𝕷𝖊𝖆𝖑𝖙𝖆𝖉

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Soledad, el sentimiento mas duro de afrontar. Pero el mas real...

Se sentía solo, realmente solo aun cuando tenia al lado suyo la persona que le hacia sentir mas acompañado, pero el problema no era ese; se sentía solo por que en realidad el no le pertenecía...

Ni el le pertenecería a el 

Un ruido provino de la entrada, haciendo que seokjin se separara inmediatamente de namjoon levantando la mirada alerta a quien sea que este ahí.

-¿Jin?- pregunto una melodiosa voz desde afuera- ¿Jin, estas adentro?- volvió a cuestionar aquella voz, al pelinegro le costo un poco de tiempo reconocer la voz, pero en cuanto lo logro se levanto dirigiéndose hacia afuera.

-Ya voy- aviso con un tono de voz regulado, no quería despertar a su ángel.

En cuanto salió se encontró con el pequeño rubio absorto por la oscuridad, ya era realmente tarde y el no entendía que hacia aquel pequeño ángel ahí afuera.

-Jimin, ¿Qué sucede?- el pequeño no respondió nada tan solo se alejo dando un paso hacia atrás. Al mayor esto le desconcertó, no entendía el motivo de su visita ni tampoco su actitud- ¿Estas bien mimi?- trato ahora de una forma mas dulce.

El menor dio otro paso para atrás, debido a la poca luz jin no lograba distinguir su cara ni sus expresiones. Hubo un silencio muy largo en el que Jimin lo veía a el y jin tan solo miraba a la oscuridad en dirección de donde venia aquella respiración entrecortada.

-¿Lo harás? - hablo por fin Jimin con un hilo de voz. Jin no entendió a que se refería sin embargo Jimin entendió su cara de confusión y volvió a insistir- Revelarte, ¿Lo harás?- cuestiono ahora de forma que el pelinegro entendiera.

La mirada de seokjin cayo, no podía mantenerle la mirada aunque no le viera la cara. No sabia que decir, siempre había visto a mimi como su pequeño hermano y el como un modelo a seguir. Un modelo a seguir no haría tal cosa como revelarse.

-Se sincero... por favor- volvió a insistir el rubio en vista de que el pelinegro no hablaba. Su voz estaba aun mas entrecortada que antes- sabes que se cuando mientes Jin, no me mientas ¿Si?- rogo esta vez mientras se acerca un poco a el pelinegro y a la luz de la luna.

Jin quedo asombrado en cuanto levanto la mirada y pudo distinguir un poco mas que solo la silueta del pequeño; tenia sus alas en reposo sin embargo se veían extrañas, no eran las relucientes alas de color dorado que el pequeño tenia.

Este se acerco aun mas por la curiosidad que le había generado aquello, dio un gran paso hacia enfrente pisando un pequeño charco con lo que creyó era ¿agua? sin embargo en cuanto levanto el pie para verle se dio cuenta que un color rojizo resbalaba por el arco de su pie.

Alarmado volteo a ver de nuevo a Jimin. -No, no, no, no, no - pensaba internamente con desespero mientras se acercaba al dulce Jimin.

Al acercarse aun mas las cosas tan solo empeoraron, sus alas tenían muchos cortes en diversas direcciones, algunas plumas  habían sido arrancadas sin mas. Y una de sus alas intentaba estirarse por completo sin éxito alguno.

Sus ojos estaban muy abiertos sin poder creer lo que veía - No lo harás ¿cierto?- interrumpió por tercera vez el rubio. Esta vez de verdad estaba llorando y su pequeña y delicada nariz se había pintado de un tono rojizo debido al sorber por la nariz; su voz hablando de nuevo provoco que el contrario saliera de su trance  trayéndolo de nuevo a la realidad.

-Jimin quien te hizo esto?, co-omo fue que esto paso- hablo ahora el pelinegro un poco alterado escaneando al menor en busca de algún otro detalle que se le pudiera escapar.

-¿Te revelaras?- volvió a insistir haciendo caso miso a la pregunta del pelinegro. Su espalda dolía mucho al igual que sus alas, no podía resistir el que debes en cuando se le resbalaran alguna lagrima por la mejilla.

-Te lo diré después de que me contestes- negocio el mayor- ahora dime, por favor mimi, ¿Quién te hizo esto?- pregunto de nuevo. No lo demostraba del todo sin embargo sus corazon se rompía a pedazos, no podía resistir verle de esta forma.

Pero Jimin no lloraba por el dolor, no realmente, lloraba por la soledad. Se encontraba realmente solo, todos los días estaba rodeado de miles de ángeles y nunca se sintió acompañado... Hasta que conoció a Seokjin, cuando lo hizo sus días tomaron color, no era un chiste lo que namjoon decía;

-Es una estrella en la mañana, aguarda hasta que amanezca para seguir alumbrándonos...

