04

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

El cielo era naranja para cuando comenzamos el recorrido. Rin por pura consideración, iba a mi ritmo, dándome ánimos para seguir. No recorrimos mucho y ya estaba muriéndome de nuevo.

—¿Ves? Como pez fuera del agua. —repite mientras me pasa una botella para que tome. —¿Te han dicho que tienes piernas de chica?

Eh, no. Nunca... porque siempre he sido una chica tal vez.

—¿Es un insulto? —le miro desafiante. Rin niega, divertido.

—Solo digo que me sorprende un poco. —se encoge de hombros. — ¿Listo para la segunda ronda?

—Noooo...

Al anochecer tuvimos que regresarnos, yo sobre la espalda de Rin porque terminé tropezando con mis propios pies y caí de cara al suelo.

—Creo que fue un buen comienzo... —Rin rompe el silencio creado entre ambos. Entraba al edificio de Samezuka.

—Yo creo que fue el último. ¿Qué no?

—Si quieres reprobar deportes, por mí está bien.

Sabe como manipularme, a este paso sí que terminaré machacada.

Rin entra a la habitación y me deposita en su cama.

—Traeré un trapo mojado, te sangra un poco la nariz. —Rin se levanta para ir al baño. Doy un largo suspiro de cansancio.

Yo me metí a Samezuka evitando un Internado donde maltratan a las chicas.... ¡Pero aquí no es diferente! ¡Rin va a terminar matándome!

El pelirrojo regresa con un trapo mojado y lo coloca debajo de mi nariz. En ese momento, mi celular suena... Mitsu me había mandado un mensaje.

—¿Me pasas mi celular, por favor? —señalo el escritorio junto a él.

—No.

—¿Eh? —alzo una ceja en su dirección.

—Primero lo primero, debemos curarte esas heridas. Te caíste sobre un montón de piedras. —murmura evitando reírse al recordar la escena. —Deberías quitarte la camiseta por si tienes alguna otra herida.

Niego rápidamente.

—No tengo nada.

—Tsk... eres tan necio. —se queja. —Al menos métete a bañar. Tu novia puede esperar.

Doy un bufido pero le hago caso y me encierro en el baño. Voy quitándome la ropa con cuidado, la verdad era que me dolía todo el cuerpecito. Dejo la ropa en el canasto de ropa sucia y me adentro en la ducha.

El agua caliente me ayuda a aliviar el dolor, estaba un poco tensa por haber pasado bastante tiempo con el pelirrojo. Ese chico me pone tan nerviosa.

Después de media hora salgo y me seco con una toalla. Cubro mi cuerpo desde el pecho y miro mi alrededor.

No traje mi ropa. Joder...

—¿Rin? —llamo desde adentro pero no contesta. Muerdo mi uña con nerviosismo, y vuelvo a tratar. —¿Rin?

Pero nada. Tal vez y salió.

Abro la puerta lentamente, observando alrededor. No había señales del pelirrojo.

Un paso, dos... salgo del baño completamente y me detengo para ver aquella escena.

Rin estaba dormido sobre su cama, su coleta estaba deshecha y al menos se pudo quitar la camiseta.

Doy un chillido interior pero me controlo, obviamente solo me ve como un amigo... digo, soy "hombre". ¿No? Aunque me hubiera gustado conocer al pelirrojo en otras circunstancias.

Después de vestirme con mi pijama, me acerco a la cama de Rin para acomodarlo. Aún cuando se quitó la playera, se había quedado con sus tenis deportivos. Tuve que quitárselos con cuidado de no despertarle. Parecía un ángel cuando dormía.

Esto merecía foto.

Tomo mi celular del escritorio para entrar a la cámara, sin embargo recuerdo que Mitsu me había mandado mensaje. Ups...

"Ya llegué para nuestra revisión del día." —Mitsu.

"Hoy estuve castigada a la hora del almuerzo por poner los pies en la silla de adelante de mi compañera, todavía tengo las manos rojas. Pff... no aguantan nada." —Mitsu.

"¿Por qué no contestas? No me digas que ya te estás tirando a tu compañero de cuarto. ¡Ryota se supone que eres un hombre y mi novio! ¡No me engañes!" —Mitsu.

"Bah, siempre y cuando esté sexy el chico puedes engañarme... y presentármelo." —Mitsu.

