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Jungkook estaba trabajando en su bio, pero tipeaba y borraba constantemente, la gente seguía llegando, su tercer smoothie ya se estaba vaciando y SeokJin no dejaba de malditamente coquetear con el tipo a su lado.

« ¡Ya han pasado quince malditos minutos! ¿Cuánto más tiene para hablar?»

Porque, él estaba sediento, no lo malinterpreten, aparte estaba extrañamente cachondo y es que no podía ignorar la cantidad de tatuajes en el brazo del barman. Parecían dos cuerpos diferentes. Por un lado sus brazos marcados y tatuados en cada jodido y mínimo rincón y luego al alzar la vista, veía esa rostro casi angelical y delicado que el tipo tenía. Ay, como le gustaban los ojos rasgados que poseía y esos labios carno-...

« ¡Nop! »

Llevaba ya media hora peleando con su subconsciente, su Jungkook lujurioso quería sabrosearse sin culpa al barman de sonrisa juguetona. Pero su Jungkook egocéntrico no quería ni pedirle un cuarto smoothie. Pero diablos ¿Qué mierda tenía para decirle a cada maldito individuo que entraba por esa puerta y le pedía un trago exclusivamente a él?

La chica rubia tatuada de nombre Daehyun, tenía su clientela, pero SeokJin arrasaba por mil. Mujeres sensuales que gustaban de mostrar su escote cuando pedían una bebida y luego contonear sus caderas cuando se iban a una mesa. Luego los hombres coquetos y algún que otro homosexual, más encima los heterosexuales que bebian y hablaban hasta por los codos, porque si, el tipo al parecer era fanático del fútbol e ir de pesca, por lo que también podía tener una buena charla trivial con un hetero y básicamente, lo llamaban el rey de los tragos, por lo que, le ganaba a la bonita rubia a su lado.

—Aish, hace calor...y hay mucha gente atractiva —susurraba, alejando el cabello de su frente.

Y es que esa actitud cachonda se le daba en dos ocasiones: frente a tipos que le llamaban la atención y cuando tenía alcohol en su sistema. Reía amargamente recordando las noches que bebía con su ex prometido y él era puro fuego, mientras que Min Gyu quería dormir porque era todo lo que podía hacer luego de beber demasiado. Dios, era tan aburrido. Si Jungkook se ponía a comparar al tipo como una persona random al pasar, definitivamente no hubiera puesto sus ojos en él. No como Jungkook era de adulto, lo que buscaba y lo que quería.

Negaba riendo amargamente cuando escuchaba la risita tonta del tipo a su lado y la frase:

—Tengo tiempo para esperarte en el horario que sea que vayas a ser libre, cariño —ronroneaba descarado.

Jungkook no podía evitar hacer una mueca de: perra descarada y mirar al chico de arriba abajo con desdén y luego a SeokJin, quien besaba el dorso de la mano del tipo y añadía dulcemente:

—Estás siendo observado de muchos lados esta tarde noche, sería un desperdicio para alguien tan bonito esperar por mi cuando podrías tener alguien listo y predispuesto. No mereces esperar por nadie, en todo caso, yo debería esperar por tí.

« ¿Eh? »

Jungkook carraspeaba su garganta, sin intenciones de interrumpir porque, ni siquiera había mirado a SeokJin, pero el barman lo tomaba como su salida de escape.

—Lo siento, Kook. Tu vaso está vacío —soltaba, tomando el mismo, luego miraba al chico de sonrisa embobada, piel morena y ojos verdes, definitivamente no era coreano y SeokJin lo tenía a sus pies—. El deber llama, cuando vengas más tarde, quizás el resultado sea diferente —tomaba el mentón del chico y besaba su mejilla.

El muchacho suspiraba, literalmente lo hacía y rodaba sus ojos de forma coqueta.

—Me tendrás viniendo en horarios diferentes para ver cuándo podré tener la suerte de que estés libre —le guiñaba un ojo, tomaba su bebida y al pararse de la banqueta miraba a Jungkook de muy mala manera y se retiraba.

Éste abría sus ojos volteaba, lo señalaba y miraba a SeokJin—. ¿Me acaba de mirar mal?

—Si lo hizo —afirmaba el barman divertido.

— ¿Pero que clase de imbéciles asisten a tu bar? ¿Y por qué se ven todos tan bien y follables? —cuestionaba embravecido, recibiendo la sonrisa de una bonita chica a su lado—. Oh, lo siento querida. Me gustan las pollas.

La tipa a su lado le sonreía divertida y se alejaba. SeokJin alzaba sus cejas y reía.

— ¿Estás bien? —cuestionaba al pelinegro, mientras vertia un poco de vodka en su trago.

—Woah, woah... —menciobaba Jungkook—. ¿Tú pusiste alcohol en mi smoothie? —su lengua estaba pesada.

—Eh..  sip —afirmaba SeokJin—. Lo hice frente a tí.

Jungkook golpeaba la barra con sus palmas y su ceño se fruncia—. No, no lo hiciste la primera vez —susurraba.

—Pero lo hice la segunda y la tercera ¿qué tan rápido te golpea el alcohol? —cuestionaba ceñudo—. Solo quería que te relajaras y divertieras.

Jungkook cerraba su laptop abruptamente con algunos ojos curiosos y con sus pies sobre el fierro de su banqueta se paraba sobre esta y tomaba a SeokJin por el cuello de su camisa y lo acercaba peligrosamente.

—No tengo maldita resistencia con el alcohol —susurraba entre dientes.

Su aliente golpeaba los labios del bartender y este sonreía ladino, mientras que el público no estaba seguro si aquello era un chiste o habría una pelea. Lo cual era extraño porque SeokJin era el sujeto favorito de—casi—todos.

—Oh, bonito... Se nota, tu lengua se arrastra entre tus dientes y tus pupilas están dilatadas

—Me pongo jodidamente caliente cuando estoy ebrio ¿sabés lo mal que está eso?

—Emmm... ¿SeokJin? —Daehyun a su lado estaba lista para llamar a Joon, el guardia de la puerta.

SeokJin alzaba su mano con una mueca despreocupada y Jungkook miraba a la rubia sonriente y adorable.

—Solo estamos conversando —exclamaba el pelinegro.

—No me hará nada —afirmaba SeokJin.

Daehyun reía porque realmente, luego de la bonita sonrisa de puros dientes que Jungkook le había dado, aseguraba que no había problema alguno y volvía a sus que haceres con un fuerte:

— ¡Nada que ver aquí, continuemos! —agitaba sus brazos y continuaba su trabajo.

Jungkook en cambio, aún no soltaba a SeokJin.

—Entonces... —soltaba ronco el barman—. ¿Estás muy caliente?

—Bésame el culo —le respondía Jungkook, luego lo soltaba y volvía a sentarse algo mareado—. Ponle más vodka esta vez y guarda mi laptop por ahí.

Empujaba el aparato, apenas y lo había guardado en su estuche y SeokJin sonreía, lo tomaba y ponía en un lugar seguro bajo la barra, cuando se erguía nuevamente veía a Jungkook estirarse y quitarse el gran buzo que había llevado, para tener bajo este una camiseta más pegada al cuerpo. Y dios, los pectorales del chico sobreslian, sus brazos también y SeokJin había visto un poco de piel cuando la camiseta se había levantado y dejaba ver esa cintura que competía con la suya y su abdomen, al parecer muy bien trabajado.

—Creo que tendrás una noche muy difícil, amigo —se burlaba Daehyun en su oreja.

—Creo que tienes razón

—No te culpo, es un ángel —admitía, viendo como Jungkook tomaba su cabello y se hacía una media colita, dejando lucir más sus aretes y viéndose demasiado perfecto y llamativo.

Tan el tipo de SeokJin. Ese chico debía de ser un tornado en la cama y definitivamente un caballero decente fuera de esta. Negaba con su cabeza y preparaba el trago con más vodka como Jungkook había pedido, aunque su subconsciente le decía que debía de tener un ojo sobre él toda la noche o se sentiría culpable luego.

El vaso perfectamente adornado era entregado al pelinegro, quien sonreía y con su lengua tomaba el sorbete antes de llevarlo a sus dientes.

—Thank You, sir —soltaba suavemente.

— ¿En serio estás ebrio?

—Mi problema es el vodka —admitía—. No bebo mucho, porque soy bastante intolerante —añadía, viendo a todos y a ninguno—. Hay mucha gente atractiva

—Si ya lo dijiste ¿Yo te parezco atractivo? —aprovechaba.

—Tú me irritas —lo señalaba de arriba a abajo reiteradas veces—. Todo tú, Jiiiiin.

SeokJin comenzaba a reír, echando su cabeza hacia atrás, dejando ver cómo su nuez vibraba por su carcajada. Jungkook creía que era... «Irresi- insoportable»

De acuerdo, puede pasar. No todo el mundo puede caerte bien —se encogía de hombros y miraba alrededor llamando a la rubia—. ¿Dae...?

—Tengo todo bajo control, tranquilo —Daehyun ya sabía que cuando SeokJin formulaba su nombre en forma de pregunta, era para saber si podía seguir atendiendo sin su ayuda.

El castaño asentía y ponía un poco de maní pelado sobre un cuenco pequeño y le entregaba a Jungkook.

—Come y dime ¿Por qué un sitio de citas?

Jungkook rodaba los ojos mientras resplobaba y tomaba un puñado de los manís en su mano para ponerlos sobre la barra. SeokJin estaba a nada de regañarlo.

—Supongamos  que esto es un proporcional del cien por ciento de personas en Corea que buscan la compañía de otro ser humano —soltaba con su lengua pesada. SeokJin lo miraba con sus codos sobre la barra e intercalando en el ejemplo de manís y el puchero con el que Jungkook hablaba—. Pero obviamente, hay una división

—Claro —afirmaba SeokJin.

—Allí vamos, el cincuenta por ciento, son mujeres —mencionaba moviendo la mitad de los manís en dirección al barman—, y por más de que lo intenté en el instituto, no es lo mío —aclaraba.

— ¿Cuanto lo intentaste? —se burlaba SeokJin.

—Ese no es el punto

—De acuerdo —exclamaba inmediato, evitando reír.

—Luego tenemos el diez por ciento que ya está casado —tomaba otro poco—, otro diez por ciento que está en un noviazgo del tipo longevo —otro poco se iba—. Un cinco por ciento que rebasan los cuarenta y eso no es lo mío —su cuerpo temblaba como si un escalofrío de asco pasara por su espina dorsal—. Eso nos deja en un reducido veinticinco por ciento del cual sacamos un quince de hombres solteros heterosexuales —seguía quitando más maní—, Esto nos deja en un ocho por ciento... —sus hombros descendían de repente y sus ojos iban hacia arriba, se veía adorable y se corregía—. Mejor un seis por ciento que no sale del closet, otro tres por ciento que son locas y no quieren nada serio, para terminar con un uno por ciento que sí quiere algo bueno, sano y decente —y un solo maní quedaba sobre la mesa.

—Ahí tienes a tu chico ideal —se mofaba SeokJin.

—Ah, ah —Jungkook alzaba su dedo, tomaba el cuenco vacío y partía el maní en pedacitos con la base de éste y volvía a separar—. De aquí tengo que restar tipos demasiado altos, poco atractivos y por supuesto si no quieren avanzar al matrimonio ni tener hijos, también se van.

SeokJin alzaba sus cejas sorprendido ante el descabellado ejemplo.

—Estoy en seis páginas de contactos que buscan lo que yo, no un simple sitio de citas —afirmaba orgulloso y bebiendo más de su smoothie.

SeokJin abría su boca sin saber que añadir, pero era tan charlatan que algo soltaba—. Esas cosas no se buscan, Kook. Solo llegan, si lo deseas demasiado fuerte, no sucederá.

Jungkook comenzaba a reír ahora en su lugar, sus ojitos estaban más cerrados—. Lo encontraré.

SeokJin negaba riendo de forma atractiva—. ¿Por qué no te diviertes por hoy y dejas de pensar en bodas, hijos y solo...? Déjate llevar

—Me dejaré llevar a mi casa luego de otro par de tragos, no me quedaré cuando esto se salga de control y odio este lugar —exclamaba.

—Oh, no. La faceta del ebrio furioso —bromeaba el barman.

Jungkook volvía a reír contagiando a SeokJin, tirándose hacia delante y golpeandolo ligeramente en el hombro para luego, tirar de él cuesta abajo y añadir sobre sus labios:

—Vete, cuando quiera otro trago te llamaré. Ahora no tengo ganas de ver tus labios rojos y gordos... Carnosos, perfectos —susurraba cada vez más ido y más bajo.

Y aquello ponía a SeokJin bastante caliente.

— ¿Y por qué no quieres ver mis labios, Kookie?