Pero aunque jin estuviera ahí en todos sus días, noches y amaneceres mas duros, nunca fue suficiente, en cuanto se alejaba de el la soledad lo golpeaba sin parar, sin un descanso sin piedad alguna. No podría lidiar con el hecho de que el se fuera, no cuando el era el ultimo hilo que le mantenía cuerdo.

- Fue papa, volví a salir mal en las clases de vuelo... y bueno eso no esta bien así que merecía ser castigado.- jin sintió como le hervía la sangre al escuchar aquellas palabras, el padre de Jimin era muy violento sin embargo nunca había llegado a tal extremo.

¿Cómo era posible que un ángel tan bello y brillante sea lastimado y roto de tal forma?, el castigo era realmente una basura.

Si haces algo mal serás castigado, si no eres suficiente serás castigado, si no eres el mejor, si fallas, si erras, si mientes, si tardas, si quieres mas, si te conformas con poco. Desde siempre acostumbrados al castigo y creyentes de ser merecedores de el.

¿Cómo podrían ser merecedores de dolor unos indefensos ángeles?

-Ven aquí, te curare... ¿Tienes hambre?- el contrario asintió con los ojos aun llorosos y la nariz aun mas roja que antes- ¡bien!- intento sonar entusiasmado y darle una sonrisa, aunque fuera falsa- namu hizo pan con jamón, podrás comértelos todos, no tengo hambre.

El rubio sonrió inocentemente pues el pan con jamón que hacia namjoon le encantaba y realmente tenia hambre.

Ambos entraron y Seokjin se encargo de sus heridas mientras que Jimin comía en silencio. Lo hacia con cuidado intentando no lastimarlo mas. Le desinfecto las heridas y vendo algunas para que dejaran de sangrar, aunque el dolor no cesaría mínimo sus alas no se infectarían.

En cuanto Jimin termino de comer y se había tranquilizado un poco retomo la conversación que había dejado sin terminar...

-¿Entonces?, ¿de verdad te revelaras?- susurro con mucho cuidado de no despertar al ángel que aun seguía acostado.

A jin la pregunta le tomó por sorpresa esperaba que el menor olvidara el tema después de un rato sin embargo no fue así.

-Lo hare mimi... tengo que hacerlo- espero que su confesión no causara mas problemas de los que ya le había traído, empezaba a creer que quizás estaba mal el querer mas de lo que le podían dar. 

-Bien- volteo para así verle a la cara- entonces lo haremos- dijo esta vez tratando de convencerse mas a si mismo que a Seokjin. Jin enarco una ceja sin entender.

-Hare, lo ha -re, Yo... mmm solo seokjin- dijo gesticulando de mas, como le hablarías a una persona que no comprende bien o a un niño de 4 años.

-No, no lo harás solo. No puedes creer que te puedes revelar contra el gran supremo tu solo, jin eres solo un ángel mas..- menciono con mucha delicadeza tratando de que el contario no lo malinterpretara.

-Eso no significa que dejare que tu te unas a esta locura, no dejare que te arruines tu también...

-Si fuera realmente una locura tu tampoco lo harías jin, no eres tonto- se levanto moviendo un poco la espalda para aliviar el dolor- de igual forma no te dejare solo... lealtad ¿recuerdas?

Jin pensó un poco, ¿y si esta realmente loco? y si todo era una locura ¿aun habría vuelta atrás?.

Jimin quería ser leal, pero, ¿leal a que?, la lealtad, la eterna devoción. Sin embargo ¿jin lo merecía?

-No lo dudes- dijo dándose cuenta del profundo pensamiento de jin- estaré contigo- el rubio tomo lentamente su mano, siendo la suya la mitad de la de el- si te toca arder arderemos juntos-dijo mientras le miraba con una leve sonrisa, una sonrisa de despedida, por que Jimin lo sabia este era tan solo el inicio del gran final...

-Bien, hasta el final ¿cierto?- dijo alzando su puño y poniéndolo en el centro.

-¡hasta el final!- dijo un emocionado rubio chocando su puño con el de el, ambos rieron a punto de caer y pecar como ningún otro ángel lo había hecho antes, pero estaban juntos, estaban bien y estaban felices.

Tan felices por que la soledad no existía, por que la soledad no los mataría. El destierro lo haría, sin embargo los desterraría en compañía así que el eterno castigo empezaba a no sonar tan mal.

Mañana era el gran día... aquel día que sus alas presintieron hace mucho tiempo. ¿o no?


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro