el motivo por el que se lo preguntaba, porque de inmediato, su expresión se volvió suave y amable. Hoseok no sabía por qué, pero de pronto, sintió muchas ganas de llorar.

―Claro que es bueno, si lo haces con alguien que te gusta ―le dijo Jungkook, antes de bajar un poco la voz―, pero no es necesario que lo hagas ahora, Hopi. Si no estás preparado, siempre puedes esperar.

El híbrido de ardilla, para comenzar a distraerse, comenzó a dibujar en el cuaderno. Además, le ayudaba a fingir que estaba escuchando a la profesora. Ahora hablaba sobre los cambios que uno solía experimentar al momento de crecer, cómo el apetito sexual que aparecía con los celos. En los alfas eran dos veces al año, cada seis meses, mientras que para los omegas, cada tres.

―Si sé ―dijo Hoseok, triste―, pero Kookie, tengo muchas ganas de hacerlo con Yoongi. Me gusta mucho. Pero... ―apoyó su mentón en sus manos―, pero no sé si yo le guste tanto.

―¡Qué dices! ―Jungkook sacudió su cabeza, desaprobando―. Yoongi está loquito por ti, Hobi. De verdad, cada vez que te mira, es como si quisiera comerte.

Antes, esas palabras le habrían provocado un montón de miedo y pánico. Sin embargo, ahora, le hizo sacar una pequeña sonrisita, pues sabía que sólo era una forma de decirle lo mucho que le gustaba. Eso esperaba.

―¿Tú crees?

―Claro que sí ―el conejito afirmó con la cabeza―. Se relame los labios cada vez que te ve.

Bueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeno, eso ya era terrorífico.

Aunque le gustó bastante oír esas palabras, a pesar de todo. Le gustaba saber que, a pesar de todo, Yoongi podía desearlo sexualmente. Tal vez podía ser un poco tonto, algo sin sentido, pero le hacía muy bien a su autoestima. Ser deseado era algo que durante mucho tiempo no pensó que fuera posible para él, y que ahora un alfa se interesara en él de esa forma, provocaba que todo su omega sintiera mariposas.

―¿Cómo lo haces tú y Jimin? ―susurró.

Jungkook enrojeció levemente.

―Pues sólo me dejo llevar ―contestó el conejito―, Jimin es muy apasionado. Él sabe muy bien cómo hacerme feliz.

Hoseok no pudo aguantarlo y chilló de la emoción, haciendo que la profesora lo regañara con fuerza. Pero al omega no le importaba demasiado, porque valió la pena al notar cómo el omega se ponía mucho más rojo.

Al final, le quedó pendiente hacer una tarea extra como castigo por su interrupción. Vieja amargada.

Como era la última clase del día, corrió al salón de Yoongi, que también tenía biología, pero de carnívoros. Aunque no fue una gran idea, porque se encontró con los idiotas de Youngdo y Sikyung, que aullaron al verlo.

―¿Qué haces por acá, gordoooo? ―se burló Youngdo, saltando a su camino.

―De-déjame en paz ―dijo Hoseok, queriendo seguir caminando para ir al salón.

―Sabes, tu aroma se ha puesto más dulcecito ―Youngdo lo agarró del hombro―. Ya no me dan ganas de golpearte, sino de follarte el coño húmedo que debes tener.

Hoseok chilló y empujó a Youngdo, palideciendo ante sus palabras.

―¡Quítate, asqueroso! ―le gritó, espantado.

Sus palabras provocaron que la sonrisa burlona del alfa desapareciera, poniendo una clara expresión de enojo. Hoseok se asustó, sabiendo que estaba a punto de recibir un nuevo golpe.

―¡Si... si me golpeas, Yoongi te romperá la nariz! ―barboteó el omega de forma repentina―. ¡Y yo... yo te morderé las orejas, imbécil!

Ni siquiera sabía de dónde sacó ese último momento de valentía, pero sirvió para detener cualquier acción en su contra. Youngdo parecía completamente atónito ante sus palabras, pues era la primera vez que Hoseok se defendía ante sí.

―¡Vámonos, viene Yoongi! ―gritó Sikyung, y eso fue suficiente para que las dos hienas salieran corriendo.

El corazón de Hoseok latía de forma acelerada, quieto en su lugar, y ni siquiera se sobresaltó cuando Yoongi apareció, con una clara expresión de preocupación.

―¿Bebé? ―preguntó, inquieto―. ¿Te hicieron algo, cariño?

―¡No! ―dijo Hoseok, mirándolo sorpresivamente―. No, Yoonie, no... ―parpadeó, desconcertado―. ¡Los enfrenté, Gigi!

Yoongi ladeó la cabeza, viéndose desconcertado por lo que escuchaba, pero le tomó la mano para llamar su atención.

―¿Lo enfrentaste? ―preguntó el alfa.

―¡Sí! ―Hoseok lo abrazó―. Lo amenacé con morderle las orejas.

Su pareja se veía más que confundida ante su declaración, pero a Hoseok no le importaba. El omega le dio un pequeño beso.

―¿Morderle las orejas?

―¿Quieres que te muerda las orejas? ―amenazó Hoseok, antes de reírse al ver la sonrisita de Yoongi.

―No, no, no ―Yoongi le devolvió el beso―. ¿Vamos?

El omega asintió, feliz y contento por haber tenido un pequeño triunfo hoy.