Ese era su último mensaje, no podía creerlo. ¿Cómo iría a tirarme a Rin? En todo caso... yo no podría violarlo.

"No, no estaba haciendo nada de esas cochinadas que dices. Y lamento que te hayan castigado, hoy tuve un castigo similar. Me hicieron correr dos veces en el día durante un montón de tiempo, ya ni recuerdo cuantas vueltas fueron de tantas que hice. Al final sentía que iba a morir." —Ryota.

Doy un largo bostezo, no esperaba de me contestara. Le mandé el mensaje algo tarde, ya mañana lo verá.

Abro la aplicación de la cámara y logro mi cometido, le tomo una perfecta foto a Rin dormido para luego irme yo a dormir.

Moría de sueño.






—Ptss... Ryota. —susurra su voz.

—Rin...

—Ryota. Oye, despierta. —su voz era muy real. ¿Acaso él...?

Abro mi ojo derecho para verificarlo, efectivamente Rin Matsuoka estaba a unos centímetros de mi rostro.

—Anda, levántate. —incita.

Tallo mi ojo con pereza, el pelirrojo ya estaba completamente vestido con el uniforme blanco de Samezuka. Me bajo con cuidado de mi cama y quedo sentada en la suya.

—¿Qué hora es?

—Todavía es temprano. —dice. —Dame tu mano, ayer nos quedamos dormidos y te olvidaste de vendar tus heridas.

Me despierto por completo, que lindo.

—No es necesario que lo hagas. —murmuro avergonzada.

—No es problema alguno. Además es rápido.

Nos quedamos en silencio una vez más mientras él terminaba de vendar mi muñeca.

—Ve a vestirte, las clases inician dentro de poco.

—Claro... —y me encierro en el baño.

Puedo asegurar que el tercer día no es el mejor, en todas las clases Rin parecía molesto y aburrido, apuesto a que solamente deseaba meterse al agua y quedarse ahí.

La verdad es que me gustaría nadar pero no frente a una bola de chicos.

Antes de irnos a nuestros respectivos clubs, Rin me atrapó de la muñeca, doy un quejido.

—Lo lamento... —se disculpa. —¿Te espero afuera de tu club para ir a correr?

—¿A correr? —digo en voz baja. —¡Pero si me has dejado machacado el día de ayer!

Varias personas nos miran por parte de varios clubs.

—No fue mi culpa. —se cruza de brazos.

—¡Dijiste que serías amable! —le reclamo. —No me diste ningún descanso y terminé lleno de marcas por tu culpa.

—Hice lo que pude para que terminaras bien.

—Ni siquiera pude caminar al final. —me quejo. Rin rueda los ojos.

Entonces ambos miramos alrededor, muchos tenían la boca abierta de sorpresa. ¿Qué pasaba?

—Ya te pedí disculpas. —sigue. —¿Enserio me dejarás correr hoy solo?

—¿Correr o correrme, qué ha dicho? —dice alguien a lo lejos.

Rin frunce el ceño de repente al igual que yo. ¿Qué carajos?

—¿Eh? —dice el pelirrojo.

—Oye Rin. No sabía que eras de esos tipos. —grita un compañero.

—Pero Rin, Ryota es muy pequeño todavía. ¿Qué no?

—¿¡De qué hablan!? —grita avergonzado. Por desgracia él ya sabía de lo que hablaban. —¡No soy gay!

Y estallaron a carcajadas, debo admitirlo hasta a mí me dio risa.

—¡Panda de gorilas, Rin y yo salimos a correr por la calle! —finjo estar molesta. Mira que emparejarme como gay con Rin.

Tampoco soy gay... pero no digo que no me gusta la idea.

—Vamos Rin. —llama el capitán con una sonrisa de lado. —Debemos ir al club.

—Hmp... —Rin se va con mala cara, al final ya ni pude decirle nada.

Las dos horas de lectura pasan rápido de nuevo, ésta vez por voluntad propia dejo a Sherlock a un lado y me voy temprano del club.

Paso por la habitación y me cambio de vestimenta a una más cómoda, luego me voy directamente al club de natación, a las piscinas.

Creo que esta vez podré pasar por él, se lo debo... al cabo le hablé un poco mal cuando no fue su culpa. Incluso me vendó para curarme... y yo de tonta reclamando.

Me detengo en la entrada a la piscina, mi nariz estaba por sangrar. Muchos chicos con traje de baños de diferentes tamaños... que espaldas.