—No me digas Kookie, tú no eres mi novio —lo empujaba y lo saludaba con su mano, mientras se bebía todo el trago de una—. Hazme uno más grande y luego vete.

Las luces parpadeaban, la música estaba demasiado alta y Jungkook era el centro de atención de la pista. Llevaba su buzo amarrado a su cintura y bailaba como un desquiciado. Ebrio, divertido y fregandose a muchos desconocidos. A la distancia cruzaba demasiadas miradas con el barman. Luego cuando bailaba sensual lo hacía exclusivamente para SeokJin. La peor tortura jamás vivida porque eso era obra del alcohol, claramente Jungkook no haría nada similar en su sano juicio.

Eran alrededor de las dos de la mañana y el pelinegro perdía de vista al barman, chistaba con su lengua y volvía a su mundo de nebulosa diversión. Había bailado con hombres, mujeres y había sido el relleno de sandwiches heteros, gays y uno lésbico muy ardiente que casi lo hacía sucumbir al deseo de besar a las bonitas chicas. Pero siempre terminaba alejándose para volver a bailar solo. Le gustaba que lo tocarán en ocasiones porque, no podía evitar estar cachondo por culpa del alcohol.

En medio de risas solitarias, meneaba muy bien sus caderas, cuando una mano se posaba en su abdomen, lo tiraba hacia atrás y sentía el calor y perfume dulzón del desconocido. Automáticamente su mano derecha viajaba a la nuca del dueño de un pecho firme y algo más duro entre los pantalones, obligandolo a alzar su vista.

—Ah, finalmente tú —gemía, con su cabeza echaba en el hombro de un SeokJin sonriente.

— ¿Me esperabas? —preguntaba al oído del pelinegro.

Y toda la piel de Jungkook se enchinaba con una sensación placentera gloriosa. Como si su libido finalmente estaba siendo consentido con la persona correcta. Movía su cabeza meloso, necesitando más de esos labios en la zona erógena de su lóbulo y SeokJin lo complacía. Tiraba suavemente de este con sus dientes y notaba como Jungkook encorvaba su cintura, presionando su parte trasera a la semi erección del bartender y gimiendo apenas audible entre la multitud desquiciada.

—Si —respondía Jungkook, mirándolo con sus ojos negros, brillosos algo entrecerrados y más pequeños que de costumbre.

—Mueve estas piernotas y salgamos de aquí. Algo me dice que tu Jungkook consciente, no haría esto. Vamos.

Comenzaba a mover al chico hacia la puerta, arrastrándolo para que la brisa fresca golpeara su rostro.

¡Creo que tenía sombrero! —gritaba Jungkook, imitando la voz de Homero Simpson y riendo como imbécil, colgado del hombro de SeokJin.

Éste reía conociendo la imitación—. No, tú tenías una laptop y está justo aquí —mencionaba luego, dejando ver una mochila de cuero negra de su propiedad y dónde había puesto la laptop del chico bonito.

Jungkook reía enchinando sus ojitos y mostrando sus bonitos dientes.

—Eres mi caballero sin armadura —susurraba en su rostro—. Y eres jodidamente ardiente —la mirada dulce de Jungkook se volvía tan oscura, que calentaba la sangre de SeokJin.

El barman apretaba sus labios y alejaba su rostro—. No eres tú esta noche. Así que, dime dónde vives y te llevaré. Sé que es por aquí, tú vecino rechazado lo había mencionado.

Jungkook sonreía y asentía—. Eres tan atento, recuerdas los detalles —susupiraba acariciando el rostro del barman.

—Ya, dime hacia donde —pedía, intentando no caer en los encantos del pelinegro.

— ¡Hacia el infinito y más allá! —levantaba su brazo e imitaba la voz de Buzz Lightyear. Luego, repetía la risa adorable.

—Eres bueno imitando voces y que bien me cae Jungkook ebrio, pero sé que el verdadero tú no querría estar aquí, así que dime hacia donde vives —repetía.

Jungkook hacía un puchero—. Dos calles arriba, para allá.

Señalaba al sur y SeokJin comenzaba a caminar con él a rastras. Jungkook decía incoherencias que prefería ignorar o no podría dejarlo luego. Todo iba más o menos bien en la primera cuadra pasada, pero al llegar a la segunda, Jungkook tropezaba con sus propios pies y SeokJin lo agarraba con fuerza para que no se fuera de bruces al suelo, logrando que el chico se colgará de su largo cuello.