Cuando llegaron a casa del alfa, se dio cuenta de que no había nadie más. Eso, sorprendentemente, no le provocó ningún sentimiento negativo, así que subió al cuarto de Yoongi, con el alfa detrás, y se lanzó en su cama.

―Podríamos pedir pizza ―sugirió Yoongi, quitándose la mochila―, ¿o quieres algo más?

―¡Pizza estaría bien! ―animó Hoseok―. Uh, ¿a qué hora vendrán tus papás?

―¿Ah? ―Yoongi lo miró―. Ah, me avisaron que no van a venir, se quedarán con mi abuela.

Hoseok lo observó con sospecha.

―¿De verdaaaad? ―enarcó una ceja―. ¿Y Ryujin?

―Va a quedarse con unas amigas ―Yoongi fue hacia su escritorio, fingiendo ordenar sus cuadernos.

―¡Vaya, qué casualidad! ―exclamó Hoseok―. ¿No es toda una gran coincidencia?

―¿Coincidencia? ―Yoongi se giró con una sonrisa divertida―. ¿Qué está insinuando mi lindo y sexy novio?

Esa última frase le arrancó una risa escandalosa, queriendo decirle a Yoongi que no bromeara con eso, pero recordó lo que le dijo Jungkook antes. ‹‹Cada vez que te mira, es como si quisiera comerte››. ¿Era posible que un alfa como Yoongi, tan atractivo y hermoso, pudiera fijarse en un omega cómo él?

―Tal vez... ―Hoseok aventuró―, que me trajiste aquí para seducirme.

―¿Seducirte? ―Yoongi se le acercó y Hoseok se tendió en la cama. Casi de inmediato, el alfa apoyó sus manos en la colcha―. Hoy estás muy atrevido.

Hoseok volvió a reírse, pero se quedó callado al recibir un repentino beso. Fue un beso distinto a los que solía recibir, más lento, suave, pero también caliente. Hoseok lo pudo sentir enseguida. Sin embargo, no le asustó, y le hizo querer mucho más. Yoongi besaba muy bien.

Yoongi se alejó, como esperando que Hoseok se echara para atrás, pero el omega sólo emitió un suave gemidito, alentándolo a más. El mayor gruñó roncamente, sin embargo, la ardillita lo abrazó por el cuello, y sus labios chocaron con un poco más de fuerza ahora. El beso se volvió lascivo, un poco sucio, y el chico comenzó a sentir un poco de humedad en su entrada trasera.

―Yoonie... ―susurró, sintiendo ahora húmedos besos en su cuello.

―¿Mucho, bebé? ―ronroneó Yoongi.

―Noooooo... ―Hoseok suspiró―, sigue, sigue...

El alfa besó sobre su cuello, en su glándula, y el omega dejó salir un jadeo de placer, con su estómago dando vueltas por los toques que estaba recibiendo. ¡Qué bien se sentía eso! Los besos de Yoongi eran, realmente, muy curativos.

Otro beso más en la boca, e hizo un extraño ruido sonó en su garganta, que Hoseok reconoció enseguida como excitación. Cuando estaba caliente, hacía unos extraños ruidos, como los que hacían las ardillas cuando estaban felices. Pero Yoongi no los conocía, así que se alejó, algo sorprendido por lo que acababa de ocurrir. El chico se sintió enrojecer.

―Si-significa que... que me... me gusta... ―trató de explicar.

―Hazlo otra vez ―pidió Yoongi.

―¿Qué?

―Hazlo otra vez ―repitió el alfa, pero pareció entender de pronto que los ruidos los hacía de forma involuntaria, así que se subió encima de él, y comenzó a batallar para quitarle el suéter―. Oh, bebé...

Hoseok sentía que estaba soñando, que estaba en una enorme nube de algodón que flotaba en el cielo, y le llevaba más y más arriba. Qué bonito se sentía, pensó cuando el suéter cayó al suelo y quedó con una playera ligera, que mostraba mucho más su cuello. Yoongi se inclinó y lo besó allí, en su piel, y soltó un nuevo ruidito de ardillita.

―Te amo, te amo tanto...

―¡¿HAY ALGUIEN EN CASA?!

Yoongi saltó en su lugar, espantado, y Hoseok chilló por la sorpresa. La persona que habló, una voz femenina, le fue totalmente desconocida, pero al parecer, el alfa debía conocerla, porque palideció.

―¡Oh, no! ―exclamó―. ¡Escóndete, Hobibi!

―¿Cómo? ―el omega tuvo un breve pensamiento de horror, ¡debía ser la prometida de Yoongi!

―¡Es mi hermana mayor, Chaerin! ―dijo Yoongi, espantado.

―¡¿POR QUÉ HUELE A FEROMONAS EN LA CASA?! ¡¿YOOOOOOOOONGI?!

―¡Sal por la ventana, Hoseok! ―gritó Yoongi, pero Hoseok estaba tan confundido, que se quedó quieto en su lugar. ¿Qué demonios?

La puerta se abrió estrepitosamente y una bonita, elegante y alta híbrida de pantera, entró. Hoseok se dio cuenta de que llevaba unos tacones enormes, por eso se veía tan grande.

Por el susto repentino, Hoseok se transformó en una ardillita.

―¡¿TE ESTÁS COMIENDO UNA ARDILLA COMO CUANDO ERAS MÁS PEQUEÑO, GIGI?! ―chilló Chaerin, preocupada.

Hoseok corrió a esconderse bajo la cama y Yoongi no podía creer en su mala suerte.

¡gracias por leer!

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