Capítulo 1

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Al ser huérfana de madre y padre, a días de haber nacido me llevaron a un bosque, en él, vive mi abuela materna, quien se encargó de mi educación durante estos diez años.

A mi abuela siempre le ha gustado aislarse de la sociedad, y yo vivo con ella, pero de vez en cuando debo ir a quedarme con una amiga suya «quien es como una tía para mí» en la ciudad, según ella, porque debe viajar por trabajo, aunque, aun no conozco en que trabaja.

Siempre que regreso a casa, debo recorrer distintos caminos, ¿por qué?

Desde que tengo memoria mi abuela me lee cuentos, historias sobre lobos, sí, esos animales que le aúllan a la luna. De algún modo estas historias siempre terminan mal, ella me las cuenta para advertirme del peligro que los lobos representan, "los tres cerditos" y "la caperucita roja" son los más conocidos, ambos con un final atroz, que, aunque en las fabulas las fieras son las que pierden, según las versiones de mi abuela no.

Según ella, los lobos no atacan a las niñas o niños, así que es seguro que una menor como yo recorra el bosque sola.

Es triste pensar que Caperucita no corrió con la misma suerte. Según mi abuela ella era una chica de 16 años en verdad, y no era santa, incluso llegó a intentar seducir al lobo, quien a pesar de casi caer en sus encantos este la devoro cuando olvidó su encanto.

Lección, no confíes en un lobo, aunque diga que te ama, porque sí, el lobo la devoro luego de decirle que la ama, desde mi punto de vista, el lobo debió sentirse traicionado luego de encontrarse con el cazador cerca de caperuza.

Hoy iba a casa debido a que la tía Sunmi «amiga de mi abuela» me pidió que le llevase unas frutas y botiquín. Es lindo como ella y mi abu desde más pequeña me han enseñado cosas para la vida, como por ejemplo el saber usar bien un botiquín médico, a pesar de tener solo 10 años soy muy inteligente.

Faltando poco para llegar comienzo a sentir como los escalofríos que siento desde hace unos metros atrás aumentan. A pesar de tener un buen sentido de orientación, empiezo a pensar que me he perdido, y para aumentar mi preocupación la sensación de que me observan acompaña los escalofríos.

(...)

La joven Yongsun al sentir esa mirada cada vez más encima de ella se preocupa y apresura el paso, debe llegar rápido a casa de la señora Kim para estar a salvo.

Mientras caminaba con velocidad se hizo evidente, la estaban siguiendo y sin poder más se gira buscando a su perseguidor. Su sangre se hiela y pega un gritillo de pánico, nunca pensó estar tan cerca de la muerte.

Frente a ella un lobo blanco de gran tamaño, por encima de la media promedio de los lobos "normales" ...el lobo que cambiaría su vida para siempre.

[...]

.

.

.

[...]

—¡Vayan a buscarla! — la orden llegó enseguida a los oídos del corpulento hombre quien asintió y salió de la casa para cumplir con su mandato.

— Ella no llega, mira la hora que es— dijo la mujer de 40 años caminando de un lado a otro.

Observa cansada el gran reloj en la pared de su sala, y se preocupa aún más, eran casi las 9 de la noche y Yongsun no había regresado. Generalmente cuando la pequeña salía al medio día de casa llegaba a las 4 a más tardar las 5, por eso era preocupante tanta tardanza.

«¿Qué tal si se perdió? ¿Qué tal si se cayó y está lastimada?» piensa desesperadamente la mayor sin parar de moverse, hasta que la más importante pregunta llego a ella, —¿Y si un lobo la encontró?

Al decir aquello en voz alta la hizo darse cuenta de que tan grave sonaba. Rápidamente corrió a su cuarto, tomó un arma de un cajón y cuando abre la puerta de su habitación para salir siente que llaman a la puerta de la casa. Va rápido a abrir y antes de hacerlo esconde en la parte trasera del pantalón lo tomado del cajón.

—¡YONGSUN! — exclamó al ver a la pequeña parada allí y sin esperar más abrazó a su nieta.

—Me tenía preocupada niña, dónde estabas metida, ¿por qué no habías llegado? — las preguntas salían de su boca mientras revisaba de pies a cabeza a la pequeña, quien estaba extrañamente callada.

Se veía agitada e incluso tenía un poco de sangre en la ropa, pero estaba bien, aunque sin nada de lo que llevaba con ella.

— Ven entremos—indicó metiendo a la pequeña en casa.

— Abuela...—dijo ella haciendo a la mayor acercarse —Pequeña, dime dónde estabas ¿por qué demoraste?

— Me... me perdí— dijo bajando la mirada triste y su abuela la abrazo mientras que le hacía caricias en la cabeza.

— Está bien, ya estas acá conmigo, nada malo te pasará.

La mujer atendió a su nieta y luego de que esta se diera un baño se sentaron a cenar.

—Yongsun hija, no vi el botiquín ni tu mochila cuando regresaste— la pequeña castaña baja la mirada y cuando la vuelve a subir habla.

—Perdón abuela, es que corrí cuando me asuste y los deje caer— dijo —Perdón— repitió haciendo un puchero, cosa que le pareció tierno a la mayor.

—Descuida pequeña...ya buscaremos otros— dijo pasándole la mano por la cabeza... —Ahora comamos...luego ¿quieres que te cuente algún cuento?

—Si...

—¿Cuál?

—El de la caperucita roja

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"Acá les dejo está nueva minihistoria del Moonsun." Eso era lo que estaba escrito cuando subí este capítulo por primera vez, quedé clown. Estoy editando la historia, arreglando gramática y ortografía tanto como pueda y de paso rezar porque vuelva la inspiración y pueda culminarla de una vez. Deséenme suerte.

Gracias por leer ♥ y si les gusto estrellita para mí

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