—Si, apretame más fuerte —pedía, tomando por sorpresa al barman cuado intentaba besarlo, pero éste lo esquivaba—. Ups, me equivoqué.

SeokJin suspiraba, duro a más no poder, pero intentando ser algo que no era. Decente.

—Dime dónde vives ¿Ves tu edificio?

Jungkook pintaba un puchero lastimero y alzaba su brazo—. El edificio cruzando la calle

—Bien —Seokjin volvía acomodarse para andar y colgaba a Jungkook a su lado—. ¡Corre Marge, corre! ¡Mueve tus piernitas!

Jungkook carcajeaba y acusaba—. Imitar voces es lo mío...

Cuando yacían frente al edificio, Jungkook rascaba su cabeza e intentaba mantenerse erguido, pero volvía a colgarse de SeokJin.

—Deberías subir conmigo —susurraba el pelinegro.

«Me encantaría»

Tengo cosas que hacer mañana, ahora pon tu clave y sube —intentaba quitarse al pelinegro de encima pero Jungkook volvía a enredar sus brazos en él.

—Sube conmigo

—No es buena idea y quita ese precioso puchero, por favor —rogaba.

Jungkook negaba—. Me trajiste hasta aquí, ahora sube —se aproximaba a la oreja del barman y jugaba con su lengua en el lóbulo de éste—. Vamos, sube conmigo, se me pies los enredan.

SeokJin estaba cachondo hasta el "se me pies los enredan" sin sentido del menor. Volvía a reír y añadía—: Subiré porque estás haciendo el ridículo en tu puerta y Jungkook sobrio no haría eso

—Ese tipo es un imbécil, me cae mal —setenciaba Jungkook, refiriéndose a él mismo e intentando poner la clave. Casi con éxito.

Había errado una vez, pero para la segunda ya estaban adentro y esperando el ascensor que llegaba luego de unos segundos.

— ¿Piso? —preguntaba al pelinegro.

—Twenty two, UH UH! UH oh oh oh! —cantaba Jungkook divertido.

— ¿Acabas de cantar una canción de Taylor Swift? —cuestionaba SeokJin.

—Bien que la conociste, eh —Jungkook lo empujaba tan fuerte que lo daba contra la pared del ascensor y se desestabilizaba a él mismo, cayendo sobre el pecho de SeokJin.

—Dios, joder... Estás haciendo esto demasiado difícil para mí

—Piso nueve —murmuraba Jungkook y lo miraba fijamente, acariciando su pecho con suavidad y se daba el lujo de olfatear a SeokJin—. Mmmm, joder que rico hueles

—Nueve, nueve, nueve —repetía SeokJin, presionando el botón varias veces y quitándose de debajo de Jungkook. Al abrirse las puertas, estiraba su brazo—. Ve

—No —pucheraba—. Llévame —susurraba con su voz amortiguada en el cuello del castaño.

—En serio eres tu peor enemigo —mencionaba, saliendo con Jungkook, colgando a su lado de nuevo—. ¿Dónde?

—B.

La entrada había sido caótica, Jungkook se había confundido dos veces de clave y al finalmente acertale la puerta se abría y bueno, caía de bruces al piso.

SeokJin reía y negaba con su cabeza. Entrando al bonito apartamento del chico, todo un espacio grande rectangular con pisos de madera. La cama por un lado, cerca de la ventana sobre una tarima más alta y un placar al costado contra la pared también sobre la tarima. Luego un juego de mesa y sillas de a cuatro en el centro con una alfombra color negra debajo de estas, a su derecha había un living de sillones rojos y un gran plasma con un increíble equipo de sonido, llegando al final de la gran habitación, estaba la cocina y sus respectivos muebles esquinero, el refrigerador y un pequeño pasillo que llevaba al baño.

Dejaba con cuidado la mochila al lado de la puerta y levantaba a Jungkook del suelo.

—Vamos, arriba

—Lo siento, te dije que me pies los enredan —soltaba Jungkook, ya intentando mantenerse de pie, tirando a SeokJin dentro y cerrando la puerta.

Luego ponía sus manos sobre los anchos hombros de este y le quitaban la chaqueta que llevaba, tomándolo por sorpresa.

—Tú no quieres-...

—Oh, si quiero —soltaba ronco, empujándolo en dirección a la cama, SeokJin no forcejeaba mucho, pero intentaba poner algún que otro párate.