Mi mirada da directamente con el pelirrojo, él estaba por entrar al agua. Rin llevaba un traje de baño algo ajustado y largo como un pantalón... entonces salta como un tiburón y entra al agua.

—Wow... —es lo único que digo. Rin nada de frente con rapidez, aprovecha el otro extremo de la piscina para impulsarse y regresar nadando.

—Es bueno, ¿no? —dice una voz a mi lado. —Soy Aiichiro Nitori. —se presenta.

¡Dios mío! ¡Éste chico parecía más chica que yo! Su cuerpo era muy flacucho, su cabello era blanquecino y tenía unos ojos hermosos.

Y miraba a Rin con admiración.

—Sí, se ve que le encanta nadar. —admito regresando mi mirada a Rin. —Soy Shirakawa Ryota, llámame Ryota.

—Te conozco... de nombre nada más. —asiente con la cabeza.

—¿Te gusta tu club? —pregunto, Aiichiro sonríe.

—Me encanta.

—¡Eh! Ryota. —llama Rin a lo lejos, apenas se dio cuenta de que estaba por aquí.

No tuve tiempo para defenderme cuando estuvo cerca, Rin pasa su brazo sobre mis hombros y me apega a él.

—¿Qué haces aquí? ¿Viniste a verme nadar?

Me sonrojo un poco.

—Dijiste que saldríamos a correr. ¿¡Podrías dejar de abrazarme!? ¡Me estás mojando! —me quejo. Trato de alejarlo pero eso lo alienta a seguir molestándome y ahora simplemente me atrapa y me moja cada vez más.

—Eh, pero yo iba a ir por ti. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?

—¡Creí que eras un tiburón, no un maldito pulpo! ¡Suél...ta...me! —me retuerzo un poco más.

De repente se comenzaron a escuchar silbidos alrededor y gente gritando.

—¡Aquí no Rin! —se burla uno de sus compañeros.

—¡Oye Rin! ¡Mínimo enciérrense en su habitación!

Rin da un bufido y termina por soltarme.

—¡No soy gay!

Después de que el pelirrojo se bañara y se cambiara, salimos del club para ir a trotar un poco. Ésta vez duré un poco más.

—Descansemos aquí. —dice Rin.

Nos dejamos caer en el césped del lugar, el pelirrojo junto a mí.

—Verás que dentro de poco correrás como yo. —anima. Me encojo de hombros, quitándole importancia. —¿Por qué viniste esta vez al club? Creí que adorabas leer.

—Y lo adoro, pero te debía una. —alzo mi muñeca vendada. —Lamento haberte gritado en el pasillo y que creyeran que eres gay.

—Ya no importa. Al menos saben que soy el que da y no el que recibe. —se burla. Me sonrojo de golpe.

—¡Qué grosero! ¡Yo podría hacerte caer ante mis encantos y violarte!

Rin se ríe entre dientes, me regala una mirada seductora. De repente, me tomó por sorpresa. Rin sujetó mis muñecas y me acorraló contra el césped, él sobre mí.

—¿Así que tú vas a violarme a mí? —susurra acercando su rostro al mío. Mi rostro estalla de tanta vergüenza en muchos tonos de rojo. Rin se da cuenta y se ríe a carcajada abierta sobre mí. —Si con sólo sujetarte las muñecas eres mío.

Y sigue riéndose de mí. Doy un bufido.

—¡Fuera de encima mío, pervertido! —grito molesta. Rin se hace a un lado y sigue riendo. Esto ya no daba gracia.

Reúno el suficiente coraje para atreverme a hacer lo siguiente. Salto sobre el pelirrojo y ahora yo estoy arriba, amenazándolo.

—¡Si fuéramos pareja, ambos daríamos y recibiríamos! —exijo mis derechos. Rin niega al instante.

—Nada de eso, te limitas a recibir. Punto.

Abro la boca, indignada.

—Entonces olvídalo. Lo nuestro no se puede.

—Bien.

—Bien. —contesto.

—Entonces vámonos. —dice él.

El resto del camino fue silencioso e incluso al llegar a la habitación cada quién se fue por su lado.

Hasta parecía que Rin estaba realmente... ¿Molesto?¿Triste? ¿Cansado? ¿Hambriento?No lo sé. No entiendo a los hombres.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro