CAPÍTULO 3 \\ LUNA LOVEGOOD

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BLAIRE HOPE ya podía decir que el invierno se acercaba. Además del hecho de que la nieve cubría las llanuras de Hogwarts y que hacía mucho frío, el invierno estaba a la vuelta de la esquina. Blaire vio que Harry estaba más o menos distanciado de Hermione y Ron. La morena sabía que algo le molestaba, no sabía por qué parecía importarle tanto, pero le importaba. Como si fuera su destino estar ahí para Harry, le gustara o no.

Sin embargo, Harry se había ganado muchos más castigos con la Profesora Umbridge, junto con Blaire. Para asombro y conocimiento de Blaire, ella entendió por qué Harry siempre escondía su mano. Las palabras «no debo decir mentiras», estaban marcadas en su carne para siempre. Junto con las palabras, «No debo faltarle el respeto a mi profesor», en la mano de Blaire. McGonagall se había enterado de estas formas medievales de castigar a los estudiantes, y se volvió totalmente loca.

La Profesora Umbridge estaba tomando la escuela. Las paredes estaban cubiertas con títulos del Ministerio, proporcionando decretos ridículos, haciendo de Hogwarts un campo de entrenamiento militar intenso. Blaire estaba de pie, mirando un pasillo lleno de estudiantes, mirando los cientos de decretos. Ella no quería tolerar esto. Le pidió repetidamente a Harry que hiciera algo, pero estaba demasiado preocupado con sus propios problemas de El Niño Que Sobrevivió, como para prestar atención a lo que estaba pasando en Hogwarts.

La bruja morena incluso vio a una de sus profesoras favoritas, pero no tan favoritas, ser despedida: la Profesora Trelawney. Vio a la profesora temblar y llorar de puro miedo y tristeza mientras Umbridge se alzaba sobre ella, dándole su destino. Después de esa escena, Blaire empezó a sentirse desanimada. Desanimada de que Hogwarts estuviera en crisis, con Umbridge alrededor para hacer la vida de todos una pesadilla viviente.

Blaire frunció el ceño al ver a Harry entrar en el bosque Prohibido. Se preguntó qué estaba haciendo en el bosque. La morena se movió desde detrás del árbol, hasta donde Harry estaba con Luna Lovegood.

—Hola, Harry Potter y Blaire Hope —saludó Luna.

Harry miró a Luna con curiosidad.

—Los pies... ¿No tienes frío?

—Un poco. Por desgracia, me han desaparecido todos los zapatos —respondió ella—. Supongo que los Nargles están detrás.

Blaire le dio a la chica una mirada extraña.

—¿Qué demonios son los Nargles? —preguntó ella. Harry le lanzó una mirada.

—¿Qué son? —preguntó Harry mirando hacia los caballos alados con cuerpo esquelético.

—Se llaman Thestrals —contestó Blaire.

—Son muy pacíficos, pero, la gente los evita porque son un poco diferentes —continuó Luna.

—¿Por qué no los pueden ver los demás? —preguntó Harry, todavía mirando a la especie de caballo.

—Solo pueden ser vistos por personas que han visto la muerte —dijo Blaire rotundamente, mirando hacia los cielos nublados y grises.

—Entonces, has conocido a alguien que ha muerto, ¿no? —preguntó Harry débilmente.

—Mi madre. Era una muggle, pero papá la amaba de todos modos. Ella fue diagnosticada con cáncer de mama cuando yo tenía 5 años, y murió tres años más tarde. Siempre quiso verme recibir mi carta de aceptación a Hogwarts —Blaire sonrió débilmente, mientras una lágrima se le escapaba de los ojos. La limpió rápidamente antes de que los dos pudieran darse cuenta.

—Lo siento —expresó sinceramente Harry, lo que hizo que la morena se encogiera de hombros.

Luna miró con una pequeña sonrisa, mientras observaba el sincero momento entre los dos.

—Mi padre y yo te creemos, por cierto. Creemos que Quien-No-Debe-Ser-Nombrado ha vuelto, que te enfrentaste a él. Y que el Ministerio y El Profeta conspiran contra ti y Dumbledore —dijo Luna, mientras acariciaba el Thestral.

—Gracias. Al parecer sois los únicos.

—Eso no es verdad, Potter —dijo la morena en voz baja.

—¿Qué se supone que significa eso, Hope? —intervino Harry.

—Lo que quiero decir es, que Lunática y su padre, no son los únicos que te apoyan —dijo Blaire—. Sin ofender, Lovegood —dándose cuenta de que llamó a Luna 'Lunática'.

—Estoy de acuerdo con Blaire, no creo que sea verdad. Pero supongo que es como él quiere que te sientas —añadió Luna, antes de que Harry tuviera la oportunidad de responder a Blaire.

—¿Qué quieres decir?

—Pues que si yo fuera Quien-Tú-Sabes, querría que te sintieras apartado de todo el mundo, porque si estás solo, no serías una gran amenaza —explicó Luna.

Harry realmente tomó sus palabras, ella tenía razón. Necesitaba a sus amigos con él, en lugar de alejarlos. Blaire y Harry volvieron al castillo, cuando, de repente, Blaire se detuvo. Harry se dio la vuelta, mirando a la chica.

—Sabes, Lovegood tiene razón.

Harry suspiró, mirando hacia el bosque.

—Sí, ya lo sé.

Blaire se paró a su lado, mirándolo.

—¿Por qué de repente te has distanciado de Granger y Weasley? Vosotros tres sois el infame Trío de Oro.

Harry se rió entre dientes brevemente, antes de que su cara se pusiera fría como la piedra.

—No confías en mí, ¿verdad? —preguntó Blaire de repente.

—No es eso, es--

—Es que soy una Slytherin, ¿verdad? —Blaire cortó a Harry, sabiendo lo que iba a decir.

Harry permaneció en silencio, con un aspecto muy incómodo y embarazoso. Blaire se burló, sacudiendo su cabeza antes de entrar al castillo.

—¡Hope! —gritó Harry detrás de ella—. Soy un maldito imbécil —gruñó para sí mismo, mientras él también entraba en el castillo.