Cuando llegaban a la misma, Jungkook lo sentaba bruscamente y comenzaba a quitarse sus zapatos. Moviéndose desorientado y desequilibrado en un solo pie.

—Niño bonito, el striptease no es lo tuyo, vas a caerte y creeme, no quieres esto

— ¡Sssshh! —chistaba Jungkook—. Cuando estoy ebrio estoy caliente y cuando estoy caliente necesito sacarme la calentura —susurraba cayendo sobre sus rodillas y acercándose a la piernas abiertas del barman.

—Kook, en serio —soltaba con voz estrangulada.

Jungkook tenía los ojos oscuros y negaba con su cabeza, dándole a entender que no importaba lo que dijera, él se sacaría la calentura. Sus manos acariciaban los muslos de SeokJin y se relamía sus finos labios, mientras veía su entrepierna, esa pose poderosa y sus brazos tatuados con esa camisa negra manga corta. Apoyando sus palmas sobre la cama, se elevaba un poco más para quedar cerca del rostro ajeno. SeokJin le facilitaba aquello al inclinarse un poco más.

— ¿Qué significan? —susurraba jungkook. La luz de la calle y la luz de la luna que entraba por el ventanal de éste, lo hacían verse tan precioso que, el barman se perdía en la noche estrellada que sus ojos parecían.

— ¿Qué significan que? —preguntaba SeokJin con voz rasposa. Recorreriendo ese rostro con su mirada y no pudiendo evitar correr un mechón del rostro ajeno con suma suavidad que provocaba a Jungkook cerrarlos un momento.

—Tus tatuajes —se acercaba un poco más, aún de rodillas en el piso y entre las piernas de SeokJin, relamiendo sus labios, anticipándose, ansiando.

—Kook, debo irme —susurraba SeokJin—. En serio si esto pasa a mayores te vas a arrepentir. No soy parte de tu uno por ciento.

Jungkook soltaba una risa seca—. Pero eres un poco más alto, solo unos años mayor y eres jodidamente ardiente... Eres todo lo que está mal y eso me gusta

—No, no te gusta. Es solo que bebiste y estás caliente —mencionaba el barman, inclinándose más y... «a la mierda» tomaba el mentón de Jungkook con dos de sus dedos y le robaba una casto beso.

Uno del que Jungkook se prendía de inmediato, pero cuando pretendía abrir más su boca,.SeokJin se alejaba y el pelinegro terminaba besando su mentón.

—Mierda, mierda... Déjame ir —susurraba, con una mano en la nuca de Jungkook.

—Hazlo otra vez —pedía el dueño de la casa, hablaba peligrosamente sobre la comisura de lo belfos ajenos—. Hace mucho que no me besan.

SeokJin buscaba su rostro y lo miraba incrédulo.

—Mientes

"Mm-mm" negaba Jungkook.

—Tengo una regla, beso en la segunda cita y tengo sexo en la quinta —mencionaba—, pero si no me han besado hace mucho ¿imagínate cuánto extraño el sexo?

—Dios, deja de hablar así, no puede ser que te prohíbas tanto...

Jungkook se encogía de hombros—. Quiero darme el gusto esta noche, pero tú no te dejas —setenciaba riendo.

—Te vas a arrepentir

—No esta noche —Jungkook volvía a acercarse, pero esta vez, mordía a SeokJin.

Tiraba de su belfo y le robaba un gemido ahogado al que luego le seguía uno frustrado, intentando esquivarlo, pero se volvía inútil cuando Jungkook tomaba su rostro y profundizaba el beso, tirándose encima de SeokJin, finalmente horizontal sobre su cama y escalando aquel cuerpo bien trabajado. Una lengua que perseguía la otra con un movimiento justo y chocaban haciendo al otro ver las estrellas.

Si, quizás Jungkook sobrio se arrepentiría luego de sus pecados, pero Jungkook ebrio, necesitaba romper la rutina. Necesitaba calor ajeno y necesitaba a SeokJin haciendo un bonito y bien jodido desastre de él.

Justo en ese momento.

Bueno vengo narrando mucho, stop stop

UwU

Ufff que jinkook hot ¿Pasara o no pasará la noche de setso? 👀👀👀
Gracias por la paciencia de esperar por este cap 😃

Si ven errores avisen con amorcito, es que, casi me duermo TT-TT

Con amor niñita Nany 💜

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